28/03/2024 MÉXICO

¿Es buena la creciente presencia de China para el desarrollo en África?

©africafederation.net
A diferencia de Occidente, China ha sabido presentarse como un actor defensor de proyectos de ayuda antiimperialista que concibe a los países africanos como aliados financieros, y no como meros receptores necesitados de ayuda. La mayoría de las inversiones directas procedentes de China se encuentran en empresas de la industria extractiva de recursos naturales, en el sector de la construcción, y en el financiero.

Según datos recogidos en el libro Dead Aid (2009) de la economista Dambisa Moyo, en los últimos 50 años se han transferido más de 1 trillón de dólares en ayudas a países africanos. Sin embargo, estas contribuciones no siempre han logrado paliar las complejidades de una realidad simplificada muchas veces como pobreza africana donde cerca de la mitad del billón de ciudadanos africanos viven con menos de un dólar al día.

Crítica a los subsidios exteriores


La Ayuda Oficial al Desarrollo o AOD son recursos que proceden de los presupuestos de las administraciones públicas de diferentes países donantes destinados a mejorar las condiciones de vida en las zonas más necesitadas del planeta. La AOD es en muchas ocasiones financiera, pero también incluye transferencias de conocimientos, tecnología, recursos, o valores culturales. Atendiendo a su gestión, las ayudas pueden ser bilaterales, cuando fluyen de país a país por medio de las administraciones públicas o de ONGs; o multilaterales, cuando se dirigen a través de organizaciones internacionales. La cooperación bilateral comenzó como la forma de contribución más habitual entre países después de la Segunda Guerra Mundial. La principal crítica a este tipo de ayuda es que la gestión de los fondos quedan en manos de los gobiernos donantes quienes terminan imponiendo condiciones muy alejadas de los intereses del país receptor, e incluso buscando algún tipo de rentabilidad propia. Los tipos de ayuda multilateral sufren críticas similares.

Los inconvenientes de este tipo de ayuda no vienen exclusivamente de la relación de dependencia económica y desequilibrio entre país donante–país-receptor; parte de la complejidad nace de las dinámicas internas que se crean, en las que los propios intereses, las posibilidades de dominio económico y control político en zonas de interés, llevan a los países donantes a promover y defender intactas el mantenimiento de este tipo ayudas.

La ayuda hoy, el problema de mañana

La eficacia de las ayudas a los países africanos requiere algo más que entender la complejidad de sus diferencias. Ni todo el dinero que llega a África tiene un claro objetivo a largo plazo, ni todos los proyectos destinados al desarrollo logran mejorar las condiciones del país receptor. ¿Por qué?

En el caso del proyecto conocido como PlayPumps Project, el objetivo era instalar cerca de 4000 sistemas de acceso a agua potable en 10 países subsaharianos. Pero los problemas de sostenibilidad e infraestructura llevaron a que en marzo de 2010 el proyecto PlayPumps cerrara sus operaciones y el objetivo nunca se cumplió. ¿Qué hubiera ocurrido si el proyecto hubiera prosperado? The Guardian publicó que una instalación de PlayPump podría proporcionar agua para un día a cerca de 200 personas, sin embargo, esto es analgésico temporal, inmediato, sin proyecto a gran escala, ni estable, ni con vistas puestas al futuro. Salvar vidas y paliar el sufrimiento hoy, no asegura la prosperidad para el futuro que necesitan los pueblos africanos como países independientes. Planteémonos a quién, por qué y cómo se está ayudando.

El debate sobre la efectividad de las ayudas internacionales procedentes de Occidente a África, plantea en qué grado y con qué condiciones se ha ayudado a promover el desarrollo económico en los países receptores.

Los teóricos escépticos con los resultados de estas ayudas, sostienen que no promueven el desarrollo de las estructuras económicas favoreciendo las comunidades locales en su totalidad ya que parece ser que los gobiernos receptores malgastan los fondos recibidos sin contar con las necesidades de los civiles o sin asegurarse de la viabilidad y la eficacia de las inversiones. Siendo un grave problema, la corrupción en distintas formas y a distintos niveles impide que las ayudas lleguen a donde realmente se requiere, generando dependencias y desincentivando a los ciudadanos a confiar en sus gobernantes.

¿Qué son los BRICS?

Jefes de Estado de los países del BRICS en la conferencia-cumbre del año 2012. [Roberto Stuckert Filho - Presidency of the Republic (Brazil) vía Agência Brasil]
Jefes de Estado de los países del BRICS en la conferencia-cumbre del año 2012. [Roberto Stuckert Filho – Presidency of the Republic (Brazil) vía Agência Brasil]


En los últimos años, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica han aumentado su actividad en transferencias económicas y financieras en diferentes países africanos. Muchos analistas calificaban las relaciones entre estos países como una alianzas para la extracción de productos naturales y el desarrollo de infraestructuras. Según la plataforma de OpenData for International Developmentpara promover la transparencia en los movimientos de ayudas económicas en África, China está financiando más de 1500 proyectos en diferentes países. ¿De donde viene el interés de los BRICS en el continente africano? Los cinco son países con perfiles, gobiernos y economías muy dispares, pero con dos características en común: son países con un PIB muy potente y juntos albergan a casi la mitad de la población mundial. Según el informe de Rafael Gómez-Jordana sobre Comercio, Inversión y Desarrollo, los intercambios comerciales entre África y los BRICS podrían llegar a los $500 mil millones en 2015 desde que en 2012 alcanzaran los $340 mil millones. Los BRICS han promovido en los últimos años acuerdos comerciales y proyectos de inversión para crear un nuevo espacio económico en África distinto de los tradicionales que fomente el crecimiento de su actividad.

La contribución real de los BRICS en la ayuda al desarrollo africano ha tenido lugar en la última década con China como principal actor a partir de acuerdos para desarrollar infraestructuras. Los analistas escépticos con el nuevo rol de estos países en África, se centran principalmente en el caso de China, un país con una enorme necesidad por sustentar su crecimiento imparable que requiere las materias primas con las que cuentan los africanos con escasa transparencia en sus actividades.

La presencia de China en África

A diferencia de Occidente, China ha sabido presentarse como un actor defensor de proyectos de ayuda antiimperialista que concibe a los países africanos como aliados financieros, y no como meros receptores necesitados de ayuda. La mayoría de las inversiones directas procedentes de China se encuentran en empresas de la industria extractiva de recursos naturales, en el sector de la construcción, y en el financiero.

©chinaafricaproject.com
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En octubre del año 2000, China convocó en Beijing la primera reunión oficial para el desarrollo de las relaciones futuras entre los dos actores conocida como FOCAC (siglas en inglés) o Foro para la Cooperación entre China y África. Además, el Chinese Eximbank (CHEX) y el China Development Bank (CDB) son los principales medios de operación en el continente africano superando al Banco Mundial en el número proyectos en África, donde los principales receptores son Sudán, Nigeria y Zambia. En el informe ya citado de Gómez-Jordana, se recogen las declaraciones del presidente senegalés para el Financial Times en 2008,ante las críticas de los analistas americanos y europeos sobre las ayudas de China a países africanos: “el acercamiento de China a nuestras necesidades se adapta mucho mejor al lento postcolonialismo de la mayoría de inversores europeos. Con ayudas directas, líneas de crédito, y contratos razonables, China ha ayudado a las naciones africanas a construir proyectos en infraestructuras, puentes, carreteras, hospitales, y escuelas en un tiempo record.”


Intereses dudosos

A pesar de esta aparente admiración de los dirigentes africanos hacia su progresivo acercamiento en las relaciones con China, la falta de transparencia en el papel que juega Beijing en África aumenta el recelo entre ciertas comunidades procedentes en su mayoría de los países occidentales, enfocándose en temas de sostenibilidad y el crecimiento igualitario.

La principal cuestión en la relación chino-africana es si establecerá en un futuro la misma situación de dependencia unidireccional entre los actores involucrados, o si defenderá una relación recíproca basada en la imperante necesidad china de materias primas y la importancia de un crecimiento progresivo en África.

De la crisis económica y de las distintas realidades creadas por la globalización, se extrae una nueva forma de entender la clásica división entre Norte y Sur, donde el poder se desplaza sin seguir un patrón todavía definido. Por un lado, siguiendo los argumentos favorables, se puede entender esta relación como un acercamiento y fomento del vínculo entre el crecimiento chino y africano del que ambos pueden beneficiarse a pesar del recelo occidental. Por otro lado, desde una perspectiva desconfiada, se puede ver el interés chino como una repetición del modelo de dependencia colonial al que se le une la corrupción entre los gobernantes de ambos gobiernos en el que los sufren las consecuencias terminan siendo el pueblo africano, estancado por culpa de los intereses de otros.

El rendimiento de China en los últimos treinta años ha sido capaz de crear un importante crecimiento económico en algunos países de África. Ejemplo de ello son los más de 14.000 kilómetros de carretera desde Cape Town (Sudáfrica) a El Cairo (Egipto) que China ayudó a pavimentar.

Pero asegurar un futuro sostenible y duradero en los países del continente africano pasa por desvincular las instituciones políticas y económicas de los intereses de actores exteriores. Son los líderes locales quienes deben aunar esfuerzos e implementar dinámicas de crecimiento propias asegurando su independencia.

Aumentando los niveles de educación y participación entre los ciudadanos, será posible avanzar por y hacia el progreso de África. Modificar el enfoque de los programas tradicionales de ayuda internacional, supone un cambio en la mentalidad de los dirigentes tanto africanos como occidentales. Son muchos los intereses y las ganancias detrás de las inversiones existentes, cuando los beneficiados deberían ser exclusivamente los africanos y el futuro de sus países. La dependencia a cualquier nivel debe erradicarse paulatinamente, y son los líderes de los gobiernos locales quienes deben abordar el proceso de construcción de sólidas instituciones por y para los africanos.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro


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Marta Cillero

Madrid, España. Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. Desde hace unos meses vivo en Estados Unidos, donde escribo mucho y leo más sobre Media Studies and International Relations en la Roosevelt University de Chicago. Si me callo, es porque estoy escuchando; si hablo, es porque lo he pensado. (Respondo rápido emails a mcillero21@hotmail.com; usar Hotmail hoy en día también dice algo sobre cómo eres.)


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