Para una sociedad de consumo como la nuestra, la llegada de la Navidad representa un elevado incremento de la compra de productos, regalos, fiestas, botellas de cristal, latas, pancartas, propaganda publicitaria, promociones, viajes en avión, kilometradas en auto, consumo de energía eléctrica y exceso de comida, entre otros. Se estima que el total de residuos generados durante la época navideña es de 1,75 kg por persona y día, es decir, un 20-30% por encima que el resto del año.
¿Qué es la huella ecológica?
La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos. Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) (e idealmente también el volumen de aire), necesarios para generar recursos y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida».
A pesar de que cada vez los municipios implantan más y mejores procedimientos para reforzar la recolección y el reciclado, aún queda mucho trabajo de concienciación personal para paliar tanta generación de residuos. Entre otras cosas uno podría criticar, desde el punto ambiental, que la época de Navidad podría dejar de ser un escaparate de oportunidades materiales para la compra y venta, y que se tome cada vez mayor conciencia del impacto ambiental que supone nuestro consumo en esta época determinada del año
Ejemplos de impacto ambiental durante la Navidad
Los ejemplos característicos de este exceso de consumo son:
– Importante incremento en la venta de aparatos electrónicos (como ordenadores y otros aparatos informáticos y/o de música).
– Incremento en la venta de langostinos tropicales. En este caso, informes de movimientos ecologistas, advierten de los problemas ocasionados por el consumo del marisco; desde los conflictos en comunidades locales, deforestación de bosques hasta la destrucción de fondos marinos, manglares y pueblos, sin dejar de mencionar la ingesta de químicos y antibióticos, aún llevando etiquetas “ecológicas”.
– El exceso de uso de luces de colores y consumo de energía eléctrica no útil.
– La compra de regalos, envoltorios de papel, compra de objetos no locales con materiales de producción e industrias contaminantes o que violan los derechos humanos.
– El uso de abetos que terminan muertos, dado que sus raíces son talladas para que pueda caber en el tiesto y no tienen posibilidad de sobrevivir aún plantándolos posteriormente en el bosque.
– Miles de artilugios y decoraciones que solo sirven para estas fechas y luego acaban en la basura.
– Cantidades extraordinarias de comida que se compran y se tiran a la basura.
– La alta movilidad de personas en coche y avión.
Y la lista podría alargarse con un extenso etcétera. Varios organismos públicos y privados informan a los ciudadanos sobre las buenas prácticas para unas Navidades más conscientes y responsables.
Consejos para reducir tu huella ecológica navideña
A pesar de que Europa cuenta con una elevada tasa media de reciclaje de residuos de papel y cartón, del 69%, es importante ser conscientes de la importancia de la reutilización. Generar menos papel y reutilizar envoltorios usados en años anteriores ayuda a reducir nuestra huella ecológica. Quizás podemos incluso ser un poco más creativos y prescindir de estos elementos envolviendo los regalos con otros materiales que ya se dispongan en el hogar.
Para reducir nuestra huella ambiental se pueden seguir unos simples y útiles consejos como:
– Utilizar adecuadamente los contenedores selectivos municipales.
– Usar de modo eficiente de los aparatos electrónicos y eléctricos.
– Usar el transporte público y los vehículos compartidos.
– Crear menús alternativos más respetuosos, equilibrados y con productos locales.
– Comprar regalos artesanos de la zona.
– Usar árboles de navidad realizados con materiales reciclados o reutilizar antiguos árboles de plástico, evitando la compra de nuevos.
– Recuperar los papeles de envoltorio para próximos regalos.
En Andorra y otros países se realizan campañas que llevan por nombre “Basta residuos”, en las que se promocionan las tarjetas de regalos inmateriales y experiencias: cenas, viajes, entradas para espectáculo, sesiones de belleza o “spa”, aventura o sesiones de deporte, etc. Optando por el consumo de un servicio en lugar de un producto se minimiza el uso de materiales y la generación de residuos de forma importante.
Existen miles de alternativas para hacer de la Navidad un período consciente y respetuoso ambientalmente, sin tener que prescindir de la celebración y el goce de la misma. Es conveniente y responsable que entre todos hagamos un esfuerzo para minimizar nuestro impacto durante las fiestas navideñas si no queremos convertir éstas en el período de mayor contribución a nuestra huella ecológica del año.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro
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