Amnistía Internacional lleva más de 50 años trabajando para defender los derechos humanos alrededor del mundo exigiendo a los gobiernos que no hagan la vista gorda frente a casos en los que éstos se ven vulnerados.
La organización fue fundada en 1961 por el abogado británico Peter Benenson. Inspirado en el caso de unos estudiantes portugueses encarcelados por brindar por la libertad en su país durante la dictadura de Salazar, publicó el artículo “The Forgotten Prisoners” (“Los presos olvidados”) en el diario The Observer. Ése fue el germen de la ONG.
Amnistía Internacional trabaja para que todas las personas disfruten de los derechos proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Por eso, lleva a cabo una labor de defensa de las víctimas de la violencia a manos de los estados, hace campaña contra la tortura y los malos tratos, por la defensa de la libertad de expresión, por el derecho al acceso a la vivienda y la salud, y actúa para defender los derechos de las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas.
El caso de la crisis de refugiados: presión a los gobiernos
La crisis de personas refugiadas que quieren ingresar en Europa empezó ocupando las portadas de todos los diarios y todos los informativos. Especialmente cuando salió a la luz la foto del pequeño Aylan, un niño refugiado sirio que murió ahogado y apareció en la costa de Turquía en septiembre de 2015. Sin embargo, ya no es protagonista en ninguno de esos lugares.
No obstante, ésta es la crisis de refugiados más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Desde enero de 2015, más de 400.000 personas, la mayoría refugiadas, se han embarcado en peligrosas travesías en busca de refugio en Europa. En lo que llevamos de 2017, más de 2.000 personas han muerto ahogadas en el Mediterráneo Central, muchas de ellas niños y niñas, huyendo de la guerra y la pobreza.
Y frente a estas cifras, son muchas las promesas de los gobiernos que han girado en torno a la crisis. Entre ellas, la promesa del gobierno español de acoger a 17.337 personas refugiadas antes de finalizar 2017, para que puedan empezar una vida nueva en un lugar seguro. Pero estas promesas no se han cumplido.
Lo sorprendente de todo esto no es sólo el compromiso incumplido del gobierno español. Mientras el gobierno de Mariano Rajoy mira hacia otro lado para no cumplir con sus obligaciones, la sociedad española quiere acoger. Un estudio realizado por GlobeScan, una consultoría especializada, demostró que la población está dispuesta a dar la bienvenida a los refugiados: un 97% de los y las habitantes estaría dispuesto a acoger a estas personas en su casa, su barrio, su localidad, pueblo, ciudad o su país.
Además, la encuesta demostró que España estaba a la cabeza de la población de acuerdo con el acceso al asilo: un 78% de personas cree necesario que se permita el asilo para personas que huyen de la guerra o la persecución. Y el 61% de las personas encuestadas consideran que el gobierno debería hacer algo más por las personas refugiadas y solicitantes de asilo.
¿Cómo puede ser entonces que las cifras de acogida sigan siendo ridículas?
La ciudadanía está dispuesta a acoger y a arrimar el hombro. Pero hasta la fecha sólo han llegado a España 1.724 personas refugiadas y faltan por llegar 15.613.
Ha pasado demasiado tiempo, y demasiadas personas siguen esperando. Por eso, Amnistía Internacional lanzó una acción de recogida de firmas a Soraya Sáenz de Santamaría. Para recordarle que el tiempo se acaba para cumplir con su palabra. Y como consecuencia, el tiempo se acaba también para las personas refugiadas.
La organización lanzó la petición en marzo y, para ejemplificar las demandas de la población, se ha instalado un puzzle gigante en la oficina de Amnistía Internacional con el rostro de Soraya Saénz de Santamaría que se va completando a medida que la ciudadanía firma. Y ya la han firmado más de 80.000 personas. Y en cuanto se complete el puzzle, se le hará entrega a la Vicepresidenta del Gobierno para que sepa que hay muchas personas pidiéndole que cumpla ya con su palabra de traer a las personas refugiadas.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.
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