04/10/2024 MÉXICO

Blockchain: todo lo que necesitas saber sobre la última revolución tecnológica

Combinación de letras y números (hash) resultado de encriptar “UnitedExplanations”. Diseño cortesía de Mónica Revenga.
hash UnEx
Descentralización, seguridad y privacidad. Eso es lo que aporta Blockchain, una tecnología disruptiva con el Bitcoin como punta de lanza, que también está revolucionando los cimientos de la industria financiera así como diversos sectores económicos. Te explicamos en qué consiste esta revolución tecnológica incipiente que en un futuro no muy lejano formará parte de nuestro día a día.

Blockchain se traduciría al español como “cadena de bloques” y su aplicación está llamada a revolucionar no sólo la industria financiera, como ya lo está haciendo a través de Bitcoin y otras criptomonedas, sino el modo en el que interactuamos en un entorno digital cada vez más complejo.

Relacionada: ¿Qué es Bitcoin y por qué se habla tanto de ello últimamente?

¿Qué es blockchain? Una tecnología cuyas principales aplicaciones son: el almacenamiento de información, su encriptación, su transmisión y unas exhaustivas garantías de inviolabilidad.

Bitcoin: el nacimiento del blockchain

El blockchain nació en 2008 de las manos Satoshi Nakamoto, pseudónimo bajo el cual una persona o grupo de personas, cuya identidad desconocemos, publicaron el artículo Bitcoin: un sistema de dinero electrónico en efectivo entre usuarios. El popular Bitcoin, definido como criptomoneda, se convirtió en la punta de lanza de esta tecnología revolucionando los cimientos de la industria financiera.

Desde 2008, el número de divisas digitales distintas que funcionan a través de blockchain se ha multiplicado hasta sobrepasar el millar. Más de tres millones de usuarios operan con ellas, se producen decenas de millones de transacciones mensuales, un volumen de intercambios diarios por valor de más de 2 billones de dólares y unas dimensiones económicas totales que rondan los 150 billones de dólares —aproximadamente tres veces el valor del PIB de Uruguay.

El mundo actualmente está en ciernes de una transformación parecida a la que ARPANET y su heredera, Internet, consiguieron el siglo pasado.

El valor del blockchain reside en su capacidad de mantener un registro de transacciones de forma segura e inalterable. Así pues, en lugar de los procesos de verificación habituales en los que bancos y sistemas de procesamiento como Visa o MasterCard toman parte, y comisión, las criptomonedas contienen toda la información necesaria para auto-validarse y por tanto su procesamiento es considerablemente más barato, rápido y eficiente. En definitiva, este modelo está más próximo al envío de un email que al de una transacción bancaria tal y como la conocemos.


Pero, ¿cómo consigue mantener el blockchain un registro de información de forma segura e inalterable? En pocas palabras, gracias a la combinación de dos factores: un sistema de codificación criptográfico o encriptamiento conocido como función hash; y a un sistema de validación descentralizado o distribuido que se conoce como tecnología de registro distribuido (distributed ledger technology). El resultado es un sistema P2P (peer to peer o usuario-usuario) similar a aquellos destinados al intercambio de archivos como eMule o BitTorrent.

Función Hash

Se trata de un procedimiento por el cual se codifica cierta información a través de un algoritmo matemático. Existen decenas de algoritmos distintos, uno de los más populares es el conocido como SHA-256 (Secure Hashing Algorithm 256), utilizado por Bitcoin. El resultado de este proceso de encriptación se conoce como hash, una combinación de números y letras que, en definitiva, representan algorítmicamente el bloque de información encriptado.

Combinación de letras y números (hash) resultado de encriptar “UnitedExplanations” [Diseño de Mónica Revenga].

Cada bloque de información nuevo o cada actualización contiene el hash del bloque anterior. A través de esto se consiguen dos cosas: crear una cadena de bloques de información y permitir la identificación de un bloque modificado —al modificar la información de un bloque, su hash cambia y éste no coincidirá con el hash del siguiente bloque, quedando su validez en entredicho.

Actualmente, las bases de datos centralizadas combaten este tipo de prácticas a través del registro y la monitorización, centralizada, de esta información, bien sean transacciones económicas —en las cuales estarían envueltas entidades bancarias o compañías de procesamientos financiero entre otras— o bien sean mensajes de texto en una red social —en cuyo caso sería la red en cuestión la encargada de procesar y garantizar la fiabilidad, seguridad y exactitud de la información.


Tour por uno de los centros de datos de Google.

En una base de datos distribuida, la información no se encuentra concentrada de ninguna forma sino que, por el contrario, ésta se almacena en pequeños fragmentos a través de los dispositivos de los usuarios conectados a la red. En este modelo no se depende de ninguna entidad central para verificar y validar la información de los bloques en cada transacción. La información queda validada por las distintas copias de ese bloque distribuidas a través de la red en un proceso conocido como mining por el cual se comparan los hashes de los bloques en cuestión con las copias existentes en la red.

Las múltiples aplicaciones de blockchain

Este complejo proceso es, de momento, infalible. Esto ha permitido a proyectos como Bitcoin o Ethereum, por nombrar a los dos gigantes de la industria de las criptodivisas, crear algo tan complejo y delicado como es un sistema monetario, y hacerlo independiente, democrático y eficaz.

El hecho de que el blockchain naciese como matriz para la creación de una moneda digital ha hecho que sus inmediatas aplicaciones estén estrechamente vinculadas con la industria financiera. Las grandes entidades bancarias ya han asimilado esta tecnología y la han empezado a aplicar internamente. En septiembre de 2017, el banco más importante de Canadá empezó a testear pagos internacionales, mientras en China uno de los Big Four —los cuatro bancos más grandes de China y del mundo— anunció el lanzamiento de seguros de vida; ambos casos a través del blockchain. Se estima que hasta un 15% de las entidades bancarias adopten esta tecnología durante el 2017.

Sin embargo, el blockchain está empezando a ser utilizado a través de una amplia gama de profesiones, sectores e industriasUn ejemplo lo encontramos en el campo del derecho contractual. Ethereum se ha convertido en la institución de referencia en cuanto a smart contracts se refiere (contratos inteligentes). Son contratos de cualquier naturaleza sobre los cuales se establecen una serie de condiciones, es decir, contratos estándar tal y como los conocemos. La diferencia aquí reside en que el cumplimiento del contrato y sus condiciones es analizado matemáticamente por computadora y no a través de ningún tipo de valoración humana. A día de hoy grandes firmas de abogados están adaptando esta tecnología mientras asistimos al nacimiento de gestorías de smart contracts.


Representación alegórica del sistema de trasmisión por cadena de bloques [Foto vía The Sociable].

Por otro lado, la cantidad de información y documentación necesaria para el transporte de mercancías a través de las cadenas de suministros en un mercado internacional como el nuestro, se convierte en el campo de cultivo idóneo para la aplicación de las cadenas de bloques, como sabemos, capaz de mantener un registro seguro y eficiente en tiempo real de cualquier tipo de información. Un líder en la industria como Maersk ha anunciado la colaboración con IBM para emplear el blockchain en el rastreo de envíos marítimos.

Por supuesto, Internet, como tal, también se ha convertido en un campo de experimentos. Uno de los proyectos más prometedores es el Sistema de Archivos InterPlanetario (IPFS por sus siglas en inglés). Bajo estas rimbombantes siglas se esconde un proyecto que pretende alumbrar un segundo Internet basado en blockchain y el concepto de red distribuida frente al Internet HTTP actual basado en un modelo fuertemente centralizado. A través del IPFS se podría conseguir un Internet mucho más rápido y eficiente, con todas las implicaciones que ello conlleva.

Más allá de lo económico, las cadenas de bloques también tienen un gran potencial y en un futuro podríamos ver como los modelos de votación se trasladan al entorno digital gracias a esta tecnología. Democracy Earth es sólo una de las empresas cuyos esfuerzos se centran en esta área. La gobernanza estatal, o regional, podría verse enormemente beneficiada de esta tecnología, no sólo trayendo eficiencia al sistema, sino también transparencia y por tanto ayudando a combatir su corrupción. Dubai, por ejemplo, espera trasladar su documentación a un modelo basado en el blockchain para el 2020.

Un futuro descentralizado

En menos de una década, el blockchain ha permitido el desarrollo de criptodivisas, economía compartida, democracia digital, contratos inteligentes e incluso el planteamiento de un nuevo Internet.

La clave de esta revolución son los modelos distribuidos frente a los modelos centralizados tradicionales. La seguridad, rapidez y eficiencia del blockchain permitirán desarrollar redes de almacenamiento y procesamiento de información gracias a las cuales se espera una explosión digital sin precedentes. El mundo actualmente está en ciernes de una transformación parecida a la que ARPANET y su heredera, Internet, consiguieron el siglo pasado.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Agustín Prats

Málaga, España. Ejemplifico el fruto de este contexto coyuntural en el que nos encontramos: licenciado sin destino fijo y con futuro abierto. Un placer presentarme. Me gusta creer que mi campo es el de las Ciencias Sociales en su versión más extensa.


One comment

  • Antonio

    25/10/2017 at

    Muy interesante. Se le ve muchísimo potencial a esta tecnología.

    Reply

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