Hoy, 2 de octubre, se celebra el Día Internacional de la Noviolencia. Un día que conmemora el nacimiento del que fue pionero de la filosofía y la estrategia noviolenta, Mahatma Gandhi. Su camino por conseguir la independencia de la India del dominio británico inició una lucha por la justicia social que puso las bases a la acción noviolenta. Allí, la resistencia pasiva se convirtió en la Satyagraha y su acción de desobediencia civil en la Marcha de la Sal
Gran parte de las actividades que se impulsaron en tiempos de Gandhi, se siguen utilizando en luchas libradas contra regímenes opresivos o leyes injustas. La noviolencia se ha convertido en estrategia de cambio social y político sin necesidad de optar por las armas y la guerra.
Son recientes los movimientos noviolentos que depusieron regímenes autoritarios: en Serbia la campaña estudiantil Otpor (resistencia), que expulsó del poder a Slobodan Milósevic en 2000; en el estado caucásico de Georgia, en 2003 se recurrió a la desobediencia civil y a masivas manifestaciones contra el presidente Shevardnadze tras años de conflicto y fraude electoral.
Por otra parte, movimientos como el de la objeción de conciencia al servicio militar en España o las protestas anti-energía nuclear en Alemania han utilizado las estrategias noviolentas para dar visibilidad y legitimidad a sus demandas sociales. Ambos han conseguido sus objetivos. En España se eliminó el servicio militar obligatorio en el 2001 y Alemania cuenta ya con una fecha límite para dejar de utilizar las centrales nucleares, 2022.
El Subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de México afirma que: “Quien recurre a las armas para imponer sus ideas es porque tiene ideas realmente muy pobres”.
Así, la noviolencia es estrategia, acción y filosofía que basa su fuerza en la legitimidad moral frente al uso de la violencia.
“La lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. A diferencia de ésta, es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales y sociológicas, aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad”, explica Gene Sharp, Director Académico de The Albert Einstein Institution que ha dedicado casi toda su carrera a estudiar los conflictos y las estrategias noviolentas.
Auge de las estrategias en España
La lucha noviolenta y sus estrategias permean, cada vez mas, en los movimientos sociales actuales de nuestro país. Ello se debe en gran parte, a que se traducen en un menor costo social y económico, evitando también la pérdida de vidas humanas derivada del uso de las armas.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) es un ejemplo claro de cómo la noviolencia ejerce de potente presión política. La resistencia ante los desalojos, las manifestaciones en sedes políticas o los escraches a diputados han calado en la opinión pública legitimando la lucha por el derecho a la vivienda. Por otra parte, el 15M siempre ha destacado su carácter noviolento, protagonizando momentos como el del desalojo en Barcelona de Plaza Cataluña, donde se recurrió a la resistencia pasiva contra el uso excesivo de la fuerza ejercido por los Mossos d’Esquadra.
Muchos son los estudios y visiones derivados de esta metodología de cambio social que fluctúa entre el pacifismo y la acción directa. Por una parte, líderes como Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela utilizaban la corriente más holística del término que mana de la negación de toda forma de violencia desde los principios éticos o religiosos. Un nivel que pone su énfasis en lo personal e interpersonal. Una filosofía de vida. Por otra parte, Gene Sharp y otros teóricos americanos apuestan por una visión más pragmática de nivel sociopolítico, donde la noviolencia se convierte en la forma más eficaz de conseguir objetivos en situaciones donde el poder tiene el monopolio de la violencia. Una táctica estratégica. Evidentemente, estas dos perspectivas no son estancas ni tienen porque estar reñidas, simplemente ponen el énfasis en aspectos distintos.
Celebrar el Día Internacional de la Noviolencia supone asumir la necesidad de fomentar una sociedad basada en la cultura de paz, el rechazo a la resolución de conflictos a través de las armas y el apoyo a nuevas estrategias de transformación social.
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