28/03/2024 MÉXICO

De Occidente a Siria e Irak: jóvenes europeos haciendo la yihad
El australiano Khaled Sharrouf se fue de su país para luchar en Siria e Irak [Fuente: dailytelegraph.com.au]

Khaled Sharrouf
Desde la decapitación del periodista americano James Foley a manos de un guerrillero encapuchado con un sospechoso acento londinense, todas las miradas se han vuelto hacia Europa y hacia una realidad: la existencia de jóvenes europeos que parten hacia Siria e Irak para hacer la yihad en las filas del Estado Islámico (EI)

Desde que el pasado 19 de agosto asistimos a la decapitación del periodista americano James Foley a manos de un guerrillero encapuchado con un sospechoso acento londinense, todas las miradas se han vuelto hacia Europa y hacia una realidad: la existencia de jóvenes europeos que parten hacia Siria e Irak para hacer la yihad en las filas del Estado Islámico (EI). Esta realidad no debería llamarnos tanto la atención puesto que es sabido de muchos ciudadanos europeos que se han ido a hacer la yihad en otras guerras como la de Afganistán. Incluso sabemos por los atentados de Madrid en 2004 y Londres en 2005 que son ciudadanos y residentes europeos quienes están dispuestos a atentar contra sus propios conciudadanos.

Lo que preocupa ahora a los servicios de inteligencia de Europa es el retorno a sus hogares de los 3.000 europeos que se encuentran al servicio de EI.

El perfil de los yihadistas europeos

La mayor parte de los europeos que se unen al EI son hombres jóvenes de entre 20 y 35 años; aunque, curiosamente, en esta ocasión son numerosas las mujeres que están partiendo desde Europa hacia Irak y Siria -solo en Suecia se unieron a la lucha 30 mujeres. Entre el 10 y el 15% de los movilizados para la yihad son mujeres. Su objetivo es casarse y unirse a otras mujeres para asegurarse que se cumple la ley islámica en los territorios bajo control del EI. algunas también participan en la lucha armada.

Mujeres británicas, australianas y malasias viajan a Iraq y Siria para unirse como esposas de los militantes del ISIS [Fuente: ibtimes.co.uk]

Por país de procedencia el más afectado es Francia, que cuenta con la mayor comunidad musulmana de Europa, con unos 900 jóvenes. Le siguen Reino Unido (500), Alemania (300), Bélgica (250), los Países Bajos (120) y Dinamarca (100). Pero si tenemos en cuenta el número de personas que han partido hacia Siria o Irak respecto del número de musulmanes residentes, nos encontramos también con países muy afectados como Irlanda, Finlandia, Noruega y Suecia.

Sorprendentemente, desde países como España e Italia las cifras son más bajas de lo esperado (60 y 50 respectivamente). Esto podría explicarse por una razón: las poblaciones musulmanas de España e Italia son principalmente inmigrantes de primera generación, mientras que en los países más afectados la movilización se da en jóvenes de segunda y tercera generación. Sin embargo, esta tendencia afecta al número total de movilizados pero no al perfil de aquellos que se movilizan. Según un estudio del Real Instituto ElCano, la moda y la media de edad para los detenidos por ser sospechosos de actividades radicales es más baja que para los condenados o muertos como consencuencia de actividades relacionadas con el terrorismo yihadista.

Del mismo modo, el 70% de los detenidos poseían nacionalidad española mientras que de los condenados o muertos por relación con dichas actividades sólo un 16% la poseía. Por tanto, las tendencias observadas en países del norte de Europa también se están dando en países del sur, con una nacionalización de la actividad yihadista, con jóvenes nacidos en el propio país en familias fruto de la inmigración. Los casos en los que la nacionalidad es fruto del nacimiento y no de la naturalización suponen en los detenidos el 87,5% de los casos mientras que para los condenados o muertos en dichas actividades la cifra se reduce únicamente al 5%.


¿Por qué se van?

Son diversas las razones que impulsan a estos jóvenes a enrolarse en las filas de un grupo terrorista como Estado Islámico. En primer lugar podemos señalar que existe una crisis de identidad muy extendida entre las segundas y terceras generaciones de musulmanes que viven en las sociedades europeas. El enrolarse en un grupo que es como una hermandad y que ofrece un nuevo tipo de sociedad en el que verse incluidos es un valioso atractivo para estos jóvenes.

Otras razones podemos encontrarlas en la precarización de la vida actual en muchos de los barrios y ciudades de Europa. El desempleo, los trabajos precarios con jornadas maratonianas y salarios ínfimos, la escasa cobertura social y la ausencia de objetivos en la vida provocan que estos jóvenes busquen salidas: unos se refugian en la delincuencia y otros en el yihadismo internacional.

Pese a las difíciles condiciones de vida, la pobreza no puede explicar esta movilización ya que gran parte de los yihadistas son de clase media, en decadencia, pero clase media al fin y al cabo, y se hallaban integrados en sus sociedades, siguiendo las modas y las tendencias que siguen el resto de jóvenes europeos. La religión tampoco es un factor trascendental. Muchos de los yihadistas no provienen de tradiciones familiares musulmanas, son conversos. Otros, aún siendo musulmanes en el sentido cultural, el aspecto piadoso de la religión apenas tenía presencia en sus vidas.

Lo que les lleva a enrolarse en una organización como EI es la necesidad de creer en algo y convertirse en protagonistas de sus vidas, de algo que está sucediendo, y que incluso haya quien pueda considerarles héroes. También es enorme el deseo de escapar del tedio de la vida cotidiana, de la familia y de la sociedad para encontrarse a sí mismos, encontrar una identidad que no tienen muy clara.

EI no es el único reclutador pero sí el preferido por ser el más atractivo debido a su alcance global, sus ideas sobre la implementación del califato y sus éxitos militares. EI ofrece una “yihad de cinco estrellas”.


¿Cómo son reclutados?

Las redes sociales e Internet están teniendo mucha importancia en el proceso de radicalización y reclutamiento de los yihadistas en Europa. Esta es una vía previa a la captación, que permite difundir ideas y propaganda radical a través de las redes para después entrar en contacto con los posibles extremistas. Esta información no se recibe a través de fuentes oficiales, sino de los llamados “diseminadores”, personas sin afiliación oficial pero con profunda simpatía hacia el conflicto y que son quienes influyen realmente en los aspirantes a yihadista.

Sin embargo, en este proceso de radicalización aún tiene más peso el encuentro personal: el cara a cara. Se intentan buscar entornos con presencia del Islam para explorar el nivel de radicalidad de los aspirantes, como las escuelas coránicas, mezquitas, etc., si bien ya no son sólo estos los lugares de reunión, sino que los pisos y los garajes se prefieren porque su actividad es más difícil de detectar por las fuerzas de seguridad. Una característica importante de estas redes de radicalización es que su existencia es anterior al conflicto sirio, simplemente aprovechan la coyuntura internacional y establecen vínculos con las redes internacionales que les convienen.

Jóvenes yihadistas en el norte de Irak [Fuente: Menendj vía Wikipedia]

Una vez se han seleccionado a los aspirantes, se da un proceso psicológico de transformación del joven radical en el que se buscan dos cosas: un cambio cognitivo en el que se intenta la adhesión a una determinada ideología y un cambio en las relaciones sociales, creándose un círculo social de personas ya radicalizadas. Aquí se pone el esfuerzo para pasar de la radicalización al activismo. El proceso posterior de formación dura entre ocho meses y dos años. Si al final de dicho proceso la radicalización no se completa, el aspirante es marginado y después expulsado, pues no resulta útil para la organización.

El siguiente paso, llegar hasta Siria, no ha resultado muy complicado. Muchos combatientes han llegado sin conexiones aunque otros, como hemos visto, habían sido captados anteriormente en sus países de origen. Los yihadistas llegan a través de Turquía, por el aeropuerto de Estambul. Desde allí toman vuelos domésticos a las ciudades situadas en la frontera con Siria. Cuando llegan son escondidos en casas seguras antes de pasar ilegalmente la frontera o con pasaportes sirios falsos. Después, comienza su entrenamiento militar en los campos sirios.


¿Y qué pasa después?

¿Pero qué sucede cuando estos yihadistas vuelven a sus hogares? Este asunto se ha tornado de vital importancia para las fuerzas de seguridad europeas. Y no porque haya más combatientes en esta yihad que en las anteriores, sino por el uso tan efectivo de la propaganda que está haciendo el Estado Islámico, situando en posiciones de visibilidad a yihadistas occidentales para provocar terror en las sociedades europeas.

Las agencias de inteligencia de los países afectados descartan que estos reclutas que vuelven puedan estar organizando conspiraciones terroristas de alta sofisticación como las realizadas por Al-Qaeda en la pasada década. Pero, precisamente este hecho, los hace más peligrosos. Lo que se espera de ellos es que actúen como lobos solitarios, un modus operandi de difícil detección, como ya se comprobó en el caso de Mehdi Nemmouche, un francés de 29 años que, tras volver de la yihad en Siria, el mayo pasado, mató a cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas.

Foto de portada: El australiano Khaled Sharrouf se fue de su país para luchar en Siria e Irak [Fuente: dailytelegraph.com.au]

Esta es una explicación sin ánimo de lucro

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Victoria Silva

Villanueva de Córdoba, España. Soy graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual y actualmente cursando Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos y Máster en Paz, Seguridad y Defensa. Me encanta viajar, devorar libros de historia y política y el rap es mi otra gran pasión. Activista de Amnistía Internacional Madrid. vickysilvasanchez90@gmail.com


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