La novela gráfica se consolida año tras año como un género desde el que abordar, no solo historias cotidianas, sino los procesos políticos, sociales e históricos de un mundo en cambio constante con toda la fuerza y capacidad de síntesis que ofrecen sus recursos comunicativos. Estas son algunas propuestas con las que disfrutar este verano.
Gulags, un viaje por Argelia y colonialismo francés
Cuadernos ucranianos, memorias de los tiempos de la URSS de Igort: Ucrania, país de gran tradición agropecuaria se convirtió, no solo en el granero soviético, sino el europeo. Las divisiones entre agricultores que poseían diminutos pedazos de tierra para el autoabastecimiento y aquellos que disponían de un mayor número de hectáreas o animales, los kukaks, provocaron las colectivizaciones forzosas que derivaron en una hambruna que afectó a millones de personas. A través de las historias de cada día, Igort retrata el terror estalinista, los gulags y el holocausto ucraniano, conocido como Holodomor.
Bienvenidos a mi país. Un, dos, tres. Viva Argelia de Antonia Santolaya: mostrar el país norafricano tal y como es, sin tapujos, a través de sus pueblos, ciudades y desiertos poniendo de manifiesto los acontecimientos históricos y políticos que le dotan de singularidad es el objetivo de este hermoso cuaderno de viaje. Esta ilustradora riojana y su pareja nos ofrecen la oportunidad de descubrir Argelia desde la crónica visual de un par de viajeros que se han tomado la molestia de “comprender” y no se han limitado a sacar fotos a toda velocidad.
Derecho de suelo de Charles Masson: Mayotte es una de las cuatro islas que forman el archipiélago de las Comores, situado en el Canal de Mozambique, entre la isla de Madagascar y África. Sorprendentemente, sigue siendo una colonia francesa. En 2005, siguiendo órdenes de parís, se produjeron deportaciones masivas de inmigrantes africanos ilegales hacia la frontera para expulsar de la isla a la mitad de la población, entre 80 y 150.000 mil personas. Masson siguiendo la estela de la mejor y novela gráfica social francesa, retrata esta situación y el racismo –entre blancos y negros y entre los negros “legales” y los que no lo son- que subyace en el fondo de la cuestión. El autor, que visitó la isla un año antes del inicio de las deportaciones, ha decido contarlo denunciando que “los niños clandestinos ya no podían ir al colegio ni recibir atención sanitaria. En esta novela la enseña francesa de Liberté, Egalité, Fraternité se convierte en papel mojado.
Palestina, Chernobil y el día a día en Costa de Marfil
Notas al pie de Gaza de Joe Sacco: si alguien ha sabido capturar el drama de la guerra y transformarlo en viñetas con toda su crudeza, ha sido Sacco. Este corresponsal de guerra nacido en Malta se ha convertido en la punta de lanza del subgénero dentro del cómic denominado “periodístico” porque sigue exactamente los patrones informativos (contrastar datos y fuentes, investigación de campo, varias perspectivas y puntos de vista). Tres años sobre el terreno entrevistando a los protagonistas y cuatro años frente al papel dibujando dan como futo una auténtica obra maestra que hace comprensible el complejo conflicto palestino-israelí para cualquiera, al tiempo que muestra que, a la hora de sufrir no hay buenos ni malos.
Chernobil, la Zona de Natacha Bustos y Francisco Suárez: a través de la historia de unos personajes ficticios pero perfectamente creíbles, ambos autores narran el drama detrás de la tragedia; las pequeñas historias de familias que lo perdieron todo, que enfermaron y murieron sin saber el peligro al que habían sido expuestas pensando que iban a regresar a sus casas en unos días y todo volvería ser como antes. Una oportunidad para entender y reflexionar sobre la que ha sido la mayor catástrofe nuclear de la historia.
Aya de Yopougon (serie) de Clément Oubrerie y Marguerite Abouet: en África no todo es guerra y violencia, también hay un espacio para divertirse y vivir en paz, enfrentarse a los pequeños problemas de cada día, enamorarse, estudiar o pasar el rato bailando. Con sus seis volúmenes Abouet ha tratado de cambiar la imagen terriblemente negativa que del continente africano se tiene en Occidente. Con optimismo y sentido del humor esta historia nos acerca a Costa de Marfil, su gastronomía, costumbres y habitantes. De los pocos cómics hechos en África, recibió en 2006 el premio Anguleme –el Oscar del Cómic- al Mejor Primer Álbum.
Guerra Fría, Ciudad Juárez y la primera Guerra del Líbano
Hágase el caos de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí: estos ganadores del premio nacional de Cómic de 2009 se las han ingeniado para crear a lo largo de dos volúmenes una trama estilo John Le Carré, en la mejor tradición del género negro. La historia transcurre en la Inglaterra de 1953, en plena Guerra Fría, y trata el desmembramiento y la guerra de los Balcanes desde una óptica historicista. Una curiosidad: cuando los protagonistas descubren un complot para asesinar a Tito, el dictador de la ex Yugoslavia, se encuentran con que quien está detrás de todo es una organización terrorista llamada M15 (no confundir con 15M). Cava y Seguí nos transportan a la Inglaterra que en los años 50 luchaba por encontrar la estabilidad en un mundo convulso, con sus luces y sus sombras.
Viva la vida: los sueños de Ciudad Juárez de Edmond Baudoin y Troub: esta pareja de historietistas franceses firman el registro gráfico de cómo es la vida en una de las ciudades más violentas del mundo, donde el feminicidio ha alcanzado cotas inimaginables. “Nuestra idea fue encontrar lugares donde dibujar. Hacer el retrato de aquellos que lo deseen y preguntarles: ¿Cuál es tu sueño. Buscar la vida en esta ciudad donde la gente muere”, explica con sencillez Edmond Baudoin. Este es el gran reto de esto libro: narrar los sueños de los supervivientes denunciando la corrupción, la narcoviolencia y la explotación laboral.
Granja 54 de Galit Seliktar: Noga vive en un kibutz no muy lejos de Jersulasén. Es la década de los ochenta y va a dar su paso a la vida adulta en medio de una atmósfera inquietante y oscura. La tranquilidad del campo se opone a la sombra de las guerras y de la violencia. A través de historias que parecen simples anécdotas, ligadas a la adolescencia, la sexualidad, la vida cotidiana como descubrimos algunos de los hechos claves de la historia reciente de Israel como la primera guerra del Líbano o la primera Intifada. Nos encontramos ante un poema gráfico, una bofetada bicolor a la brutalidad absurda de la guerra que siempre se ceba con los más débiles.
La revolución castrista, la guerra de Vietnam y la Italia de Mussolini
Cuba, mi revolución de Iverna Lockpez y Dean Haspiel: una de las protagonistas de la revolución cubana narra el final de la dictadura de Batista y esos primeros años llenos de ilusión que finalmente derivaron en una realidad que se parecía poco a aquella con la que soñaba. La historia autobiográfica de esta artista y conservadora cubana afincada en EEUU toma partido y expone una visión negativa de la Cuba castrista, influida sin duda por la dolorosa experiencia de la decepción y del exilio.
Blazing Combat de Archie Goodwin y James Warren: nos encontramos ante la reedición del primer cómic directamente censurado por el ejército de Estados Unidos, lo cual le impidió pasar del cuatro número. Publicado en 1965, fue una de las primeras manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam –y de cualquier guerra- al mostrar el horror, el sufrimiento e inutilidad de la contienda cuando la opinión pública estadounidense todavía la apoyaba. Gracias a esto se ha convertido en un cómic mítico, que además se atrevió a luchar contra la censura de la todopoderosa maquinaria desplegada por Washington cuando ningún medio osó hacerlo. Una de las claves que ha contribuido a forjar su leyenda radica en su postura crítica ante la guerra cuando los ciudadanos de EEUU pensaban que era algo horrible estar en contra de una guerra en la que participara su país por lo que la serie fue considerada “antiamericana”.
En Italia son todos machos de Luca de Santis y Sara Colaone: fue anunciar Benito Mussolini que en Italia “todos eran machos” y empezar el calvario de los homosexuales en la Italia fascista. Al no existir una regulación legal, el gobierno optó por confinar y desterrar a islas a todos estos “ciudadanos inexistentes” entre 1933 y 1943. A través del personaje de Rocco, un joven documentalista que investiga cuál fue el destino de los cientos de italianos que fueron desterrados, Santis y Colaone desentierran uno de los capítulos más desconocidos de la historia italiana contemporánea.
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