28/03/2024 MÉXICO

El conflicto de Siria, por la puerta trasera: Líbano

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El conflicto sirio no deja de recrudecerse y la violencia ya ha llegado a las puertas de Beirut. No en vano, Siria es mucho más que un simple vecino: lo que pase en Damasco, afecta a la política interna libanesa.

El conflicto sirio: de protestas por la libertad a la pugna por el poder


La gente quiere que caiga el régimen. Los niños que pintaron esto en los muros de su colegio en la ciudad de Daraa, al Sur de Siria, estarían lejos de saber que esto desencadenaría unas protestas contra el régimen que se extenderían por todo el país, e implicarían una represión brutal que ha acarreado hasta la fecha al menos 10.000 muertos, y una situación al borde de la guerra civil.

Siria se encuentra actualmente en una situación límite: con una oposición altamente dividida y con dificultades para coordinarse, una violencia y represión que se cuenta ya por miles de muertos, y una comunidad internacional que corre el riesgo de desencadenar una guerra en toda la región si interviene militarmente, pero que al mismo tiempo no debería observar impasible la violencia que se está produciendo en el país.

Lo que empezó como una reivindicación de la población siria por la libertad y por unas mejores condiciones de vida para ellos y para sus hijos, ha acabado convirtiéndose en una lucha de poderes regionales. Los aliados de Bashar Al-Assad en la región, Irán y el chií Hezbollah, temen una caída del régimen que inclinaría la balanza de poder del lado contrario y les dejaría aislados. Por otro lado, los grandes poderes sunís, Arabia Saudí y Qatar entre ellos, han visto la oportunidad en la crisis siria de reducir la influencia chií iraní en la región, y se están posicionando -e incluso armando- , a favor de la oposición siria.

Estos actores ya no se interesan por las condiciones de vida y reivindicaciones de los sirios. La prolongación del conflicto ha distorsionado la lucha por la que en un principio los sirios salieron a la calle arriesgando sus vidas. Además, la intervención de estos poderes regionales está convirtiendo este conflicto en un conflicto sectario.

Líbano y Siria: algo más que vecinos

El conflicto sirio se ha convertido en un conflicto regional en el que han acabado interviniendo, de una forma u otra, un gran número de actores. Sin embargo el Líbano no es un actor externo en esta crisis. Por la naturaleza de las relaciones de ambos países todo lo que ocurre en el país vecino, afecta a la política interna libanesa.

Las tropas sirias mantuvieron la ocupación del Líbano desde los inicios de la guerra civil libanesa en 1976 que duraría hasta 1990. El dominio sirio no finalizaría hasta 2005, cuando el asesinato del ex Primer Ministro Rafik Hariri (aún no resuelto, aunque no son pocos los que señalan a Siria como culpable), desencadenó una ola de protestas contra la ocupación siria obligándoles a retirar sus tropas.


El repliegue de las tropas, sin embargo, no marcó el final de la influencia siria en el Líbano. Durante los años de ocupación, Damasco supo cómo dominar la política libanesa extendiendo esa injerencia hasta la actualidad. Hoy en día, su aliado, el partido chií Hezbollah, se encarga de que ninguna de las iniciativas en el Líbano vaya en contra de los intereses del régimen sirio. En efecto, la coalición 8 de marzo que incluye al partido chií, se ha encargado de que Líbano no respalde ninguna de las iniciativas árabes condenando la violencia del régimen.

La política libanesa se divide en dos coaliciones: 8 de marzo y 14 de marzo. Estas corresponden a las fechas en la que los libaneses salieron a la calle para manifestarse tras el asesinato de Rafik Hariri: los primeros, salieron a la calle para pedir que las tropas sirias permanecieran en territorio libanés; mientras que los segundos, pedían la retirada de las tropas. Estas coaliciones no responden tanto a ideologías o religiones diferentes como a una inclinación pro/anti Siria o Hezbollah, respectivamente, ya que ambas coaliciones cuentan con partidos cristianos, suníes, chiíes, drusos, etc.

El conflicto sirio… en las calles libanesas

La crisis siria ha acabado desencadenando una lucha sectaria entre suníes, religión que procesa la mayoría de la población siria, y alauíes, una rama del chiísmo a la que pertenece toda la familia Assad. Este enfrentamiento ha tenido incluso, su reflejo en la ciudad del norte de Líbano, Trípoli, entre dos barrios adyacentes, Bab al Tabbaneh, mayoritariamente suní, y Jabal Mohsen, donde residen los alauíes de Líbano. Se han estado produciendo combates entre ambas milicias desde principios de año, aunque recientemente la semana pasada los combates se recrudecieron, llegándose a contar hasta 12 muertos.

El domingo pasado, la capital libanesa se vio finalmente afectada después de meses con el conflicto a las puertas. El asesinato de un sheikh libanés, clérigo suní, y su acompañante en los muchos checkpoints que hay a lo largo de Líbano, desencadenó protestas en todo el país, incluida la capital. El asesinato de un sheikh libanés, clérigo suní, y su acompañante en la región norteñade Akkar, en de los muchos checkpoints que hay a lo largo de Líbano, desencadenó protestas en todo el país, incluida la capital. El clérigo que se dirigía a una manifestación organizada por el Partido Mustaqbal, fue asesinado cuando aparentemente intentó saltarse el checkpoint, aunque el acompañante que ha sobrevivido aseguró que el coche sí que se paró y los militares empezaron a insultar al sheikh. En el barrio de Tareq AlJedideh las protestas acabaron en una quema de neumáticos y disparos que dejaron dos muertos.

Pero el spill-over del conflicto libio en Siria se ha producido de muchas otras maneras. Primero, a través de las fronteras libanesas la oposición está recibiendo ayuda humanitaria, alimentos y armas, probablemente de manos de los países sunís del Golfo, como Qatar y Arabia Saudí. Partidos como el suní Mustaqbal (Futuro), y el partido de Rafik Hariri enemigo acérrimo del régimen sirio, también han sido acusados de estar dando apoyo a la oposición siria. Acciones a las que el régimen respondió minando las fronteras y no han sido pocos los que han perecido entre ambos territorios.


Segundo, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que unas 20.000 personas se ha podido refugiar en Líbano. El tema de los nuevos invitados es un tema de especial sensibilidad en este país de Oriente Medio, no sólo a nivel político sino también entre la población. Líbano cuenta con una población estimada de unos 400 mil palestinos (en un país con una población de uso de 4 millones), que siguen viviendo en campos de refugiados desde hace ya más de 40 años. A estos palestinos, mayoría suníes, les fue negada la nacionalidad debido al difícil equilibrio de confesiones en Líbano. Es más, muchos libaneses culpan a los palestinos y a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), que se basó en Beirut cuando fue expulsada de Jordania, del estallido de la guerra civil.

Khalas! (¡Basta ya!)

El país más próspero de Oriente Medio, sufrió 15 años de devastadora guerra civil, con una estimación de 100 mil personas que perdieron la vida y 250 mil que se fueron para nunca volver. La guerra produjo divisiones y heridas entre una población que nunca se ha llegado a curar. Pocos son los edificios públicos de cuyas paredes no cuelgan fotos de la ciudad de Beirut antes de la guerra civil, prueba de la nostalgia por una ciudad que ya no existe. Beirut quedó completamente destruida después de la guerra de hace 30 años y aún hoy en día encontramos edificios completamente devastados.

En 2006 los libaneses volvieron a enfrentarse a los horrores de la guerra. Y en 2008 otra “miniguerra” entre milicias se produjo en las calles beirutíes.

La palabra que más han repetido los libaneses desde que se produjo ese atisbo de “guerra” ha sido: “Khalas, no queremos más guerra. Ya hemos tenido suficiente. Ya es hora de que podamos vivir en paz”. He escuchado estas palabras de libaneses de todas las religiones y todos los partidos. Ahora sólo queda que todos ellos se den cuenta de que antes de la guerra estaban mucho mejor, y que después de otra guerra estarán mucho peor.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro


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Ana Almuedo

Sevilla, España. Mediterránea por elección, española de nacionalidad y libanesa por residencia. Llevo trabajando en temas sobre Oriente Medio, resolución de conflictos y derechos humanos desde 2010. Actualmente vivo en Beirut, Líbano, y escribo mi doctorado para la Universidad de Exeter en Reino Unido, sobre la transformación del conflicto y los movimientos sociales en Líbano. Sígueme en @anaalmuedo


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