06/10/2024 MÉXICO

España al otro lado del estrecho

350px-Mapa_del_sur_de_España_neutral Wikimedia
Apenas conocidos para la mayoría de la población, queda en la costa norteafricana un grupo de peñones e islotes de soberanía española, más valiosos por su valor simbólico que por su sentido estratégico.

Diez años después del incidente del islote Perejil, las plazas de soberanía española en el Norte de África han vuelto a ser noticia. A saber, el 12 de julio el Gobierno marroquí protestó por el despliegue en las islas Chafarinas de un destacamento de la Guardia Civil. El 29 de agosto, siete activistas marroquís fueron desalojados del Peñón de Vélez de la Gomera tras haber acampado allí de manera ilegal. Por último, el 2 de septiembre llegó a la Isla de Tierra, frente a las costas de Alhucemas, un grupo de 68 inmigrantes subsaharianos, que fue desalojado dos días después.

Como vemos, de nuevo la geografía política y la migración vuelven a marcar la agenda de las relaciones hispano-marroquís. Sin embargo, ¿Qué sabemos de esas rocas e islotes tan pequeños como desconocidos?

Una herencia rocosa

Era deseo de la reina Isabel de Castilla que la lucha contra el Islam, tras haber conquistado Granada en 1492, cruzase el Mar de Alborán y se lanzara contra el infiel en tierras africanas. Así lo dejó plasmado en su testamento político. Sus sucesores prosiguieron una política expansionista en la orilla sur del Mediterráneo que se tradujo en la conquista de una cincuentena de ciudades, fortalezas y peñones diseminados entre la costa atlántica de Marruecos y la Trípoli libia. Casi todos ellos se perderían entre mediados del XVI y mediados del XVII en lucha contra los turcos otomanos y los berberiscos.

No obstante, España conserva aún dos ciudades, Ceuta y Melilla, habitadas en conjunto por unos 150.000 ciudadanos españoles, y una serie de islotes y peñones. Vélez de la Gomera, Alhucemas, Chafarinas y Alborán son sus nombres. De estos últimos, los más desconocidos, trataremos de ofrecer un panorama general.

Peñón de Vélez de la Gomera

Este antiguo islote, convertido en peñón tras el terremoto de 1930 que hizo aparecer una lengua de tierra que lo une al continente, se halla a 130 km al Oeste de Melilla, de cuya Capitanía Marítima depende. Con una altitud máxima de 87 metros, ocupa una superficie de 360 metros de largo por 109 de ancho. Convertido en refugio de piratas que atacaban con frecuencia las costas andaluzas, fue conquistado por Pedro Navarro en 1508. Se construyó el castillo de la Isleta, guarnecido por trescientos infantes y cuarenta artilleros. Perdido en 1522, fue recuperado para la Monarquía Hispánica en 1564, abriéndose un período de soberanía española que dura hasta la actualidad. Dado su escaso valor estratégico, las Cortes debatieron su voladura en 1872. Sin embargo, durante la Guerra del Rif (1921-1927) se reforzó su parque artillero, con el que se hostilizaba la costa rifeña. Su población civil, que constaba de unas cien personas, fue evacuada en 1922. En la actualidad, una sección (32 hombres) del Grupo de Regulares de Melilla nº 52 guarnece permanentemente el peñón.

Islas de Alhucemas

Este conjunto, ubicado frente a la antigua Villa Sanjurjo, actual Alhucemas, dista 85 km de Melilla y apenas 800 metros de la costa marroquí. Se compone de Isla de Mar, Isla de Tierra y Peñón de Alhucemas, éste el único de los tres que cuenta con edificaciones y guarnición militar. El peñón mide unos 170 metros de largo por 85 de ancho. Fue conquistado por Andrés Dávalos, Príncipe de Montesacro, en 1673, durante el reinado de Carlos II el Hechizado. Además de fortaleza militar fue presidio, tomado por los presos carlistas que se sublevaron en 1838. Llegó a existir una población civil de unas 350 personas, entre familiares de militares, funcionarios y comerciantes, que fue evacuada en 1922 ante la intensidad creciente de los ataques desde la costa.

El peñón jugó un destacado papel como avanzadilla española, en especial durante el desembarco de Alhucemas (8 de septiembre de 1925), la primera operación combinada de fuerzas de tierra, mar y aire de la Historia.

En la actualidad lo guarnece una sección del Regimiento de Artillería Mixto nº 32 de Melilla.


Archipiélago de Chafarinas

Este archipiélago está formado por las islas Congreso (25,6 ha), Rey (11,6 ha) e Isabel II (15,3 ha), siento ésta la única habitada. Se halla a 50 km al Este de Melilla y a 2,5 km de Marruecos. Fue ocupada el día de Reyes de 1848 por una expedición procedente de Málaga, capitaneada por Francisco Serrano, el General Bonito, futuro amante de Isabel II. Durante el siglo XIX sirvió como presidio para prisioneros políticos, como Emilio Bacardí Moreau, presidente de Ron Bacardí y partidario de la independencia cubana, que pasó unos meses entre 1879 y 1880. Hasta finales de la década de 1960, los familiares de los mandos militares residieron en la isla. En la actualidad el archipiélago tiene un alto valor ecológico, pues alberga colonias de varias especies en extinción como la foca monje, la gaviota de Audouin o el águila pescadora. Cuenta también con restos de un poblado neolítico. Por ello, biólogos y arqueólogos desarrollan trabajos de campo frecuentemente. Una sección de legionarios de Melilla guarnece las islas.

Isla de Alborán

Este islote de 640 metros de longitud por 250 de anchura, se halla en el centro del mar que recibe su nombre, a medio camino entre Europa y África. Está adscrito a la ciudad de Almería, de la que le separan 92 km. Quiere la tradición oral que el nombre de “Alborán” se deba a un corsario tunecino, llamado Al-Borany, utilizó el islote como base desde la que hostigar las costas cristianas allá por los inicios del s. XVI. En 1540 se produjo un combate naval entre las armadas otomana y española por el control de la isla. Desde ese año ha permanecido Alborán bajo soberanía española, aunque con una presencia intermitente. En 1860 se construyó el faro y en 1939 se instaló un destacamento de Infantería de Marina.

Abandonada en 1963, los militares españoles regresaron en 1967, tras haber detectado algún disimulado intento por parte de la Armada Soviética de instalar una base permanente. Actualmente la única población existente es un pelotón de Infantes de Marina.

La isla, además, posee un alto valor ecológico, existiendo en su fondo marino importantes praderas de algas laminarias y yacimientos de coral rojo. Por ello, está catalogada como Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo.

¿Cuál es su valor?

Reconocido su valor ecológico, es difícil defender un supuesto interés estratégico por conservar las islas. Hay que repasar las relaciones hispano-marroquíes de los últimos ciento cincuenta años para darse cuenta del motivo por el que España sigue ejerciendo su soberanía sobre unos peñones e islotes casi olvidados. Su valor reside en su carácter simbólico. Por establecer un símil ajedrecístico, hacen las veces de peones que cubren las líneas de piezas de mayor importancia. Representan la voluntad de permanencia española en África, pero sobretodo, la irrenunciable soberanía sobre Ceuta y Melilla. Su abandono sería interpretado por Rabat como una debilidad del Gobierno de Madrid.


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