28/03/2024 MÉXICO

La seguridad humana: el camino hacia la paz mundial
República Centroafricana, hecha pedazos por la violencia [Fuente: Photo Unit UNHCR vía Flickr]

Imagen tomada en la República Centroafricana, uno de los países del mundo más afectados por la violencia [Fuente: Photo Unit UNHCR vía Flickr].
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Habitualmente, las personas olvidamos la posibilidad de que ciertos conceptos que tenemos plenamente arraigados puedan ver evolucionar su significado, como es el caso de la seguridad. Este concepto ha sido el centro de diversos debates filosóficos en los últimos siglos. Así, se ha analizado la seguridad como motor de creación de las sociedades humanas, la seguridad como justificación del uso legítimo y exclusivo de la violencia por parte de los Estados, o la seguridad como límite de la libertad; entre otros muchos.

En la actualidad, la seguridad sigue siendo un ámbito cambiante. En pleno siglo XXI, el número de conflictos armados y las víctimas mortales derivados de éstos ha llegado a un mínimo histórico; sin embargo, el mundo no parece un lugar más seguro. De tal manera que ha surgido una nueva perspectiva para entender este concepto: la seguridad humana.

¿Por qué nace la seguridad humana?

Para comprender qué es este nuevo tipo de seguridad, primero hay que entender cuáles son las nuevas amenazas a las que nos enfrentamos. En este sentido, la profesora de la London School of Economics and Political Science y especialista en la materia, Mary Kaldor, ha definido los nuevos retos a la seguridad en cuatro grandes puntos:

  1. El terrorismo internacional es el tipo de violencia que ha experimentado un mayor aumento en este siglo. Ante esta violencia ningún Estado está plenamente a salvo, lo cual aumenta la sensación –compartida por todos los países– de inseguridad global.
  2. La mayoría de víctimas de la nueva violencia son civiles. Ya sea en forma de guerra abierta, terrorismo, limpieza étnica o genocidio; o simplemente porque los ejércitos regulares son incapaces de distinguir entre combatientes y civiles –como ocurre en luchas antiguerrilla–, la población civil es la principal víctima de la violencia contemporánea.
  3. La diferencia entre crimen violento y crimen organizado se ha desdibujado, siendo muy difícil, en muchos casos, distinguir si la violencia tiene una motivación política o criminal.
  4. En la actualidad, la mayoría de muertes violentas provienen de desastres naturales, enfermedades y pobreza, no de conflictos armados; por tanto, estos factores son una gran amenaza a la seguridad global.

No obstante, nuestras defensas no presentan una adecuación a estas nuevas amenazas. Lo que hacen los países para proveerse de seguridad es contar con ejércitos organizados formados por militares entrenados y equipados para enfrentarse al ataque de ejércitos externos. Además, la utilización de esta fuerza militar es cada vez menos útil o incluso contraproducente, ya que (1) se ha estrechado la diferencia entre grupos armados no estatales y los ejércitos regulares porque cada vez es más fácil el acceso a armamento moderno por parte de estos grupos; y (2) está aumentando el rechazo a la guerra alrededor del mundo, a la vez que se incrementa la demanda de respeto a los derechos humanos, a las normas contra conflictos armados, etc.

Por tanto, la diferencia entre las nuevas amenazas y los viejos métodos de provisión de seguridad provoca lo que Mary Kaldor llama un “vacío de seguridad” que deja al descubierto las verdaderas necesidades de las personas en esta materia.

¿Qué es la seguridad humana?

Teniendo en cuenta esta falta de adecuación, la seguridad humana se presenta como una nueva fórmula para llenar ese vacío; es decir, para responder a las necesidades contemporáneas en materia de seguridad.

Así pues, la seguridad humana se define como la garantía de las personas a poder ejercer una serie de capacidades y a tener acceso a diversas oportunidades vinculadas a la cobertura total de sus necesidades básicas y al desarrollo humano; asegurando la autosuficiencia de los individuos y su capacidad de participar en la comunidad.


Por tanto, esta seguridad contiene dos aspectos clave: (1) la seguridad de las personas y de la comunidad está por encima de la seguridad del Estado y su territorio; y (2) la seguridad incluye una dimensión material y física, que es lo que se conoce como freedom from want –libertad (inmunidad) frente a la carencia de aquello necesario para cubrir las necesidades básicas de las personas– y freedom from fear –libertad (inmunidad) respecto al miedo de sufrir violencia, ya sea motivada por pretextos políticos o por desastres naturales, enfermedades o pobreza.

Esta nueva definición del concepto comprende siete características que se entienden como siete pilares que conforman la seguridad humana y que responden a las nuevas amenazas a las que se enfrenta el mundo contemporáneo: (1) seguridad económica, (2) seguridad alimentaria, (3) seguridad de salud, (4) seguridad medioambiental, (5) seguridad personal (definida como la ausencia de violencia física), (6) seguridad de la comunidad, y (7) seguridad política (entendida como la seguridad frente a la represión y la garantía del respeto a los derechos fundamentales de los individuos).

Además, en conjunción con estas características, existen diversos ámbitos que son los objetivos principales –pero no los únicos– hacia los que va dirigida la seguridad humana. Éstos incluyen el crimen organizado y la violencia criminal, los derechos humanos y la buena gobernanza, los conflictos armados y la intervención armada, el genocidio y los crímenes masivos, la salud y el desarrollo, y los recursos naturales y el medioambiente.

Sin embargo, aun conociendo la definición del concepto, sus aspectos y características y sus principales objetivos, el “vacío de seguridad” no queda cubierto si no se especifican unos principios que guíen la nueva doctrina de la seguridad humana y unas nuevas capacidades para poder llevarla a cabo.


Los principios de la seguridad humana y sus capacidades

Empezando por las bases que deben regir este tipo de seguridad, podemos distinguir cinco principios:

  1. El principio de derechos humanos establece que, en caso de guerra, la protección de los individuos es más importante que la derrota del enemigo, de tal manera que las ganancias derivadas de la victoria en una guerra ya no justifican las pérdidas humanas a todo coste. Así, la protección de la población local ya no es un medio para la victoria sino un propósito del despliegue de tropas.

Además, este principio cambia la jerarquía de las víctimas de una guerra. Hasta ahora, la protección de las víctimas sigue el orden siguiente: (1) los propios civiles, (2) los propios militares, (3) los civiles enemigos y, por último, (4) los militares enemigos. Con esta nueva doctrina, la protección de toda población civil va antes que la protección del propio militar. Así, es posible que éstos puedan arriesgar sus propias vidas para salvar a civiles del enemigo.

Por último, las acciones llevadas a cabo bajo la doctrina de la seguridad humana priorizan la vida y el bienestar de las personas antes que el éxito de la economía del país en cuestión.

  1. El principio de establecimiento de una autoridad política legítima nos dice que el propósito de una intervención no es la victoria sino estabilizar la situación de una región para que las personas de ese país puedan decidir su futuro creando una autoridad legitimada por la población.
  2. El principio del multilateralismo implica que una acción de seguridad humana debe tener un mandato internacional. Ya sea a través de Naciones Unidas –por mandato del Consejo de Seguridad en casos de acción armada–, organizaciones regionales o agencias internacionales, este tipo de acciones deben ser consensuadas.
  3. El principio ascendente o bottom-up establece que para resolver un problema (conflictos armados, desastres naturales, etc.) en una región extranjera debe adquirirse conocimiento local consultando a los expertos del propio país, ya que proporcionarán información útil para resolver la situación.
  4. El principio de enfoque regional insta a ver los problemas como asuntos que trascienden las fronteras de los países. Muchos conflictos actuales implican criminalidad transnacional organizada, refugiados, desplazados, mercenarios y otros muchos agentes que muy probablemente tendrán un carácter regional más que nacional. Por tanto, para resolver estos conflictos es necesario tratarlos de forma completa.

Finalmente, teniendo la doctrina de la seguridad humana completa, hace falta repensar las herramientas tradicionales para proporcionar seguridad. Como se ha dicho anteriormente, los ejércitos tradicionales ya no son adecuados para las nuevas amenazas. Por tanto, la seguridad humana requiere de nuevas capacidades. En este sentido, Kaldor apunta que lo necesario ahora son grupos conjuntos de militares, especialistas en desarrollo humanitario, controladores de derechos humanos y otros miembros de la sociedad civil que actúen en conjunción para defender la aplicación del derecho internacional y la protección del espacio humanitario, teniendo en cuenta que  unos buenos objetivos requieren unos medios igualmente correctos.

*La mayor parte de la información de este artículo se ha extraído del capítulo “Nuevos conceptos de seguridad· (pp.151-160), escrito por Mary Kaldor como parte del libro “La seguridad comprometida. Nuevos desafíos, amenazas y conflictos armados” (2008); editado por Caterina García y Ángel J. Rodrigo, profesores de la Universidad Pompeu Fabra especializados en Relaciones Internacionales y Derecho Internacional Público.


Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Lluis Torres

Barcelona, España. Politólogo especializado en Relaciones Internacionales graduado por la Universidad Pompeu Fabra. Actualmente trabaja en Amnistía Internacional Cataluña, dónde también realiza labores de activismo en el grupo de incidencia política. Anteriormente, co-impulsó diversos proyectos de cooperación en los campos de refugiados de Grecia. Sus líneas de interés se centran en temas relacionados con la conflictividad y la seguridad global, la economía política y el desarrollo internacional.


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