19/04/2024 MÉXICO

Alice Munro: un Nobel que visibiliza la literatura canadiense
Alice Munro Foto: Andrew Testa

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Se podría decir que la cotidianedad le ha dado un Nobel a Alice Munro. De hecho, son sus cuentos situados en un Canadá no citado los que les han merecido fama internacional y su más prestigioso galardón. Però el Nobel ha hecho mucho más que eso. Ha puesto en boca de todos la literatura canadiense, hasta ahora la hermana pequeña de las grandes literaturas anglosajonas,

Alice Munro escribe cuentos que pasan en pueblos pequeños. Dicen sus compatriotas que dibuja con gran naturalidad paisajes rurales que podrían estar en cualquier lugar de Canadá, y ésta es una de las razones por las que su reciente premio Nobel de literatura fue celebrado en su país con gran orgullo nacional. A esto se suma que es la primera vez que a un escritor canadiense se le concede tan alto galardón. La satisfacción de sus conciudadanos se reflejó en las horas siguientes al anuncio del premio en redes sociales como Twitter, que se llenó de etiquetas del estilo: #canadiancontent, #canadianpride y #canlit. 

El Nobel de literatura también le fue otorgado al quebequés de nacimiento Saul Bellow en 1976, pero se le considera un escritor estadounidense puesto que abandonó Canadá en sus primeros años de vida.

Las letras canadienses

La historia de la literatura canadiense con identidad propia no es demasiado larga. Alice Munro es una de las escritoras con las que ha nacido esa identidad. Los escritores canadienses en lengua inglesa han tenido que batallar incansablemente con los dos grandes imperios literarios, Estados Unidos y Gran Bretaña, para obtener reconocimiento. Tanto es así, que hasta mediados de los ochenta cualquier escritor que publicara en inglés debía adscribirse a una de estas superpotencias.

Llibre Runaway d'Alice Munro.
Libro Runaway de Alice Munro.

Un grupo de editores, escritores y libreros, entre los que se encuentran nombres como Margaret Atwood, Graeme Gibson, Denis Lee, y la misma Alice Munro, lucharon desde los años 60 por cambiar esta situación. Abrieron librerías, fundaron editoriales, consiguieron instaurar sistemas de becas provinciales y federales, y el apoyo del gobierno canadiense para la difusión de obras nacionales. Poco a poco, lograron que la literatura canadiense se hiciera un lugar en el país y que empezara a asomar la cabeza tímidamente al mundo. Escritoras como Margaret Atwood, prolífica crítica, novelista y poeta, gozan hoy de prestigio internacional. Los cuentos de la propia Munro se publican en The New Yorker desde los 70, aunque con mayor asiduidad en estos últimos años. Sin embargo, el Nobel supone el espaldarazo definitivo a una literatura que lleva mucho tiempo buscando su sitio en la historia de las letras.

El primer ministro canadiense, Stephen Harper, emitió un comunicado al poco de conocer la noticia en el que expresaba su regocijo por tan alto reconocimiento para una de sus compatriotas: “Munro es una gigante de la literatura canadiense, […] toda la obra excepcional de Munro y este logro monumental incitará a los escritores canadienses de todos los niveles a trabajar para alcanzar la excelencia en el campo literario y seguir su pasión por la escritura”. Ted Arnott, miembro del parlamento, escribió en su cuenta en Twitter: “El Premio Nobel de Literatura de Alice Munro dará a los escritores canadienses el reconocimiento mundial que han merecido durante largo tiempo”.

Portada libro de Alice Munro.
Portada libro de Alice Munro.


Al conocer el galardón, la escritora declaró que se sentía contenta no solo por ella, sino por el efecto positivo que el Nobel tendrá para los escritores de su país: “me alegra particularmente que haber ganado este premio deje contentos a muchos canadienses. Estoy feliz también de que esto traiga más atención sobre la literatura de Canadá”.

Una experta del relato

En sus historias, Alice Munro hace un retrato, en apariencia sencillo, de la vida cotidiana. Rara vez sitúa la acción de sus cuentos más allá de la región sudoeste de la provincia de Ontario, su rincón natal. Sin embargo, le basta este escenario para elaborar narraciones altamente reveladoras de la condición humana, de su naturaleza. Sus personajes casi siempre se enfrentan a situaciones trascendentales de la vida, camufladas  entre tanto momento corriente. Munro describe ambientes rurales, escribe sobre su cultura en obras de carácter tranquilo, discreto y “típicamente canadiense”, según sus compatriotas. Sin embargo, sus relatos trascienden la localidad y se tornan universales. En la brevedad de sus cuentos desfilan emociones, miedos, pasiones y dudas que cualquiera reconocería como propios. El Nobel  nos brinda así  la oportunidad de asomarnos a una ventana que Canadá abre al mundo,  que muestra su singularidad, su identidad, vestida de cotidianidad universal.

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Marisa Herraez


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