A casi 30 años de su constitución, la realidad del Mercosur dista de su contexto fundacional. ¿Será este bloque capaz de adaptarse para finalizar su proceso de integración regional?
A casi 30 años de su constitución, la realidad del Mercosur dista de su contexto fundacional. ¿Será este bloque capaz de adaptarse para finalizar su proceso de integración regional?
América Latina ha vivido diversos procesos de integración regional, todos ellos marcados por tres tendencias fijas y por la relación (o injerencia) con Estados Unidos. Ahora, la región entra en una nueva fase de este proceso y nosotros te contamos cómo funciona y cómo ha evolucionado históricamente la integración de Latinoamérica.
En el intento de crear nuevas estrategias para facilitar su desarrollo, los países optan por establecer acuerdos y trabajar en estrecha colaboración con otros actores de la escena internacional, constituyendo bloques de integración, con objetivos específicos.
Actualmente en América Latina (AL) hay dos bloques sub-regionales que son objeto de comparaciones, pero que son tan semejantes como diferentes.
En abril de 2011 fue creada la Alianza del Pacifico (AP) formada por Chile, Colombia, México y Perú y que tiene 3 objetivos:
Por otro lado, el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), creado con la firma del Tratado de Asunción en marzo de 1991 – formado, actualmente, por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela – establece:
Después de la creación de la AP diversas críticas y comparaciones fueron hechas entre los dos bloques. Algunos analistas y jefes de Estado creen que la AP es impulsada por la Casa Blanca, lo que está generando afirmaciones como la de Evo Morales, presidente de Bolivia (candidata a la adhesión al Mercosur) que afirmó que “La Alianza del Pacifico significa privatizar los servicios básicos…”
Se puede resumir las diferencias entre los bloques en tres puntos clave:
La AP apuesta por la economía de mercado y por los acuerdos de libre comercio, hecho que genera una mayor confianza de los organismos de crédito. En este sentido lleva a cabo acciones como la eliminación de las tarifas arancelarias de 92% de los productos y reducción de barreras de las transacciones comerciales y exigencias para vistos, dejando claro su interés en atraer inversiones extranjeras.
Mientras tanto, el Mercosur apuesta por el proteccionismo doméstico y el desarrollo regional, siendo estas las razones por las cuales la inversión social de los países del Mercosur superan las del Alianza del Pacifico.
El tercero objetivo de la AP es “Convertirse en una plataforma de articulación política…”, lo que evidencia una mayor politización de su integración en comparación al Mercosur.
Es más notable y fuerte la integración del bloque del Pacífico. Esto queda claro, por ejemplo, con la integración del México al Mercado Integrado Latino-Americano (MILA) – formado por Colombia, Perú y Chile – el que permite el intercambio y flujo de capitales entre los cuatro países de manera mucho más rápida y busca el desarrollo de los mercados de capitales para proporcionar a los inversores una mayor oferta de valores y a los emisores, fuentes de financiamiento.
Es importante citar que ambos organismos tienden a convergir en valores y principios: buscan la integración regional, el desarrollo de la competitividad, el crecimiento y la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales. La creación de la AP viene generando debate en el interior del continente, es especial en lo que se refiere al liderazgo de las dos potencias económicas de la América Latina: Brasil e México.
Brasil, mayor economía latino americana está sufriendo una caída de su solvencia financiera desde 2013. El Banco Mundial espera que la tasa de crecimiento anual del PIB Brasileiro sea de 2,7 en 2015 y de 3,1 en 2016, quedando debajo de la mediana de América Latina. Mientras, se estima que México crecerá 3,5 en 2015 y 4,0 en 2016, quedando por encima de mediana regional, según datos de la misma organización.
No todo es antagónico entre las dos partes. Chile sirve de interlocutor entre los dos bloques, con el objetivo de buscar puntos de convergencia. En la reunión de negociaciones de los dos mecanismos, realizada en Santiago, el día 24 de noviembre, la presidente chilena Michelle Bachelet destacó que “Debemos dejar de lado de una vez por todas esta idea de que existen dos bloques contrapuestos que no dialogan entre ellos.”
Es probable, que Chile tenga entre sus prioridades integrarse a otras iniciativas regionales. Si consideramos que, segun datos de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL), los nueves países juntos representan el 91.2% del PIB de la región (AP 35.4% y Mercosur 55.8%), la idea de una integración regional es una gran oportunidad, no sólo para Chile, sino para cualquiera de los otros 8 países.
En este sentido, la presidenta chilena cree que: “los países pertenecientes a la Alianza del Pacifico y al Mercosur se beneficiarían si ofrecieran respuestas conjuntas a temas como la ciencia y la tecnología, la cooperación sanitaria, la promoción de las exportaciones, las infraestructuras, la movilidad de los ciudadanos, las telecomunicaciones y el turismo.”
Se puede concluir que mientras la AP desea hacer acuerdos comerciales con el mundo, el Mercosur busca el desarrollo regional. No obstante, debemos cuestionarnos si a lo largo de la historia ha resultado verdaderamente beneficioso para los pueblos de América Latina el hecho de firmar acuerdos con el objetivo de coordinar las economías nacionales y la vida de la gente, o si se está formando una burocracia supranacional que provoque la pérdida de soberanía nacional en la región, tal y como afirma el economista Murray Rothbard.
Foto de Portada: Memorial Mão – Blog.mobly.com.br
Esta es una explicación sin ánimo de lucro
Desde 2011 acredita-se que a integração latino-americana tem duas faces principais. A Aliança do Pacífico e o Mercosul tem sido então muito comparados e contrapostos, no entanto, é necessário pôr atenção à proposta da presidenta Michelle Bachelet para parar de comparar e começa a cooperar.