28/03/2024 MÉXICO

Estas son las claves para la elección del 27-S en Cataluña

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Las elecciones del 27-S en Cataluña serán un hito en la historia de la Unión Europea. Si bien la situación preelectoral parece favorable al frente independentista, estas elecciones se prevén ajustadas: los bloques independentista y unionista están movilizando toda su capacidad de presión, política y social en la que puede ser la antesala de un nuevo Estado en Europa.

El pasado 3 de agosto, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, dio a conocer la firma del decreto con el que se disolvía el Parlamento catalán y se convocaba a elecciones parlamentarias para el domingo 27 de septiembre.

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Después de un continuo proceso de declaraciones mediáticas entre los actores políticos catalanes, finalmente la campaña electoral ha llegado y el próximo domingo se llevarán a cabo las elecciones catalanas más importantes hasta ahora, ya que podrían marcar un hecho inédito en la historia de la Unión Europea: que una región política constituyente de un Estado miembro declare, y quizás finalmente alcance, su independencia.

En una campaña electoral que solo dura 15 días y que concluirá tan solo un día antes de la jornada electoral, han concurrido distintas formaciones políticas que podemos ubicar distribuidas en prácticamente todo el espectro ideológico, desde la derecha más reaccionaria, hasta la izquierda radical; aunque perfectamente ubicadas en dos frentes: el proindependentista y el contrario a la independencia. Esta campaña, que hasta el momento ha transitado por el rumbo que se pronosticaba y que hasta ahora no ha dado sorpresas importantes, se ha centrado fundamentalmente en la discusión entre en el “Sí” o el “No” a la independencia. En este sentido, la mayoría de los ciudadanos han expresado algún apoyo en esta discusión polarizada.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, y el líder de ERC, Oriol Junqueras, firman el acuerdo para la transición nacional o “Pacto por la Libertad” [Foto: WikimediaCommons].
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, y el líder de ERC, Oriol Junqueras, firman el acuerdo para la transición nacional o “Pacto por la Libertad” [Foto: WikimediaCommons].

Aún cuando en el fondo la gran discusión tiene que ver con el tema de la viabilidad del proyecto económico de Cataluña, las formaciones proindependentistas encuentran la solución a la crisis y la mejora de las condiciones de vida de los catalanes solo a través de la construcción de un nuevo Estado; mientras que las posiciones contrarias al independentismo propugnan –en el mejor de los casos– por un cambio de las condiciones del acuerdo económico y fiscal de Cataluña con respecto al conjunto del Estado español. Es decir que apelan por una solución acordada con el gobierno central de España, al estilo del sistema tributario y fiscal que actualmente tiene el País Vasco o a través de una reforma constitucional; mientras que los soberanistas ven esto solo como un paliativo de medio plazo al problema que ellos consideran de fondo: Cataluña aporta más dinero al conjunto del Estado español del que recibe de este.


Independientemente del curso de las campañas, que hasta ahora han transitado alrededor de este eje discursivo, vale la pena recordar a manera de diagnóstico el referente electoral más cercano en Cataluña, que son las pasadas elecciones municipales del 24 de mayo de este año, prácticamente a cuatro meses de distancia de la próxima elección.

Entonces se eligieron los concejales de los 947 municipios catalanes, donde Convergència i Unió (CiU) obtuvo una razonable mayoría, con 5 puntos porcentuales por encima de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) su más cercano competidor; y un porcentaje total de participación ciudadana de poco más del 58% de los electores.

Fotografía 2 (izquierda): Reunión de alcaldes de la mayoría de poblaciones de Cataluña en el Palau de la Generalitat para dar apoyo a la consulta del 9-N [Foto: Discasto vía WikimediaCommons].
Reunión de alcaldes de la mayoría de poblaciones de Cataluña en el Palau de la Generalitat para dar apoyo a la consulta del 9-N [Foto: Discasto vía WikimediaCommons].

Si hacemos un ejercicio de sumar el porcentaje total de concejales que obtuvieron las formaciones políticas que hoy se presentan a las elecciones y respaldan al independentismo (Convergencia Democrática de Cataluña –entonces aliada con Unión Democrática de Cataluña–, ERC y la Candidatura de Unidad Popular), resulta más del 45%, mientras que si sumamos los concejales que obtuvieron las actuales fuerzas políticas en contra del independentismo (el Partido de los Socialistas de Cataluña, Iniciativa por Cataluña Verdes-Esquerra Unida i Alternativa, Ciudadanos y el Partido Popular Catalán), resulta casi un 44% de los ediles. De tal suerte que a la luz de los inmediatamente últimos resultados electorales en Cataluña, podríamos afirmar que los dos bandos llegan en prácticamente igualdad de condiciones a la contienda.


Cabe recordar que en la elección del pasado mayo, Podemos, el partido de Pablo Iglesias, no se presentó en todos los municipios ni tampoco lo hizo con su marca propia, sino que se postuló aliado con otras organizaciones políticas y sociales. Es el caso de Barcelona en Común, que obtuvo una mayoría apenas suficiente para gobernar la capital catalana al obtener 11 concejales en el Ayuntamiento, seguido de su más cercano competidor: CiU, que obtuvo 10 escaños; mientras que las demás formaciones políticas obtuvieron 5 o menos sitios en el concilio del ayuntamiento condal.

Un segundo elemento del análisis global es el referéndum del pasado nueve de noviembre (hace poco más de diez meses), donde acudieron a votar más de 2.300.000 ciudadanos de Catalunya de los cuales más de 1.8 millones se manifestaron a favor de un Estado propio e independiente (Sí/Sí). Que, si bien no tuvo reconocimiento oficial del gobierno de España, sirvió para medir ampliamente, por primera vez en la historia, el sentimiento independentista entre la sociedad catalana. Para ponerlo en perspectiva, Barcelona, la segunda ciudad más grande en España, tiene poco más de un millón seiscientos mil habitantes, es decir que votaron por el Sí/Sí muchas más personas de las que tiene Barcelona como habitantes.

Otro dato a destacar es que de los 947 municipios en Cataluña, actualmente 752 de ellos pertenecen a la Asociación de Municipios por la Independencia, es decir un 79% del total de municipios catalanes serían proindependentistas.

Además, un destacable evento reciente es la participación multitudinaria en la manifestación de la Diada Nacional de Catalunya, que este año fue claramente identificada como una Diada independentista a la que en esta ocasión solo acudieron los líderes de las formaciones políticas y ciudadanas proindependentistas y en la que participaron más de 1.400.000 ciudadanos –según los cálculos de la Guardia Urbana– y casi dos millones –según las estimaciones de la Asamblea Nacional Catalana, una de las más importantes asociaciones que organizó el evento–.

David Fernández, que ha ejercido el liderazgo de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) –partido independentista de izquierda radical– durante los últimos años [Foto: Asqueladd vía WikimediaCommons].
David Fernández, que ha ejercido el liderazgo de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) –partido independentista de izquierda radical– durante los últimos años [Foto: Asqueladd vía WikimediaCommons].


Finalmente, la práctica totalidad de las encuestas electorales publicadas recientemente por medios de comunicación de todas las posiciones ideológicas, así como las de los centros públicos como el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que depende del gobierno de España, le dan una amplia ventaja al independentismo. Basta mencionar la encuesta de intención del voto que publica esta semana el diario “El País” y que le otorga una holgada mayoría absoluta a las formaciones proindependentistas, que obtendrían entre 76 y 78 escaños (entre “Juntos por el Sí” y la CUP), es decir hasta 10 escaños por encima de la mayoría absoluta, otorgándole prácticamente el 50% de los votos totales al independentismo.

Ante este panorama, y a menos de una semana de la jornada electoral, resulta difícil pronosticar un escenario alejado del triunfo independentista. Incluso el debate público de los últimos días ha hecho hincapié –dando por descontado la victoria soberanista– en la legitimidad que debiera tener el triunfo, para garantizar las acciones hacia la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) sin que exista ningún tipo de duda o resistencia de los actores políticos en España y en la Unión Europea. Los representantes de “Juntos por el Sí” se han movilizado para tratar de conseguir la mayoría de los votos, sin embargo han dicho que la mayoría de escaños sería suficiente para anunciar la DUI; mientras que la CUP ha dicho que es necesario un respaldo popular amplio e indudable para legitimar en mayor medida el proceso.

Por su parte, distintos grupos de presión y actores políticos se han opuesto rotundamente a cualquier intento “secesionista”, como es el caso de distintos grupos empresariales y la Banca española; líderes de la Unión Europea como la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro británico David Cameron; o el presidente de Estados Unidos Barack Obama. Además, por supuesto, del Partido Popular y el gobierno de Mariano Rajoy.

J. R. Bosch y Joaquim Coll, líderes de Sociedad Civil Catalana –plataforma de presión y movilización social anti-independentista– reunidos con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz [Foto: Tuareg50 vía WikimediaCommons].
J. R. Bosch y Joaquim Coll, líderes de Sociedad Civil Catalana –plataforma de presión y movilización social anti-independentista– reunidos con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz [Foto: Tuareg50 vía WikimediaCommons].

Hay un último elemento del que no se ha discutido suficientemente y que está latente: el tema de los indecisos o switchers, que ronda el 25% en las encuestas de intención de voto y que bien puede cambiar el rumbo de los resultados, refrendándolos o incluso aumentando la victoria del puntero. Sin embargo, de seguir el actual rumbo de las campañas y el escenario político, seguramente estos indecisos optaran por votar en una forma muy similar al resto de los que han declarado por quién votarán, es decir que finalmente refrendarán la opinión reflejada en las encuestas, tal y como marcan las teorías que analizan los instrumentos de opinión pública. Pero esto es solo una proyección, finalmente ninguna encuesta sustituirá a la jornada electoral.

La suerte está echada. Aún queda un tramo de una campaña electoral en que, si no ocurre algún evento extraordinario, cabe esperar un desenlace anunciado. Aún faltan temas por resolver después del 27-S, como la viabilidad económica de Cataluña o su permanencia en la Unión Europea. Sin embargo, algo tienen claro todos los actores políticos en Cataluña: para hablar del 28 de septiembre, primero hay que llegar al 27, es decir, lo que viene dependerá sin duda de lo que ocurra en la elección de mayor importancia histórica para Cataluña, para España y para la Unión Europea.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro


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Salvador Percastre

Investigador doctoral del Grup de Recerca en Comunicació, Mitjans i Democràcia de la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona (UPF) y adscrito al ReSIC de la Université Libre de Bruxelles (Bélgica). Miembro de la European Communication Research and Education Association, con sede en Bruselas y de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales, con sede en la Universidad de Murcia.


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