28/03/2024 MÉXICO

Malí: una nueva oportunidad para la diplomacia

Soldados en Malí
La actual realidad de Malí se describe por la rebelión de diferentes grupos étnicos opositores al gobierno, liderado por los Tuareg y su búsqueda por un Estado independiente en el norte (Azawad).

Malí, cuyo nombre hace alusión a su histórico animal heráldico (el hipopótamo), es un país subdesarrollado con un escaso ingreso per cápita de sólo 1.127 dólares al año y con un bajo índice de desarrollo humano que lo ubica 175 entre 197 países.

Su actual realidad se describe por la rebelión de diferentes grupos étnicos opositores al gobierno, liderado por los Tuareg; su búsqueda por un Estado independiente en el norte (Azawad) ha sido una de las tantas causas de un conflicto que padece de violencia étnica, provocando un escenario de inestabilidad con numerosas dificultades políticas, económicas y humanitarias, cobrando protagonismo los golpes de estados e intervenciones.

Hablamos de un país donde los altos niveles de tensión han producido el desplazamiento de alrededor de 442.000 civiles: 254 mil desplazados internos y el restante 168 mil en refugiados hacia países vecinos como Burkina Faso, Mauritania, Niger y Argelia. Una triste realidad que demanda urgentemente el oficio de la diplomacia para estabilidad.

Podemos marcar líneas de proximidad para comprender las causas de esta realidad hacia los antecedentes de 1884 y 1885, con la Conferencia de Berlín; donde los países europeos trazaron una estrategia de expansión colonial en África, repartiéndose el territorio en base de criterios económicos, sin considerar a las poblaciones locales, ni sus tradiciones y cultura, provocando que etnias, históricamente enfrentadas, convivan en una misma limitación geográfica, desembocando en múltiples conflictos dentro de los Estados. Como vemos en el presente, Malí no es la excepción a esta desafortunada medida política de los europeos en tiempos donde se ejercía el poder colonial.

La comunidad internacional intentó dar respuestas a este conflicto marcando su apoyo con aquella Resolución 2071, aprobada luego del Golpe de Estado en 2012 por el Consejo de Seguridad de ONU; ratificando al ex ministro italiano, Romano Prodi, como el nuevo Enviado Especial, ejerciendo de “buenos oficios” para la mediación. También vimos la intervención francesa llamada Operación Serval, desplegada en el 2013 en un contexto de una profunda crisis en todos sus niveles, siendo el punto más argüido del enfrentamiento. Así, con acuerdo de autoridades locales y de Naciones Unidas, Francia intervino bajo el paraguas de operaciones militares de Unión Europea. Si bien la misma finalizó su mandato con “éxito”, aún siguen estando presentes un considerable número de efectivos cubriendo diferentes funciones dentro de la misión.

En el comienzo de este 2014 el estado del país sigue siendo crítico debido al deterioro de su situación humanitaria, a la destrucción de su patrimonio cultural, como así también de su estructura política institucional. Hoy presenciamos un escenario que demanda con urgencia una solución por la vía de la negociación, para cumplir así con las prerrogativas estatutarias de la base jurídica internacional que ponen de manifiesto la predominancia de la estabilidad que conduce a la paz. De este modo, podemos entrever una nueva oportunidad para que la diplomacia triunfe a los efectos del diálogo entre el gobierno y los rebeldes Tuareg; el fin último es alcanzar una hoja de ruta que de como resultado una convivencia pacífica que pueda velar por la estabilidad nacional.

Malí: otro padecimiento de violencia étnica-política

“El estudio científico de las relaciones internacionales no puede fundarse sino sobre la materia proporcionada por la historia.” En base a esta premisa del filósofo y sociólogo francés, Raymond Aron, resulta menester realizar un breve recorrido de lo sucedido en Malí para comprender los principales ejes concernientes al padecimiento de su sociedad.


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Mapa de Malí

Recordemos, Malí no es la excepción al clásico mal que padecen los estados africanos surgidos del colonialismo. Así, esta ex colonia francesa se encuentra dividida en dos partes: el norte, controlado por los grupos islamistas radicales y el resto del país gobernado por una nueva autoridad política que se encuentra bajo un vulnerado escenario político; un acontecimiento que comenzó a perfilarse desde enero del 2012, cuando se inició la rebelión de los Tuareg en contra del poder central. El conflicto se agudizó con el golpe de Estado del 22 de Marzo de ese mismo año, provocando una total fragilidad en su estructura e instituciones políticas. Desde entonces, el gobierno no ha podido contar con un poder de decisión autónomo, debido a la debilidad política que sufrió su sistema. De esta manera resulta imposible dirigir el rumbo político del país sin la ayuda de la comunidad internacional.

Pero, a qué hacemos referencia cuando hablamos de los Tuareg. En una oportuna aproximación, podemos decir que son un grupo constituidos en el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) y quienes forman parte de la actual mesa negociación. Fueron quienes iniciaron las primeras operaciones militares en contra del gobierno central, desencadenando el actual padecimiento de inestabilidad a través de su reclamo por un Estado islámico independiente: Azawad. Con el trazado de las mencionadas fronteras coloniales, esta tribu quedó dividida entre los diferentes países que se formaron en el antiguo territorio colonial francés en África Occidental, como en Argelia, Libia, Malí, Niger y Burkina Faso; complejizando aún más un conflicto que adquiere un carácter multidimensional.

Una oportunidad para que triunfe la diplomacia

Luego de contextualizar y de ir en búsqueda de la información para entender lo que sucede en Malí, nos preguntamos si el país africano cumple con el concepto teórico de “Estado”, puesto que quedó conformado con un frágil y fracturado gobierno desde aquel golpe de Estado del 2012. Hoy cuenta con un nuevo presidente que tiene el desafío de reconstruir la estructura política y social, a los fines de recuperar los valores institucionales democráticos; valores que fueron perdidos por la profunda crisis que padecieron sus autoridades. Todavía, vemos que el gobierno cuenta con escasos recursos políticos y/o económicos para maniobrar su propia agenda de decisión política, dejando entrever que la ayuda financiera y militar del exterior es imprescindible.


Consecuentemente, reina un clima belicoso, de modo tal que se hace cada vez más imperioso esperar por una pronta solución. A la luz de esto, Malí lleva adelante los primeros pasos para formalizar una ronda de negociación con los rebeldes Tuareg. Una negociación que se produce en un contexto de incertidumbre debido a la carencia de un plan político que determine una estrategia de acción frente a las circunstancias; un rasgo característico desde el inicio de este enfrentamiento. Es aquí donde la diplomacia debe ser tenida en cuenta por la comunidad internacional y por las partes del conflicto para hacer frente a los intereses económicos y geoestratégicos de las potencias, a los fines de que triunfe la negociación política por encima del poder.

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Soldado americano saludando a un niño de Malí. Fuente: The U.S. Army via Flickr

Al decir que evidenciamos un momento para que gane la diplomacia, debemos tener en consideración la concepción que le otorgamos a este término. En palabras de Brownlie Ian, la diplomacia, en su más simple sentido, comprende todos los medios por los cuales los estados establecen o mantienen relaciones mutuas, se comunican uno con otro, o despachan operaciones políticas o legales, en cada caso a través de sus agentes autorizados. Diplomacia en este sentido puede existir entre los estados en guerra o conflicto, pues el concepto se refiere a la comunicación, ya sea con propósitos amistosos u hostiles, más que a las formas materiales del conflicto. Por consiguiente, Malí presencia un oportuno escenario para que comience a transitar una nueva etapa, marcada por mecanismos de coexistencia pacífica a través de la decisión de iniciar rondas de negociaciones junto a los rebeldes, en base a un objetivo principal: lograr un punto final a un enfrentamiento que preocupa en la agenda internacional desde el año 2012.

Es importante saber que en esta vuelta al diálogo por la paz, no se tratará bajo ninguna consideración la posibilidad de evaluar una eventual independencia o autonomía de las provincias del norte, sino que se trazaran lo lineamientos para normalizar los canales de comunicación entre las partes y, así, poder pensar en un futuro más estable para el país. Será de vital importancia que prevalezcan compromisos creíbles y la consolidación de la confianza entre ambas partes para avanzar de manera sustancial hacia la resolución del conflicto. Asimismo, el Ministro de Reconciliación, Oumar Diarra, dejó expresado que esta negociación estará auspiciada principalmente por la Misión de Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) pero también se contará con el apoyo de la Unión Europea, puesto que será un proceso inclusivo y abierto a las iniciativas que aporten alternativas.

Malí es un claro ejemplo del “doble juego” de la comunidad internacional, porque mientras que se evidencia la ausencia de una hoja de ruta para afrontar políticamente las circunstancias, por otro lado vemos la intensión de actuar a través del actual envío de tropas conjunta de la brigada franco-alemana para reforzar la operación francesa del pasado año 2013, que sigue marcando presencia bajo el despliegue de la misión de Unión Europea. Esto refleja un estado de dependencia con las fuerzas externas para establecer y/o mantener el control de su seguridad interna.


Consecuentemente, esta ex colonia francesa puede tener dos opciones ante el panorama actual: enfrentar la violencia que conlleva a una división territorial en dos estados independientes o bien, luchar por recuperar la unidad e integridad territorial a través de la práctica diplomática, con el objetivo de confeccionar un plan político que descanse sobre la base de los mecanismos de resolución pacífica de controversias, protegiendo a sus civiles con los instrumentos jurídicos del Derecho Internacional y del Derecho Internacional Humanitario; siendo la sociedad civil quien padece las peores consecuencias. Será vital que la comunidad internacional pueda generar conciencia a los fines de que los actores involucrados opten por los caminos de la vía diplomática, para contrarrestar la magra realidad y lograr la tan ansiada reconciliación interna entre las diferentes tribus y autoridades políticas, pudiendo así incursionar por los caminos de la estabilidad.

Foto de portada: soldados en Malí, fuente: gosc.pl

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro

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Vanina Soledad Fattori

Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Coordinadora de Contenido en "Equilibrium Global". Interés en política internacional, en seguridad internacional y paz. Lic. Relaciones Internacionales en Universidad del Salvador. Especialización en Derecho Internacional de los Conflictos Armados y Derecho Internacional Humanitario. Diplomado Defensa y Seguridad Internacional. Posgrado Periodismo en Investigación.


3 comments

  • Carla Solano

    13/03/2014 at

    ¡¡Me gusto mucho!! deberian de subirlo via facebook

    Reply

  • Gaston Freyre

    14/03/2014 at

    Excelente

    Reply

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