29/03/2024 MÉXICO

Joaquim Novella: “Hemos de ir hacia un gobierno democrático mundial con competencias económicas y ecológicas”

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Entrevistamos en profundidad a Joaquim Novella Izquierdo, catedrático de la Universidad de Barcelona, sobre la actualidad económica a nivel global. Toda una lección de macroeconomía al alcance de todos.

Joaquim Novella Izquierdo es catedrático de Política Económica de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona. Actualmente es profesor en la Universidad de Barcelona y profesor asociado en el Institut Barcelona d’Estudis Internacionals. Aquí puedes consultar sus publicaciones. Fue diputado en el parlamento de Cataluña en las listas de Iniciativa per Catalunya, director de la Escuela de Formación de CCOO y miembro del Consejo de Trabajo Económico y Social.

Le preguntamos sobre algunos de los desafíos económicos que afronta la sociedad a nivel internacional: Grecia, la Unión Europea, el FMI, el fraude fiscal, política monetaria, capitalismo global y democracia, medio ambiente y crisis económica en España. Una verdadera lección de Política Económica que no os podéis perder.


Pregunta: Aprovechando el momento de tensión vivido recientemente entre Grecia y parte de la Unión Europea a cuenta del pago de su deuda pública y la reanudación del crédito, en su opinión ¿hasta qué punto el pago de la deuda ha de estar por encima de las necesidades de sus ciudadanos para un estado?

Respuesta: Siempre en política económica siempre hay varias alternativas, varias escuelas: la neoclásica-monetarista, la keynesiana y la crítica. Y cada una diagnostica y da soluciones diferentes. Esto quiere decir que no es verdad que haya una sola política económica posible. En segundo lugar, los países han de ser soberanos: lo que decidan sus pueblos es lo que han de intentar llevar a cabo sus gobernantes. Y esto a veces puede chocar con los intereses de otros países o de instituciones globales como el FMI.

Estas instituciones surgen de acuerdos entre los estados. Quiero decir con esto que, en el caso griego, ellos tienen derecho a plantear la política que consideren oportuna. Sí que es verdad que estando dentro de la Unión Europea,  tienen que llegar a acuerdos con el resto de socios en algunas cuestiones comunes, pero los acuerdos no pueden ser imposiciones.

“Lo que ha pasado en Grecia, es realmente una lección de hasta dónde no podemos llegar”

La Unión Europea tiene un déficit democrático, porque el Parlamento Europeo, que es el que hemos votado todos los ciudadanos no tiene competencia en todas las materias y las tiene que compartir con la Comisión y con el Consejo Europeo que representan a los gobiernos. Por tanto, el Parlamento Europeo tendría que tener más competencia y ser el supremo decisor, pero no es así. Y esto provoca algunos problemas como el griego.


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¿Cuál es exactamente el problema?

Yo creo que la deuda griega es impagable dada la magnitud que ha alcanzado. Entonces cuando un deudor no puede pagar toda su deuda, si le pones unas medidas de ajuste muy fuertes, vas a debilitar a ese deudor. Lo vas a dejar en una situación tan débil que aun te pagará menos. Hay que dar posibilidades de que la deuda que vayas a cobrar, sea una deuda posible. Si le pones ante una política de ajuste muy fuerte, la economía griega no va a poder responder.

Lo que ha pasado en Grecia, es realmente una lección de hasta dónde no podemos llegar. Más allá de que los griegos puedan tener más o menos culpa, más allá de que las recetas del FMI y del Banco Mundial sean más o menos acertadas, no se le puede presionar tanto a ningún país, bajando los salarios un 25%, reduciendo el gasto social, no atendiendo la pobreza, porque eso es crear una explosión social y es injusto con el propio país.


Grecia no puede pagar toda su deuda, ¿qué ocurre? Que los gobiernos europeos, entre ellos el español, tienen miedo de que si a Grecia se le perdona una parte de la deuda, haya fuerzas alternativas como Podemos u otras que tengan mucho más respaldo electoral. Y están jugando a apretar a Grecia por eso. Pero la deuda griega es impagable; le han de perdonar una parte, y el resto se lo han de dejar a más tiempo y menos interés.

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“Grecia no puede pagar toda su deuda, pero los gobiernos europeos tienen miedo de que si se perdona parte de la deuda, haya fuerzas alternativas que tengan mucho más respaldo electoral”

Por otra parte, Grecia tiene que hacer algunos programas sociales y humanitarios quiera o no quiera la Unión Europea, porque si no, hay griegos que tendrán problemas para comer y para poder acceder a la salud y a la enseñanza. En Europa no nos podemos permitir condenar a ningún miembro a la pobreza social, educativa y alimentaria. Si Europa hace eso con uno de sus socios, no es el proyecto que se quería cuando se fundó. Una Europa basada en los acuerdos y en la compensación: el que tiene más, compensa al que tiene menos, y de ahí las políticas compensatorias del Fondo Social Europeo, del Desarrollo Regional Europeo y del Fondo Agrario.

Se entiende que en un mercado único, el país más poderoso, por la propia acción del mercado, va a salir beneficiado y compensa al más débil con estos fondos. Eso sería lo contrario de lo que está haciendo ahora: un país muy endeudado, en una situación muy precaria, se le está forzando a la pobreza y eso no es posible, Europa no puede ser ese proyecto. Otra cosa es que se llegue a un acuerdo con el gobierno griego y en Grecia se luche contra la corrupción política, la evasión fiscal y hacer algunas reformas, porque eso se debe hacer y el gobierno de Tsipras también estará por la labor.

De lo contrario, el proyecto europeo va a ser visto por los europeos como un proyecto muy conservador y no integrador, y eso puede hacer saltar a la Unión Europea a largo plazo. Ese no es un proyecto europeo. Y Europa tiene suficiente poder económico para arreglarlo porque Grecia es un país muy pequeño, representa en torno al 2% del PIB europeo. Si fuera Francia o España, ya sería otra historia. Primero, la prioridad social en Grecia, segundo, hacer una condonación de parte de la deuda y en tercer lugar, establecer un plan de reformas. 


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Fotografía: Revista Rambla / Francesc Sans.

¿Qué nos enseña este tipo de situaciones a la hora de valorar la llamada ‘receta única’ de organismos como el FMI?

El FMI ha seguido tradicionalmente unas políticas de ajuste del tipo neoclásico, son poco plurales. En primer lugar, los planes que haga el FMI han de ser plurales y han de llegar a planes más flexibles.

En segundo lugar, el FMI cuando hace un plan sobre un país tiene que tener en cuenta sus consecuencias sociales y ecológicas.  Cuando no se tienen en cuenta estas consecuencias, se realizan planes incompletos y sesgados. Podrían hacerlo, pero no lo quieren hacer, y es un tema político, porque mandan los que mandan. Ajustes con rostro humano que se dice, y no se hace a pesar de que muchos economistas venimos pidiendo esto desde hace mucho.

“Los votos y la ideología deberían ser más plurales en el FMI”

En tercer lugar, el FMI fracasó en cumplir la función para la que fue creado: mantener los tipos de cambio estables, y ahora se ha convertido en un ajustador universal, sin tener en cuenta la situación de los países, porque los planes de ajuste valen lo mismo para cualquier país.

Y ante esto, los gobiernos, que son los representantes legítimos de los pueblos, tienen que saber decir que no cuando convenga decir que no. Los votos y la ideología deberían ser más plurales en el FMI.

Es decir, que el FMI puede ser de utilidad…

Yo creo que hemos de ir hacia un gobierno mundial democrático que tenga algunas competencias, porque la economía se ha globalizado pero los gobiernos siguen siendo nacionales –aunque se han hecho uniones económicas y uniones políticas–. Tenemos que dotar de algunas competencias a algún embrión de organismo mundial que partiese de las Naciones Unidas y que funcionase por reglas democráticas, por el consenso, mayorías reforzadas, etc.

Los temas ecológicos tendrían que ser tratados allí, crear también algunos impuestos mundiales que permitieran un fondo más democrático de lo que hoy en día es el FMI, quizá a través de una transformación del Banco Mundial, cobrar la Tasa Tobin para ayudar a los países que más lo necesitan. Y además se deberían establecer algunos mínimos sociales y ecológicos a escala planetaria, por ejemplo, que el comercio de mercancías que no se hayan fabricado respetando un mínimo de derechos mundiales de tipo social, no sea autorizado por la OMC, que haya pactos entre la OMC (Organización Mundial del Comercio), el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Y de esta manera obligar a las compañías a que respetaran un mínimo en todas las partes del mundo.

Creo que a la larga el FMI tendría que desaparecer e ir hacia un Banco Mundial estructurado con unos fondos y con una ideología más plural. La misma receta no vale para todos. 

A nivel internacional, ¿qué se puede hacer contra la evasión fiscal, teniendo en cuenta que muchas de las prácticas de las grandes fortunas, aunque moralmente reprobables, son legales?

En efecto, incluso dentro de la misma Unión Europea hay países como Luxemburgo  que hacen de paraíso fiscal, y eso es más grave. La OECD está trabajando en ello y han llegado a algunos acuerdos interesantes, pero hemos de avanzar más. Por ejemplo, dentro de la UE no puede haber paraísos fiscales. Casos como el de Luxemburgo y el presidente de la Comisión, Juncker, no pueden ocurrir. Si hubiera un Parlamento Europeo con competencias plenas seguro que hubieran resulto en este sentido, pero como tiene competencias compartidas con los diversos estados, el tema es más complicado. Hemos de llegar a eliminar los paraísos fiscales dentro de la Unión Europea. A nivel fiscal la legislación europea es muy limitada.

“Lo que clama al cielo son los paraísos dentro de Europa, es un escándalo lo de Luxemburgo y que un país como Suiza siga alojando la fortuna de los poderosos y los dictadores”

A nivel internacional tendríamos que llegar a acuerdos. Se ha mejorado, pero ese proyecto que está haciendo la OECD ha de llegar mucho más a fondo, porque en la misma Europa fuera de la UE, Andorra o Suiza siguen siendo paraísos fiscales. Ya no hablo de los paraísos que hay en las Bahamas, o en el Caribe, etc. Primero los países se deberían adherir a un convenio, pero además tiene que intervenir algún organismo de las Naciones Unidas. Se ha hablado muchas veces de llegar a un Consejo de Seguridad Económica y Social, no sólo político, que tendría que establecer algunas normas de mínimos para evitar gran parte de la actuación de los paraísos fiscales a nivel internacional. Si no todo, al menos gran parte. Porque si no, los gobiernos nacionales se encuentran desprotegidos, se marchan actividades que podrían quedarse en sus países, buscando la ventaja fiscal.

Pero lo que clama al cielo en primer lugar son los paraísos dentro de Europa, es un escándalo lo de Luxemburgo y que un país como Suiza, aunque es más permeable que hace 20 años, siga alojando la fortuna de los poderosos y la fortuna de los dictadores. El secreto bancario sigue amparando estas fortunas, salvo cuando hay una resolución judicial por algún tipo de delito criminal -no fiscal- que están obligados a responder a otros países. Aunque algo se ha mejorado, Suiza sigue siendo un paraíso fiscal donde van las grandes fortunas que evaden impuestos, entre otras cosas.

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Fotografía: Revista Rambla / Francesc Sans.

¿Nos puede explicar los recientes movimientos del Banco Central Suizo que han cogido con el pie cambiado a los mercados para los que no somos expertos en política monetaria?

Lo que ocurre es que hay monedas que se aprecian mucho porque son países que tienen mucha estabilidad para recibir capital, tienen perspectivas de crecimiento, sus balanzas de pago son favorables y tienen baja inflación. En estos países sus monedas tienden a apreciarse: ocurrió con el marco alemán hace tiempo, y ahora curre con el franco suizo. Entonces, para evitar que esa moneda se aprecie, puesto que sus exportaciones padecen y los turistas van menos al resultar más caro, el Banco Central interviene.

¿Cómo? Vendiendo su moneda, y recibiendo a cambio divisas de otros países. Eso tiene una ventaja: si el tipo de cambio del franco suizo no sube tanto, pueden recibir más turismo y pueden exportar más productos suizos. Pero tiene un inconveniente: van acumulando una cantidad de reservas en moneda extranjera extraordinaria, y eso tiene muy poco rendimiento. Parece ser que el Banco Central Suizo anunció que ya no intervendría más y dejaría que el franco suizo se apreciara. Lo cual parece que va a ocurrir, porque además muchos capitales radicados en la UE ahora prevén que habrá algo más de inflación y menos estabilidad por la intervención del BCE comprando deuda pública de manera directa, y se trasladarán esos capitales hacia Suiza. Eso significaría más apreciación aún del franco suizo. Sorprende que diga el Banco Central Suizo que no va a intervenir.

Yo creo que de alguna manera va a tener que intervenir, porque si no, la apreciación del franco suizo será excesiva y le puede perjudicar. No creo que a largo plazo lo puedan sostener, van a tener que intervenir.

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Criptomonedas como el bitcoin surgen del rechazo de algunos sectores a la capacidad de hacer política monetaria de los bancos centrales.  ¿Entiende estas posturas anti bancos centrales?

Los bancos centrales son piezas esenciales en la elaboración de las políticas monetarias de los estados: influyen sobre el tipo de cambio de su moneda, en el tipo de interés, en crear más o menos dinero, y por lo tanto en la inflación. Es una pieza central y yo creo que ha de seguir jugando su papel. Yo digo que el capitalismo es ciclotímico, hay épocas de euforia en los mercados y épocas de depresión, y claro, alguien tiene que hacer de contrapeso, de moderador, y eso lo hacen las políticas económicas de los gobiernos y los bancos centrales.

Dicho eso, el BCE tiene algún problema. La mayor parte de los bancos centrales establecen dos objetivos: que no haya inflación, y que haya crecimiento y empleo –que no haya paro–. El BCE solo tiene un objetivo: que no haya inflación. El empleo no está fijado como objetivo.

“Los bancos centrales establecen dos objetivos: que no haya inflación y que que no haya paro. El BCE solo tiene un objetivo: que no haya inflación”

Por lo tanto, a mi parecer el BCE en sus estatutos tendría que tener un doble objetivo: estabilidad de precios, pero también que haya crecimiento y empleo. A Draghi le ha costado mucho intervenir porque su estatuto solo le fija la inflación y además los alemanes, algunos centroeuropeos y algunos nórdicos no estaban por la labor. Y Europa necesitaba un banco central más activo.

En el desarrollo de la política monetaria europea, el BCE no compraba directamente deuda pública de los gobiernos europeos. En cambio, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra sí que adquirían directamente deuda pública de sus estados. El BCE practicaba una política monetaria mucho más conservadora.

Observemos como la UE practicando unas políticas fiscales restrictivas y una política monetaria limitadamente expansiva, lleva 6 años en recesión y estancamiento. Y vemos como los EEUU con políticas fiscales y monetarias más expansivas han salido antes de la crisis.

En primer lugar, Europa tiene un norte más desarrollado y un sur menos desarrollado. Y se ha producido una situación asimétrica: muchos países del norte tenían pequeño crecimiento pero no estaban en crisis ni tenía paro, y el sur sí. ¿Cuál debía ser el signo de la política monetaria europea: la que requería un norte con cierta expansión o la necesaria para un sur en recesión?

En segundo lugar, el presupuesto de la UE es muy pequeño para desarrollar políticas de compensación a los países del sur. Como el presupuesto europeo es pequeño, la Comisión no podía ayudar a los del sur a salir adelante. En EEUU, el gobierno federal tiene presupuesto para ayudar a los estados con menos desarrollo. El presupuesto europeo no llega al 2% del PIB. Tenemos que crear más presupuesto en Europa para que un parlamento democrático elija un gobierno democrático y ese gobierno pueda ayudar a salir de recesión a los países que más lo necesitan.

Es urgente una reforma de las instituciones europeas: Parlamento Europeo soberano, con competencias para elegir una Comisión que haga políticas compensatorias de verdad en Europa.

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En este punto se nos plantea la legitimidad de este tipo de instituciones y la capacidad de influencia que ejercen sobre los estados, ¿es compatible el capitalismo actual con la democracia? ¿Está el sistema económico moldeando a su placer el democrático?

Democracia y capitalismo son dos conceptos que se relacionan, pero puede haber capitalismo con o sin democracia  –tenemos ejemplos como Franco y Pinochet que no eran democracias pero sí capitalistas–, y por supuesto capitalismo con democracia como ocurre en muchos países. No es cierto que el capitalismo lleve a la democracia, algunos liberales lo han dicho pero no, puede llevar a la democracia o a la dictadura. Es decir, que un sistema social puede tener una base económica determinada, y luego puede tener una estructura política democrática o no.

Dicho esto, aquí hay dos cuestiones que son diferentes: la democracia significa un hombre o una mujer, un voto; en el mercado no todos somos iguales, porque si tú tienes un millón de euros votas un millón de veces y si yo tengo un euro voto una vez. La democracia es el único sitio donde todos votamos igual. Cuando se dice que los mercados son libres e iguales no se dice la verdad: en la demanda, el que más tiene más decide; y en la oferta el que es pequeño no puede incidir en los precios, pero el que es muy grande, sí. Por tanto, siempre que haya un conflicto entre mercado y democracia, la última razón la tiene la democracia, porque es la decisión de todo un pueblo y está por encima del mercado.

“En el mercado no todos somos iguales, porque si tú tienes un millón de euros votas un millón de veces y si yo tengo un euro voto una vez”

Hemos de preguntarnos para qué sirve el mercado, ¿sirve para todo o no? Depende de la escuela a la que pertenezca el economista, dará una respuesta u otra. Los más liberales dicen que el mercado lo tiene que decidir todo, cualquier tipo de precio –las medicinas, el transporte, la sanidad, la educación, las pensiones– y según ellos, eso es lo más eficiente y a la larga lo más justo. Es una forma de verlo. Los reformistas dirán que hay que dar igualdad de oportunidades y el mercado no da la misma oportunidad a todo el mundo, y los temas sanitarios, de enseñanza, de pensiones, y algunas otras cosas tiene que aras el estado por que el mercado no llegaría a todos. Los críticos dirían que el mercado sirve para producir e intercambiar, pero muy poco para distribuir, crea muchas desigualdades, y por eso tiene que intervenir el servicio público. El mercado no puede ser el supremo decisor, ha de estar al servicio de la población para lo que sirve: producir e intercambiar, no para distribuir.

Por tanto, capitalismo y democracia es una relación difícil en la que siempre la última palabra la tendrá la democracia. El capitalismo como todo sistema, durará tiempo, quizá siglos, pero llegará un día en el que tendremos otro tipo de sociedad. Y espero que sea más cooperativa y con más igualdad de oportunidades que la actual.

Fotografía: Junta de Andalucía.
Fotografía: Junta de Andalucía.

¿No resulta paradójico que una mentalidad económica como la capitalista liberal cuya obsesión es derribar barreras, paralelamente tienda a crearlas cuando se habla de inmigración?

En esto se ve una contradicción por parte de los liberales. ¿La libertad de comercio es positiva? En principio, es positiva, si los beneficios que da esa libertad se reparten bien. ¿La libertad de capitales? Ahí yo tengo más dudas, los capitales han de tener algunas regulaciones. Pero en cambio, a la libertad de circulación de personas se oponen. Y claro, esto no es un tema fácil: un país puede recibir la cantidad de inmigrantes a los que pueda proporcionar trabajo. A los que no se les pueda proporcionar trabajo, aunque nos gustaría, no sería posible puesto que no se podrían ganar la vida dignamente. Pero sí que podrían ser más flexibles en las cuestiones humanas. No estoy pidiendo libertad absoluta de circulación de personas, pero sí ser más permeables, el derecho de asilo, tratar mejor a los inmigrantes, regularizar a todos aquellos que tengan trabajo, etc.

Por lo tanto, el ultraliberal es muy liberal para las mercancías y los capitales, en cambio es menos liberal para los movimientos de las personas. Realmente es una contradicción liberal.

Quizá uno de los mayores asuntos pendientes de la economía a día de hoy es reducir la desigualdad a nivel global, para lo cual el comercio internacional tiene un papel muy relevante, ¿es siempre cierto que una política librecambista reportará mayor riqueza a un país frente a una proteccionista?

Las recetas liberales, donde más se han aplicado por presión de organismos internacionales han sido en América Latina, en África, en Asia. Protegemos mucho más los del norte nuestros mercados, somos seres hipócritas. Lo protegemos, no con aranceles, sino con medidas no arancelarias. Entonces no es verdad que esas recetas del Consenso de Washington: privatizar, y abrirse al comercio y a la entrada de capitales, sean lo mejor para los países del sur. No es cierto. Depende.

“Protegemos mucho más los del norte nuestros mercados, somos seres hipócritas”

Tampoco es verdad lo contrario, que haya que estar siempre protegido, que no se permita la inversión extranjera, que todo sea público. Hay aspectos en los que el sector público tiene una función muy importante, y otros en los que el sector privado puede funcionar. Cada país ha de buscar la combinación que le vaya bien. El comercio internacional como tendencia es positivo, pero ha de estar regulado en algunos aspectos, por ejemplo en países que pueden tener una necesidad de desarrollo tecnológico o industrial, y que durante un periodo requiera de cierta protección.

Y lo que no vale es que los del sur se tengan que abrir y los del norte nos cerremos con barreras no arancelarias. Lo ideal es que todos tengamos un nivel de protección similar. Ahora bien, a los del sur les tenemos que dejar un periodo de signo proteccionista porque lo necesitan en algunos aspectos. A nivel financiero, desarmar cierta regulación de los capitales para los países del sur, es condenarlos a los mercados de capitales especulativos, y eso no es positivo.

Por tanto, los resultados del Consenso de Washington no han sido positivos para los países del sur. Los que se han desarrollado en Asia no eran tan liberales, mantuvieron regulaciones de capitales, y muchas de las cuestiones que les planteaban las instituciones internacionales no las siguieron durante mucho tiempo. Pasado un tiempo se abrieron más al exterior.

Hace falta un desarme arancelario y no arancelario en el mundo de manera progresiva y asimétrica, más se han de desarmar los del norte que los del sur, y se ha hecho al revés. Y financieramente, es necesario regular los capitales, sobre todo los especulativos; ya hemos visto la crisis financiera que ha habido por falta de regulación en los EEUU. La idea de que lo privado siempre es bueno no es verdad y eso ha quedado demostrado por la experiencia de muchos países.

Las materias primas siguen siendo la principal fuente de comercio de los países subdesarrollados, ¿cómo influirá la bajada de precios de las commodities?

Con las materias primas se ha hecho especulación en los mercados a futuro, y a muchos liberales les ha parecido estupendo. Pero claro, es que muchas de esas materias son alimento, y si el arroz sube mucho porque hay una apuesta a que subirá en el mercado, pero es que hay mucha gente que se alimenta de arroz, y si sube el precio, pasan hambre. Entonces, con los alimentos ha de haber alguna intervención pública a nivel internacional para controlar esos mercados. Con los alimentos no se puede jugar porque estamos hablando de la vida de muchas personas.

“Tenemos un problema de oligopsonios de compra: son muchos a vender y pocos a comprar, y el poder de mercado lo tiene el comprador, que impone precios bajos”

Naciones Unidas tiene ya un programa integrado de productos básicos desde hace ya muchas décadas, e intentan asegurar unos precios mínimos a los pequeños productores cuando caen a cambio de que les vendan sus productos. Por otra parte, cuando los precios suben, ese fondo vende los excedentes  alimentarios y hacen que baje. Este programa ha ido avanzando pero se ha quedado a la mitad porque no tiene fondos. Es parecido a lo que hace la UE, que compra los excedentes agrícolas a un precio mínimo, y cuando suben mucho pueden venderlo en los mercados internacionales y hacerlos bajar. Pero claro, esto que se hace a nivel europeo tiene unas consecuencias a veces no deseable para el tercer mundo, por eso defiendo que se haga a nivel mundial un fondo de regulación de todos los productos básicos.

El tema de fondo aquí es la poca capacidad que los pequeños productores tienen para negociar con las grandes empresas que les compran esas materias…

Claro, ahí tenemos un problema de oligopsonios de compra: son muchos a vender y pocos a comprar, y el poder de mercado lo tiene el comprador, por eso les imponen precios bajos. Eso se cambiaría si los países del sur no vendieran las materias primas sino que elaboraran los productos que se derivan de ellas, de esa manera crearían valor añadido para sus países.

Y en el caso del petróleo, ¿por qué esta bajada tan radical de precios?

Hay un tema de oferta: el fracking significa tener petróleo a menores costes, aunque el tema ambiental está por ver. Eso ha hecho que aparezca más oferta en el mercado. Por otra parte la crisis ha rebajado la demanda del petróleo. Y todo esto, más decisiones en el ámbito especulativo, ha provocado la caída del precio, que se recuperará –de hecho ya se está recuperando–, al menos en parte, porque a la larga, conforme se reactive la economía internacional y países emergentes como China o Brasil aumenten su nivel de vida, la demanda crecerá. A menos que seamos capaces de desarrollar mucho las energías renovables, por razones ambientales que son muy importantes. Pero es difícil que el precio del petróleo se mantenga bajo, volverá a subir.

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Fotografía: Revista Rambla / Francesc Sans.

Hablando de asuntos pendientes de la economía, sin duda uno es la preservación del medio ambiente. Usted es de la opinión de que todo buen economista ha de tener en cuenta el factor ecológico, ¿cómo puede ayudar la economía al medio ambiente?

La pregunta que nos hacemos todos es: los últimos años, la economía del mundo crece entre el 2,5 y el 3% cada año, ¿se puede mantener ilimitadamente ese crecimiento? Eso es lo que planteó hace tiempo el Club de Roma, y llegaron a la conclusión de que, suponiendo que los países del sur algún día se desarrollaran como países de desarrollo medio como era España entonces, ecológicamente eso no era sostenible. Por lo tanto, el nivel de vida que tenemos en Europa no es generalizable a todo el mundo por temas ecológicos al nivel del conocimiento tecnológico de hoy en día.

“¿Qué gobierno sería elegido si pone restricciones al consumo? Sería un gobierno que popularmente tendría problemas”

Eso implica dos cosas: si queremos que el sur se desarrolle, nosotros hemos de ser austeros, reducir nuestro nivel de consumo; pero esto conlleva un problema político en el norte, ¿qué gobierno sería elegido si pone restricciones al consumo? Sería un gobierno que popularmente tendría problemas.

¿Estamos hablando del famoso decrecimiento?

Sí que sabemos que hay unos límites ecológicos: hay un problema de calentamiento global, un problema de agotamiento de recursos, y tenemos que hacer frente a eso.  Y esto implicaría más bien que en el norte no aumentáramos nuestro nivel de crecimiento, que nos mantuviéramos en un estancamiento para hacer que el sur subiera.

A la vez plantearía un cambio en toda la economía hacia formas de vida más ecológicas: reutilizar, reciclar, producir menos, consumir menos, usar más energías renovables, una fiscalidad ambiental, etc. Yo creo que esto a la larga se tendrá que ir imponiendo, el tema es si el día que lo hagamos estaremos a tiempo o no.

Pensando de manera ecológica en los hábitos de producción de nuestra sociedad, estamos viviendo una transformación en los hábitos de consumo a raíz de la crisis y esto se nota en iniciativas enfocadas más a la colaboración y la utilización más eficiente de los recursos existentes en lugar de comprar

Se ha mejorado algunas cosas, pero los últimos estudios dicen que si seguimos en la pauta actual, vamos a tener problemas de aumento del nivel del mar, de reducción de la biodiversidad, de enfermedades tropicales que llegarán a otros lugares y de agua potable. Eso implica que se deberían establecer unos mínimos ecológicos en todo el planeta: determinados gases y vertidos no se pueden desechar, los productos se han de reciclar y no tirar en África en enormes vertederos, etc. Para esto tiene que haber una autoridad mundial con competencias ecológicas en todo el planeta.

Si no lo hacemos, las generaciones futuras podrían sufrir serios problemas ecológicos y de falta de agua. En algunas cosas se está llegando a un punto de no retorno.

Hemos de desarrollar también los empleos verdes: sectores que se dedican a reciclar, a las energías alternativas, transporte público frente  a transporte privado, construcciones sostenibles que aprovechen la energía del sol, etc. Eso nos podría aportar mucho ecológicamente, y además crearía mucho trabajo.

Ya para acabar, tras aproximadamente 6-7 años de crisis económica en España, comenzamos a escuchar que 2015 será un año de leve crecimiento por muchos considerado el fin de la crisis, ¿cuál es su opinión? ¿Es posible una recuperación con la actual tasa de paro?

España ha aplicado las políticas de corte neoclásico de estabilidad presupuestaría –reduciendo el gasto público, reformando el mercado de trabajo, con lo que lo han precarizado mucho–, y sí que es verdad que empezamos a crecer a partir de 2014 y se empieza a crear empleo lentamente, aunque son principalmente empleos precarios y con bajas retribuciones.

Primero, el diagnóstico para mí era equivocado. Aquí tenemos un problema de falta de demanda creado por esa crisis financiera tan grave que hubo y por la burbuja especulativa inmobiliaria, y hacían falta políticas que incentivasen la demanda. EEUU lo hizo, y ha salido antes de la crisis. En España se hicieron estas políticas de signo más liberales, políticas de devaluación interna, de precarización del mercado de trabajo y reducciones salariales importantes, políticas de reducción del gasto público. Se ha debilitado tanto a los trabajadores, se está creando un empleo temporal y a tiempo parcial, y eso la gente no lo quiere –el 65% de los que están a tiempo parcial dicen que ellos querrían trabajar a tiempo completo –. Hay mucha economía sumergida (un 25% se estima), hay mucho empleo precario y con salarios muy bajos.

“Hemos de cambiar de modelo, y por otra parte, es necesaria una contrarreforma de la reforma del mercado de trabajo”

La bajada del tipo de cambio del euro y del precio del petróleo nos ayuda, y es posible que esta recuperación vaya cogiendo más fuerza. Pero lo que está muy claro es que esta recuperación, para mantenerse ha de ir hacia una producción de más calidad, no fundamentarse tanto en el trabajo precario. Hay que desarrollar sectores industriales y de los servicios de mayor contenido tecnológico y formativo. Eso quiere decir, más formación y más inversión en I+D, y esto no se ha hecho.

Hemos de cambiar de modelo, y por otra parte, es necesaria una contrarreforma de la reforma del mercado de trabajo. No puede ser que haya gente a la que se le contrate por días o por horas. Vivir así siempre es inhumano. Tiene que haber una mínima estabilidad, puedes tener un empleo parcial un tiempo, pero no para toda la vida. Había unos mínimos laborales y sociales que se perdieron y conviene recuperarlos.

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España está entre los países más desiguales de Europa, y no era así en 2007, por lo que hay que incentivar políticas de más igualdad: mayor estado de bienestar, trabajos más formados y mejor pagados, y por supuesto, lucha contra el fraude fiscal. España tiene una presión fiscal que no alcanza la media europea, y se ha de aumentar haciendo pagar a los que no pagan –fraude fiscal–, y aumentando el impuesto a los que más tienen, no a los que menos tienen. Si no se hace esa reforma fiscal, no habrá dinero para aumentar las pensiones, la sanidad, la educación, etc.

Esta es una entrevista sin ánimo de lucro

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Javier Hernando

UCM e IBEI Alumni. Sociólogo, especializado en asuntos internacionales, migración y políticas de desarrollo. Comunicador y adicto a Internet. Ocupo mi tiempo como director de United Explanations y escribiendo en diversos medios. Intento explicar lo que ocurre en el mundo a través de la lógica económica y la política internacional. jhernando@unitedexplanations.org


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