Las aspiraciones imperialistas japonesas provocaron tensiones y conflictos entre Japón y China, durante la última mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Si bien a lo largo de la historia estas tensiones entre China y Japón se podían, y se pueden cortar con un hilo, en los últimos años la coexistencia pacífica entre ambos países, podía parecer a simple vista como el hecho común, pero la realidad difiere mucho de esta percepción.
Durante la época de Koizumi y Jiang Zemin las relaciones entre los dos países fueron tensas, pero estas mejoraron con el cambio en China de Jiang Zemin por Hu Jintao. Aunque no duró mucho tiempo y estas volvieron a tensarse con el cambio del partido en el gobierno. Desde que el Partido Democrático Japonés gobierna Japón las relaciones se han tensado, llegando a los límites de finales de la década de los cuarenta.
Analizando el porqué de esta tensión, es necesario entender qué lleva a los dos países a mostrarse tan distantes el uno con el otro. En China, existen reticencias históricas hacia Japón, a consecuencia de las múltiples invasiones del país del sol naciente en territorio chino; las continuas humillaciones que padeció la población china en el primer tercio del siglo XX; las horribles matanzas de Nanjing; los hechos de los ferrocarriles del 18 de setiembre de 1931, y la guerra entre ambos países a finales de la década de los treinta, han provocado las iras más profundas en el pensamiento de la población china, cuando el termino Japón, japonés, o cualquier otro que tenga relación con el país más oriental de Asia Oriental, aparece en escena.
En el otro lado, han aparecido los celos, como consecuencia de la pérdida de terreno por parte de Japón en su influencia geopolítica, no sólo en Asia Oriental, sino también en los países de Latinoamérica, donde incluso ha perdido el epicentro del mercado comercial, donde este ha saltado de Tokio a Beijing. Esto ha significado la pérdida de poder económico y de influencia política por parte de Japón que ha pasado a manos de China. A nivel económico mundial hay que recordar que el país del medio ha llegado ha convertirse en segunda potencia arrebatándole y desplazando del podio, precisamente, al país del sol naciente.
Ante este clima de conflicto diplomático permanente, las últimas acciones del gobierno japonés, y en especial, la compra de las islas Diaoyu, provocaron una reacción en cadena dentro de la población china, que llegó incluso hasta el Politburó. Estos hechos se produjeron, a una semana de la celebración del día de duelo nacional para conmemorar el 81º aniversario de los hechos Shenyang, lo que ha provocado que la maniobra japonesa se haya magnificado aún más, ya que han sido considerados de humillación nacional. Como consecuencia se han desencadenado una serie de protestas en la calle y el incremento de la violencia contra todo aquello que fuera japonés, provocando el cierre de diversas empresas niponas instaladas en China. El sentimiento anti-japonés volvió a las calles.
Las razones de esta maniobra por parte del gobierno japonés se pueden entender en un contexto de confrontación entre ambos países por el control del poder energético de la zona. Estas islas se encuentran en una zona de concentración de recursos energéticos, como son el petróleo y el gas. Ante la posibilidad de poder controlar estas dos fuentes de energía, el gobierno japonés se ha apoderado de unas islas, que tradicionalmente formaron parte de la geografía política china, pero que han pasado desapercibidas por ambos países, hasta el descubrimiento de estas fuentes energéticas.
Japón ha querido ofrecer una imagen de fuerza y de presencia con este movimiento, después de la pérdida de visibilidad que ha sufrido Japón en los últimos años en detrimento de China La posición liderazgo que ha alcanzado China en Asia Oriental es para todos evidente, pero Japón aún se niega a dar su brazo a torcer y perder la posición hegemónica que había conseguido en las últimas décadas.
En el otro lado de la contienda, los mandatarios chinos, que finalizan su decenio este mismo otoño, no quieren marcharse dejando ninguna muestra de debilidad. Este episodio, les puede dañar más su ya maltrecha imagen, después de las fuertes críticas al Partido Comunista Chino por los recientes casos de corrupción, en especial el de Bo Xilai, y la reciente “desaparición” de su futuro líder Xi Jinping y la poca transparencia con la que el Partido ha manejado esta información. Es por este motivo que el Partido no puede permitirse que ningún otro episodio dañe su imagen.
Los lazos diplomáticos entre ambos países se han tensionado al máximo, inclusive podría decirse que se ha llegado a un punto de no retorno en las relaciones entre los dos países. La supremacía por el poder político y el económico ha colocado a las dos potencias a cada lado del tablero. ¿Habrá ruptura definitiva de los lazos entre ambos países? Habría que buscar casi un siglo atrás para encontrar unos niveles de tensión parecidos. Parece ser, que el otoño se prevé caliente.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro
¿Quieres recibir más explicaciones como esta por email?
One comment
Lectora
21/09/2014 at
La redacción hace un poco pesada la lectura del artículo.