29/03/2024 MÉXICO

Mañana es tarde para salvar a las Maldivas

Ibrahim Didi. Fuente: http://blog.luciolepress.com
La injusticia climática afecta los derechos humanos de los habitantes de las Maldivas. Es el país más bajo del mundo con una altura máxima de 2,3 metros y sus tierra pueden desaparecer antes de terminar el siglo.

Cuando hablamos de derechos humanos y medio ambiente a simple vista parecen dos conceptos que no van de la mano. Si nos adentramos en la materia se hace evidente que el cambio climático tiene implicaciones en el disfrute de los derechos humanos.

El cambio climático amenaza los derechos humanos en las Maldivas

El Consejo de Derechos Humanos en la Resolución 7/23 del 28 de Marzo de 2008, habló del enlace existente entre derechos humanos y medio ambiente. Se señaló “la injusticia climática”, muchos de los países menos adelantados y los pequeños estados insulares, siendo los que menos han contribuido a las emisiones globales de gases efecto invernadero, serán los que más se verán afectados por el calentamiento global.

Pensar en el cambio climático desde una perspectiva de derechos humanos no es solo una necesidad fundamental, en términos de guiar el marco internacional de la política de desarrollo, sino que también nos ofrece una oportunidad para reevaluar las necesidades más apremiantes de la sociedad global altamente inequitativa, con niveles sociales, ambientales y económicos de desarrollo muy dispares. Desde esta perspectiva, debemos pensar en la participación y el empoderamiento significativo en los procesos de toma de decisiones. También debemos hacer hincapié en la necesidad de acceso al agua potable, la alimentación, educación, servicios de salud, una vivienda adecuada, todo es importante para reducir la vulnerabilidad de los individuos a las amenazas del cambio climático. Las mujeres y los hombres no experimentan el cambio climático por igual. En muchos países en desarrollo las limitaciones económicas y las normas culturales que limitan las carreras de las mujeres, e incluso les impiden tener empleo remunerado, significa que sus medios de vida dependen particularmente de los sectores sensibles al clima, como la agricultura de subsistencia, lo que hace que sus conocimientos y capacidades sean cruciales para las políticas de adaptación al cambio climático.

Según los científicos antes de que acabe el siglo, si nada cambia, las Maldivas desaparecerán

El archipiélago de las Maldivas. Fuente: Scientific American

A día de hoy, podemos ver impactos directos e indirectos del cambio climático, ya sean de impacto repentino, como desastres naturales ocasionados por fenómenos de la naturaleza como los terremotos, las inundaciones, etc. O impactos con un comienzo lento, como son las sequías, el aumento del nivel de los océanos, etc. Consecuencias provocadas a raíz de la actividad humana, limitando de esta forma, el disfrute de los derechos humanos. Consecuencias que irán empeorando si la comunidad internacional no consigue poner freno al cambio climático.

Un ejemplo claro, es lo que ocurre y ocurrirá en las Islas Maldivas si no se combate el cambio climático a tiempo. Según los científicos antes de que acabe el siglo, si se sigue el mismo ritmo, las Maldivas desaparecerán.

Las islas Maldivas, es el país más bajo del mundo, presenta la altura máxima menos elevada del mundo, con 2,3 m, una característica que lo hace altamente vulnerable a las subidas del nivel del mar. Las islas Maldivas están conformadas por 1.200 islas y 26 atolones. Tiene unos 394.000 habitantes concentrados la mayoría en 200 islas. Si sigue aumentando la temperatura del planeta, los países de poca altitud, como las Maldivas, se sumergirán en los océanos de nuestro planeta.


Se amenaza principalmente el derecho fundamental a la vida de sus habitantes. Como dijo el ex -presidente de las Maldivas Mohamed Nasheed refiriéndose al cambio climático:

Es una cuestión de derechos humanos y seguridad y no solamente una cuestión medioambiental. La mejor adaptación al cambio climático es la buena gobernanza.

Los países más pequeños y menos contaminados como este, están pagando las consecuencias de la contaminación creada por el mundo más desarrollado. Mohamed Nasheed es de la opinión que los países más pequeños en desarrollo, también deben reducir las emisiones de CO2 a pesar de que su contaminación es muy baja, no se puede culpar únicamente a los países desarrollados, afirmó. El cambio climático es problema de todos, por lo tanto hay que llegar a una solución global. Para combatir temporalmente las consecuencias, en la capital de las Maldivas, una de las islas más habitadas, Malé, se construyó una gran muralla, formando una altura de casi 3 metros. Obviamente es claro que, esto no es la solución al problema, pero ante la crecida anual de 5 mm por año desde el 2000, se vio la necesidad de destruir el paisaje para proteger a los ciudadanos de la subida del mar. Claramente no se pueden amurallar las 1.200 islas del país, y ni mucho menos es el objetivo. Se deben adaptar las normativas de los países a la protección del medio ambiente y a combatir el cambio climático. Los habitantes de la Maldivas están desconcertados pensando que en unos años, sus casas estarán bajo el mar.

Mientras los políticos luchan por el poder, la tierra que gobernar desaparece bajo sus pies

En el 2008, Mohamed  Nasheed, subió al poder después de 30 años de dictadura instaurando una democracia para las islas, la cual duró hasta el 7 de febrero de 2012 con el golpe de estado policial propiciado por Mohammed Waheed Hassan, actual presidente. Después de ser arrestado varias veces y puesto en prisión, la mayor lucha de Nasheed, que surgió en las calles de Malé, fue salvar a su pueblo de su hundimiento. Sus esperanzas de que globalmente se llegara a un acuerdo en lo que concierne al cambio climático, se demostraron en la Cumbre de Copenhague.

La situación crítica de las Maldivas y su voluntad de lucha contra el cambio climático ha provocado que se adopten políticas y normativas con el fin de conseguir una buena gobernanza ambiental. Se elaboró el llamado “Maldive Climate Change Trust Fund” una colaboración de donantes entre el Gobierno de las Maldivas, la Unión Europea, la Agencia Australiana para el Desarrollo Internacional y el Banco Mundial. En 2009, Mohamed Nasheed anunció la intención de elaborar un plan de neutralidad del uso del carbono, que debía alcanzarse para el 2020. Lo calificó como un proyecto muy ambicioso que serviría de ejemplo para muchos países. En 2011, se publicó el documento “Maldives Renewable Energy Investment Framework”, un análisis técnico y de financiamiento para los combustibles fósiles de la infraestructura de electricidad del país. Se señala en el documento que un total de 80% de la electricidad tiene que provenir de energías renovables; contando que un 60% será de energía solar, para el 2020. Se ponen las esperanzas principalmente en la energía solar, ya que la energía eólica es más complicada debido a los períodos regulares sin viento en el país. Parece imposible que estemos hablando de un país precisamente caracterizado por la belleza natural de sus aguas y que las consecuencias de las actividades del hombre hayan convertido su recurso natural más preciado, el agua, en una fiera capaz de destruir el propio país.


A pesar de que las Maldivas ya han puesto en marcha su plan de acción, la responsabilidad recae sobre los gobiernos de todos los países. Sus compromisos deben ser firmes y llevados a cabo lo más pronto posible.

El problema para proteger la violación de los derechos humanos, consecuencia de los impactos del cambio climático, es un asunto complejo. Los mecanismos que se deben activar para la prevención ante una violación de los derechos humanos pueden resultar familiares, la historia nos ha demostrado muchas ocasiones similares. El problema surge cuando el causante de esta violación es el cambio climático, no tenemos muchos antecedentes todavía, hay que imaginarse la grandeza del daño, en otras palabras no tenemos un precedente que nos sirva de guía.

Si nosotros, causantes del cambio climático y sufridores de sus consecuencias,  no actuamos protegiendo a la naturaleza y no nos preocupamos sobre el calentamiento global, nadie lo hará por nosotros. Nosotros decidimos nuestra huella en la destrucción del planeta. A día de hoy, son las Maldivas quien sufren las consecuencias, pero quien nos dice que no nos tocará mañana?

No se puede permitir que los habitantes de las Maldivas se conviertan en refugiados ambientales, y borrar su país del mapa. Como dijo, Mark Lynas:” tendrán que darse prisa porque, mientras los políticos luchan por el poder, la tierra que gobernar desaparece bajo sus pies”.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro

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Margarida Pons

Medio Ambiente. Actualmente vive en Panamá dónde trabaja en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente desde diciembre de 2011. Licenciada en Derecho por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, Máster de Cooperación Internacional Descentralizada: Paz y Desarrollo, Universidad del Pais Vasco. Colaboradora en varias ONG. Especial interés en medioambiente, derechos humanos y relaciones internacionales.


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