La desnazificación y su vinculación histórica
El mandatario ruso justificó su intervención militar en Ucrania con la presencia de neonazis en las filas del ejército ucraniano, lo cual es cierto. Sin embargo, para comprender este concepto es preciso remontarse hasta la Segunda Guerra Mundial.
La derrota de las tropas nazis a mano del Ejército Rojo de la ex Unión Soviética es un gran motivo de orgullo nacional entre la población rusa. Pero no sucedió lo mismo en Ucrania. En 1941, cuando Alemania ocupó este territorio, cierta parte de la población ucraniana colaboró con los alemanes mientras que el resto sufrió una gran destrucción. La ocupación alemana se extendió hasta el año 1944, dejando un saldo de más de 5 millones de ucranianos muertos en combate y una gran cantidad de ucranianos judíos muertos. Aquellos que ayudaron a los nazis se incorporaron a la administración local, involucrándose en la policía local o en la seguridad dentro de los campos de concentración. Es así que el naciente gobierno civil alemán fue nombrado como el “Reichskommissariat de Ucrania”, lo cual significa “Comisariado Imperial de Ucrania”, compuesto por Polonia, Bielorrusia y Ucrania. En ese entonces, Stepan Bandera, quien fue un dirigente nacionalista ucraniano, utilizó la ocupación alemana para presentar resistencia a la Unión Soviética. Los seguidores de Bandera masacraron a polacos, húngaros y soviéticos. Pero al observar que el plan de independizar Ucrania con la colaboración de los nazis no llegaría a materializarse, Bandera se volvió contra ellos. Sin embargo, ese sentimiento antisoviético en Bandera es producto de las medidas económicas que implementó Stalin contra el pueblo ucraniano dando lugar a lo que se conoció como “Holodomor” o “La Gran Hambruna”. Ciertos historiadores argumentan que ese episodio fue un genocidio, ya que Stalin tomó la decisión de enviar menos recursos al territorio ucraniano y además, prohibió el movimiento de personas en busca de alimentos.
Extrema derecha en Ucrania
Ahora bien, ¿Por qué retorna a nuestros días la cuestión de Stepan Bandera?. En Ucrania existe un grupo denominado Batallón de Azov o Regimiento de Azov, el cual cumple un rol fundamental dentro de la defensa ucraniana en la actualidad. Es una unidad militar que forma parte de la Guardia Nacional bajo el liderazgo de Andriy Biletsky, también conocido como el “Führer blanco”. Este grupo fue creado en el año 2014 en la ciudad de Berdyansk por varios voluntarios, con el fin de luchar contra las fuerzas prorrusas en la región del Donbass. Se identifican con una “wolfsangel” estilizada, y detrás se observa un Sol Negro. Cabe recordar que estos símbolos fueron utilizados en la Alemania Nazi, e incluso por las escuadras nazis SS. Es pertinente resaltar que este un grupo ultranacionalista blanco, antisemita y xenófobo, es financiado por diversos oligarcas de la zona como Igor Kolomoisky, un multimillonario magnate de la energía y gobernador de Dnipropetrovska, o Serhiy Taruta, el gobernador multimillonario de la región de Donetsk.
Algunos de los miembros del Regimiento de Azov habían sido parte del “Pravy Sektor” o “Sector Derecho”, y además, se encuentra compuesto por grupos ultras de fútbol, el grupo ultranacionalista Patriota de Ucrania y el grupo neonazi Asamblea Nacional Social (SNA). Un historiador y experto en extrema derecha, Carlos Viñas, señala que el grupo Azov: “Es un paraguas que acoge desde los ultranacionalistas hasta los neonazis y que cogió protagonismo a partir del Euromaidán (las revueltas de 2013)”. Conviene señalar que en el año 2013, el presidente ucraniano prorruso en ese entonces, Víktor Yanukóvich, decide renunciar a un acuerdo de asociación con Europa, ocasionando grandes protestas en todo el país y finalmente, en su propia destitución.
Claramente, este Regimiento es cada vez más relevante en el ámbito político, acentuándose aún más en el año 2019. Asimismo, el actual presidente de Ucrania, Zelenski, en el año 2019 declaró el nacimiento de Bandera como una fiesta nacional, ya que estos lo reivindican como un héroe. Teniendo en cuenta que el presidente Zelenski es de origen judío, esta decisión podría ser vista como una estrategia para preservar bajo control esta organización.
Hechos olvidados
Es necesario remarcar que el Regimiento de Azov posee un vasto historial de violaciones sobre derechos humanos que parece realmente olvidado. En el año 2016, Halya Coynash del Kharkiv Human Rights Group, una de las organizaciones ucranianas de derechos humanos, afirmó que dicho grupo “propugnaba ideas xenófobas y neonazis y participaba en ataques violentos contra inmigrantes, extranjeros estudiantes en Kharkiv, y aquellos que se oponen a sus puntos de vista”. Por su parte, un reporte del Consejo de Derechos Humanos para las Naciones Unidas del mismo año señaló que el Batallón de Azov fue acusado de repetidas violaciones y torturas a aquellos que se pronunciaban a favor de la República Popular de Donetsk dentro del período 2014-2015, cuando estalló el conflicto en Crimea. Además, se habían observado entorpecimientos a la actividad periodística en Ucrania, particularmente ataques a periodistas rusos en canales de televisión como “TV 17”, “Inter” o “TRK Ucrania”. Estos últimos incidentes suponen una violación a la libre expresión y opinión. En consecuencia, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) denunció estos acontecimientos como presuntas violaciones al derecho humanitario internacional.
Creciente relatividad
Tanto los líderes como los medios de comunicación occidentales intentan disminuir el peligro que supone la presencia de una extrema derecha organizada y armada en Ucrania. Es claro que Occidente actúa de tal manera para no alimentar el discurso del líder ruso y además, porque hoy están actuando de acuerdo a sus intereses. En el año 2015, tanto Estados Unidos como Canadá sostienen que sus propias fuerzas no apoyarían ni entrenarían al regimiento Azov, debido a sus conexiones neonazis. No obstante, meses más tarde, Estados Unidos levantó la prohibición bajo la presión del Pentágono. En el año 2019, 40 miembros del Congreso estadounidense solicitaron al Departamento de Estado que dicho grupo sea considerado como una “organización extranjera terrorista”, lo cual no tuvo éxito. De igual manera, se presionó al gobierno de Biden el año pasado en Abril, pero el Departamento de Estado también se negó a comentar.
En lo que concierne a los medios masivos de comunicación, Facebook, en el año 2016, consideró al Batallón de Azov como una “organización peligrosa”, colocándolo en el nivel 1. De manera que los usuarios que expresaban elogios a este grupo, quedaban censurados. No obstante, desde que Rusia invadió el territorio ucraniano, Facebook anuló su prohibición, señalando que: “Por el momento, estamos haciendo una pequeña excepción para elogiar al regimiento Azov estrictamente en el contexto de la defensa de Ucrania, o en su papel como parte de la guardia nacional de Ucrania”, y agregó: “Pero continuamos prohibiendo todo discurso de odio, simbolismo de odio, elogio de la violencia, elogio genérico, apoyo o representación del regimiento Azov y cualquier otro contenido que viole los estándares de nuestra comunidad”. Ciertamente, es un argumento bastante ambiguo.
Aunque Vladimir Putin sostiene que desde el año 2014 que en Ucrania operan grupos con fuerte ideología nazi, atentando contra ciudadanos rusos y aquellos que apoyan abiertamente a la “República Popular de Luhansk” y la “República Popular de Donetsk”, el resto del mundo lo rechaza terminantemente. Es cierto que Rusia cuando habla de “desnazificar”, intenta crear un consenso en su propia sociedad, tal como una estrategia que le permita justificar su entrada en Ucrania, reviviendo los hechos heroicos del Ejército Rojo. Sin embargo, Michael Corbone, periodista y experto sobre la extrema derecha ucraniana, sostiene lo siguiente: “Ucrania realmente tiene un problema de extrema derecha, y no es una ficción de la propaganda del Kremlin. Y ya es hora de hablar de ello”. Consecuentemente, es muy probable que la participación de este grupo Azov en la guerra los fortalezca a nivel nacional.
Evidentemente, la presencia del Regimiento Azov no legitima ni tampoco justifica las acciones militares rusas en territorio ucraniano, pero tratar de establecer en la opinión pública que este creciente nacionalismo extremista blanco no es un problema en Ucrania, es una gran falacia.
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