19/03/2024 MÉXICO

Nuevos obstáculos para el mercado musical

Giacomo Russo12/05/20206min260620
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Con el mundo en cuarentena, la industria musical se ve obligada a plantearse nuevas alternativas ante una crisis inminente pronta a sofocar, en todo aspecto, nuestro pasatiempo preferido.

La siempre y cada vez más creciente consciencia del peligro del COVID-19, que ha golpeado la salud de más de cuatro millones de personas en todo el mundo, viene forzando el mercado musical a tomar diferentes medidas para evitar o disminuir el colapso económico hasta donde sea posible.

Por ejemplo, en las pasadas semanas, los festivales más importantes de música programados entre la primavera y el verano europeo han sido cancelados o pospuestos hasta el final de la temporada; no obstante, queda la sensación, dada la continua expasión del virus, que estas nuevas fechas sean aún provisionales e imposibles de confirmar. Este es el caso del Primavera Sound Festival de Barcelona, cuya inauguración ha sido aplazada al 26 de agosto o el del Festival de Música y Arte de Coachella en California (EE.UU.) reprogramado para octubre.

La imposibilidad de que los conciertos, tours y festivales se concreten quita a los artistas, sobre todo a aquellos que no pertenecen a una élite y no disfrutan de un soporte de popularidad, la principal fuente de ingresos en un mercado que, desde la aparición del streaming, ha reducido de manera significativa las ventas de discos físicos-según un estudio de la revista Rolling Stone-.

Además, el streaming, una plataforma en constante crecimiento, que representa el 80% de los ingresos generales de la industria, financia a artistas de mediana popularidad con regalías a tasas demasiado bajas que no llegan a cubrir el salario mínimo.

Es en este contexto, que la eliminación de las presentaciones en vivo también elimina la posibilidad de que los artistas en general y, los emergentes en particular, puedan generar otros ingresos asociados a la entrada del concierto como discos de vinilo, CD, camisetas, royalties por reproducciones de sus canciones, entre otros derivados de una puesta en escena en directo.

[Foto: Laura Stanley 10 Mayo 2019]

Es de gran importancia también, dada la coyuntura, resaltar la compleja postura de aquellos que se ocupan del antes, durante y después del concierto, para llevar a cabo su trabajo. Así pues, los tour manager, los ingenieros de sonido, los luminotécnicos y todos los brazos que trabajan detrás de las bambalinas, ya que han visto cómo se han cancelado sus mayores ingresos económicos de la temporada debido a la pandemia.


En esta situación altamente inestable, en medio de una crisis donde aún no se puede ver el final, la industria discográfica tiene que reorganizarse día tras día, boletín médico tras boletín médico, basándose en datos aún no completamente confiables. Las primeras ideas sobre cómo reanudar las actividades de música en vivo proponen conciertos en estilo Drive-in, pero parece una solución paliativa y totalmente inadecuada para la mayoría de los artistas: ¿Quiénes pagarían por ver y escuchar (mal) un concierto desde la cabina del propio coche, con ventanas cerradas a cientos de metros del escenario?

La música en vivo se comparte, sobre todo con las emociones que una pasión común puede dar, entre amigos, amantes y por qué no extraños para abrazarse, empujarse y besarse en las notas de la canción favorita. El amor propio y el miedo han dominado nuestra índole social, la facilidad con la que estábamos acostumbrados a compartir espacios, saliva y sudor ahora parece un recuerdo lejano del que será difícil recuperar la posesión.

Al igual que el resto del mundo, la música tendrá que ser capaz de adaptarse a un escenario basado en profesionales con contratos temporales y ganancias ocasionales, en un mercado particularmente difícil e inédito.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro.


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Giacomo Russo

Nacì en Forlí, Italia en 1993. El mar se agita sobre mì, que siempre he cometido ùnicamente errores, pero un error qué es?


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