Día Internacional de la Mujer: ¿sirve de algo celebrarlo?

Cada año, según se acerca la fecha, resuenan las voces que se preguntan de qué sirve celebrar el 8 de marzo si las mujeres ya tienen lo que querían, si ya son iguales; es más, dicen algunos/as que ahora son las mujeres quienes discriminan y maltratan a los hombres. Si a estas afirmaciones se le añade la cuestión de quiénes son “las mujeres occidentales” para imponer la lucha por la igualdad a las mujeres de países como India, Argelia o Méjico, por poner tres ejemplos, ya se tienen todos los ingredientes para considerar la necesidad de exponer brevemente por qué es oportuno mantener la celebración de una fecha tan señalada en el calendario internacional.

América – Participación política

Coincidiendo con la declaración del “Año Internacional de la Mujer”, en 1975 México DF acogió la primera Conferencia Internacional sobre la Condición Jurídica y Social de las Mujeres. Su objetivo era visibilizar la necesaria lucha por la igualdad de derechos y oportunidades y comprometer a los Estados a fomentar la participación activa de las mujeres en el desarrollo global.      

En el año 1975 todos los países americanos habían instaurado el sufragio femenino en sus períodos democráticos, pero era tan baja la participación activa de las mujeres en los órganos de decisión que se debatía la posible aplicación de cuotas mínimas para evitar la discriminación de las mujeres en los puestos de responsabilidad.

En 2007, 32 años después, América Latina había conocido ya a tres presidentas electas, pero tan sólo Argentina y Costa Rica superaban el 30% de representación femenina en el Congreso, y a nivel local era Chile, con un 12,1%, el país con más alcaldesas del continente sudamericano.

Europa – Feminización de la pobreza

La Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres (1980) se celebraba en Europa (Copenhague, Dinamarca). Pocos años después Europa vivió un aumento espectacular de mujeres que se incorporaban al mercado laboral, si bien lo hacían en condiciones de desigualdad, pues la gran mayoría de puestos de trabajo temporal estaban ocupados por mujeres y éstas, además, percibían un sueldo muy inferior al de los hombres que realizaban el mismo trabajo.

Dada la incesante movilización de las mujeres, a día de hoy se han logrado algunos avances positivos, sin embargo éstas continúan percibiendo entre un 10 y un 30% menos dinero que sus iguales masculinos, siendo dicha brecha mayor cuanto más cualificado es el puesto de trabajo.

De todas las manifestaciones del 8 de Marzo en Madrid cabe recordar especialmente una cuyo lema decía: “Contra la feminización de la pobreza”. Era del año 2004-2005, un momento en el que España ya contaba con 8 millones de pobres, en su mayoría mujeres. En todo el mundo, según Naciones Unidas, siete de cada diez personas pobres son mujeres.

Y si la actual crisis financiera está siendo dura para todo el mundo, golpea con especial dureza a las mujeres. En Grecia, por ejemplo, aumenta de forma dramática el número de mujeres sin techo, a la vez que lo hace la prostitución en Atenas, la cual ha crecido en un espeluznante 1.500%.

África – Orgullo Lésbico

En 1985, año en que Nairobi acogería la tercera Conferencia Internacional de la Mujer, el movimiento feminista, es decir la lucha por la igualdad, alcanzaba un reconocimiento a nivel mundial, simbolizado por la participación de 15.000 representantes de ONG’s en el foro social paralelo.

Por primera vez, la cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres era tratada como un tema transversal y, que por tanto, debía impregnar todas las cuestiones incluidas en la agenda política, dejando de ser considerado un asunto aislado y separado de los demás. A partir de entonces, la igualdad debía estar presente en cuestiones de política, economía, trabajo, salud, educación, etc.

Hoy por hoy, mientras en Europa el movimiento LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) lucha por una mayor visibilización y aceptación del lesbianismo, en la mayoría de los países africanos, cuestiones como está están en la más absoluta prohibición. En Uganda incluso se ha llegado a tratar de que el Parlamento aprobase la posible aplicación de la pena de muerte al delito de “homosexualidad agravada”.

Por ello, cabe destacar el valor jóvenes como Kasha Nabagasera, quien pese a los peligros a los que se enfrenta cada día por ser defensora de esta causa, prefiere quedarse en su país, y luchar por sus derechos, a la vez que acude a encuentros internacionales a explicar la situación que afronta el continente en aspectos como éste.

Asia – Violencia sexual

1995 era el año en que se celebraba la cuarta Conferencia Internacional de la Mujer en Beijing (China) y que suponía un nuevo avance. Dado que la participación política de las mujeres no había alcanzado los niveles esperados, se llegó a la conclusión de que debían revisarse todas las estructuras sociales e introducir el concepto de género como una cuestión de interés universal y que beneficiaría tanto a hombres como a mujeres.

Cinco años más tarde, las Naciones Unidas aprobaban la Resolución 1325 en la que, entre otras muchas medidas, instaban a todas las partes en un conflicto armado a adoptar medidas especiales para proteger a las mujeres y las niñas de la violencia por razón de género, particularmente la violación y otras formas de abusos sexuales (…).

En ese momento Timor Oriental, se recuperaba de una dura campaña militar por parte del ejército indonesio, como respuesta a la decisión popular timorense de declarar su independencia tras 25 años de colonización.

En 2008, dos años después de la última revuelta, Dili (capital de Timor Oriental) acogía la segunda Conferencia Internacional de Mujeres por la Paz en la que participaron mujeres y unos pocos hombres de los cinco continentes, copando el protagonismo las mujeres timorenses e indonesias. Con esta conferencia se simbolizaba el importante rol que las mujeres debían jugar en la resolución definitiva del conflicto, un conflicto que había afectado especialmente a las mujeres, que además de los rigores generales de la guerra, sufrieron incontables agresiones sexuales y, si quedaban encinta, se debían enfrentar a una sociedad eminentemente católica que aún hoy penaliza el aborto.

Oceanía – Mujeres indígenas

El lugar de la quinta conferencia debería ser Oceanía, pero ésta no se ha sucedido, si bien se han mantenido las sesiones anuales de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (el próximo mes de marzo se celebrará la 57ª sesión).

Pero Oceanía también comparte con el resto de la comunidad internacional una estructura social patriarcal y los problemas que ello implica en materia de educación, salud, participación política, etc.

Así, mientras que las feministas australianas y neozelandesas se adelantaban al lograr el sufragio femenino en 1902 y 1893 respectivamente, este derecho no se extendía a la población aborigen hasta el año 1967.

En este sentido, la Conferencia de Beijing supuso un importante hito en su lucha, pues se proclamó el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1995 a 2004) y, cuyo espíritu sería entre otros, la cuestión de las desigualdades de género como temática que debía estar siempre presente.

Por todos estos logros y por todo lo que queda por recorrer, ¡Feliz 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora!

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro