Cuando se cumplen cuatro años del inicio de la guerra en Siria, la situación de las mujeres no hace más que empeorar por el enquistamiento del conflicto, el uso de la violencia brutal por parte del ISIS, la apuesta por matrimonios precoces porque las familias creen que así protegen a las jóvenes y la creciente incidencia de la violencia machista en el hogar por la situación desesperada en la que se encuentran los refugiados.
“En Siria tienes miedo de que te violen, de que te detengan, de que te maten”, confesaba a Amnistía Internacional Mariam, refugiada de origen sirio. Los miedos que expresa Mariam no son infundados. En un reciente informe publicado por 21 ONGs, entre ellas Oxfam o Médicos del Mundo, con el elocuente título de Fallando a Siria, se indicaba que “la violencia afecta particularmente a las mujeres y los niños” y señala que “la Comisión de Investigación de la ONU ha documentado el uso de la violación como un método muy extendido de arma de guerra en Siria”. Se han documentado casos de “actos de violencia sexual a gran escala contra mujeres, hombres e incluso niños en centros de detención del Gobierno y casos de acoso sexual y violaciones en los puestos de control”. Estas ONGs reconocen que hay poca documentación sobre los casos de violaciones, en ocasiones porque se les niega la asistencia médica a mujeres que se encuentran en centros de detención. Hace poco más de un año ya hablamos en United Explanations del uso de la violación como arma de guerra para desgarrar a la sociedad siria.
El empeoramiento de las condiciones de vida de los sirios y las sirias tras cuatro años de conflicto es más que evidente. Un informe publicado el 10 de marzo por el Centro Sirio para la Investigación Política (SCPR) con el apoyo del PNUD y UNRWA (Siria: La alienación y la violencia, Informe sobre el impacto de la crisis en Siria) revela el alcance del retroceso dramático en el desarrollo humano y económico:
Uno de los datos que nos deja el informe es la pérdida de esperanza de vida en estos cuatro años: de 79,5 años en 2010 se ha pasado a 55,7 años en 2014.
Las mujeres que se encuentran entre los 4 millones de sirios que han huido del país están lejos de disfrutar de una vida libre de violencia. El IRC (International Rescue Committee, Comité Internacional de Rescate), en el informe Are we listening?, afirmaba que las propias mujeres sirias confesaron sufrir “niveles extremos de acoso”. Este mismo informe indicaba que muchas de estas mujeres hicieron hincapié en el aumento de la violencia machista en sus hogares, y en la extensión de la práctica del matrimonio precoz y forzado, ante los riesgos para la seguridad de las jóvenes. Esta práctica ha implicado que muchas de estas jóvenes que, querían seguir estudiando, tuvieran que abandonar la escuela: “Es evidente que las mujeres y chicas sirias se enfrentan a crecientes riesgos y múltiples formas de violencia como resultado del conflicto y el desplazamiento. Las adolescentes están siendo obligadas a casarse muy jóvenes, están expuestas a niveles más altos de violencia y tienen más dificultades en el acceso a servicios sociales básicos, como la educación”.
Crecientes niveles de violencia machista en el hogar
Según el IRC, el 60% de las mujeres confiesan que sienten miedo por su seguridad en los países en los que se han visto desplazadas. Un tercio reconoce que tienen miedo a salir de casa. Sin embargo, el hogar tampoco parece un sitio seguro para estas mujeres sirias. Zaeemah tiene 34 años y vive en Jordania tras haber huido de la guerra. Ella señala que su marido, “cada vez más frustrado por no poder trabajar y mantener a nuestra familia, comenzó a pegarme a mí y a nuestros hijos”. Layla vive en Líbano y se lamenta de que “muchas chicas están siendo golpeadas por sus maridos. Las chicas no deberían casarse tan pronto, están sufriendo abortos, están siendo golpeadas…”. De hecho, las cifras son tan peligrosas que según informa ONU Mujeres, un 67% de las mujeres sirias sufren violencia en sus casas.
Sabeen tiene 15 años y es una refugiada en el Líbano. Cuenta que un día su padre le dijo que era el momento de que se casara con un primo “para ponerme bajo la protección de un hombre”. A pesar de manifestar su desacuerdo, unos días después se celebró la boda. “Tenía grandes sueños, quería ser una diseñadora de moda, pero ahora estoy atrapada en este matrimonio, que para mí es como una prisión. No me dejan ir a la escuela, estoy deprimida”, confesó al IRC.
La violencia sexual y el ISIS
La expansión del ISIS en Siria no hace sino agravar la situación de las mujeres. “El levantamiento de grupos radicales extremistas como ISIS pone bajo el punto de mira la seguridad de las mujeres, que cada vez sufren acciones más brutales que van en detrimento de la igualdad hasta ahora conseguida”, recuerda el IRC. Según la ONU, en una nota publicada en agosto de 2014, unos 1.500 niños y mujeres fueron secuestrados por ISIS para convertirse en esclavos sexuales. En esta línea, un reciente artículo del Foreing Policy, remarcaba que “la campaña de violencia sexual de ISIS tendrá efectos duraderos y devastadores para los supervivientes y las sociedades iraquíes y sirias en su conjunto”.
El futuro de las mujeres sirias no es esperanzador, a no ser que se ponga freno al conflicto. Según el IRC, “se prevé que el año próximo haya un entorno más peligroso para los civiles, especialmente para las mujeres y las niñas. La expansión del conflicto hacia Irak, la fragmentación de la oposición y la crueldad de los contendientes conspiran para hacer que el mundo en el que las mujeres y niñas viven sea más pequeño, más aislado y más peligroso. Se ha de actuar de inmediato, no sólo para ponerlas a salvo de la explotación y el abuso sexual, sino para empoderadas y que puedan participar activamente en la vida social”.
No es exagerado señalar, como comentaba una mujer siria del campo de Zaatari al IRC que “las mujeres sirias están cansadas, pero luchan y son los pilares”. Hay un proverbio sirio que refleja el reconocimiento del poder de las mujeres en la sociedad siria: “Las mujeres mecen las cunas con sus mano derecha y el mundo con la izquierda”. Para muchas organizaciones como el IRC o la WILPF (Liga Internacional de las Mujeres por la Paz, que organizó una conferencia internacional con mujeres activistas por la paz de Siria e Irak) es urgente contribuir al empoderamiento de las mujeres para construir la paz y un futuro mejor para Siria. Dar voz a las mujeres sirias y no limitarlas al papel de víctimas desvalidas puede contribuir a este objetivo. No habrá Siria en paz sin la voz de sus mujeres. Como dice Zaeemah, refugiada en Jordania, “quiero que mi voz sea escuchada en todas partes para que todo el mundo sienta lo que sentimos”. Ojalá sea pronto.
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