Lo que muchos denominan conflictos sectarios no son más que unas guerras de intereses que muchos se afanan en dar forma de conflicto de identidades. Si bien es cierto que Hezbollah y el régimen de Assad procesan ambas religiones pertenecientes a las rama chií, no debemos olvidar que su unión se debe a algo que va más allá de la religión: la lucha por el poder.