18/04/2024 MÉXICO

La Unión Económica y Monetaria en la UE: ¿qué es y cuáles son sus orígenes?

Imagen de un billete con el nombre del euro. [Photo: quinn.anya Flickr account]
Vista la severidad con que la crisis económica y financiera ha afectado a los países de la zona Euro, cobra especial relevancia echar la vista atrás y revisar que es la UEM y cómo funciona. En esta primera parte se analiza, desde una óptica económica, las razones para crear una Unión Económica y Monetaria en la UE.

Vista la severidad con que la crisis económica y financiera ha afectado a los países de la zona Euro, con tres Estados miembros habiendo sido rescatados a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)[1], y con varios Estados miembros aún experimentando importantes dificultades para salir de la misma, son muchos los que ven con escepticismo la solidez y la credibilidad de la Unión Económica y Monetaria (UEM). En este contexto, y para comprender mejor los hechos que están teniendo lugar en la actualidad, cobra especial relevancia echar la vista atrás y revisar que es una UEM y cómo funciona, para así entender mejor qué llevó a 11 Estados Europeos[2] a desprenderse de sus monedas y de su política monetaria para llevar a cabo dicha integración.

El análisis está divido en dos artículos. En este primero se presenta, desde una óptica económica, cuáles son los principales costes y beneficios que los Estados asumen al crear una unión monetaria. Posteriormente, se aplica al caso concreto de la UE para dilucidar si además de razones económicas existieron otro tipo de  motivaciones.

En el segundo artículo (a publicar el próximo lunes) se explica cómo se lleva a cabo la Política Monetaria en los países de la zona euro. Se analiza el impacto causado por la crisis económica y financiera, así como las principales medidas que se están tomando para superar dichos efectos y mejorar la gobernanza económica de la UEM.

Una UEM, ¿Por qué y para qué?

Desde una perspectiva puramente económica, una UEM tiene razón de ser si reporta a los estados que la conforman mayores beneficios de los que obtendrían de mantener sus respectivas monedas y políticas monetarias.

Esta teoría, desarrollada por Robert Mundell en 1961, señala que, para que los costes derivados de compartir una moneda sean inferiores a los costes asumidos por mantener sus respectivas monedas, los Estados deben conformar un Área Monetaria Óptima (AMO)[3]. Un AMO se caracteriza por cumplir los siguientes criterios: los estados miembros deben seguir ciclos económicos simétricos, tanto en épocas de crecimiento como de recesión; debe existir movilidad de la mano de obra y del capital; debe haber flexibilidad en el ajuste de los salarios; y deben darse transferencias fiscales entre países, en las que el país en crecimiento incrementa sus ingresos fiscales para reducir la demanda, transfiriendo estos ingresos a los estados en recesión.

Cuando unas economías conforman una AMO, la unión monetaria se presenta como una consecuencia lógica y beneficiosa para todas las partes. Ello supondrá un menor impacto de los costes derivados de la unión monetaria, y un mayor aprovechamiento de los beneficios. Pero, ¿cuáles son estos costes y beneficios?

Costes y beneficios de una UEM

El principal coste de entrar a formar parte de una unión monetaria consiste en la pérdida de una política monetaria independiente, lo que supone la pérdida de capacidad para fijar los tipos de interés y para controlar el tipo de cambio.


Una bajada de los tipos de interés cuando la economía de un país se ve afectada por una crisis económica ayuda a reactivar la actividad económica a través de la demanda, es decir, favoreciendo el acceso de empresas y familias al crédito.

A través del tipo de cambio, los Estados son capaces de devaluar sus monedas para hacer más atractivas sus exportaciones y así reactivar su economía.

Entre las principales ventajas de entrar a formar parte de una UEM se encuentran: unos costes de transacción más bajos, con una moneda única se eliminan los costes derivados de las fluctuaciones en los tipos de cambio entre divisas; un mercado más eficiente, una moneda única favorece la promoción de un mercado más integrado y eficiente, reduciendo la posibilidad de discriminar precios; mayor seguridad en la economía, con una moneda única donde el tipo de cambio desaparece, existe una mayor certeza sobre los precios y, en consecuencia, sobre los gastos y los ingresos, lo que hace más seguras las decisiones de consumo, inversión y producción; unas tasas de interés más bajas, una mayor seguridad económica debería reducir la prima de riesgo sobre las tasas de interés, y es que una zona económica y un mercado más amplio estaría menos expuesto al comercio con divisa extranjera.

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¿Es la UEM un AMO?

La pregunta que irremediablemente surge al conocer los costes y beneficios de la implantación de una UEM es si los 12 Estados miembros que inicialmente decidieron integrarla formaban, efectivamente, un Área Monetaria Óptima (AMO) y, por lo tanto, estaban seguros de que los efectivos beneficiosos de adquirir una moneda común compensaban los costes derivados de la misma. Diversos estudios empíricos sugieren, tal  y como Simon Hix recoge en su libro The Political System of the EU[4], que los 12 países originales del Euro no conformaban un AMO. Esto se debía, entre otras cosas, a los diferentes desempeños de las economías de la UEM, donde las asimetrías en los ciclos económicos eran una situación recurrente. Asimismo, las economías de la zona euro presentaban rigideces en la movilidad de la mano de obra y en los ajustes de los salarios.

Esta incapacidad para justificar en términos exclusivamente económicos la constitución de una UEM en Europa no quiere decir que, económicamente, no pueda seguir siendo positivo profundizar en esta mayor integración. Una unión monetaria puede favorecer una mayor integración de las economías que la componen a través de un incremento del comercio entre las mismas. Es decir, puede producir un efecto endógeno positivo a raíz de la propia integración. En el caso concreto de la UE, la unión monetaria se erigía como un complemento necesario y beneficioso al mercado único que finalmente se establecía con el Tratado de Maastricht para la libre circulación de bienes, capitales y personas.

Con un peso cada vez mayor del comercio entre los Estados de la UEM, los beneficios de unos costes de transacción más bajos suponen una importante ventaja para la actividad económica, creando un mercado único más eficiente y estable. Asimismo, tal y como demuestran los datos de la tasa de inflación y de los tipos de interés a largo plazo en las gráficas inferiores, la UEM habría ayudado a generar una convergencia en estos valores macroeconómicos desde su creación hasta 2007.


Conclusión

A pesar de la mayor estabilidad macroeconómica generada por la UEM en sus primeros años de existencia en los países de la zona euro, no es posible justificar exclusivamente en términos económicos su creación. Esto demuestra que la UE es algo más que un proyecto económico: es un proyecto de integración política entre los estados europeos desde el fin de la segunda guerra mundial. No obstante, la crisis financiera y económica ha sacado a la luz una serie de carencias e incoherencias en este proceso de integración, es decir, en la manera en que se estructuró la gobernanza de la UEM.

El siguiente paso consiste, por tanto, en comprender como se lleva a cabo la política monetaria en los países de la zona euro, qué impacto ha tenido la crisis económica en la misma, y qué medidas se están tomando al respecto. Todo esto lo explicaremos en el artículos de la semana que viene.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro


[1] El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) fue creado por los Estados miembros de la zona euro siguiendo las decisiones tomadas el 9 de Mayo de 2010, bajo el marco del Consejo del Ecofin. Como parte del paquete de rescate global de 750.000 millones de euros, el FEEF puede emitir bonos garantizados por los Estados miembros de la zona euro por valor de 440.000 millones de euros para aquellos Estados miembros en dificultades, sujeto a condiciones negociadas con la Comisión Europea en colaboración con el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, y teniendo que ser aprobado por el Eurogrupo.

[2] Los 11 Estados que inicialmente adoptaron el euro fueron: Bélgica, Luxemburgo, Irlanda, Holanda, Austria, Portugal, Finlandia, España, Alemania, Francia e Italia. Grecia no cumplió los criterios de convergencia y tuvo que esperar hasta Enero de 2001. En la actualidad son 17 los Estados que forman parte de la UEM, lo que incluye 5 nuevos Estados: Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia y Malta.

[3] Mundell, R. (1961), “A Theory of Optimal Currency Areas”, American Economic Review, 51,(November), 509-17

[4] Hix, S. (2005) Economic and Monetary Union, in The Political System of the European Union. London: Palgrave Macmillan Press, pp. 309-343.

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Mikel Gastelu-Iturri

Durango, España. Licenciado en Economía, Master en Relaciones Internacionales, especialidad en Gobernanza Global y Política Exterior Europea. Empezó su trayectoria profesional como consultor en proyectos financieros y posteriormente adquirió experiencia en organismos e instituciones públicas en Bruselas, Los Ángeles y Washington. Es un apasionado de la política y de las relaciones internacionales.


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