Buscando similitudes: el Estado como una empresa
Cuando el capital de una empresa es negativo, es decir, cuando las pérdidas acumuladas superan los recursos propios, se dice que esta empresa está en una situación de quiebra técnica. En este caso las deudas superan los activos, hecho que genera una situación que resulta insostenible a no ser que se tomen medidas de mejora. Una de las acciones más usadas es realizar una ampliación de capital a tiempo y tomar medidas para poder garantizar beneficios.
Esta definición, extraída del libro de Oriol Amat “Claves del análisis de empresas”, nos ilustra también la situación que vivió España a inicios de este 2010 que recién terminó.
Cambien ustedes las palabras “empresa” por “estado”, “recursos propios o capital” por “Producto Interior Bruto”, “pérdidas o deudas” por “autopistas, prestación al desempleo, pensiones” y “activos” por “previsión de ingresos por impuestos” y tendrán la siguiente definición:
Cuando el balance fiscal de un país es negativo, es decir, cuando los pagos a realizar por prestaciones varias sonmayores que sus ingresos, se dice que este país está en una situación de quiebra técnica. En este caso los pagos a realizar son mayores que su capacidad recaudatoria, hecho que genera una situación insostenible a no ser que se tomen medidas de mejora.
¿Esto ya les resulta más familiar, no?
El pasado mes de mayo España vivió las características que acabo de describir, es decir se podía decir que mostraba síntomas de una quiebra técnica. ¿Se acuerdan de la llamada de Obama a Zapatero? ¿Y de la repentina reducción de salarios a los funcionarios y el fin de las políticas sociales? Todos estos hechos parecen consecuencias de una intervención y rescate por parte de la Unión Europea al Estado Español. ¿La verdad? Nunca la sabremos, pero no podemos discutir el cambio de rumbo drástico que realizó el Gobierno a partir de esas fechas.
Del 3 al 7 de mayo España al borde de la quiebra técnica
José Luis Feito, presidente de la Comisión de Economía de CEOE, meses atrás citó que “España se encontraba quebrada, porque no había ninguna entidad financiera que comprara deuda o bonos españoles, ni públicos, ni privados, aunque se llegó a ofrecer tipos de interés cercanos al 18%”.
Intentando desdramatizar la situación, me gustaría aclarar que no siempre es negativo que un país, una empresa o un particular esté endeudado siempre y cuando la deuda se use para aumentar la rentabilidad financiera del mismo. De hecho la UE fija la ratio de deuda pública respecto el PIB al 50% como una proporción de deuda beneficiosa.
¿Cómo llega un estado a una situación de quiebra técnica con una ratio de endeudamiento previsto superior al 65% y sin una rentabilidad financiera positiva en el horizonte?
Por reducción de entradas de capital
Siguiendo con el paralelismo empresarial, una empresa se financia con recursos propios, ampliaciones de capital, beneficios y/o utilizando sus propios activos. En un país esto se denomina PIB, emisión de deuda pública, balanza comercial y recaudación de impuestos.
Crecimiento del PIB: El PIB español se ha visto afectado por un modelo productivo (desde hace décadas) basado en el ladrillo y los servicios que le han pasado factura. Una vez pinchada la burbuja inmobiliaria, ha cesado la actividad económica en España, que por desgracia, no se puede apoyar en una infraestructura industrial improductiva basada en la política de costes bajos por encima de estándares de calidad altos. Además el sector servicios, uno de los grandes flotadores del país, se ha estancado debido a que el consumo ha caído en picado. Así pues debemos descartar el PIB como una fuente de financiación suficiente en estos momentos.
Aunque parece muy lejano, había un Ministro de Economía llamado Pedro Solbes que repetía una y otra vez que la situación no era tan buena como se pintaba y que habíamos entrado en un proceso de recesión. Después de sustituirlo, la decisión gubernamental fue refinanciar la deuda pública en el mercado financiero secundario (emisión bonos del estado) para mantener el nivel de gasto social de la primera legislatura de Rodríguez Zapatero. Por desgracia, esta ampliación de capital no vino acompañada de medidas correctoras para revertir la situación tal y como se define en el primer párrafo de este artículo.
Deuda pública: Así pues, la emisión de deuda pública (con sus intereses asociados) genera el conocido efecto “bola de nieve” hasta que el mercado dice basta y pasa a considerar la compra de deuda pública española como una opción arriesgada. Ante esta situación, también se debe descartar la emisión de deuda pública como una fuente de financiación suficiente.
Devaluación de la moneda: Las exportaciones de bienes y servicios (balanza comercial) tampoco han contribuido a mejorar la situación. En épocas pasadas, cuando España se encontraba en una situación parecida, devaluaba la peseta (es decir, mejoraba el tipo de cambio provocando que los productos exportados automáticamente fueran más baratos) para favorecer la venta al exterior y aumentar el PIB. Actualmente esto ya no depende de España (sino del Banco Central Europeo, BCE). Y el BCE tiene interés en mantener el euro fuerte respecto el dólar lo que perjudica a España en este sentido. Tercera fuente de financiación no suficiente.
Recaudación de impuestos: Finalmente, la recaudación proveniente de los impuestos tampoco la podemosconsiderar como una fuente de financiación óptima hoy en día. Por ejemplo las recaudaciones por IVA (que ha mejorado últimamente con la subida del tipo al 18%) y por IRPF han sufrido una notable reducción debido a la caída del consumo y al elevado índice de paro en el país. A todo esto le debemos sumar el hecho de que el Estado no es capaz de recaudar todo lo que se debería ya sea por economías sumergidas o por evasión fiscal.
En resumen, el estado está sufriendo una importante reducción de ingresos.
Por aumento de salidas de capital
Siguiendo con el paralelismo empresarial, una empresa destina su dinero a pagar préstamos pendientes, invertir en activos y en gasto. En un país, esto se denomina devolución de la deuda, infraestructuras y políticas sociales.
La devolución de la deuda la he explicado anteriormente. El fenómeno “bola de nieve” provoca un importante incremento de pagos a realizar en el corto plazo y por tanto un gasto financiero.
Cuando hablamos de infraestructuras no sólo debemos pensar en autopistas, pantanos y vías de tren. Estos bienes públicos son necesarios para el bienestar y funcionamiento del país. Hay algo mucho peor que no disponer de infraestructuras: tener un sector público ineficiente y duplicado.
A pesar de la situación de crisis el estado continuó invirtiendo en infraestructuras (por ejemplo Plan E) hasta el pasado mes de mayo del 2010, cuando tuvo lugar la contención del gasto público mediante la reducción salarial del funcionariado. Esta medida ya se aplicó anteriormente en el sector privado con el despido de un importante porcentaje de trabajadores.
Políticas sociales: Finalmente, está el punto de las políticas sociales. Hasta hace bien poco España experimentó un incremento en la inversión en políticas sociales muy positivas para la ciudadanía, aunque no tanto para las arcas del estado (400€ anuales de bonificación en IRPF, 420€ mensuales de prestación de desempleo, ayudas a la emancipación, 2500€ para los recién nacidos…).
En resumen, hasta inicios del año 2010 el gasto público español se mantuvo a niveles de las “vacas gordas”, es decir de cuando el sector inmobiliario funcionaba a todo gas.
¿Conclusión? La reducción de ingresos por un lado y la inyección de gasto por el otro, sobretodo en mantener las prestaciones por desempleo, provocó una falta de liquidez alarmante. Este hecho sumado al pánico global por el rescate griego (e irlandés) derivó en una intervención europea (y norteamericana, cómo principal acreedor europeo) de las finanzas del país. ¿Resultado? Todo esto deriva en una contención del gasto público y una aplicación de medidas totalmente impopulares por parte del gobierno español.
Mi balance personal
Personalmente creo que si se hubiera admitido desde el principio la crisis financiera del país la ciudadanía hubiera estado mucho más concienciada de la situación real y hubiera respondido de mejor manera (con resignación, por supuesto) a las medidas de contención del gasto público ejecutadas en los últimos meses, así como a las posibles medidas venideras. Por desgracia esto no lo sabremos nunca. En cambio, lo que tenemos ante nosotros es una situación de gasto público superior a los ingresos con una mala perspectiva de entrada de capital a corto y medio plazo. Así pues, deberemos difundir el mensaje oficial de “es hora de apretarse el cinturón” y confiar (eso ya es más difícil) en que nuestros representantes políticos no adopten medidas económicas sólo mirando el corto plazo.
Por si acaso, la UE ha activado tres nuevas autoridades que controlarán las prácticas de riesgo y tomarán decisiones legalmente vinculantes si las autoridades nacionales actúan contradiciendo las directrices europeas. Si esta medida será o no efectiva, lo sabremos cuando nos jubilemos y veamos si cobramos o no la pensión.
Esta es una explicación sin ánimo de lucro
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