28/03/2024 MÉXICO

Escocia y la caja de Pandora europea

Scotland welcomes you
Si Escocia se independiza, ¿entrará a formar parte automáticamente de la Unión? ¿Cómo se llevará a cabo la reformulación del peso del Reino Unido en el parlamento europeo? Y, quizás la más importante, ¿puede esta posible independencia crear un efecto dominó? Escocia es nuestra nueva caja de Pandora. Aunque aún no sabemos si contiene males o bienes, sí sabemos que contiene esperanza. Una nueva posibilidad de reformular y avivar el sueño de Europa.

“Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”. –Robert Schumann 9 de Mayo de 1950

Hace más de medio siglo que la semilla de Europa comenzó a abrirse paso entre los rescoldos de la segunda guerra mundial, momento en que Adenauer, Monnet, Schuman y Gasperi, entre otras grandes personalidades, comenzaron a dibujar un sueño que hoy se encuentra en horas bajas por la perdida y olvido de una de las ideas centrales que, según ellos, debía articular el espíritu “volkgeist” de Europa:  “Unidos en la diversidad”

La dificultad hoy en día no reside en estar unidos, ya que por lo general existe una voluntad común, solo alterada por formaciones políticas de carácter residual, vinculadas a ideologías extremas que tristemente en algunos países están alcanzado una presencia nunca imaginada -como puede ser el caso del “Front National” en Francia,  el de Hungría de la mano de Viktor Orbán y tantos otros que apoyados por discursos populistas ofrecen soluciones cortoplacistas a problemas estructurales. El verdadero problema de Europa es la pérdida del respeto hacia la diversidad, es el deseo centrífugo de homogeneizar y armonizar.

La deuda de Europa

Europa tiene, sin duda alguna, una asignatura pendiente consigo misma y con su historia, como es aclarar de una vez por todas sus delimitaciones fronterizas como paso previo a establecer un sistema de gobernanza comunitario. Y es que, no podemos olvidar que la mayoría de los estados no suelen ser resultado de una voluntad popular expresada libremente,  sino que son el resultado de guerras, matrimonios y traiciones. Procesos poco compatibles con nuestra visión actual de la democracia y de la voluntad popular, que debería ser revisado. Al fin y al cabo estos problemas no resueltos son un quebradero de cabeza para los frágiles equilibrios de Europa, ya que con demasiada asiduidad se traducen en conflictos lingüísticos, procesos de marginalización y discriminación cultural, que terminan por abrir largas crisis como la Belga.

La lista de casos es prácticamente inacabable: Escocia, Irlanda del Norte, País Vasco, Catalunya, Flandes… Casos que aunque son difícilmente comparables, tanto desde un punto de vista historicista como político, comparten una serie de sinergias, incluso de desarrollos institucionales dentro de la UE -como puede ser la organización 4 motores para Europa– que crean unas relaciones de interdependencia demasiado fuertes como para no ser tenidas en cuenta.

El antecedente Kosovar

El último capítulo de esta reformulación fronteriza viene de la mano de Alex Salmond, primer ministro de Escocia, que ha abierto la caja de Pandora al proponer un referéndum sobre la independencia. ¿Cómo una reformulación fronteriza podría afectar al resto de socios?


Antes de adentrarnos en el caso, es conveniente recordar los problemas que generó la independencia de Kosovo, no a los kosovares o serbios de “a pie”,  que continuaron con sus vidas, sino a la política exterior de la Unión Europea.

La independencia de Kosovo se declaró el 17 de febrero de 2008, opción que había sido defendida por la ONU con anterioridad como única opción viable -no solo por los antecedentes del conflicto sino por ser la voluntad del pueblo Kosovar­- y posteriormente respaldada por su legalidad, un mes después de haberse producido: “El derecho internacional general no contempla prohibiciones sobre las declaraciones de independencia y, por tanto, la declaración del 17 de febrero de 2008 no viola el derecho internacional general”– . Sin embargo, la división en el seno de la UE estaba servida, cuando de los 27 países de la UE, sólo 22 se mostraron a favor. Países como España o Grecia se posicionaron en contra impidiendo el desarrollo de una posición común de los 27, e ignorando las recomendaciones de Naciones Unidas. Ello evidenció la fractura de la UE en relación a la independencia y la autodeterminación de las naciones, una división que le impidió, una vez más, llevar a cabo una acción política exterior coherente con sus valores de respeto a la diversidad y a la democracia.

Escocia y la debilidad de Europa

Escocia nos vuelve a poner en la misma tesitura, si bien con un punto extra de complejidad, ya que esta vez no se trata de un país extracomunitario, sino un país socio, lo cual abre a su paso multitud de preguntas que tienen una respuesta, no difícil, sino incomoda. Si Escocia se independiza, ¿entrará a formar parte automáticamente de la Unión? ¿Cómo se llevará a cabo la reformulación del peso del Reino Unido en el parlamento europeo? Y, quizás la más importante, ¿puede esta posible independencia crear un efecto dominó?

Todas estas preguntas son un tanto abstractas debido a que se configuran sobre la hipótesis de un “si” a la independencia que en estos momentos es harto complejo. Pero sin duda, la mera existencia de la hipótesis incomoda a muchos, entre ellos el estado español, que se ha convertido en uno de los principales opositores a las iniciativas independentistas que se han producido hasta ahora en el marco de la UE, por miedo a que éstas puedan alentar procesos similares en su propio estado. En palabras de un ex ministro británico: “We understand the Scottish view is they would wish to join the UN but they would not wish to join Nato. They might wish to join the EU, but we fully expect Spain to block it, fearing it might encourage the separatist spirit on their doorstep.”

El futuro de Europa y la caja de Pandora

Europa se encuentra en la actualidad en una compleja encrucijada. No le bastaba únicamente con perderse en el laberinto de la integración y la crisis de los extremismos políticos que asolan los viejos ideales, sino que ahora la caja de Pandora ha vuelto a abrirse. Si bien debemos ser optimistas, ya que su apertura puede ser una gran oportunidad para la reformulación de Europa sobre una base de solidaridad y diversidad, no olvidemos que el mito de Pandora, como casi todo en esta vida, tiene más de una versión.


La primera cuenta que la vasija contenía todos los males, y al abrirse permitió que contaminaran el mundo, quedando en su interior únicamente la esperanza. Otra versión del mito afirma que la vasija no era portadora de males, sino de bienes, y que al abrirla, todos, a excepción de la esperanza, volvieron al Olimpo. La caja escocesa se presenta en esta doble ambivalencia: para algunos representa todos los males, y para otros todos los bienes. Lo único cierto es que de producirse nos transportara a un nuevo escenario, donde la esperanza, como siempre en la historia de Europa, estará presente.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro 

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Joaquin Rodriguez

Gijon, SPAIN. Master's in International Relations and specialization in Risk Governance. I work at the Research Center or Risk Governance at the Autonomous University of Barcelona. I am especially interested in the topics related with European Politics, Risk Governance and Economy.


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