28/03/2024 MÉXICO

Desarrollo basado en el conocimiento común y abierto: ¿qué es el Buen Conocer?

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La economía social del conocimiento, y más específicamente el Buen Conocer, propone entender el conocimiento como un bien común y valor de uso para una economía distribuida y sostenible, pasar de una cultura basada en el copyright a una cultura copyleft. Te explicamos la importancia del conocimiento común y abierto.

La población ecuatoriana, cuya economía es altamente dependiente de los hidrocarburos, ha sabido plantear la necesidad de adoptar modelos post-extractivistas. Esta preocupación se formalizó por primera vez en la agenda nacional por medio del Plan Nacional del Buen Vivir, que acentuó las proyecciones de liderazgo del país en la protección ambiental y de los pueblos originarios. Sin embargo, en 2013 tras el anuncio del fin de la iniciativa Yasuní ITT que prometía mantener inexplotado el 20% de las reservas petroleras del país, se profundizó un proceso de desencanto con el gobierno central. Esta decisión política fue sólo una de las tantas que resultaron no ser acordes -en algunos casos, fueron contrarias- a los principios del buen vivir.

Las propuestas surgieron entonces dentro de la misma sociedad civil. Convencidas de que es posible desarrollar modelos sostenibles de economía social basados en el conocimiento común y abierto (ESCCA), más de mil quinientas personas llevaron a cabo un proyecto de investigación colaborativa (Buen Conocer / FLOK – Free/Libre Open Knowledge – Society) para proponer lineamientos y recomendaciones para la definición de políticas públicas y, eventualmente, cambiar la matriz productiva. Partiendo de reconocer que el conocimiento es un recurso inagotable, el proyecto propone hackear los códigos de lo que define como capitalismo cognitivo.

Una alternativa al capitalismo cognitivo

El capitalismo cognitivo, o extractivismo 2.0, hace referencia a la extracción y privatización del conocimiento, la memoria y la información de las personas. Se enfoca en el copyright, los derechos de autor y patentes, un intenso control cognitivo y la explotación de la comunicación social. De esta manera, reduce el conocimiento a “valor de intercambio”, cuyos beneficios son distribuidos de forma concentrada entre la población y entre países.

La economía social del conocimiento, y más específicamente el Buen Conocer, propone, en cambio, entender el conocimiento como bien común y valor de uso para una economía distribuida y sostenible. En suma, pasar de una cultura basada en el copyright a una cultura copyleft, esto es, una cultura en donde la consigna sea compartir y crear infinitamente.

La economía social del conocimiento común y abierto se define como aquella basada en los principios de reciprocidad, mutualidad y bien común, que son también los fundamentos de la sociedad civil y de la economía social y solidaria; a ello, le añade el potencial del conocimiento como recurso virtualmente inagotable, reproducible a coste cero” (FLOK Society).

Esta innovación, surgida en el seno de la sociedad civil, radica en proponer un proceso de participación abierta. Para esto son claves las metodologías colaborativas y las tecnologías libres, que atraviesan todas y cada una de las alternativas presentadas. El tercer eslabón es la reorganización del estado como un partner state.

¿Cuáles son las propuestas de políticas públicas?

         Inteligencia colectiva

El motor de producción de una economía social de conocimiento común y abierto es la inteligencia colectiva. El Buen Conocer – FLOK Society propone redefinir el abordaje de la cultura, la educación y la ciencia.


[Foto: Open Culture Hack, 2015. Jan Kraus vía Flickr]
[Foto: Open Culture Hack, 2015. Jan Kraus vía Flickr]

En primer lugar, propone incrementar el rol de la cultura libre y la cultura comunitaria, entendiendo que las prácticas culturales son generadoras de conocimiento, así como base de elaboración y transmisión de imaginarios locales y globales. Además, y en contraposición a un modelo en donde muchas veces el acceso a los recursos educativos está condicionado por razones geográficas, económicas o institucionales, propone que el acceso a los mismos esté bajo licencias abiertas libres y su disponibilidad esté garantizada por todos los medios posibles. Además sostiene que los sistemas de educación deben reconocer todo tipo de aprendizajes, tanto formales como informales.

Por otro lado, rechaza los sistemas de investigación altamente academicistas, donde el éxito de los investigadores depende de la cantidad de papers publicados en revistas especializadas, donde las demandas son definidas por las instituciones financiadoras y los resultados de las investigaciones están disponibles en repositorios de acceso restringido. Propone como alternativa una ciencia accesible para todos, sistemas de investigación abiertos, colaborativos y con fuerte participación ciudadana en las diferentes etapas del proceso de investigación, desde la identificación de las problemáticas a abordar y la recolección de datos, hasta plataformas, repositorios y bancos de conocimiento de acceso abierto, como los propuestos por Aaron Swartz.

         Capacidad productiva

[Foto: Huertas ancestrales renacen. Comité Internacional de la Cruz Roja vía Flickr]
[Foto: Huertas ancestrales renacen. Comité Internacional de la Cruz Roja vía Flickr]


La economía social del conocimiento común y abierto ofrece también alternativas en los ámbitos productivos. En primer lugar, y en contraposición a un sistema agrícola definido por la mercantilización de las semillas de cultivos, por ejemplo, propone definir la alimentación como un bien común. Además, pretende revalorizar la importancia de la agroecología, los saberes ancestrales y el papel del pequeño agricultor como guardianes de la biodiversidad.

En segundo lugar, promueve el bioconocimiento, entendido como “el conjunto de saberes, conocimientos y aplicaciones, tradicionales y científicas, que integran la conservación, investigación y utilización sostenible, segura y efectiva de la biodiversidad, los sistemas complejos de la naturaleza, las formas de vida basadas en la interacción dinámica y respetuosa de los ritmos de la Pachamama“.

En tercer lugar, incentiva nuevas formas de producción y distribución colaborativa de los bienes materiales y la participación inclusiva y proactiva de todos los actores sociales del territorio y la sostenibilidad del ecosistema para alcanzar la soberanía energética. Asimismo, se basa en la eficiencia energética donde el conocimiento libre, la gestión ciudadana y las redes distribuidas juegan un rol clave para las soluciones energéticas.

Las tecnologías libres como eje transversal

Las tecnologías libres no pueden pensarse sin metodologías colaborativas, así como estas últimas no pueden pensarse sin el fortalecimiento de infraestructuras técnicas abiertas y libres. Esta retroalimentación supone grandes ventajas para el desarrollo de una economía social del conocimiento común y abierto.

El Buen Conocer sostiene que el hardware libre promueve la descentralización y neutralidad de la red, mejorando así la soberanía tecnológica; empodera a las comunidades al liberarse de restricciones de propiedad intelectual y genera vínculos sociales en torno a ella, por ejemplo, a través de los laboratorios de innovación ciudadana (hackerspaces, makerspaces, fablabs, etc.), ya que se inserta en procesos de aprendizaje y de trabajo colaborativos.


En segundo lugar, el software libre, en contraposición al software propietario, supone la libertad de uso, copia, modificación y publicación de modificaciones. La aceptación del software libre, especialmente en la Administración Pública, no es ajena a otros objetivos de innovación, como la apertura de datos, mejora de la gobernanza de internet y dispositivos de cogobierno.

[Foto: Niño de la tribu Guayú aprende a manejar las TIC. Ministerio TIC Colombia vía Flickr]
[Foto: Niño de la tribu Guayú aprende a manejar las TIC. Ministerio TIC Colombia vía Flickr]

El aprovechamiento del uso de tecnologías libres y la inclusión de los ciudadanos en las dinámicas de una economía basada en el conocimiento puede ser logrado si se reduce la brecha digital -de acceso y capacitación- a la vez que se reconozca a internet y otros servicios de TIC como servicios públicos universales. Esto es especialmente importante en un país (y una región) con una distribución geográfica y económica desigual en cuanto a la cobertura y el precio final para los usuarios. Sumado a esto, la economía social del conocimiento común y abierto resalta la necesidad de asegurar la privacidad, la seguridad, la propiedad colectiva de los datos y evitar el monitoreo y uso no autorizado de las comunicaciones y datos.

¿Cómo lograr estos cambios? La necesidad de un marco institucional y consolidación de un partner state

El modelo propuesto por el Buen Conocer reconoce el rol clave del Estado para fortalecer las infraestructuras tecnológicas y las prácticas colaborativas a través del desarrollo de los marcos legales e institucionales pertinentes. Esto incluye leyes más laxas en cuanto a los derechos de propiedad intelectual, la promoción y protección de derechos de acceso al conocimiento, garantías de transparencia, participación ciudadana, soberanía tecnológica, cognitiva y biológica, así como el reconocimiento de los resultados (bienes y servicios) de las prácticas colaborativas.

Por último, la economía social del conocimiento común y abierto afirma que cualquier desarrollo de los marcos legales e institucionales del Estado debe partir de las prácticas reales ya existentes y construirse colaborativamente con un enfoque intercultural. Las políticas públicas que apuntan a una economía social del conocimiento deben, por un lado, tener como ejes integrales los saberes, conocimientos y tecnologías ancestrales, tradicionales y populares, y por otro, reconocer la relación igualitaria entre el Estado y la sociedad civil.

El Buen Conocer entiende que el progreso de la sociedad puede ser posible si se pasa de una economía basada en recursos limitados a una de recursos ilimitados, donde prima el acceso igualitario y libre al conocimiento y sus diferentes manifestaciones en una suerte de “Pachamama del conocimiento”. A fin de superar el nivel declarativo de las propuestas, y como alternativa ante la crisis de las formas de gobernanza y democracia representativa en Ecuador -y en América Latina en general-, reconoce la necesidad de la consolidación de un partner state. En suma, el modelo no sólo propone una nueva matriz productiva sino también un nuevo contrato social entre el Estado y la sociedad civil.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.


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Antonella Maia Perini

Buenos Aires, Argentina. Soy licenciada en Relaciones Internacionales y profundicé mis estudios con un master en Relaciones Internacionales Europa-América Latina. Trabajo en el área de desarrollo sustentable, tecnopolítica, innovación, ciencia y tecnología. De espíritu curioso, me interesa conocer un poco de todo, estudiar idiomas, visitar museos de arte contemporáneo y disfrutar del aire libre.


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