05/12/2024 MÉXICO

68 años del Nakba, reivindicaciones palestinas de ayer y hoy

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El antiguo primer ministro israelí Ben Gurion dijo: «debemos hacer todo lo posible para evitar que retornen […] los mayores morirán y los jóvenes olvidarán». Sin embargo, los refugiados palestinos no han olvidado y, casi setenta años después de ser expulsados de sus hogares, siguen reivindicando y luchando por sus derechos.


A lo largo de 1948, milicias sionistas y, posteriormente, el ejército israelí desplazaron por la fuerza a miles de palestinos de sus hogares. Estos refugiados huyeron a distintos países vecinos, principalmente a la Franja de Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria, para refugiarse. Muchos otros decidieron buscar cobijo en ciudades y pueblos o en otros países como Egipto o Irak. En 1967, durante la segunda guerra árabe-israelí que acabó con la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza y la anexión de Jerusalén Este al estado de Israel, más de 450.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares, muchos de ellos por segunda vez.

El pasado 15 de mayo se conmemoró el 68 aniversario de la Nakba palestina y el 5 de junio, el 49 aniversario de la Naksa. La Nakba, que en árabe significa «catástrofe», hace referencia a la expulsión de más de 750.000 palestinos de sus hogares en el territorio donde se estableció Israel, mientras que la Naksa es el término usado para referirse a la guerra de 1967.

Refugiados palestinos abandonando sus tierras en 1948 [Foto: Fred Csasznik vía WikimediaCommons]

Aunque 1948 y 1967 marcaron dos de las principales oleadas de desplazamiento que ha sufrido la población palestina, no son las únicas. Israel ha implementado distintas políticas de desplazamiento forzoso a lo largo de los años que han causado, y siguen causando, un flujo continuo de palestinos a ambos lados de la línea verde, una Nakba continua.

Israel implementa actualmente con completa impunidad una política de traslado forzoso de palestinos mediante la apropiación ilegal de tierras, las demoliciones de hogares, la denegación de residencia, las restricciones en el acceso a la tierra y la expansión de colonias. Además, los residentes palestinos de estas áreas son sometidos a una discriminación sistemática, acoso y violencia perpetrada tanto por colonos israelíes como por servicios de seguridad. Esto produce un entorno coercitivo en el que los palestinos frecuentemente no tienen más opción que abandonar sus hogares y comunidades.

Los desplazados hoy

Estas políticas, junto con las oleadas de desplazamiento anteriores, resultan en un panorama actual en el que dos tercios de los palestinos del mundo son forzados a abandonar sus hogares, alrededor de 7,98 millones de un total de 12,1 millones de palestinos. Entre los desplazados, el grupo más grande está compuesto por aquellos que fueron expulsados de sus hogares en 1948 y sus descendientes, que ascienden hoy en día a los 6,14 millones. Otros 1,1 millones de refugiados fueron los desplazados por la fuerza en 1967 y sus descendientes. A estos 7,26 millones de refugiados palestinos hay que sumarles los desplazados internos, aquellos que no han llegado a cruzar una frontera internacional durante su éxodo.

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Celebración de la Nakba, Cisjordania, 2016 [Foto: Mohammad Al Azzar]

Existen dos grupos de desplazados internos: el primero está compuesto por aquellos que fueron desplazados de sus hogares en 1948 y posteriormente, pero permanecieron dentro de lo que se convirtió Israel. Hoy en día son 384.200 personas y siguen sin tener el derecho a retornar a sus tierras. El segundo grupo es el formado por los 334.000 palestinos que han sido desplazados internamente dentro del territorio palestino ocupado, tanto en Cisjordania —incluyendo Jerusalén Este— como en la Franja de Gaza.


La continua denegación del derecho al retorno por parte de Israel deja a estos palestinos en las manos de países vecinos donde no son bienvenidos y no disfrutan de plenos derechos. Un claro ejemplo es Siria, donde en el 2011 había más de medio millón de refugiados. En los últimos cuatro años más de 100.000 personas refugiadas de origen palestino han tenido que huir de Siria, convirtiéndose en refugiados por segunda o tercera vez. De los 450.000 que permanecen dentro de Siria, un 95% necesitan asistencia humanitaria constante y urgente, mientras que 280.000 se encuentran desplazados internamente. Decenas de miles de ellos se encuentran atrapados en zonas de conflicto activo, sin tener ningún lugar al que poder escapar, dado que países vecinos como Jordania y Líbano cerraron sus fronteras a los refugiados palestinos al inicio del conflicto sirio y deportan a todas aquellas personas que llegan a sus fronteras.

La falta de protección

El que no haya ninguna agencia internacional responsable de proteger y defender los derechos de los refugiados palestinos intensifica el impacto de las políticas israelíes de desplazamiento forzoso y hace más vulnerables a los refugiados palestinos en los países de acogida. En 1948, cuando tuvo lugar la Nakba, las Naciones Unidas creó dos agencias para tratar el tema: por un lado la UNRWA, responsable de proporcionar ayuda humanitaria y asistencia, y por otro la UNCCP, que era una Comisión creada con el objetivo de proteger a los refugiados palestinos y buscar soluciones duraderas para ellos.

La UNCCP dejó de operar a comienzos de los años 50 debido a las dificultades para llevar a cabo su trabajo y, aunque sigue existiendo hoy en día en papel, en la práctica está totalmente inoperativa. Desde entonces, no ha habido ninguna otra agencia que la haya reemplazado, lo que ha dejado a los refugiados palestinos sin protección básica en sus países de acogida y sin nadie con el mandato de buscar soluciones duraderas a su desplazamiento.

Esta situación es insostenible y abordarla fue una de las principales demandas de la comunidad de refugiados palestinos en sus declaraciones el Día de la Nakba de este año, que fueron apoyadas por el Consejo de Organizaciones Palestinas de Derechos Humanos. También resaltaron la necesidad de buscar una solución duradera para los refugiados palestinos conforme al derecho internacional, específicamente las resoluciones 194 de la Asamblea General y 237 del Consejo General de las Naciones Unidas. Esta búsqueda solo podría ser posible mediante la creación de una agencia con el mandato específico de implementar dicha solución.


Por tanto, los refugiados proponen tres opciones: o bien se reactiva la UNCCP, o se amplia el mandato actual de la UNRWA —tanto en su contenido como en su ámbito geográfico, así como su método de financiación—, o bien se integra a los refugiados palestinos bajo el mandato de la ACNUR, que proporciona ayuda humanitaria y protección al resto de refugiados del mundo. El primer paso para ello, sería tomar las medidas necesarias para presionar a Israel para que cumpla con sus obligaciones según el derecho internacional y cese las actuales políticas de traslado forzoso de población, así como que reconozca los derechos de los refugiados palestinos, incluyendo el derecho al retorno. Mientras tanto, reivindican que terceros estados también respeten sus obligaciones y aseguren la protecciones internacional de los refugiados palestinos en sus países de acogida.

El próximo 20 de junio se celebrará el Día Mundial del Refugiado por lo que cabe recordar que los refugiados palestinos son el grupo más numeroso y antiguo bajo esta categoría del mundo, a pesar de que habitualmente no aparecen en las listas de refugiados por no estar bajo el mandato de ACNUR. Además, poner fin al exilio de los más de siete millones de personas y a más de 68 años de desplazamiento no es sólo una cuestión moral, sino una obligación legal de terceros estados y de la ONU. Mientras no se tomen las medidas necesarias, estos millones de refugiados estarán condenados a un futuro de adversidad, más desplazamiento y a más conmemoraciones del Día de la Nakba.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Maya Al-Orzza

Beasain, País Vasco, España. Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, con especialización en Relaciones Internacionales. Tengo particular interés en todo lo relacionado con Oriente Medio, especialmente Palestina, donde resido desde el 2012. Otras áreas de interés son los derechos humanos, el feminismo y el neocolonialismo. He trabajado en distintas ONGs realizando labores de investigación legal, defensa de los derechos humanos y consultoría sobre estrategias de comunicación y relaciones públicas. Me encanta viajar, conocer nuevas culturas y sobre todo, no parar de aprender.


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