28/03/2024 MÉXICO

Amira Hass: una periodista israelí incómoda e imprescindible

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Amira Hass es periodista del diario israelí "Haarezt" y experta en ocupación. En sus crónicas da voz a las víctimas de la ofensiva israelí y defiende los derechos de la población palestina.

“La política de Israel es clara (excepto para los consumidores de medios israelíes): mutilar Gaza aún más, abortar toda posibilidad de la unidad palestina y desviar la atención de la deriva colonialista acelerada en Cisjordania. ¿Y Hamás? Quiere reforzar su posición de movimiento de resistencia en lugar de un movimiento de gobierno. Quizá crea que puede cambiar la estrategia del liderazgo palestino en lo que se refiere a la ocupación israelí. No debemos olvidar la envidia de misiles: ¿quién los tiene más grandes, más largos, más impresionantes y que lleguen más lejos? Los chicos juegan con sus juguetes y nos hemos acostumbrado a llamar a eso política”.


Estas palabras no han sido rescatadas de ningún medio alternativo de información que apoya la causa palestina, sino que fueron publicadas por uno de los diarios con más difusión en Israel, el Haaretz. Y quien las escribe no es ningún militante palestino, sino una periodista israelí que quiere ser considerada como experta en ocupación, Amira Hass, cuyo cometido, según sus propias palabras, es “vigilar los centros del poder”.  Su trabajo ha sido reconocido con el Premio Mundial de la Libertad de Prensa UNESCO/Guillermo.

Una periodista contra el discurso oficial y al lado de la gente

Durante la ofensiva israelí sobre Gaza, denominada Margen Protector, Amira Hass ha escrito sobre las muertes, la destrucción, la falta de acceso de los gazatíes a los servicios de salud y el dolor que el ataque israelí ha dejado y está dejando en la Franja. Ha puesto nombres a este dolor, ha hablado con familias que han perdido sus casas, nos ha contado cómo los gazatíes van de casa en casa llorando a sus muertos, cómo los médicos operan en los pasillos de los hospitales, cómo las ambulancias que Israel autoriza en la Franja de Gaza son insuficientes para atender a los heridos, cómo una mujer huye de su casa, que había quedado intacta, porque encuentra junto a ella un cohete que no había explotado, cómo otra afirma que el alto el fuego es una situación mucho más difícil que la guerra, porque “ahora nos estamos empezando a dar cuenta de que esta no era nuestra pesadilla particular” y cómo un hombre, que habla de política con recelo, critica que Hamás  no haya aceptado un alto el fuego a los pocos días de iniciar la ofensiva. Amira ha exigido a los palestinos que sólo firmen un acuerdo que implique que los gazatíes puedan tener libertad de movimiento.

Daños causados por la ofensiva israelí en Gaza. Fuente: Palestinian Centre for Human Rights.

También ha tratado de desmentir la versión del Gobierno israelí sobre el ataque con un artículo titulado “¿Israel demostró autocontrol en Gaza antes del ataque? Debes de estar bromeando”, en la que desmonta, una por una, las mentiras oficiales sobre la ofensiva. Por poner algunos ejemplos, Amira desmiente rotundamente el típico argumento de que Gaza es un Estado independiente, pues forma parte de una única unidad territorial, los Territorios Palestinos Ocupados, y “el control efectivo del mar, del aire, de las fronteras y mucho de lo que ocurre en Gaza está en manos de Israel”. Incluso llega a relatar que los recién nacidos de Gaza y Cisjordania deben ser registrados por Israel para que puedan disponer de una tarjeta de identidad que se les entregará cuando cumplan 16 años. Y concluye: “La información impresa en estas tarjetas está en hebreo. ¿Han oído alguna vez que en un Estado independiente su pueblo deba registrarse en su Estado ‘vecino’ (ocupante y atacante)?”. En cuanto a la idea de que Israel se está defendiendo, recuerda que Hamás argumenta lo mismo y que “ya sabemos que la guerra es la continuación de la política por otros medios”. Rechaza la idea de que Israel ha controlado su fuerza con los palestinos recordando los casos de pescadores asesinados, las casas demolidas en Cisjordania porque no tienen permiso de construcción (cabe decir que Israel deniega este permiso a los palestinos sistemáticamente, como viene denunciando el Israeli Committee Against House Demolitions, Comité Israelí contra la Demolición de Casas) y concluye: “¿No lo llamaremos contención porque esta es la violencia que los medios de comunicación israelíes pasan por alto de una manera arrogante?”.

Sobre el manido argumento de que Hamas usa a los civiles como escudos humanos mientras Israel protege a sus civiles, Amira Hass también mete el dedo en la llaga y critica con vehemencia el discurso belicista y machista de Israel. “¿Hay alguna vivienda judía en Israel que no dé cobijo a un comandante que ha ayudado a planear o librar una ofensiva? ¿O a algún soldado que haya disparado o vaya a disparar a un palestino? ¿Por qué esto está bien para nosotros y para ellos no? ¿Sólo porque no tienen la habilidad fálica de bombardear esos sitios?”.

Esta periodista denuncia que también se puede pensar que el Ejército israelí se esconde entre los civiles, pues el Ejército y sus instalaciones también están al lado de centros comerciales y barrios residenciales.

Nadar contracorriente

En un país en el que, según una encuesta de Haaretz,  el 77% de la población aprueba la gestión del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y del ministro de Defensa, Moshe Ya’alon, en esta ofensiva y el 83% apoya al Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Benny Grantz, Amira Hass nada a contracorriente.  Por eso, no duda en afirmar, en un reciente artículo titulado “La derrota moral de Israel nos perseguirá durante muchos años”, que “si la victoria significa provocar que el enemigo deba apilar varios cuerpos de niños masacrados en una camilla, porque no hay suficientes camillas, entonces habéis ganado, Jefe del Estado Benny Grantz y Ministro de Defensa Moshe Ya’alon. Vosotros y la nación que os admira”.

Imagen de un bombardeo en Gaza. Fuente: Palestinian Centre for Human Rights.


La reportera lamenta que los israelíes no conocen lo que significa la ocupación. En una semblanza escrita por Anxela Iglesias para la obra colectiva 1325 mujeres tejiendo la paz (publicada por CEIPAZ, Centro de Educación e Investigación para la Paz) Amira cuenta que  “los israelíes no han ido nunca a los Territorios Palestinos, no ven lo que ocurre con sus propios ojos. No han visto nunca un pueblo palestino cuyas tierras están ocupadas por colonos, un pueblo sin agua que necesita un permiso del Gobierno incluso para plantar un árbol, por no hablar de construir una escuela. La gente no entiende hasta qué punto la dispersión de asentamientos judíos marca el control israelí sobre los territorios palestinos”. Las críticas a ese pueblo que no quiere saber y admira a sus dirigentes y a esos medios de comunicación que no quieren contar y alaban a los gobernantes es continua en su trabajo.  En contraste a este discurso imperante, en sus textos Amira quiere denunciar las condiciones de vida de los palestinos y deja datos escalofriantes, como que el 95% del agua de Gaza no es potable. En su mayoría, el agua que consumen los gazatíes es extraída de acuíferos ya contaminados o recolectada de la lluvia. Israel tan sólo vende cinco millones de metros cúbicos de agua, “una gota en el océano”, apostilla la periodista, y no permite que la población de la Franja se beneficie del suministro de agua de Cisjordania.

Hass es hija de supervivientes del Holocausto nazi. Sus padres eran militantes comunistas que participaron en movimientos de resistencia contra los nazis y ambos fueron deportados a campos de concentración. De sus padres, Amira heredó el interés por luchar por un mundo mejor, por la igualdad y contra la injusticia. Cuenta que mantiene “un romance con Gaza”, en donde ha residido durante temporadas.

Destrucción en Gaza debido a un bombardeo. Fuente: UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo).

“Mi deseo de vivir en Gaza no se debió a la sed de aventuras o a la locura, sino al miedo de ser una observadora pasiva, a mi necesidad de entender hasta el último detalle un mundo que, de acuerdo a mis conocimientos políticos e históricos, es una creación profundamente israelí. Gaza encarna para mí toda la saga del conflicto israelo-palestino, representa la principal contradicción del Estado de Israel: democracia para algunos, privación para otros”, confiesa. En sus textos, los miembros de Hamas son llamados luchadores y no terroristas y subyace el reconocimiento del derecho a resistir la ocupación. En sus artículos sobre la enésima ofensiva israelí contra Gaza, Hass reconoce que la principal fuente de sus informaciones es el Palestinian Centre for Human Rights (Centro Palestino para los Derechos Humanos).

Vigilar todos los centros de poder

No son pocos los problemas que esta periodista enfrenta por su manera tan comprometida y valiente de entender el periodismo. Las autoridades israelíes la detuvieron en 2009 por haber residido en territorio enemigo (la Franja de Gaza) y en 2008 por haber accedido a la Franja en una de las flotillas que llevan ayuda a los gazatíes. En 2001 tuvo que pagar una multa por calumniar a un colono de un asentamiento extremista en Hebrón. Cuando en abril de 2013 defendió en un artículo el derecho de la población palestina a resistir, muchos israelíes pidieron que fuera detenida y la periodista recibió mensajes y llamadas de desaprobación y odio. En sus recientes artículos, algunos lectores comentan que Amira no muestra empatía ante el dolor israelí y la acusan de nazi (si bien otros, aunque extranjeros, agradecen su compromiso).


Con toda seguridad, Amira Hass es también una testigo incómoda para los centros de poder palestinos y para la comunidad internacional. De hecho, la periodista no deja de denunciar los intereses partidistas que Fatah y Hamas ponen por delante de la defensa de los derechos y el bienestar del pueblo palestino. Por ejemplo, denuncia que “Hamas y Fatah, debido a su lucha entre facciones, han contribuido de manera significativa a la desconexión” entre Gaza y Cisjordania. Llega a apelar a los delegados de la OLP, Hamas y Yihad Islámica a “rectificar la negligencia criminal que caracterizó vuestro trato a los residentes de Gaza” y a “exigir que el mundo pague la factura de sus declaraciones”. Y no le tiembla el pulso al informar de que Abbas “se ha opuesto de forma vehemente a unirse a la Corte Penal Internacional, debido a que le preocupa que se puedan dar pasos contra los palestinos y porque Estados Unidos y los países europeos se oponen a esta idea”. Incluso algunos países europeos señalan que si Palestina se suma a la Corte Penal Internacional esto podría entorpecer “una conferencia de naciones donantes para reconstruir Gaza y que se prevé tenga lugar el 1 de septiembre”. Es importante subrayar que, si entrara a formar parte de la Corte Penal Internacional,  Palestina, Estado observador de la ONU desde noviembre de 2012, podría acusar a Israel ante la Corte de crímenes de guerra y contra la humanidad. La ONU ha señalado que los ataques israelíes contra escuelas, hospitales y otras instalaciones vitales constituyen crímenes de guerra.

Contra los ladrones de horizontes

Amira Hass trata de explicar la ocupación de una manera gráfica para que sea comprensible por el público, y quizá este fragmento sea una forma muy clara de visualizar la ocupación como una forma de robar todo horizonte o esperanza: “Las posibilidades de entrar y salir de la enorme cárcel que se llama Franja de Gaza son prácticamente nulas y para aquellos que residen en esta zona densamente poblada, la vida es una prueba de tiempo ralentizado que se estira durante días y años en un espacio restringido sin ningún horizonte, objetivo ni sentido. El tiempo, un recurso vital y limitado, también es controlado por Israel y se evapora y se malgasta dentro de los territorios palestinos. Su falta de propósito es un agravio a la dignidad humana de los palestinos. No son ladrones enmascarados los que están robando el tiempo de los palestinos, sino el Estado de Israel y sus instituciones, y detrás de ellos, seres humanos de carne y hueso. Esto no es una serie de coincidencias, sino un proceso calculado e intencionado, cuyos ingenieros lo camuflan de forma muy brillante con la etiqueta de “proceso de paz”. En una entrevista para Democracy Now en abril de 2013, Amira no duda en señalar que el proceso de paz, y en especial el acuerdo de Oslo, ha hecho más fácil la ocupación a Israel “porque dejan todos los beneficios económicos a Israel sin tener que atender a la población ocupada”, tarea que recae en las autoridades palestinas. Tanto Israel como la Autoridad Palestina, denuncia, tienen interés en mantener el statu quo. Israel, afirma rotunda, no quiere la paz.

Vivienda destruida por la ofensiva israelí sobre Gaza. Fuente: UNRWA.

En sus textos, Hass ha recogido testimonios de gazatíes que señalan que después de esta ofensiva, “esta generación ya no sabe qué es el miedo”. Y nos ha dejado las palabras desoladas de un amigo suyo en Gaza que señala que “si Hamas surgió de la generación de la primera Intifada, cuando los jóvenes que tiraban piedras recibían balas, ¿qué surgirá de esta generación que ha vivido las masacres repetidas durante los últimos siete años?”. Amira Hass responde: “Nuestra derrota moral nos perseguirá por muchos años”.

Este post no debería terminar sin dar la voz a otra mujer, esta vez palestina, que denunció alto y claro la ocupación, la inacción de la comunidad internacional y el sensacionalismo de los medios de comunicación, mientras alabó la capacidad de resistencia de la población palestina.  Con todas vosotras, con todos vosotros, Rafeef Ziadah. “Enseñamos vida, señor”.


Foto de portada: Amira Hass en octubre de 2007. Internaz/Flickr

Esta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Elena Couceiro

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y postgrado de Especialista en Información Internacional y Países del Sur (Universidad Complutense). Ha sido analista del CIP hasta diciembre de 2006, especialista en Haití y en prevención de conflictos. Ha trabajado en diversos medios de prensa escrita, entre ellos en la revista Cambio 16. Ha formado parte del Área de Comunicación e Imagen de la ONG Asamblea de Cooperación Por la Paz y posteriormente de ACSUR-Las Segovias. Colabora con CEIPAZ (Centro de Educación e Investigación para la Paz) (www.ceipaz.org), para quienes ha editado la obra colectiva 1325 mujeres tejiendo la paz (CEIPAZ e Icaria) y varios anuarios. Es socia y colaboradora de WILPF-España (http://wilpfespanya.blogspot.com.es/).


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