Tras concluir de manera infructuosa el período de negociaciones entre los líderes políticos, el pasado 3 de mayo se firmó la disolución de la undécima legislatura de la democracia, sin duda la más breve hasta el momento. Comienza un nuevo período electoral que finalizará el próximo 26 de junio con unas nuevas elecciones en las que, si bien repiten los mismos líderes, la oferta electoral es distinta. Aprovechamos el impasse para interrogar a Pablo Simón, politólogo y editor de Politikon, sobre su análisis de lo que está sucediendo. Nos recibe en su despacho de la Universidad Carlos III recién llegado de Cáceres donde intervino en un acto junto a Sofia Corradi, galardonada con el premio Carlos V el pasado 9 de mayo, día de Europa
Las elecciones del 26 de junio (26J en adelante) parecen las últimas antes de poder formar un nuevo gobierno ya que la paciencia de los españoles no será tan flexible para celebrar unas terceras elecciones. Si repetimos elecciones con los mismos electores, mismos partidos y mismos candidatos, ¿qué hace pensar que yendo a una nueva votación tendremos unos nuevos resultados obtenidos después del 20 de diciembre (20D)?
La primera premisa de la que hay que partir es que no es cierto que vayamos a ir con los mismos partidos, ya sabemos seguro que va a haber una coalición entre Podemos e Izquierda Unida, por lo tanto, la oferta electoral cambia. Los resultados sí pueden cambiar respecto a las pasadas elecciones al haber variables que ya estamos contemplando, lo que supondrá una modificación. La primera evidente es un cambio en la participación electoral. Sabemos que las pasadas elecciones tuvieron un nivel bajo de participación, un 69 %. Es probable que en estas nuevas elecciones, al ser repetidas, vaya a votar menos gente, por lo que no tenemos una estimación segura de cuánto sería la abstención pero puede producirse, tal vez, una caída de unos tres puntos, que no tiene por qué repartirse de manera homogénea pudiendo afectar más a un bloque que a otro, sospechamos que más al de la izquierda.
Hay que pensar, que tal como vimos en la campaña electoral del 20D las preferencias de los votantes, aunque ya han cristalizado más, siguen en un contexto muy difuso. Aún estamos en una situación muy líquida en la cual sobretodo el voto a los dos nuevos partidos, Ciudadanos (C´s) y a Podemos, es muy elástico, puede cambiar a lo largo del tiempo. El dato que hemos visto en la [encuesta] pos electoral del CIS que salió publicada recientemente señalaba que prácticamente uno de cada cuatro votantes españoles decidió la última semana el sentido de su voto.
[pullquote align=”right”]”La campaña electoral tendrá un gran impacto, uno de cada cuatro votantes deciden el voto en la última semana”[/pullquote]
Esto señala que la campaña electoral puede tener un impacto muy importante y, por lo tanto, que puede modificar mucho el resultado final en un sentido o en otro. También sospechamos que visto cuál es la distorsión que genera el sistema electoral español y sabiendo que no tiene por qué haber de nuevo un reparto territorialmente homogéneo, algunos cambios pequeños o no muy grandes de votos pueden generar cambios dramáticos en escaños cambiando de unos bloques a otros. Un ejemplo, en la circunscripción de La Rioja, cuyos resultados fueron dos para el Partido Popular (PP), uno para el Partido Socialista (PSOE) y uno para Podemos, C´s se quedó fuera por ese escaño que obtuvo Podemos por apenas tres mil votos, es decir, si tres mil votos cambiaran de manos en esa comunidad autónoma, un escaño podría cambiar de bloque. Viendo que el objetivo que persiguen básicamente los partidos ahora es que con unas nuevas elecciones se reduzca el nivel de volatilidad, que se reduzca el número de cambio de votos, ya que cuando el cambio es muy dramático o brusco, como vimos en el 20D, la negociación siempre es más difícil y los partidos se fían menos de que el resultado sea algo estable o no algo difuso, fruto de un calentón de los votantes. En las nuevas elecciones se constatará que tenemos cuatro partidos y que son grandes, veremos cuál es la distribución definitiva que se forma, y cuando se produzca, el objetivo es que uno de los dos bloques, ya sea de izquierda o de derecha, se acerque a los 170 escaños. Un escenario al que alguno de los dos bloques se puede acercar y supondría un cambio de básicamente ocho o diez escaños, no muchos más, permitiría que la gobernabilidad fuera mucho más sencilla. Llegados a este punto, puedes completar mayorías tal vez con el Partido Nacionalista Vasco, Coalición Canaria, y entiendo que ese es el escenario de la competición que hay ahora, en asegurarse que alguno de los dos bloques lo consiguen. Si bien es cierto que la posible formación de gobierno dependerá mucho de qué es lo que le ocurra al PSOE, si es capaz de quedar como segunda fuerza o si pasa a tercera y qué implicaciones tendría esto para la formación de coaliciones después. Pero más allá de eso, yo entiendo que la cosa se va a mover más de lo que parece, no de una manera dramática, no creo que vayamos a ver un cambio tan brusco como en las elecciones pasadas, cuando el 33% de los votos fue a partidos que no tenían antes ninguna representación, no tenían escaño en el Congreso, algo que no se va a volver a ver. Ahora, sí que en el margen se puede producir un escenario que potencialmente sea más fácil de negociar porque, además, como has comentado al principio, los partidos saben que no se puede producir unas terceras elecciones como saben que tienen que llegar a un acuerdo con las cartas que les den los votantes el 26 J.
Vamos a tratar dos temas que has mencionado. El primero la alianza de Izquierda Unida (IU) y Podemos, más tarde hablaremos del PSOE. La palabra “sorpasso” ha entrado con fuerza en la escena política. Desde los dos partidos involucrados se lanzan mensajes muy optimistas en los que se da por hecho que van a superar al PSOE convirtiéndose en el partido hegemónico de la izquierda. Sin embargo, parece un poco temprano para tales vaticinios habida cuenta de falta más de un mes y medio para las elecciones. ¿Crees que saldrán las cuentas y se producirá ese significativo cambio que llevaría al PSOE al tercer puesto?
Es complicado saber qué sucederá porque todavía queda tiempo hasta que lleguen las elecciones y la campaña electoral es tan importante que no va a haber duda de que estas semanas van a ser decisivas en un sentido o en otro. Cuando uno emprende una coalición pre-electoral de estas características tiene que tener presente que generalmente uno más uno no son dos, es decir, que no se agregan los votos automáticamente de ambos partidos. Sin embargo, una coalición entre Podemos e IU es electoralmente rentable. Lo es porque al final sabemos que no escora excesivamente a ninguno de los dos partidos en ningún sentido por una razón muy sencilla, los votantes ya los sitúan muy próximos en la escala ideológica. Hoy, Podemos es concebido más a la izquierda, incluso, que IU. Más allá de los discursos de transversalidad o similares los votantes ya lo ubicaban allí, en ese sentido no hay coste. Segundo elemento es que la tasa de simpatía entre los votantes de Podemos y de IU es muy elevada. Sumando esos factores y dado que las principales fugas que habíamos visto en las encuestas desde enero pasado a aquí eran de votantes de Podemos que se refugiaba en IU, como para sancionar su política de política de negociación, el hecho de que vayan juntos tampoco le desavía de esa vía de escape.
Para que se produjera una situación en la que no recibían una prima de escaños, dado que nuestro sistema electoral prima a los partidos que tienen una representación por encima del 15% nacional, tendrían que perder ambos partidos de sus votantes respectivos entre 10 y 15 % de los votantes, y eso es mucho. Asumiendo que es improbable que esto ocurra lo más probable es que tengan una ganancia neta de escaños. La pregunta es, ¿a quién beneficia o perjudica esto? Evidentemente, para ellos es un beneficio, no podemos evaluar el contrafáctico pero entiendo que pueden obtener potencialmente más escaños ambos que si fueran por separado. Sabemos que muchos escaños de estos los arrebatan a la derecha. Es decir, de los aproximadamente 14 escaños que hay marginalmente en juego constante, esto más o menos cambia, de los 14 en torno a 9 o 10 son a costa del PP y C´s. Esto acerca al bloque de PSOE, Podemos e IU a los 170 escaños, esa cifra que tienen en la cabeza para facilitar un gobierno. Esto, desde el punto de vista electoral es algo que es rentable y provechoso para ellos así que tiene cierto sentido. Es posible que haya votantes que se refugien en la excepción o rechacen este acuerdo aunque es muy improbable que vaya a producirse esa retirada. La primera pregunta es, ¿se generará el “sorpasso” o no? Es algo que todavía no sabemos pero sí que sabemos que es más fácil que se produzca en votos que no en escaños. Sabemos que el PSOE tiene una distribución territorial del voto que tiene más fuerza en distritos pequeños y medianos lo que le facilita la resistencia allí, mientras que Podemos e IU tiene un voto más joven, urbano por lo que es más fácil que superen en votos, eso sí que lo que sabemos. Es más fácil que se produzca en el sentido de votos que de escaños. Por otra parte, como te comentaba al principio, va a ser muy importante saber la estrategia que se sigue durante la campaña electoral. Si el segundo partido es Podemos e IU y si el bloque de la izquierda se acerca a la mayoría absoluta podría verse razonablemente legitimado para intentar formar gobierno por lo que coloca al PSOE en una situación muy incómoda.
Antes de seguir en el análisis de los otros partidos me gustaría profundizar en esta coalición de Podemos e IU. Esta medianoche finaliza el período de dos días en las que las bases de Podemos pueden mostrar su apoyo a la confluencia con IU en las próximas elecciones. Has escrito sobre lo que supone una consulta a la militancia llegando a la conclusión de que nadie convoca una consulta para perderla. ¿Son, por tanto, las consultas a los militantes un ejercicio auténtico de democracia o, por el contrario, un mecanismo para reforzar la posición de la dirección del aparato y, de paso, pasar la responsabilidad de un posible fracaso de la decisión aprobada a las bases?
Sí, yo soy más de esa segunda percepción, es decir, entiendo que lo que existe ahí es una legitimación de la decisión tomada por la cúpula dirigente. Entiendo que eso es algo que también blinda internamente a las cúpulas cuando tienen que tomar una decisión que puede tener críticas por parte del aparato de tu propio partido. Sabemos que hay partes del aparato de IU que no están de acuerdo con esta coalición.
[pullquote align=”right”]”Una manera de blindarte o legitimarte es tomar la decisión de manera que la militancia participe, esto te da más fuerza de cara a realizar esta propuesta que hemos visto en todos los partidos, sobre todo entre la izquierda, ya sea para un pacto de gobierno o para ir en coaliciones pre-electorales“[/pullquote]
Entendiendo de todas maneras que hay algo que más allá del corto plazo, hay que pensar más en el medio, es algo que tendrá que gestionar también IU y Podemos. Aspectos como qué estructura organizativa le dan después a esto, si van a tener continuidad o no y las implicaciones que tienen, son partidos diferentes con sus propias organizaciones, y no siempre va a ser fácil regular la vida ni siquiera dentro del Congreso, en el propio grupo parlamentario.
Pasamos al PP. Hace tiempo que se ha perdido la cuenta de los muchos casos de corrupción del PP. Hay casos en casi todas las regiones, a nivel local, autonómico, gubernamental, recordando no solo la dimisión de Soria como ministro en funciones sino la anterior de Ana Mato. Sin embargo las encuestas siguen diciendo que va a ser el partido más votado. ¿Dónde se debe buscar la respuesta para que el electorado no castigue al partido con más casos de corrupción de España? ¿Quizá haya que mirar al envejecimiento de un electorado que tiende a optar por una opción más conservadora?
Voy a poner un par de matices a lo que dices. La primera es que yo creo que sí que se ha castigado electoralmente la corrupción en España. Creo que lo hemos visto de una manera muy clara. Por primera vez el PP ha perdido la hegemonía dentro del espacio de la derecha, ha emergido un competidor desde el centro con capacidad para arrebatarle atracción y ha perdido los gobiernos de sus principales bastiones, donde habían ocurrido mayores casos de corrupción. Me refiero a Valencia, me refiero al ayuntamiento de Madrid. Ha perdido una gran cantidad de poder territorial, algo muy diferente a lo que había ocurrido en el pasado. Además, vemos que si tú le preguntas las preferencias a los votantes en términos de cuáles son los temas que más te preocupan, los votantes de Podemos y Ciudadanos puntúan la corrupción mucho más alto que la de los partidos clásicos. O dicho de otra manera, ha habido mucha gente preocupada por la corrupción que se ha ido a otros partidos. Por lo tanto, la corrupción sí que ha tenido un impacto.
Por otra parte, también tengo la impresión de que muchas veces ponemos mucha responsabilidad en el votante con un instrumento que es muy limitado, que es el voto. En un voto nosotros tenemos que hacer muchas cosas, tenemos que intentar castigar al partido que lo ha hecho mal en el gobierno, votar por aquel que más nos convence, castigar a los que son corruptos o no, ver qué potenciales coaliciones se tienen que hacer… Una gran cantidad de dimensiones para atraparlas en un solo trozo de papel. Claro, poner toda la carga sobre el votante y decir que él es responsable de la existencia de corrupción o esperar que los votantes tengan que hacerlo es lo mismo que considerar que la gente tiene una gran cantidad de dimensiones en la cabeza que está contemplando.
[pullquote align=”right”]”Ponemos mucha responsabilidad en el votante con un instrumento que es muy limitado, el voto. Es una gran cantidad de dimensiones para atraparlas en un trozo de papel“[/pullquote]
Puede haber gente que piense que el PP es corrupto y que tiene problemas de corrupción, pero a lo mejor las alternativas que tiene, aunque no sean corruptas, le disgustan todavía más, por lo tanto, para el votante no tiene sentido abandonar este partido más allá de exigirle que, por supuesto, ataje sus problemas de corrupción. Creo que esto es algo que muchas veces se repite y se mortifica un poco a los votantes del PP y, ya sé que es un poco extraño porque nadie lo hace, pero voy a romper una lanza a favor de ellos y decir que no tiene que ser responsabilidad de los votantes el fiscalizar la corrupción sino de nuestras administraciones. El problema es muchas veces la ausencia de controles horizontales para desactivar la corrupción y no tanto esperar tanto que sean siempre los votantes los que tengan que hacerlo. Más allá de que, insisto, la corrupción ha tenido implicaciones, ha roto el sistema de partidos español, ha hecho que el PP pierda una gran parte de poder territorial. Acaba de perder la alcaldía de Granada, sí pasa una factura. Pero de 7,2 millones de votantes no hay que pensar que no estén preocupados por la corrupción, significa que tenemos un instrumento muy limitado como para que se puedan capturar todas esas dimensiones.
Una pregunta a colación de lo que dices. Parecería que la corrupción no ha tenido el impacto electoral previsto. En los ejemplos que has puesto el PP ha sido la lista más votada. Esperanza Aguirre fue la más votada en Madrid, en Valencia también salió como la lista más votada, ¿dónde está el límite?
Sí, pero ha perdido muchos votos. Ha sido la lista más votada pero no con la mayoría absoluta, que era lo único que le garantizaba gobernar y esto lo ha perdido en todos los sitios. Puedes ver el margen de caída en unos municipios o en otros y el margen de caída del PP ha sido espeluznante. La pregunta es, ¿ha sido sólo por la corrupción, ha sido por la gestión económica,…? No lo sabemos. Sucede que a veces también perdemos el foco y se nos olvida que si uno mira la perspectiva comparada y mira cuánto se castiga la corrupción en otros países verá que el castigo a la corrupción es muy escaso. Entre ocho y cinco puntos es lo que pierde un partido en el gobierno que tenga un caso de corrupción, no más. Y esto lo puedes comparar en Estados Unidos, Alemania, en todos los sitios. Como se desactiva la corrupción es mediante otros mecanismos que van más allá de los votantes.
Insisto, es esta cuestión, la limitación del voto y que muchas veces también hay que ver qué tipo de corrupción tiene lugar. Es decir, en España ha habido mucha corrupción ligada a redes clientelares, promociones inmobiliarias, en las que todo el mundo se beneficiaba y esto es algo que generaba cierto rendimiento también a muchos votantes que hacían la vista gorda. Empezamos a castigar la corrupción con la crisis económica, que es cuando todas estas redes decaen. Entonces tengo la impresión de que sí, el análisis de la corrupción tiene que ser importante, y sin exonerar a los que votan a corruptos, nada más lejos de mi intención, intento ponerlo en perspectiva comparada para entender que es un instrumento limitado porque perder cinco u ocho puntos no te hace perder el gobierno. Puedes tener mucha corrupción en Murcia pero si no te convence la alternativa y sacas absolutas te pueden castigar con ocho puntos pero sigues teniendo absoluta y pudiendo gobernar. Incluso, evidencias más recientes dicen que los votantes preocupados por la corrupción, cuando son normalmente unas posiciones ideológicas templadas, no tienden a cambiar el partido al que votan sino que se abstienen. Y claro, la abstención no se traduce en un castigo, lo que para mostrar su rechazo y desapego se refugian en el no votar. Que es una forma de “crítica” pero su traducción parece que es como la del no castigo.
Hablando de Valencia, ayer saltó la noticia de la voluntad del Partido Socialista – País Valencià de confluir con Podemos en las listas al Senado con la finalidad de poder cambiar la constitución desde la Cámara Alta, opción rápidamente abortada por la dirección federal negando la mayor “por coherencia y por programa”. Si bien Pedro Sánchez tuvo la iniciativa en las negociaciones, consiguiendo controlar su partido, ahora le están creciendo los enanos…
… está por ver…
… ahora nadie le asegura su liderazgo después de unas elecciones a las que no llega precisamente fuerte. Teniendo en cuenta que por el carril izquierdo tiene a Podemos e IU y por el centro a C´s, ¿qué camino le queda a Pedro Sánchez para obtener un resultado que no le convierta en un cadáver político el día después? ¿Sirven de espejo los liderazgos de Renzi y Corbyn?
Son muchas aristas las que tocas en esta pregunta así que voy a descomponerla en tres partes. Primero, coaliciones para el Senado. Hay que distinguir entre coalición pre-electoral y coalición de gobierno por está habiendo mucha confusión en el debate. En una coalición pre-electoral se hacen listas conjuntas, se decide competir en las elecciones y una coalición de gobierno se compite por separado y más tarde se llega a un acuerdo para formar una coalición, que gobierna, que se reparta los ministerios, los puestos en las listas. Es diferente, y eso hay que tenerlo en cuenta, hay que tenerlo presente. Hay precedentes de acuerdos en los cuales el PSOE ha llegado a algún tipo de coalición electoral con otros partidos, como, por ejemplo, Entesa Catalana de Progrés que se establece a partir del tripartito que fue la fuerza más votada del Senado a las elecciones catalanas, cito de memoria, en el 2004 como en el 2008. Ellos eran un partido y trabajaban como un grupo integrado en el Senado; es una fórmula totalmente razonable que se puede hacer. Ahora estamos ante otra situación donde hay una dinámica por la cual el PSOE territorial está intentando llegar a acuerdos con diferentes partidos para el Senado porque sabe que para el Senado el sistema electoral que tenemos, con listas abiertas en el se puedes marcar tres candidatos en provincias de cuatro. Lo normal es que el que recibe más votos se quede con el senador y la gente marque a los tres primeros de cada partido por lo que el resultado tiende a ser tres PP y uno PSOE. Entonces, la idea es que nos agregamos para ser tres para nosotros y uno para el PP. Esta es un poco la lógica de la coalición. Lo que ocurre es que el PSOE intenta llegar a acuerdos territoriales en aquellos lugares en los que hay partidos que no son solo Podemos sino que están otros partidos, en el caso de Aragón, la Chunta, que creo que la mesa se ha disuelto hoy, el caso de Valencia que está también Compromís, que son partidos con los cuales tiene una vocación puramente territorial, no está compitiendo por la hegemonía de la izquierda; dejas un espacio para que tengan sus propios senadores territoriales. Están llevándose a cabo estas negociaciones, hasta donde se sabe el PSOE y Podemos hablan en secreto de esta posibilidad de extenderlo a nivel nacional. Pasa que no hay acuerdo y Podemos hace un acto para intentar dar una patada en la espinilla al PSOE haciéndolo público para señalar que no quieren pactar con ellos.
La lógico de lo territorial en Valencia, a mi juicio, tiene pleno sentido, al final estás llegando a un pacto con el que estás en el gobierno también, Compromis. Ya tienes una coalición post-electoral con ellos, te llevas bien, no compites por la hegemonía, hay confianza, más o menos casi se llega a un acuerdo a nivel nacional con ellos. Pero en el caso de la alianza con Podemos es un poco más complicada porque pactar listas con ellos cuando están compitiendo por el mismo espacio electoral a nivel nacional y ya sabes que probablemente el senador marginal va a ser para ti, ya sabes que de esos tres uno probablemente irá para ti sino hay “sorpasso” en el Senado, que es algo más difícil. Claro, eso para el PSOE implica solo darle ganancias a los otros y no tener ganancias para sí, es decir, darles más presencia institucional a los potenciales rivales en la Cámara Alta. Aquí empieza el juego entre ellos, el PSOE lógicamente no quiere, los otros presionan diciendo que lo que no quieren es que haya mayoría de izquierdas en el Senado y que, por tanto, se pueda cambiar la Constitución, más allá que en lo que respecta a cambiarla es donde menos puntos de acuerdo hay entre ellos. Entonces, entiendo la lógica de todos los actores como entiendo este juego de ofertas de coaliciones preelectorales, simplemente es un juego para desgastarse a nivel nacional. A nivel territorial tiene sentido pero insisto, porque hay más de dos actores peleando.
Sobre el líder el PSOE, su situación se resume como Pedro Sánchez el violinista en el tejado. Lo tiene muy difícil y esto es algo que es conocido, incluso repitiendo los mismo resultados que el 20D es muy probable que el PSOE salte por los aires la misma noche y lo intente liquidar, incluso repitiendo los mismos resultados en términos de escaños.
¿Por presiones desde Sevilla?
Son claras. Seguro que intentarán forzar su dimisión si los empeora, si queda tercero totalmente pero, incluso sacando los mismos resultados es muy probable que se le intente forzar a la caída porque ya lo vimos en las anteriores elecciones, en las que aunque haya la opción de formar gobierno, Pedro Sánchez está muy solo internamente, tiene a la mayoría del aparato en contra.
Entonces, eso le convierte a él en un líder que sabe que se lo juega todo en estas elecciones, el cual está en una situación, contextualizándolo, estructuralmente más complicada de su partido de toda su historia. Desde el 78 el PSOE no había tenido un rival tan fuerte a su izquierda con capacidad de arrebatarle el liderazgo y alguien por el centro que le está comiendo espacio electoral, C´s, por lo que estás atrapado, estás en una situación difícil y eso que ha recuperado el poder en el terreno territorial. Sánchez es un líder que tiene verdaderas dificultades para embridar a sus barones territoriales por problemas de gestión interna de las que no sé mucho más pero que todo el mundo sabe que no faltan puñales con ganas de desplazarlo del poder. Esto le convierte en un líder que sabe que está cuestionado, que sabe que su partido puede saltar por los aires en cualquier momento, incluso la misma noche, y lo que es más importante, sus rivales lo saben también. Y como los rivales también lo saben van a jugar durante toda la campaña a minar y debilitar su espacio interno y eso es parte de esa estrategia del Senado que estamos viendo ahora, intentar explotar esas contradicciones internas dentro del partido. Ximo Puig no es precisamente de la cuerda de Sánchez, por lo que se intenta explotar esas contradicciones internas porque saben que un liderazgo débil le hará muy difícil intentar formar gobierno si quedara segundo, y se quedara tercera ya está descartado.
[pullquote align=”right”] “Pedro Sánchez lo tiene muy difícil internamente. Intentarán forzar su dimisión si empeora los resultados, si queda tercero e incluso sacando los mismos resultados”[/pullquote]
Descartas, por lo tanto, que el electorado premie sus esfuerzos por formar gobierno reuniéndose con unos y con otros. Al final ha sido el líder que más se ha movido para buscar un acuerdo.
El que más se ha movido seguro, pero la cuestión clave es que ahora los ataques van a ser muy al boque. Visto los resultados del 20D C´s le va a pegar mucho más duro al PP, ya sabe que le tiene que pegar a través de Mariano Rajoy acusándole de inmovilismo por no haber querido sumarse al pacto. El PP le va a pegar muy duro a C´s por haber pactado con el PSOE. Ahora, dentro del bloque de la izquierda, lo que le va a pegar muy duro Sánchez a Podemos por haber sido fuerza de bloqueo pero el problema ahora con la coalición con IU, es que dentro está un actor que no ha sido percibido como mal negociador. Alberto Garzón ha sido percibido como un negociador proclive a llegar a una alianza de izquierdas de buena fe, no como Podemos. Ese discurso ahora se desdibuja un poco, que era la baza que pensaba emplear el PSOE, decir que había una pinza entre PP y Podemos que te intenta presionar. Por descontado que Podemos, con la nueva coalición, le va a pegar al PSOE por haber pactado con C´s y no haber optado por el pacto con la izquierda. Todo eso deja a Sánchez en una posición muy difícil a optar a un premio por haber intentado formar gobierno. Porque si al menos hubiera ido en solitario Podemos sin IU el mensaje para el PSOE hubiera sido más nítido, la pinza habría tenido más sentido, pero al ir en alianza esto es ya más complicado, es mucho más complicado.
¿Se puede inspirar en otros liderazgos? No tiene nada que ver ni Renzi con Corbyn, ni Corbyn con Sánchez, son situaciones estructurales muy distintas. Renzi viene de la cristiano democracia tradicional, del partido demócrata que estás más a la derecha que un socialista español, y eso que los socialistas españoles son bastante conservadores. Él se beneficia de que el bloque de la derecha italiana, el berlusconismo se ha desintegrado, se ha atomizado. Corbyn, por el contrario, es un liderazgo que va en el sentido contrario que Renzi, si Renzi opta por el centro mientras deja más espacio a la izquierda al Cinco Stelle, Corbyn opa hacia la izquierda para intentar desviarse de la tercera vía para enfrentarse a un contexto más polarizado a los conservadores. Y las elecciones municipales no le han ido demasiado bien; ha ganado Londres, es cierto, por lo que no ha sido un batacazo, pero ha perdido el gobierno territorial y también está internamente cuestionado. Es un poco el dilema que tiene los socialdemócratas en todas partes, hacia dónde girar, cómo recomponerse, cómo hacerlo. El partido socialista español está sacando los votos promedio que saca un partido socialdemócrata europeo, esto es lo que sacan. El PSOE se come muchas crisis al momento, la socialdemocracia en Europa y su falta de capacidad de respuesta a la crisis, el legado del zapaterismo y cómo la gente sigue teniendo buena memoria de que el PSOE ha gestionado durante ese período y no le termina de exonerar por ello, el hecho de haber perdido uno de los motores fundamentales que ha tenido el socialismo, que es Cataluña, y el que se haya convertido en un partido muy meridional, del sur, esto genera también impacto. Todo eso es algo que en el PSOE está afectando y creo que no están reflexionando lo suficiente. Y eso no se cura con un cambio de líder. Se trata de cambios estructurales más de fondo que son muy difíciles de gestionar y me da igual a quien pongas en frente, pero eso son cuestiones de calado y de identidad. A lo mejor un liderazgo bueno puede capear algunas de estas crisis y puede minimizar pero digamos que la socialdemocracia hoy juega a defender. La pregunta es, ¿están los socialdemócratas abocados a ser como les pasó a los liberales en el siglo XIX cuando emergen los partidos laboristas y socialdemócratas y se convierten en pequeños partidos bisagra con muy poquita representación?
A lo mejor terminan así, a lo mejor de aquí a treinta años no existen partidos socialdemócratas con capacidad de gobierno. Eso puede ser, pero a lo mejor la visión optimista es que quizá han muerto de éxito, han logrado un estado del bienestar desarrollado, que las clases más populares se acomoden más,… No lo sabemos. En todo caso que miren al liderazgo que quieran pero lo que tenga que hacer un socialista español será totalmente distinto a lo que tenga que hacer ellos.
[pullquote align=”right”]”¿Están los socialdemócratas abocados a lo que le pasó a los liberales en el siglo XIX cuando emergen los partidos laboristas y socialdemócratas y se convierten en pequeños partidos bisagra con muy poca representación?“[/pullquote]
Para concluir. De entre los muchos actores que se estrenaban en las pasadas elecciones destaca uno que no se presentó a ellas, el Jefe del Estado. Todos hemos visto las imágenes de sus encuentros con distintos líderes políticos intentando buscar fórmulas para llegar a un acuerdo de gobierno. Ahora que ya ha pasado su turno sería un buen momento para hacer una valoración de su labor al frente de la jefatura del Estado. Teniendo en cuenta sus competencias asignadas, ¿crees que ha salido reforzado después de esta primera ronda de contactos o que simplemente ha desempeñado su papel secundario sin influir en el resultado?
Empecemos por el principio ya que ha habido mucha confusión. No estamos en una república como la portuguesa, tampoco ante una jefatura o monarquía como puede ser la de los Países Bajos o similares en los cuales el rol del monarca está mucho más abierto. Lo que está claro es que aquí el monarca siempre toma decisiones que están refrendadas por el presidente de Congreso de los Diputados, no es autónomo para la toma de decisiones, no puede venir y proponer al candidato que le dé la gana sin recibir el referendo directo de los partidos políticos. Él funciona como un espejo que retorna la imagen que le han mandado.
Durante el proceso de negociaciones se produce un juego muy extraño que esta especie de juego de la gallina inverso, hay en la teoría de juegos uno que es el de la gallina que consiste en el que todo el mundo puja a ver quién es el último que se raja y que se baja. Esto fue inverso entre lo que pasó entre PP y PSOE. Ninguno quería ser el primero en dar el paso e intentar formar gobierno porque sabía que no tendría asegurada la mayoría en el PP o bien desde el PSOE sabían que primero tenían que arreglar todos sus problemas internos para intentar negociar y le iba a llevar algo más de tiempo, ninguno quería pasar y le cedía el turno al otro. Y la idea es que en un principio fuera el PP. Lo que ocurre es que el monarca tiene establecido que ha de dar mandato para la formación de gobierno a aquel que venga y le asegure que dispone de la mayoría parlamentaria para salir investido. Si Pedro Sánchez hubiera ido durante el primer mes y antes de la ronda final de consultas le hubiera asegurado tener los apoyos atados para hacer un gobierno de coalición entre PSOE, Podemos, los nacionalistas, quién sea, tiene mandato directamente, ya sea segunda, tercera o cuarta fuerza, un tecnócrata. Pero no se hace. Y el rey hace la oferta a Mariano Rajoy que por sorpresa la rechaza, dejándole en una situación incómoda. Por lo que él se obliga a dar mandato a la segunda fuerza, el PSOE, sin que tenga asegurado si saldrá exitoso en la investidura, esto es algo que no estaba previsto dentro de la regulación constitucional y que supone una innovación por la vía de hecho. Esto convierte a Pedro Sánchez en la figura que se conoce como el “formateur”, el formador de mayorías. El rey le da mandato a un candidato para que intente ver si puede formar una mayoría de gobierno y luego salir investido, y si no puede se lo retira y se lo da a otro, que es lo que se hace en otra monarquías de nuestro entorno pero que no se ha hecho nunca aquí. Por la vía de los hechos hemos tenido suficiente, digámoslo así, concentración de votos, o de escaños, para formar un gobierno directamente. Incluso en el caso de José María Aznar cuando recibe mandato en el 96 se sabe que por más que vaya a tardar, de hecho tardó dos meses, se sabía que más o menos se iba a conseguir gobierno de una manera o de otra. Entiendo que el rey ha hecho lo único que podía hacer en este contexto para no abocar a una situación de vacío legal en el cual no se hubiera dado mandato a ningún candidato y no se hubiera activado el reloj que nos hubiera llevado a una disolución automática tras los dos meses después de la primera sesión de investidura. El rey ha hecho la única fórmula que tenía por la vía. Creo que, como cosas menores, es posible que la segunda ronda de contactos no hubiera sido necesaria. No me refiero a la final, sino a la segunda que se plantea después del rechazo de Mariano Rajoy. Después de su rechazo, a las 48 horas el rey podía haber dado mandato directamente a Pedro Sánchez, haberse reunido con el presidente del Congreso y punto. Así no hubiese hecho falta una semana más de plazo. Pero también entiendo que sea un poco para curarse en salud, para explorar otra vez las opciones que son posibles. Así que es un contexto difícil, diferente, en el que el rey, o la Casa Real, se ven obligado a innovar por la vía de los hechos pero creo que es una actuación, en todo caso, irreprochable. Creo que ha hecho lo único que podía hacer en este contexto para intentar, al menos, cumplir con su mandato constitucional e intentar abocar a unas nuevas elecciones. Además, acierta también cuando no da mandato después del fracaso de Pedro Sánchez, es decir, si ningún candidato lo ha logrado esto no es una tómbola, ahora no le toca al siguiente, y después al siguiente hasta ver quién sale. Una vez se ha fracasado, si no le viene nadie con una propuesta cerrada en cualquier momento pues ya no tiene por qué darle mandato porque ya se ha cumplido su obligación que es activar ese reloj hacia la disolución automática.
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One comment
Jimmy
19/05/2016 at
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