La presencia española en el Consejo de Seguridad, un socio constante que quiere volver a ocupar un asiento
La Organización de las Naciones Unidas, que celebrará su 70º aniversario en 2015, es la mayor organización internacional existente y referencia de la gobernanza multilateral. Si bien los distintos organismos, fondos y programas que componen el sistema de la ONU cubren una amplia gama de temas fundamentales, la labor más reconocida recae en manos de su máximo órgano de decisión, el Consejo de Seguridad, responsable de mantener la paz y la seguridad internacionales.
En virtud de la Carta de San Francisco, texto fundacional de la ONU, el Consejo de Seguridad es el único órgano que puede tomar decisiones, llamadas resoluciones. Se compone de quince miembros, cinco permanentes con derecho de veto (EEUU, China, Francia, Reino Unido y Rusia) y diez no-permanentes, elegidos por la Asamblea General por períodos de dos años, sin derecho de veto.
España ingresó en la ONU el 14 de diciembre de 1955 y tan sólo un año más tarde presentó sin éxito una osada primera candidatura para ser miembro no-permanente. Desde entonces, el país ha conseguido un asiento en cada una de las cuatro ocasiones en las que ha concurrido, aproximadamente una candidatura cada diez años (en los bienios 1969-1970; 1981-1982; 1993-1994; y 2003-2004). En 2005 España presentó su candidatura para el período 2015-2016, cuya votación tendrá lugar este mes durante el 69º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
¿Por qué interesa ser un miembro no-permanente del Consejo de Seguridad?
Las razones para que un país quiera formar parte del Consejo de Seguridad son numerosas y de distinta índole, si bien destaca la relevancia internacional que obtienen sus miembros, incluidos aquellos no-permanentes. Por este motivo, con independencia de los objetivos concretos que persiga su política exterior, todos los gobiernos que quieren ser tenidos en cuenta en la escena mundial aspiran a ocupar un asiento en este órgano.
Estar en el Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo la fase de candidatura, permite al país presentar de forma global su política exterior. En el caso español, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha declarado que esta candidatura es necesaria para que España mantenga su presencia e imagen en un mundo globalizado en “el que todos competimos con todos”.
De los quince miembros que componen el Consejo de Seguridad, el derecho de veto sobre sus resoluciones está reservado para los cinco países con un asiento permanente. Sin embargo, esta limitación de poder no impide que durante dos años los miembros rotatorios tengan la oportunidad de trabajar y de influir en la toma de decisiones de la mayor organización internacional. Además de potenciar la influencia de estos países frente al resto, no hay que olvidar que el Consejo de Seguridad constituye una fuente de información privilegiada muy atractiva para las potencias de todo el mundo.
Un socio fiable en la ONU, el Gobierno y la Corona aúnan esfuerzos para apoyar la candidatura de España
La candidatura española al Consejo de Seguridad 2015-2016 fue presentada en 2005, constituyendo desde entonces un frente de trabajo permanente para la política exterior y la diplomacia españolas.
La candidatura gira alrededor de un mensaje, el de España y su compromiso con las Naciones Unidas, incidiendo en aspectos como la paz y la seguridad, la cooperación al desarrollo y la defensa de los Derechos Humanos. El portal de la candidatura española contiene una gran cantidad de material de difusión en varios idiomas, entre el que se puede encontrar un decálogo de razones donde se desgranan los logros y compromisos de España, el programa para el binomio y el mapa de la contribución del país al mantenimiento de la paz en el mundo, uno de los pilares de la campaña (España ha participado desde 1979 en 67 misiones internacionales de mantenimiento de la paz dirigidas por la ONU, con un despliegue de 130.000 militares).
Dentro del ejecutivo español, el presidente Rajoy ha defendido la candidatura española en su primera intervención ante la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2012, y posteriormente en distintas cumbres internacionales (UA, CARICOM, etc.). Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación ha acarreado con gran parte del peso de la candidatura mantenido una frenética agenda de encuentros que le ha llevado por países africanos, asiáticos y del Pacífico Sur. De esta forma, el jefe de la diplomacia española ha trasmitido a los mandatarios extranjeros la imagen de España como socio fiable en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
Los reyes también han impulsado la candidatura española con una semana de intensa actividad diplomática en Nueva York. Así, el pasado 24 de septiembre cuando Felipe VI se estrenó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para ofrecer la imagen de una España diversa y renovada, subrayando el papel del español como lengua de entendimiento global y el papel destacado de España como puente entre África, Europa, el Mediterráneo e Iberoamérica. Posteriormente los reyes se reunieron con el presidente de EE.UU., Barack Obama, y con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Turquía y Nueva Zelanda, candidatos rivales para España
Los países candidatos necesitan al menos dos tercios de los votos (129 de los 193 miembros) de la Asamblea General en una votación secreta. Los analistas coinciden en señalar que las alianzas no son necesariamente evidentes en función de vínculos políticos, históricos o culturales. Por el contrario, las posibilidades de cada país dependen en gran medida de su poder e influencia. En esta ocasión, España se enfrenta dentro de este grupo territorial a Turquía y Nueva Zelanda.
Conforme al artículo 23 de la Carta de Naciones Unidas, la elección de los miembros no-permanentes prestará especial atención, en primer término, a la contribución de los miembros de las Naciones Unidas al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y a los demás propósitos de la Organización, como también a una distribución geográfica equitativa. Para garantizar una correcta distribución geográfica, los Estados miembros se dividen entre cinco grupos regionales: África, Asia, América Latina y Caribe, Europa Oriental, y Europa Occidental y otros Estados, en el que se integra España.
En el caso de Nueva Zelanda, se trata de un país fundador de la ONU, ejemplo de diplomacia suave, que no integra el Consejo de Seguridad desde hace veinte años. A estas circunstancias se suma el apoyo de la Commonwealth y de pequeños países del Pacífico, que según las apuestas le garantizan un asiento.
Por su parte, Turquía no ha dejado de crecer en importancia en la escena internacional, aunque especialistas afirman que la polarización social y política en Turquía resulta un lastre para su agenda internacional. Según los analistas, la república turca es el gran rival de España, cuya agresiva campaña ha dado sus frutos (el gobierno de Ankara ha prometido aumentar los fondos para la cooperación con Timor Oriental después de que retirara su apoyo a la candidatura española). Sus bazas son su posición estratégica en el Mediterráneo y Oriente Próximo, así como el apoyo de muchos Estados musulmanes.
España espera conseguir los apoyos de los países europeos (menos Reino Unido, que presumiblemente apoyará a Nueva Zelanda), de América Latina (salvo Brasil, cuya agenda internacional no coincide con la española) y no pocos votos a favor provenientes del continente africano. La votación está prevista para el 16 de octubre.
Foto de portada: Salón del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Vía un.org.
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