La falta de transparencia del empleo público español
En los últimos años numerosos han sido los escándalos destapados en las administraciones públicas (AAPP), locales y autonómicas de nuestro país. Tanto es así que a día de hoy no hay periódico de tirada nacional que no disponga ya de una sección especial dedicada a detallar los datos “conocidos” de cada uno de estos escándalos. Demasiadas han sido pues las decepciones que los ciudadanos de a pie, en un contexto de crisis tan cruel como el actual, han tenido que escuchar, ver, y padecer. Por fortuna, grandes han sido las demostraciones de preocupación, interés y concienciación del pueblo ante esta falta de responsabilidad e integridad de los gobernantes ante lo público. En este sentido cada vez son más las voces críticas que claman transparencia en las arcas públicas, y demandan una mayor información sobre el panorama del empleo público en España a todos los niveles manifiesto dado que la función pública española a todos los niveles no en pocas ocasiones es irregular, fraudulenta y precaria.
Este artículo tratará así de: a) explicar los diferentes tipos de personal que existen en las AAPP españolas, b) ofrecer cifras “reales” sobre la cantidad de efectivos por cada tipo de personal, c) demostrar cómo han afectado los recortes a los salarios de los altos cargos y de los llamados “cargos políticos o de confianza”.
Tipos de personal y números de efectivos de las AAPP: datos contrastados
El Boletín Estadístico del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas de Julio de 2011 (el último publicado en su edición de Febrero de 2012) establece 3 tipos de categorías de personal público: 1) funcionarios de carrera, 2) personal laboral y 3) otro personal.
De estas 3 categorías[1], la que más nos importa para la redacción de este artículo es la tercera, “otro personal” la cual comprende: a) personal eventual, b) funcionarios interinos, c) funcionarios de plazas no escalafonadas[2], y d) contratados y personal vario.
“Otro Personal”: mezclando peras con manzanas
Una de las peculiaridades de este Boletín informativo es que no hace ningún tipo de diferencia entre lo que entendemos dos tipos de modalidades totalmente opuestas: los cargos de confianza y el personal más precario.
Así pues este informe engloba en el apartado “otro personal” las modalidades b) y d), interinos y personal vario, a las fórmulas más precarias del empleo público: personal interino, y personal vario fundamentalmente comprendido por personal administrativo que trabaja en las Universidades. Pero también: trabajadores de empresas de trabajo temporal, desempleados en régimen de colaboración social, y los becarios.
Y la modalidad a) el personal eventual, el cual el Consejo Social y Económico de España (CES) define así: “empleados públicos que, por libre designación, ejercen funciones de confianza o asesoramiento especial o bien prestan servicios en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno”. O más comúnmente llamados “cargos políticos o de confianza”.
Por alguna extraña razón los autores de este informe[3] unen a ambos colectivos bajo un mismo epígrafe, mezclado peras con manzanas. Meter el mismo saco a interinos, becarios y cargos políticos, es una falta de transparencia que además puede inducir a una falta de claridad de los medios de comunicación y al error la ciudadanía como bien se ha podido comprobar en el baile de cifras según diario y según dato destacado: Cinco días, El Confidencial y, el País.
Así pues comparar el número de efectivos en calidad de asesores o personal de confianza, nombradas a dedo en alcaldías, diputaciones, cabildos, comunidades autónomas, ministerios o Presidencia del Gobierno con los actuales datos, simplemente no es posible dada la opacidad que les rodea.
Sin embargo lo que sí se puede concluir observando las cifras es que el porcentaje de “otro personal” es mucho mayor en las CCAA y por tanto la tendencia a elegir car tiene mucho más impacto a nivel autonómico. Comportamiento que, según algunos expertos, puede inducir en un “abuso de las fórmulas de empleo laboral temporal, el fraude de ley, irregularidades y no en pocas ocasiones, desviaciones de la finalidad del contrato”. Un ejemplo sonado entre algunos de nuestros políticos sería el contrato eventual que no corresponde a un incremento de tareas o acumulación de funciones, sino tan sólo a un incremento de cargos y por tanto, de salario. En resumen, una vía de fraude e irregularidad.
¿Te ha gustado este artículo? Lee la continuación en: ¿Cuánto cobran los políticos en España? Los sueldos del 2012
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro
[1] El resto de definiciones podéis encontrarlas en la página 7 de este mismo boletín.
[2] Es una categoría declarada a extinguir, no es relevante para este análisis.
[3] Datos facilitados por el MAP, Dirección General de Modernización Administrativa.
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