28/03/2024 MÉXICO

Poesía y paz: herramientas para la antigua Yugoslavia

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¿Qué es la poesía sino aquel intento de describir lo indescriptible? ¿Cómo definir conceptos como amor, dolor, soledad o la propia paz? Es allí, donde el recurso poético sirve como instructivo para describir, pero también como una herramienta del recuerdo, el perdón y sobre todo la esperanza: palabra inmortal.

¿Qué es la poesía sino aquel intento de describir lo indescriptible? ¿Cómo definir conceptos como amor, dolor, soledad o la propia paz? Es allí, donde el recurso poético sirve como instructivo para describir, pero también como una herramienta del recuerdo, el perdón  y sobre todo la esperanza: palabra inmortal.

La guerra es como una novela, donde se necesitan decenas de páginas cargadas del miedo y desolación que vive la población civil en su transcurso; estos últimos, siempre las víctimas totales e inocentes. Una historia de guerra es larga por corta que sea cronológicamente; sus estragos serán tan longevos como una buena obra y las páginas transcurrirán describiendo todo aquello que la guerra puede causar. Sin embargo, cuando la fortuna es devuelta a la población y la paz reina, verdaderamente reina, es decir, que la palabra paz equiparará toda la población, descriptivos y destrucción que la violencia pudo dejar. No importa qué tan grande pudo ser ese conflicto, la paz siempre será superior.

Esa es precisamente la grandeza de la paz. Para una guerra se necesita una novela, cientos de historias. Para la paz, se necesita una palabra: la tranquilidad. No obstante, debido a la grandeza de esta palabra (paz) y su conceptualización tan positiva, es prácticamente imposible definirla, convirtiéndola en poesía pura. Entonces nos preguntamos ¿qué es la paz sino poesía?

El destino y las pasiones me han alejado de la tierra que me vio nacer, pero me ha acercado a los míticos Balcanes que me han echado a volar entre sus ríos. Esta tierra, que comienzo a considerar mía, fue estipulada por el geógrafo y político inglés John Mackinder, como el “Heartland” del mundo, el corazón continental de nuestro planeta. Y como ocurre con cada persona, cada triunfo o embate, es siempre resentido y absorbido por el corazón. Es así como esta tierra Balcánica ha acuñado su historia, por desgracia, repleta de sucesos bélicos. Tan sólo debemos recordar el último siglo, donde ambas guerras mundiales encontraron su inicio en esta región, sin mencionar la Guerra de Bosnia y lo sucedido en Serbia y Kosovo en 1999. Si esta tierra sabe de algo, es de madurez en base a los golpes.

Una Yugoslavia que fue ejemplo internacional de tolerancia, donde diversas etnias y religiones convivían en paz y unidad. Lamentablemente, por el beneficio e interés de uno cuantos, el proyecto de la multiculturalidad se vino abajo dejando miles de muertos y heridas que no han terminado de sanar. Uno de los ejemplos más tangibles de respeto y tolerancia es la tan famosa Sarajevo, la cual albergaba católicos, musulmanes, ortodoxos, judíos y romanís en un mismo asfalto. La política y los intereses lo llevaron al desastre absoluto, terminando con historias como la que nos cuenta Izet Sarajlic en su libro “Sarajevo” publicado este año 2013.

UNA GRANADA LANZADA DESDE EL MRKOVIĆI

Desde hace treinta horas
las granadas
llueven sobre nosotros desde todas partes.

Una de ellas
ha sobrevolado ahora
este poema.

Ha sido lanzada desde el Mrkovići
donde antes de la guerra cogía margaritas
con la mujer que amo.

Izet Sarajlić

El poeta bosnio Izet Sarajlic nos cuenta una de millones de historias que guarda esta tierra que vio la sangre de sus hijos derramar por las calles. Pero por encima de toda dificultad y dolor, esa palabra que el poeta Fernando Valverde ha mencionado como su “favorita” dentro de la conferencia “Las palabras curan” -impartida por éste, junto con los poetas y amigos Javier Bozalongo y Luis García Montero- es la que verdaderamente nunca debe morir para hacer el llamado a la paz. Es la esperanza el profeta del amor y la paz. En este poema de Sarajlic, encontramos la guerra dentro de una historia de amor. La violencia fue la que desplazó al amor en el pasado y suplantó el hastío y el sufrimiento. Ese amor de margaritas fue reemplazado por granadas que sobrevolaban los cielos.

La esperanza es el combustible del amor cuando éste está lejos. Pero algo es muy cierto, el amor es el antagonista de toda guerra y signo de violencia. Es así, como debemos hallar el amor en historias de guerra y no en viceversa. Ese amor en tiempos de guerra, ese que se aferra a la vida en medio de los bombardeos, es el llamado a la paz: la esperanza misma. Haciendo énfasis en ello y a manera de conclusión, debemos recordar que el amor está en cada beso, en cada hijo herido, en cada cuerpo inerte e incluso, por debajo de las ruinas de un hogar destruido por la guerra.

Cerraré este texto con un poema inédito presentado en el pasado Festival Internacional de Poesía en Granada, donde haciendo uso de la poesía y las palabras, intenté plasmar una historia de amor y esperanza en medio de lo sucedido. El miércoles 10 de marzo del año 1999, la última de las guerras en los Balcanes comenzó con un bombardeo de las fuerzas de la OTAN a lo largo de todo el territorio serbio. Las vidas de la población no serían las mismas desde entonces; los recuerdos aún son plasmados en fotografías y cicatrices que los devuelven al pasado. Sin embargo, a pesar del dolor y la tragedia, el amor puede crecer en forma de flor por encima de los escombros. Es así, como este poema relata un amor que supera cualquier estrago y sana cualquier herida que las balas y el odio pudieron dejar. La esperanza nunca muere y da luz a su hijo predilecto, el amor: antagonista por excelencia de la guerra.


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La pérdida: Belgrado

Dicen que las ciudades eligen sus tesoros.

Esta tierra que no fue color opaco
olvida que en cinco de cada treinta días
asoma entera una luna en la ventana.
El espectro del pasado robó
el adoquinado de la calle en Skadarlija
donde música de risas pronunciaban a cada uno de ustedes
(bastaba un nombre para llamarlos a todos).

Aquí, en la Plaza de la República
las estatuas nos miran fijo,
grises, como si fuesen de concreto;
y es que sus voces murmuran
que esta ciudad que hoy camino
pasó de la alegría a la taciturnia
en la fracción de un sonido de metralla,
y de la espera a los sitios bombardeados
en una ráfaga de luz que comenzaba cada día,
cada noche,
con un réquiem de gritos secundados por sirenas.

¿Cómo pudieron robar la fortaleza a Kalemegdan?


Situado en lo alto de esta torre
¿cómo mirar el suelo sin anticipar lo perdido?

Si fuera 24 de marzo o 10 de junio otra vez,
remojaría mi cabeza en el Danubio:
corriente a la deriva,
hundirme entero por un segundo
y probar la muerte en manos propias
alejado de las brasas ajenas
de una hoguera que yo mismo encendí.
Para entenderlos deberé entender la muerte.

Mirar las calles sin Skadarlija
y los deltas sin Kalemegdan,
me devuelven a la orilla de esta torre
donde mirando el Danubio puedo entender la muerte,
pero jamás entenderé lo perdido.

Espero esta ciudad me pueda perdonar,
cuando te lleve conmigo.

Javier Gutiérrez Lozano


Esta es una explicación/poesía sin ánimo de lucro

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Javier Gutiérrez

Javier Gutiérrez Lozano (Puebla, México. 1988). Poeta, traductor y ensayista. Editor de Revista Reflejo en Belgrado, Serbia. Profesor de Literatura Contemporánea. Recibió la Beca del Ministerio de Educación de la República de Serbia para realizar estudios especializados en política y cultura de los Balcanes. Sus textos han sido traducidos al idioma inglés, griego y serbio. Ha publicado más de 60 artículos periodísticos, ensayos y poemas, en diversas revistas de distintos países. Autor de 12 reportes para la Secretaría de Relaciones Exteriores, dentro de la Embajada de México en Serbia. Ha impartido conferencias en el Instituto Tecnológico de Monterrey Campus Puebla, y ofrecido talleres en la Facultad de Filología de la Universidad de Kragujevac, Serbia. Participante en el Festival Internacional de Arte de Prijepolje en Serbia, el Festival de Literatura Bayelsa Book & Craft Fair en Nigeria y el Festival Internacional de Poesía de Granada 2013 en España.


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