29/03/2024 MÉXICO

ESPECIAL JAPÓN: ¿una oportunidad para el acercamiento en el Sureste Asiático?

Ilustración realizada en solidaridad con el terremoto de Japón. [Photo: Jaime Olmo Flickr account]
Japón ha mantenido unas relaciones tumultuosas con sus vecinos a lo largo de su historia. Esto le ha generado importantes enemistades que luego ha tratado de corregir. Ahora, el peor desastre natural de la historia nipona podría cambiar el escenario. Países con importantes malentendidos como China y Corea del Sur son los primeros en ayudar a Japón. ¿Significará un cambio en sus relaciones?

Solidaridad con Japón a pesar de las diferencias


La solidaridad internacional que está llegando a Japón es impresionante. Desde los más diversos rincones del mundo se ofrecen ayudas, equipos de rescate, aportaciones y toda la ayuda que sea necesaria a uno de los países que más ayuda ofrece al desarrollo del mundo.

Aunque el carácter humanitario de las ofertas nos reporta una idea de cooperación internacional kantiana, desde el punto de vista de una ayuda como hermandad entre los diferentes pueblos, uno puede relacionar la respuesta internacional al desastre en Japón a las relaciones de este país con el resto del mundo.

El primer país en ofrecer ayuda, los EEUU, es el más importante aliado internacional de Japón tras la II Guerra Mundial. Para EEUU, hacerse presente en este momento, es una gran oportunidad de reafirmar su presencia en la región, frente a la cada vez mayor presencia de China.  Por su lado está una política exterior japonesa que viene buscando más independencia en su relación bilateral con EEUU desde mediados de la década de los 90.

También otros países han ofrecido su ayuda. Hasta el momento el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha cifrado en 70 el número de países que se han ofrecido en algún tipo de colaboración en las zonas afectadas por el desastre. De esta lista dos países se destacan por su presencia: China y Corea del Sur.

Las relaciones de Japón con China y Corea del Sur

Las relaciones entre estos países han sido históricamente complejas. Con un pasado de dominación imperial en la región, Japón fue durante muchos años antagonizado y es aún visto con desconfianza, especialmente por estos dos países.

A pesar de la intensa cooperación económica entre ellos, temas como la controversia sobre las islas Senkaku (para los japoneses), o Diaoyu (para los chinos); e islas disputadas con Corea del Sur, permanecen para estos países como recuerdos del expansionismo imperialista japonés en la región.

Los resentimientos chinos y surcoreanos contra los japoneses tienen sus raíces más allá del imperialismo japonés de la II Guerra Mundial, pero fueron largamente ampliados con los sucesos de ésta. Para ellos, los japoneses fallaron en disculparse de manera convincente por sus acciones en la Guerra.


Aunque por parte de Japón se han realizado pronunciamientos oficiales pidiendo perdón por errores pasados, la memorialización de hechos de guerra (como la consagración de catorce criminales de guerra, realizada en 1978, en el Santuario de Yasukuni -dedicado a aquellos que murieron por el país-), se ha convertido en un símbolo del militarismo nipón para estos países.

Por lo demás, las visitas de varios primeros ministros japoneses a este santuario han generado controversias, de manera que muchos asiáticos las ven como una falta de autocrítica de los japoneses frente su pasado. Otro ejemplo es que hasta finales de la década de 1990, los libros de historia de Japón no hacían referencia a las acciones de brutalidad cometidos por su ejército en la guerra (hay relatos de violaciones masivas por parte de los japoneses a mujeres chinas y surcoreanas durante las invasiones del país nipón).

Pero los japoneses son gente de firmes tradiciones, honor infranqueable y respeto absoluto por las jerarquías, de entre las que se encuentra el respeto por la jerarquía por razón de edad. En este sentido en la sociedad japonesa no tiene cabida la crítica de las acciones realizadas por los antepasados, ya que es símbolo de vulneración de este principio básico de respeto social. Por ello, no está bien visto que un Primer Ministro en Japón pida perdón por los errores pasados de antiguos dirigentes. Es políticamente muy impopular.

Frente a este dilema (pedir perdón a los otros países sin reconocer errores de antiguos dirigentes) la diplomacia de Japón ha optado, desde el final de la II Guerra Mundial, por sostener un carácter pacífico, colaborativo y de contribución económica, de perfil reactivo, con el resto de la región. Pero Japón no ha conseguido el éxito buscado y durante largo tiempo ha estado relegado a un papel secundario en las relaciones internacionales con los otros países de la región.

La Ayuda Oficial al Desarrollo y el concepto de Seguridad Humana en la actuación internacional de Japón

Recientemente Japón ha puesto en práctica un cambio en la naturaleza de su política exterior de bajo perfil. Ésta ha pasado a ser más activa y propositiva, correspondiéndose a la capacidad económica del país. En este sentido el país persigue actuar bajo el concepto de “seguridad humana” concentrándose en la lucha contra la pobreza en todas sus dimensiones. Sus acciones se articulan bien con la idea de no ingerencia en los asuntos de los países de la región y proyectando una imagen internacional del país positiva, atenuando la desconfianza a largo plazo.


Así, la acción de la Agencia de Cooperación Internacional japonesa (la JICA, por sus siglas en inglés ‘Japanese International Cooperation Agency’) en la región, así como en otras partes del mundo, es fundamental en su nueva estrategia. Aunque la Agencia tenga en el Sureste asiático y África como principales prioridades, su presencia es cada vez más activa en Oriente Medio y América Latina. Además, es importante tener en cuenta que las inversiones directas del país juegan también un significativo papel en la presencia nipona en estas regiones; de manera que la influencia de estas acciones en la imagen internacional del país han sido bastante positivas.

Participante activo de la definición de la “Agenda de Desarrollo para todos” de las NNUU, Japón es patrocinador activo de la Comisión para la Seguridad Humana y el Fondo para la Seguridad Humana, también de NNUU. Al lado de los países miembros de la OCDE, Japón es uno de los que más Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) proporciona en términos absolutos (aunque en % de su PIB el valor es bajo). Por lo demás, forma parte del grupo ejecutivo sobre la eficacia de la Ayuda, que analiza el impacto de la AOD.

Entre los principales receptores de ayuda japonesa se encuentran:  Indonesia, China, India y Vietnam. Todos estos países han expresado sus condolencias y la más profunda solidaridad con el pueblo de Japón. En el caso de países como China y Corea del Sur, en el que la relación es históricamente delicada, esto constituye un pequeño gesto diplomático que puede generar un mayor acercamiento entre estas naciones.

En un artículo de de Foreign Affairs del año 1998 el autor Nicholas Kristof decía que “la confianza (entre estos países) sólo llegará en el momento en que Japón confronte su pasado y China y Corea del Sur tengan el coraje de enfrentarse al futuro”. Después de los recientes y trágicos sucesos, tal vez ésta sea la oportunidad de hacer frente al futuro.

Ésta es una oportunidad sin ánimo de lucro


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Cyntia Sandes

Aracaju, Brazil. MA in International Relations at Institut Barcelona d'Etudis Internationals - IBEI, with focus in Political Economy of Development. She has worked with research projects, volunteered for the Trust for the Americas, a non-profit affiliated to the OAS, and is experienced on the private sector, where she has worked for a multinational industry from the beverage sector. Her areas of interest are international cooperation and development, political economy and foreign policy.


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