“Estas loco, mi niño. Debes ir a Berlín”. Letras como esta forman parte de la canción que el compositor austríaco Franz von Suppé pronunció en 1800, haciendo alusión a su reflexión personal sobre la experiencia de vivir en Berlín. La singularidad de esta ciudad hoy recae no solamente en las heridas del pasado, que son exhibidas en los grandes alrededores de la ciudad, sino que junto a ello se desprende su proyección hacia el futuro. Qué mejor muestra de ello que el arte grafitero y los espacios arrebatados por artistas que se convierten en voceros de la vanguardia de esta gran ciudad.
Berlín es una ciudad muy sencilla de recorrer, puesto que la mayor parte de los atractivos turísticos resultan accesibles mediante entretenidas caminatas. Pero al conocerlos no debemos perder de vista también que el carácter distintivo de la ciudad proviene de una fascinante convivencia multicultural acompañada de la gran modernidad que posee la misma. En este artículo se presentarán algunos lugares que reflejan la historia de Berlín y la convivencia multicultural como característica distintiva de la sociedad berlinesa, la cual hoy en día resalta por la presencia de los nuevos alemanes, cuyo origen se encuentra en aquellos migrantes que no retornaron a sus países y, más bien, “echaron raíces” en el país que los acogió. Esta temática resulta muy conveniente de tratar, además, considerando que días atrás se conmemoró el Día de la Unidad Alemana. Las calles de Berlín fueron adornadas por este motivo y los ciudadanos celebraron alegremente esta fecha frente a la Puerta de Brandeburgo.
Uno de los barrios más antiguos de Berlín, Nikolaiviertel, es considerado uno de los entornos con más encanto de Mitte. Localizado al lado del río Spree y Alexanderplatz, fue uno de los primeros asentamientos feudales de la ciudad. Su iglesia de Nicolás es la más antigua de Berlín y, además del encanto de sus calles, el barrio se encuentra rodeado de tiendas de artesanías y restaurante típicos de Berlín. No muy lejos de este lugar que nos ha recordado el pasado remoto de la ciudad, se encuentra otro punto que nos transporta hasta los tiempos de la Guerra Fría: el Puesto de Control Charlie, el cual constituye el paso fronterizo más famoso que, en ese entonces, conectaba los barrios correspondientes a las zonas estadounidense y soviética. Si bien el verdadero Checkpoint Charlie fue demolido en el año 1990, diez años después se levantó una idéntica caseta de control donde incluso se puede ver una réplica del famoso cartel que señala “Esta usted abandonando el sector americano”. De la misma manera, inevitablemente, en el carácter histórico de esta ciudad también están presentes las polémicas huellas del Tercer Reich. Así, por ejemplo, tenemos que la actual sede del Ministerio de Finanzas fue construida en 1936 con la finalidad de albergar el Ministerio del Aire del Reich, dirigido por Herman Göring. Actualmente es el único edificio de dicha época que se mantiene en pie en Berlín, incluso luego de los bombardeos de la guerra y la posterior reconstrucción de la ciudad.
Otro de los puntos imprescindibles de esta ciudad es la famosa East Side Gallery, la mayor galería de arte al aire libre del mundo que, además, conserva hasta la fecha los restos de lo que fue el Muro de Berlín. El carácter cosmopolita y multicultural puede apreciarse en un atractivo turístico como este, pues a lo largo del muro se ven cientos de graffitis de artistas procedentes de todo el mundo que tratan de documentar mediante sus obras el cambio producido tras la caída del Muro de Berlín. Las obras de todos estos artistas no solo buscan expresar sus protestas y mensajes en símbolo de memoria de un momento histórico tan relevante, sino que, paralelamente, muchas de ellas llegan a expresar sensaciones de euforia y optimismo por un futuro libre y mejor. Entre una de las más significativas y que demuestra además un toque esperanzador se encuentra el proverbio africano que reza lo siguiente: “Muchas personas pequeñas que en muchos lugares pequeños hacen muchas cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”.
Es importante mencionar, una vez más, que uno de los rasgos más enriquecedores de esta gran ciudad está definido por la convergencia de culturas. En Berlín, en la actualidad, aproximadamente el 10% de los residentes son extranjeros. Este lado cosmopolita puede ser visto en partes de la ciudad como el “Little Istanbul” en Kreuzberg, uno de los barrios que concentra, en su mayoría, a ciudadanos de origen turco. La historia de esta parte de la ciudad ha transitado también por momentos distintos. Después de la Segunda Guerra Mundial, quedó en el sector aliado, bajo la ocupación militar estadounidense. Hacia la década de los 60, se instalaron en ella personas de las clases menos favorecidas e inmigrantes. Actualmente, cientos de personas se reúnen aquí cada año con el fin de celebrar el Carnaval de Culturas, un festival que evidencia el deseo de los inmigrantes y de sus descendientes de exhibir sus respectivos bagajes culturales como un aporte al tejido social de una de las ciudades más cosmopolitas del Viejo Continente. Puntos como estos nos hacen dar cuenta de lo verídico de las palabras del columnista español Javier Saa, quien sostiene que en Berlín se viene construyendo día a día, y sin temor a ser uno mismo, una isla multicultural que reúne pedacitos de todo el mundo, ejerciendo de esta manera un crisol de culturas y de vanguardia en lo artístico y cultural.
Finalmente, solo resulta claro decir que Berlín reúne tantas cosas en su espíritu que definirlo en una sola palabra nos resultaría un gran reto. Desde la perspectiva de Liliana López, periodista del Espectador, ecléctica sería el término más acertado, pues dentro de ella se mezclan “la elegancia clásica de París, la arquitectura socialista de Moscú y la diversidad cultural y vibrante de Nueva York”. Esta interesante confluencia de elementos es aquello que sin lugar a dudas define a Berlín como una ciudad especial y única.
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