28/03/2024 MÉXICO

Educación sexual e igualdad de género: ¿por qué tenemos que hablar de sexo?

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Ya lo decía Jameela Jamil: “Creo que aprender sobre sexo a partir del porno es como aprender a conducir viendo 'The Fast and the Furious'. Una idea jodidamente mala”. Entonces ¿por qué las instituciones educativas siguen sin hacer nada al respecto?

La educación sexual en los colegios sigue limitándose a explicaciones de los genitales masculinos y femeninos, a hablar del VIH y a explicar cómo se pone un condón. Fin. En las familias, a veces ni eso: los jóvenes de hoy en día disponen de toda la información que necesitan en internet, se habla de ello en las series y en definitiva, pueden autoeducarse ellos solos. El sexo ha pasado de ser un tabú a ser el tema de todas las conversaciones, pero ¿estamos dando a esas conversaciones la perspectiva adecuada o solo estamos destruyendo los viejos estereotipos puritanos para crear otros igual de perjudiciales? En una sociedad hipersexualizada, ¿hablamos de las relaciones sexo-afectivas? ¿Del respeto? ¿Del consentimiento o del placer? ¿O la liberación sexual solo se limita al consumo de cuerpos, como si de cualquier otro producto se tratara?

Para la mayoría de los chicos jóvenes su primer contacto con el sexo es el porno, así lo refleja el informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia de Save The Children, en el que han participado 1.753 chicos y chicas de entre 13 y 17 años. De ellos, casi el 68,2% consume pornografía de manera frecuente. La falta de educación sexual junto con el consumo de pornografía sexista no solo tiene una relación directa con las conductas violentas, según un estudio sobre el consumo de porno publicado en la revista científica Journal of Communication: también distorsiona la imagen de la mujer y perpetúa los roles de género. 

Por lo tanto, tenemos por un lado a hombres que creen en mujeres siempre dispuestas, con escenas de violencia explícita en la que ellas siempre disfrutan y una perspectiva del sexo muy sesgada y falocéntrica, que fomenta la imagen de macho alfa, máquina sexual insaciable, que hace mella en la autoestima masculina.

Por otro lado, a las mujeres se nos ofrece un doctorado de cómo satisfacer a un hombre, y apenas en los últimos años se ha empezado a hablar de nuestro placer. Pensemos, por ejemplo, que las milenials crecimos con revistas femeninas plagadas de títulos como Hazlo enloquecer de placer en solo 5 pasos, pero ninguna nos enseñaba a explorar nuestro cuerpo, ni a pedir lo que nos gustaba, ni mucho menos a no mantener relaciones sexuales en las que no hay respeto. A nosotras nos bombardeaban con amor romántico y nos vendían el sexo como manera de conseguirlo o retenerlo. Si bien la generación Z está más instruida en estos temas, estos avances se deben solo a las feministas, y nada de ello se refleja en la educación institucional o la industria del porno, por lo que su educación está plagada de mensajes contradictorios.

La educación sexual y las relaciones afectivas –llamémoslo amor– siempre han diferido según el sexo. Ahora, las cosas se han complicado aún más: la idea predominante de libertad sexual es la carente de afecto, aséptica, como si se compitiera por ver a quién le importa menos la otra persona.

Puede que las voces disidentes del feminismo griten otras maneras de vivir la sexualidad, pero la sociedad impone nuevamente una única visión que debe ser contrastada desde los centros educativos.

Seis motivos por los que es necesario hablar de sexo

Si bien la falta de educación sexual afecta a ambos sexos, nosotras como siempre, somos las grandes perjudicadas. Aquí expongo algunos ejemplos:

El placer sexual es todavía potestad exclusiva de los hombres

¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de “para un rollo sí, pero para novia no” de una mujer sexualmente activa? Aquí se reproducen dos estereotipos de género: por un lado que las mujeres que disfrutan libremente de su sexualidad son “unas guarras” y, por otro, que el fin único que perseguimos es tener pareja.


La masturbación femenina sigue siendo un tabú

Mientras que en la pubertad los hombres hablan abiertamente de ella sin ningún tipo de complejos, nosotras hemos necesitado el Satisfyer para sentirnos más libres de hablar de ello. Conocer el propio cuerpo es esencial para saber tus gustos a la hora de mantener relaciones sexuales.

Descubrir qué es una relación sexual

Seguimos considerando que solo cuando hay penetración hay una relación sexual completa. De hecho, se sigue llamando “preliminares” a todo el sexo que no consiste en penetración.

Insultos o violencia sin ser pactada de antemano

Clara influencia del porno imperante actualmente, que sigue siendo en su gran mayoría hecho por y para hombres. Los chicos reproducen lo que ven en el porno y, sin una capacidad crítica, muchas chicas no son siquiera conscientes de que sin consentimiento expreso por su parte están siendo víctimas de abuso sexual.

El uso del condón

Aunque es de lo poco que se enseña en los colegios, muchos hombres siguen insistiendo en no usarlo. De hecho, existe una práctica denominada stealthing (sigilosamente en inglés) que consiste en que el hombre se quita el preservativo sin que su pareja sexual se dé cuenta durante la relación. Si bien en España no está aún tipificado específicamente como delito de abuso sexual, ya se han producido cuatro sentencias de Audiencias Provinciales, dos de ellas condenatorias.


Por qué es necesario hacerlo desde las instituciones

La educación es la base de todo cambio y esta debe ser promovida por las instituciones adecuadas, máxime en una época como la actual, en donde los jóvenes tienen acceso a toda la información que quieran, sin nadie que les enseñe a juzgarla de una manera crítica. La pornografía es eminentemente machista, al igual que lo es la sociedad. Por tanto, mucha de la información que existe en Internet sigue perpetuando roles de género y obviando el placer sexual de la mujer. Además, en ningún caso se habla de afectividad, de vulnerabilidad o de respeto.

Se debe promover las relaciones sexuales basadas en el respeto y el consentimiento, debemos enseñar que no existe una guía definitiva del placer, que lo que le funciona a unos puede no funcionarle a otros, que la comunicación es la base de toda relación, que deben explorar su propia sexualidad sin miedos ni tabúes. Hay que hablar de diversidad, porque si los heterosexuales están al oscuro de este tema y son la normalidad imperante, pensemos en la comunidad LGBT+ que está aún invisibilizada y que en la mayoría de los casos, y al no tener más referentes, reproducirá el modelo heterosexual imperante. Es decir, un modelo erróneo que ni siquiera los tiene en cuenta a ellos.

Tenemos que educar en el sexo para impedir que se siga reproduciendo el modelo de masculinidad tóxica que considera a la mujer un territorio de conquista que una vez tomado puede ser sometido a su voluntad.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Maria Julia Mersing

Licenciada en Derecho, máster en Internacionalización Económica y cursando máster en Marketing Digital. Tengo dos grandes pasiones: la comunicación y los derechos humanos. Soy voluntaria en una ONG que lucha contra la mutilación genital femenina y estoy muy implicada con la defensa del colectivo LGBT+ y el Medio Ambiente.


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