28/03/2024 MÉXICO

Japón busca la recuperación económica tras las elecciones

Buildings are reflected on a Bank of Japan board in Tokyo
La reciente victoria electoral de Shinzo Abe en Japón devuelve al poder al partido que durante más tiempo ha gobernado en la democracia nipona. ¿Cuáles serán las nuevas políticas que el nuevo gobernante adoptará para traer la recuperación a Japón? Lo contamos en este post.

Reuters definía a Shinzo Abe como “una persona que parece triste y frustrada ante el reto de gobernar Japón en las circunstancias actuales”. Efectivamente, Abe y su partido político, el conservador Partido Liberal-Demócrata (LDP), se postulaban como ganadores de las elecciones parlamentarias del pasado 16 de diciembre en Japón, y así fue. Las encuestas le daban mayoría absoluta, y la consiguió.

El Partido Liberal Demócrata (PLD), de tendencia conservadora, logó una victoria aplastante en las elecciones legislativas en Japón, al haber obtenido 294 escaños de los 480 que tiene la cámara baja del Parlamento, frente a 57 del gobernante Partido Democrático de Japón (PDJ). La formación Nuevo Komeito, aliada del PLD, se hizo con 31 escaños, lo que otorgó a la coalición la mayoría de dos tercios necesaria para imponerse a la cámara alta y evitar los bloqueos que han lastrado las decisiones gubernamentales desde 2007. El ex primer ministro Shinzo Abe, de 58 años, líder del PLD, se convertió, el 26 de diciembre, en el nuevo jefe de Gobierno, el séptimo que tiene Japón en los últimos siete años.

En cierto modo, la política japonesa tiene muchas cosas en común con la europea contemporánea, es decir, hay una fuerte desilusión del electorado por las propuestas de los candidatos. Pero con la victoria de Shinzo Abe, ¿cuáles serán las políticas económicas que aplicará para que Japón recupere el crecimiento? Según la mayoría de analistas en los medios de comunicación internacionales, la capacidad que tenga Abe para conseguir depreciar la moneda y reactivar la economía a base de exportaciones será clave.

La importancia económica de Japón en el mundo es todavía incuestionable. El país asiático forma parte del grupo de países que el Fondo Monetario Internacional llama “Systemic-5” (junto con Estados Unidos, Reino Unido, China y la Unión Europea), es decir, son aquellas economías sistémicas en que sus políticas domésticas son capaces de afectar también la economía global. Por lo tanto, el potencial cambio de política económica en Japón está atrayendo las miradas -cautelosas- de buena parte del mundo. Y en este sentido, Abe tiene una receta clara para cambiar de política. Es una receta, aunque conservadora, en el sentido de que es la típica “panacea” que buscan la mayoría de gobiernos que quieren salir de una crisis: conseguir depreciar la moneda a través de políticas expansivas para poder exportar más.

Con esta política tan tradicional pretende atacar dos problemas a los que todavía no se ha encontrado solución: una deflación que ya hace 15 años que está incorporada a la psique de los japoneses y una entrada constante de capitales en el país que hace que su moneda, el yen, aprecie en exceso (Japón es considerado un país con bajo riesgo financiero a pesar de tener una deuda pública equivalente al 230% de su PIB).

La política expansiva puede llegar por dos vías. O bien por una expansión fiscal (mayor gasto público) o bien por una expansión monetaria (bajar tipos de interés y / o emitir más moneda). Aunque hay quien defiende que el nuevo gobierno japonés debería gastar más, aunque esto signifique disparar su deuda pública, no parece que ello se encuentra en la agenda del nuevo presidente. Abe defiende una política monetaria radicalmente expansiva:


  • En primer lugar, quiere modificar el mandato del Banco Central Japonés para que el nivel de inflación permitido pase del 1% al 3% (el Banco Central Europeo también persigue como objetivo una inflación máxima del 3%).
  • En segundo lugar, quiere que el Banco Central cree más moneda en la economía, lo que se conoce como “quantitative easing” y que aplican los países anglosajones (por ejemplo, comprando bonos del Estado).

Con ello pretende conseguir que el yen se deprecie suficientemente como para reactivar la economía. De hecho, esto ya está sucediendo: el yen perdió valor en relación al dólar durante las semanas previas a las elecciones gracias a que los mercados ya anticipaban el éxito de Abe.

El gran escollo que Abe tiene por delante para hacer realidad el objetivo que persigue con estas políticas, sin embargo, es el propio Banco Central, muy cauteloso a la hora de preservar su independencia. Y es que la esencia de la política monetaria de un país no está en manos del gobierno, sino en su Banco Central. Las proclamas de Abe para determinar la política del Banco Central han sido tan fuertes que su gobernador, Masaaki Shirakawa, ha sentido su independencia amenazada y públicamente ha plantado cara a Abe. Tal y como recoge The Economist, Shirakawa afirmó: “las políticas que apoya el candidato del LDP no son realistas y de hecho implicaría un impacto muy negativo para la economía japonesa”. El Banco Central Japonés siempre ha llevado a cabo una política muy conservadora. Será interesante analizar con detalle el impasse que pueda tener lugar.

Artículo original reproducido con el permiso de Ekonomicus

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eKonomicus es una revista de divulgación económica cuyo objetivo es proporcionar información sobre economía internacional, en respuesta a la falta de cobertura informativa de los sucesos económicos más allá de España o Cataluña. Pensamos que las noticias de otras economías afectan en mayor o menor medida a la economía local, y que por tanto es de interés lo que ocurre en el resto del mundo.


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