Para explicar en qué consiste y qué consecuencias tiene el ‘epistemicidio’ tal vez deberíamos empezar por intentar explicar qué significa ‘episteme’. Según la RAE, episteme tiene 3 acepciones:
- En la filosofía platónica, el saber construido metodológicamente en oposición a las opiniones individuales.
- El conocimiento exacto.
- El conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas.
En resumen, se puede decir que episteme es, partiendo de la primera y tercera acepción, el conjunto de conocimientos construidos bajo un paradigma metodológico que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en un determinado espacio-tiempo. Además, este episteme se intenta distinguir de las creencias y opiniones.
Ahora tal vez, el concepto “epistemicidio” puede tornarse un poco más fácil de entender. Se trata de la liquidación de algunas formas de apre(he)nder, crear y transmitir conocimientos-saberes comunitarios, ancestrales o los propios de ciertas culturas de naturaleza genuina especialmente tras el nacimiento y uso del método científico como el único validador por parte de las clases dominantes, convirtiéndose éste en una suerte de garante de la objetividad que nos protege de la subjetividad, de lo irracional.
Para Boaventura de Sousa Santos, se trata de simplemente de la destrucción de saberes propios de los pueblos causada por el colonialismo europeo y norteamericano (europeos desplazados).
Esta liquidación puede materializarse de muchas formas: la más obvia quizá es la aniquilación física de seres humanos de cierta comunidad o cultura, luego está la asimilación cultural, la imposición-chantaje por la cual el estado ofrecerá ciertos servicios si éstas comunidades abandonan ciertas prácticas por otras (“si asiste a un colegio donde se hable la lengua oficial del Estado te daremos comida a cambio”). A esta práctica se la relaciona también con las políticas de “blanqueamiento” que se practicaron especialmente en los países sudamericanos. Otra, es el desplazamiento de esto pueblos y su consecuente “desarraigo”. Es por esto que algunos académicos como de Sousa Santos afirman que no es posible una justicia social global sin una justicia cognitiva global, y que el conocimiento científico de la modernidad, por eurocéntrico e individualista, invalida los conocimientos no científicos: un epistemicidio. Él mismo diferencia 5 modos de producción de deslegitimación racional en y desde las ciencias sociales:
- La monocultura del saber y del rigor que descacredita los conocimientos alternativos
- La monocultura del tiempo lineal y la idea de que la historia tiene un sentido de progreso, de desarrollo al que deben de aspirar los otros pueblos no europeos
- La monocultura de la naturalización de las diferencias que ocultan las jerarquías
- La monocultura de la escala dominante donde lo global es hegemónico y lo particular-local no cuenta, y
- La monocultura del productivismo capitalista que se aplica tanto al trabajo como a la naturaleza y desecha toda otra lógica productiva.
Cabe recordar en este punto que no se debe confundir episteme, ni epistemicidio con epistemología, la cual se define comúnmente como la rama de la filosofía que estudia el método científico.
El epistemicidio andino
En una entrevista a la filósofa boliviana Silvia Rivera Cusicanqui se dice que para los estudiantes universitarios que vienen de zonas rurales, la forma de aprendizaje y evaluación más eficaz sucede cuando se realizan las dinámicas de clase y los exámenes oralmente. Los estudiantes tienen mejores resultados, en general, en los exámenes orales que escritos. Esto tiene que ver no sólo con la forma en que se ha transmitido conocimientos (historias, mitos, relatos, anécdotas, etc.) generación tras generación, sino con una cultura “de lo verbal” que puede materializarse en cantos y música y que, asegura Cusicanqui, guarda un fuerte vínculo con la figura materna.
Un buen ejemplo puede observarse en la película “La Teta asustada” en donde la protagonista conoce la (terrible) historia de su madre a través de armoniosos y calmados cantos que entonaba ella en quechua.
Así que una vez llegados a este punto, resulta harto complicado no advertir que la manera occidental de crear conocimiento (la ciencia/el método científico), aunque dominante, es una más entre el mar de posibilidades y maneras que existen de conocer, de observar y transmitir conocimiento, conocimiento no-occidental. Junto con el genocidio acontecido de forma tanto directa (asesinatos y torturas sistemáticas), como indirecta (contagio de enfermedades infecciosas) tras la “conquista de América”, la evangelización forzosa o la prohibición de ritos/prácticas paganas (como hablar lenguas no romances), entre otros, en Indio-latino América se ha cometido -y se sigue cometiendo- por parte de los estados-nación heredados de la última etapa de reordenamiento de las élites del virreinato, uno de los mayores epistemicidios de todos los tiempos. Esto, por ejemplo, ha quedado bien ilustrado con el mestizaje o blanqueamiento, una política oficial en algunos países de América “Latina” basada en el olvido, haciendo que la idea de la memoria atente contra la paz mental del mestizo, el cual, no quiere ser indio nunca más. Estas heridas no están cerradas en la memoria de los pueblos indígenas e incluso un neoconservador como S. Huntington reconoce que “Occidente no ganó la guerra por la superioridad de sus ideas o valores o religión, sino por la superioridad en capacidad de aplicar mayor violencia organizada”.
De la reducida variedad de epistemes también es consecuencia cierta falta de respuestas tanto en una dimensión filosófica como técnica. Hoy, nadie puede negar el profundo y sorprendente conocimiento que los Mayas poseían de los astros y su medición (un ejemplo es su significante influencia en la modificación del calendario juliano al gregoriano) o el que tenían los Incas de arquitectura y agricultura. Asimismo, actualmente, en un tiempo donde se buscan formas alternativas de coexistencia entre los seres humanos y el planeta tierra, no son nada desdeñables algunas de las lecciones que pueblos indígenas han compartido, y todavía comparten, sobre las distintas formas de convivencia sostenible con nuestro entorno haciéndonos ver y saber al resto del mundo que la vida humana es compatible (e incluso armonizable) con la “pacha mama”.
Y es que precisamente el éxito del sistema mundo moderno/colonial, como sostiene Ramón Grosfoguel en su obra “La descolonización de la economía política y los estudios poscoloniales”, consiste en “hacer que sujetos socialmente ubicados en el lado oprimido de la diferencia colonial, piensen sistemáticamente como los que se encuentran en las posiciones dominantes”. Ya que las perspectivas epistémicas subalternas son un conocimiento que al venir desde abajo, producen una perspectiva crítica del conocimiento hegemónico en las relaciones de poder involucradas.”
Ojalá no sea demasiado tarde
No somos los primeros que se lamentan de este trágico suceso, la pérdida de la riqueza intelectual, cultural y epistémica. En la literatura esta idea de desaparición de la alteridad, la imposición del pensamiento único y la hegemonía cultural de occidente en los 5 continentes acongojaba al propio Levi-Strauss, quien escribía durante su viaje a las selvas occidentales del Brasil: “cuanto menores eran las posibilidades de las culturas humanas para comunicarse entre sí y, por lo tanto, corromperse por mutuo contacto, menos capaces eran sus respectivos emisarios de percibir la riqueza y la significación de esta diversidad.” (Tristes Trópicos, 1955).
Aunque tal vez, donde mejor quede capturada esta sensación de vacío y desidia es en la siguiente escena de “Cien Años de Soledad”, cuando uno de los hijos ilegítimos del Coronel Buendía pregunta a su bisabuela Úrsula si la historia que cuentan los mayores sobre los ‘exóticos’ objetos que traían los gitanos (especialmente Melquíades) a Macondo era verdad o no:
“Asombrado, le preguntó a Úrsula si todo aquello era verdad, y ella le contestó que sí, que mucho antes los gitanos llevaban a Macondo las lámparas maravillosas y las esteras voladoras.
-Lo que pasa -suspiró- es que el mundo se va acabando poco a poco y ya no vienen esas cosas.”
Esta es una explicación sin ánimo de lucro.
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18 comments
Diana romero guzman
03/12/2015 at
Excelente tu artículo.. Es importante dan fuerza al conocimiento postcolonial y terminar con el espectro del positivismo que aún deambula por algunos lugares. Saludos.. Visita spine.upn.mx tal vez encuentres cosas de tu interés.
@ElPerezosito
04/12/2015 at
Esta forma imperante de entender la vida podemos considerarla un absoluto? Una de las cualidades de la modernidad eurocentrada es que, además de presentarse como la única forma posible de ser, hacer y conocer en el mundo, no permite la entrada, ni la creación de saberes alternativos, puesto que, todo lo que esté fuera del conocimiento científico-racional-occidental siempre es tildado de subalterno, retrasado, primitivo, bárbaro y obsoleto; incluso, esta modernidad hace todo lo posible por ocultar y menospreciar la otredad. La Razón por encima de todas las cosas ha propugnado la matanza de saberes ancestrales, culturas enteras, que tenían desde hace tiempo sus propias formas de entender el mundo, que por no ser iguales a las nuestras no significa que sean inferiores; conocimientos milenarios aniquilados en procesos civilizatorios, que no han hecho más que poner como norma los paradigmas del hombre europeo. Este malestar secular, encuentra fuerza en los movimientos populares que cada día se hacen más resistentes: la desigualdad y la opresión cada día son más evidentes. Entonces uno se pregunta ¿cuántos saberes se han destruido?, ¿acaso no nos damos cuenta de las consecuencias de nuestros actos?, ¿cuánta epistemia se ha perdido en este afán de querer controlarlo todo?
Lino Moinelo [I & R]
04/12/2015 at
Por mucho que lo desees, la transmisión inadvertida de enfermedades es un trágico accidente, no un genocidio. Respecto al resto del artículo, es interesante, aunque el exceso de “subjetividad” y tendenciosidad lo arruina. Desde hace siglos que las culturas se aniquilan las unas a las otras, sobre todo como se hacía en la América precolombina, tanto o más como en Europa. La diferencia es que el desarrollo tecnológico fue mayor en esta última, logrando embarcarse en mayores proyectos expansionistas. Es precisamente con la llegada de la Ciencia y la ilustración, bastante después de la colonización del continente americano, cuando comienzan a superarse esas antiguas maneras de expansión, existiendo un rechazo generalizado por parte de la población, no así por parte de las élites políticas sujetas a otro tipo de intereses. Problema que se está intentando solucionar todavía y que en ningún lugar del mundo tienen resuelto.
Ya por último, ese intento de relacionar a las “clases gobernantes” con el método científico. Es descacharrante, ya que lo último que tienen en cuenta es la ciencia a la hora de hacer su política. Esto simplemente, no es cierto. Concedo, eso sí, que hay otras forma de “conocimiento espiritual” que se están perdiendo y que deberían recuperarse. Pero el conocimiento objetivo y fiable, el único método existe es el científico.
Saludos
Andy Philipps Zeballos
12/12/2015 at
Hola Lino, gracias por tu comentario. Sin duda, no intento ser objetivo en el artículo, lo que intento es romper una lanza a favor de otra clase de conocimientos que, invalidados automáticamente al no haber seguido el método científico y fruto de la larga observación analítica, han resuelto problemas a otras sociedades. A diferencia de los genocidios que puedan haberse cometido previamente por los Incas por ejemplo, un imperio que sin duda se forjó a basé de violencia y sangre es que nunca se arrogaron ni un único método de conocer ni pretendieron a la vez ser sinónimo de lo universal. Por otra parte, relegar el conocimiento indígena al ámbito “espiritual” es una buena muestra de ello.
BERENICE GARMENDIA
05/12/2015 at
MARAVILLOSO. ME GUSTARÍA ADEMÁS COMPARTIRLO CON MIS AMIGOS QUE NO ESTÁN EN FACE, ¿CÓMO HACER?
Andy Philipps Zeballos
06/12/2015 at
Puedes compartirlo a través de whatsapp y twitter como puedes ver en las opciones en la izquierda de la pantalla. Saludos.
David
07/12/2015 at
Buenísimo texto hermano, te felicito!
Andy Philipps Zeballos
12/12/2015 at
Muchísimas gracias compadre
virgulino
09/12/2015 at
“cuando muere una lengua desaparece una forma de comprender y contar el mundo…” E. Cardenal
Julián Andrés Montañez Torres
12/11/2017 at
He estado evaluando este asunto desde la perspectiva del hecho dado, del acto mestizo o híbrido. ¿Nosotros, mestizos, somos indígenas, o europeos o africanos? ¿Cúal es nuestra verdadera forma de ser? ¿Debemos encontrar nuestra propuesta en la negativa de lo que somos o afirmar y pensar nuestra hibridez en la construcción del futuro?
David García Garzón
12/02/2018 at
Si al menos el epistemicidio se hubiera hecho segun el metodo cientifico. Pero en esa epoca y aun ahora, el metodo cientifico esta luchando contra la religion cristiana. La ciencia era para los colonizadores otro mal a combatir como la cultura precolombina. No se evaluaba la bondad de la cultura precolombina con el prisma de la ciencia sino con el de la biblia ante la cual todo aquel conocimiento era pagano. El metodo cientifico no descarta a priori por origen etnico. La religion lo hace. Que hay conocimiento precolombino valido, perfecto si es sobre algun tema no cientifico (literario, artistico, espiritual) perfecto. Si es algo sobre lo que hay disciplina cientifica que entre por el torno de la validacion. Si no lo supera, pues que quede como historia del conocimiento sobre lo que se pensaba en algun momento que era. Los que queman conocimientos son los religiosos.
Valentina Canales
26/03/2018 at
Actualmente, en Chile, en la región de la Araucanía (que comprende el mayor porcentaje de población indígena Mapuche) no permiten que Mapuche vendan sus productos agrícolas en el comercio ambulante. Y ésto es sólo una arista de las miles de formas que el estado chileno ha oprimido y violentado a su pueblo nativo. Los tratan de “terroristas” en la televisión.
Manuela Garreffa
23/03/2019 at
Me parece muy interesante y es uno de los temas que considero muy necesario que se traten, así que lo he compartido, lástima pero que al final cite a un autor que con su fama contribuyó a la detrucción de esas otras maneras de transmitir conocimiento y de vivir. Todos los racistas europeos que conozco tienen sus libros en casa.
Lino Moinelo [I & R]
27/05/2019 at
Hola. Dudo mucho que el Imperio Andino no se arrogara a sí mismo la autoridad como para someter a los que con violencia sometió, como tu mismo indicas. No entiendo qué tiene que ver en este debate el concepto de “universalidad” y si este era arrogado o no. Es sorprendente la cantidad de malas interpretaciones históricas que la único que hacen es añadir ruido y confusión.
Esison
16/11/2020 at
Me gustaria que aclares el ejempo de Cien años de soledad. No lo entendi bien.
Eduardo
19/12/2020 at
Hola! No sé si todavía contestes este artículo tan antigüo, pero me resulto muy interesante, me encantaría que me pudieses recomendar literatura al respecto, además de la que aparece en el artículo, y como conjugarias este artículo con el fenómeno llamado “los neo-indios”? Muchas gracias!!
Nicolás
17/09/2021 at
Nunca he hecho nada parecido a Edipo, sin embargo, acabo de entender esa sensación que ha de haber tenido en el momento en que decidió hacerse mierda los ojos. Después de haber leído está asquerosidad, siento que la oftalmología no podría repararle ni con sus mejores técnicas, que ni un lavado de ojos con hidrolavadora será suficiente para sacarme esta mierda de encima. Lo más terrible es que ahora tengo miedo, miedo de volver a leer, miedo a tener que quemarme los ojos para evitarme el posible sufrimiento que significa leer este tipo de basuras.