19/03/2024 MÉXICO

Violencia y discriminación contra la mujer en Egipto

Los artistas El Zeft y Mira Shihadeh crean un mural sobre el acoso sexual en Egipto [Foto vía old.theartnewspaper.com].
Artists fight violence against women in Egypt
En Egipto, las activistas son encarceladas, acosadas y humilladas públicamente; una práctica llevada a cabo por un país en el que el 99% de las mujeres declara haber sufrido algún tipo de acosos sexual.

A lo largo de la historia, Egipto se ha presentado como una civilización rica en muchos campos: el arte, la cultura, la arquitectura y las ciencias, además de haber producido complejos y avanzados sistemas políticos y de convivencia social. Sin embargo, Egipto hoy vive fuertes deficiencias y fracturas históricas en su vida democrática, sobre todo en cuanto a los derechos humanos y, específicamente, a los derechos de las mujeres. Actualmente, las egipcias no son sujetos, son objetos. Y sus responsabilidades y deberes hacia el hombre, la sociedad y la religión, les dejan muy poco espacio para el ejercicio de sus libertades.

Diferentes violencias de género

Hoy por hoy, en Egipto las mujeres y las niñas están expuestas a diferentes tipos de discriminación y violencia de género. ONU Mujeres realizó una encuesta (cuyos resultados concuerdan con datos del Ministerio de Salud de Egipto) señalando que el 99% de las mujeres y niñas encuestadas declaraban haber sufrido alguna forma de acoso sexual. En línea con ello, el estudio Egypt: Demographic and Health Survey del 2008 señalaba que el 39% de las mujeres entrevistadas en una encuesta oficial sobre sobre violencia intrafamiliar, estaban de acuerdo con que el hombre golpee a su esposa en ciertas circunstancias.

Mural de los artistas El Zeft y Mira Shihadeh sobre el acoso sexual en Egipto.

Por otra parte, la mutilación genital femenina sigue siendo una costumbre muy arraigada en Egipto. Esta grave violación de la integridad física y personal de las mujeres y niñas es una práctica generalizada especialmente en las zonas rurales y genera, en muchos casos, graves problemas en la salud de quienes la sufren, discriminando y estigmatizando el derecho a la sexualidad de las mujeres. De las más de 125 millones de niñas y mujeres que han sufrido mutilación genital femenina, 1 de cada 4 vive en Egipto. Según Egypt: Demographic and Health Survey del 2008, el 91% de mujeres y niñas de 15 a 49 años habían sido sometidas a la mutilación genital femenina. Pero la violencia y la discriminación contra las mujeres en Egipto no sólo se inflige en las familias y las comunidades. También se inflige desde las instituciones.

Muchas leyes obligan a las mujeres a obedecer a sus maridos. Su obligación de acuerdo a estas leyes es ser sumisas y obedientes. Muchas de las mujeres y niñas que son víctimas de estas violencias, deciden no romper el círculo de la violencia por falta de medios económicos, ya que muchas de las mujeres (generalmente de clase media) que trabajan en Egipto son socialmente estigmatizadas y, en consecuencia, dependen económicamente de sus esposos. Además, cuando trabajan, los salarios que ganan son mucho más bajos, con lo cual también están en situaciones muy precarias.

Finalmente, las mujeres también se ven expuestas a la violencia cuando tratan de ejercer sus derechos civiles. De acuerdo a Amnistía Internacional, las mujeres activistas de Egipto son encarceladas, acosadas y humilladas públicamente, ya que el gobierno se aprovecha del conservadurismo de algunos sectores para invisibilizarlas. Una invisibilidad que está basada en dogmas religiosos que exigen de la mujer ciertos comportamientos, en sociedad y en su vida familiar, para restringir la capacidad de la mitad de la población a manifestarse pacíficamente.


De hecho, las mujeres que están encarceladas o bajo custodia del Estado, son objeto de tratos crueles, inhumanos y degradantes, son torturadas y violadas sexualmente por la policía y las fuerzas de seguridad.

La violencia en los espacios públicos

Mujeres egipcias protestando, en el año 2011, en el Cairo, por la violencia utilizada por la policía y los manifestantes en contra de las mujeres [Foto vía AP].

En los últimos años especialmente, las mujeres han sido criminalizadas por ejercer su derecho a la protesta y las agresiones sexuales se han convertido en una práctica común en espacios públicos, junto a las pruebas de virginidad. Durante las protestas de la Revolución Árabe en Egipto, en 2011, muchas mujeres fueron violentadas sexualmente y, a día de hoy, pocos de los responsables han sido encarcelados. De hecho, estas agresiones sexuales se han incrementado especialmente desde entonces precisamente porque la violación sexual de hombres hacia mujeres no es condenada por la sociedad sino al contrario, existe una complicidad que condena a las mujeres cuando son violadas. Ellas son las responsabilizadas, y los propios familiares son los que las criminalizan por andar por la calle sin la compañía de un hombre. Además, en muchos casos la violencia sexual que sufren estas mujeres es cometida por elementos de la fuerza de seguridad del país, provocando un estado de impunidad e indefensión para ellas. En este sentido los servicios para las mujeres sobrevivientes de la violación sexual son inexistentes en Egipto. Las mujeres que denuncian algún tipo de violación viven un sin número de complicaciones en su proceso de denuncia; por ejemplo, la falta de interés de los fiscales y de las fuerzas de seguridad en sacar adelante estas denuncias, según Amnistía Internacional.

La violencia institucional

En Egipto, la legislación que rige los derechos y deberes de las mujeres las reduce a ciudadanas de segunda categoría para poder decidir sobre sus cuerpos y su libertad, ya que para tomar decisiones sobre ellas mismas deben contar con la venia de sus maridos. La Ley egipcia del Estatuto Personal que rige los derechos y deberes de los ciudadanos y ciudadanas, y de las relaciones en la familia, está basada en la Sharia, y presenta muchos ejemplos de discriminación hacia la mujer, ya que es una legislación que establece que es obligación de las mujeres ser obedientes a sus maridos, ratificando el sistema de “valores” patriarcal y profundamente misógino imperante en la sociedad egipcia. Entre estas discriminaciones destaca el derecho al divorcio. Los hombres pueden acceder a éste sin impedimento alguno alegando causas como que la mujer fue mala esposa, causa que puede implicar para la mujer la renuncia a sus derechos económicos, como la manutención y la herencia; y que incluso puede llegar a implicar también la pérdida de custodia de los hijos.

El Código Penal del país no tipifica la violencia en el ámbito familiar ni las violaciones conyugales, ya que se considera una cuestión privada. La violaciones en Egipto no se dan sólo con hombres ajenos o fuera del círculo familiar de la mujer, sino que es una práctica común que esposos violen a sus esposas con el afán de someterlas. El Código Penal de Egipto permite la indulgencia de los hombres que violan sexualmente a sus esposas, o las matan, si se trata de restablecer su honor; esto es lo que se conoce como los “crímenes de honor”.


No sólo la violación sexual hacia mujer es común sino que el acoso en la esfera pública se ha convertido en la norma de todos los días. Las mujeres egipcias no denuncian estos actos porque siempre son ignoradas por las autoridades y, además, por el miedo al rechazo y a la presión social, prefieren callar.

Discriminación en la vida pública

Representación de las mujeres egipcias en el Parlamento del país [Infografía vía Aswat Masriya].

Empecemos por reconocer que la actual Constitución de Egipto del 2014, aunque sea en letra muerta, consagra la igualdad entre mujeres y hombres. A las mujeres, según esta Constitución, no sólo se les deben garantizar sus derechos humanos, sino que el Estado egipcio se compromete a hacerlos valer, respetar y proteger.

Las mujeres están condenadas a la privacidad y a la sub-representación en la vida pública. Casi es ausente la presencia de mujeres en puestos públicos y de elección popular, y se estima que de 12.000 jueces que hay en todo el país, sólo hay 22 mujeres; lo que representa un anacronismo para la igualdad de género y en especial para los derechos de las mujeres.

La presencia de mujeres en el Parlamento y en los órganos constituyentes es casi imperceptible. En el 2012, en la Asamblea Popular (Cámara baja del Parlamento), 10 mujeres fueron elegidas, 8 por voto directo y 2 elegidas por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Y en el Consejo Consultivo (Cámara Alta del Parlamento), sólo 5 fueron elegidas por vodo directo y 7 por Mohamed Morsi. Cuestión que deja claro el rol que juegan las mujeres en el gobierno egipcio.


A pesar de que las mujeres representaron un papel fundamental en la Revolución de 2011, fueron excluidas de la comisión de redacción de la nueva Constitución que fue aprobada por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas el 30 de marzo de 2011. Según Amnistía Internacional, “la Asamblea Constituyente de 100 miembros que redactó la Constitución de 2012 incluía sólo a 7 mujeres. El órgano de 50 miembros que redactó la Constitución de 2013 incluía sólo a 5 mujeres”.

Por todo ello, queda claro que Egipto tiene una asignatura pendiente, y es garantizar y proteger los derechos de las mujeres.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Waquel Drullard

Ciudad de México, México. #Queer #humanrights #PazyJusticia #LGBTI #Migrante #SocialDemòcrataLiberal #TerroristadelGènero. Internacionalista por la Universidad Anáhuac México, especialista en temas de género y derechos humanos, con experiencia en diseño y evaluación de proyectos. Con Diplomas en Globalización y Gobernanza: Buenas prácticas en el espacio Iberoamericano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Madrid, España. En Evaluación de Proyectos de Impacto Social y Consulta por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-México). En Derechos Humanos: ciudadanía, participación y DDHH por el Instituto Superior Francisco Bono, Sto. Dgo. Rep. Dominicana. Dominicano hasta la tambora, pero enamorado de México.


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