28/03/2024 MÉXICO

Un lugar llamado Españistán, por Aleix Saló

Imagen del libro Españistán. [Photo: mi-web.org]
"Bienvenidos al país con el mejor sistema educativo de toda África". No, España no está en África, pero Españistán podría estarlo. Os presentamos el retrato de la crisis del ladrillo en España vista por Aleix Saldó (ya conocido por su corto Ratzinger Z). A través de este corto divertido y visual podréis entender (o discrepar) las principales claves de la burbuja inmobiliaria en España, o en Españistán, vosotros decidís.

Españistán para la posteridad: ¿la del libro o la real?


Poco queda por decir de esta obra que pretende pasar a la posteridad como “una de las crónicas más completas jamás relatadas sobre mezquindades y bajezas humanas de nuestra historia reciente”. Con casi 1 millón de resultados en Google y casi 3,6 millones de vistas en Youtube, en poco más de un mes y medio, este curioso relato se ha hecho un hueco en numerosos medios de comunicación. La Sexta, TVE, El País, El Mundo, El Economista, y tantos otros medios de comunicación españoles y no españoles (ha llegado también a Argentina), no han dejado pasar la oportunidad de hablar de este cortometraje  creado para promocionar el libro que lleva su mismo nombre: Españistán, este país se va a la mierda. El autor, Aleix Saló, ya es conocido en el entorno de la crítica graciosa, pues ya triunfó previamente con su vídeo Ratzinger Z, en el que se mofaba de la visita del Papa Ratzinger a Barcelona.

Este es el tipo de relato que gusta a quién quiera entender las cosas de una forma fácil y visual, sin invertir mucho tiempo en investigar en todo lo que ha sucedido en España a raíz de la crisis inmobiliaria. Pero  también es el tipo de relato que disgusta a quién le gusta que las cosas sean explicadas de una forma rigurosamente objetiva y argumentadas con fuentes cuidadosamente documentadas. Es difícil condensarlo todo en tan pocos minutos. El Economista reproduce la opinión de José Luis Ruiz Bartolomé, autor del cómic Adiós ladrillo, adiós, tal y como sigue: “hay muchos aspectos que no están bien tratados o que son eludidos lo cual a veces es perfectamente comprensible dado el formato y la brevedad del vídeo, aunque en otras es más bien debido a un tufillo prosocialista”. Será por los contínuos ataques que el propio video realiza al expresidente José María Aznar y la poca caña que le mete al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Lo que empezó siendo, a principios de los años 2000, el inicio de una prometedora época de bonanzas económicas y libertades sociales ha acabado por mostrarse ante nuestros ojos como un monumental engaño. Un engaño, a la postre, tan burdo como el timo de la estampita  (Aleix Saló, 2011).

Cómo reirse de la desgracia (no) ajena

El cortometraje no pretende ser muy optimista, pues la situación económica de España tampoco lo es precisamente. Es un relato duro y crudo de la realidad española con un formato que se presta a la gracia. Transmite esa realidad que intenta darle sentido a la expresión ambivalente Spain is different, que tan hábilmente sabemos utilizar los españoles para mostrar las bondades y las desgracias de nuestro país. Esa expresión que entonamos a la vez que intentamos mostrar indistintamente ese orgullo avergonzado que a menudo utilizamos hacia nuestros interlocutores, adaptable según sea la procedencia de éstos.

Analizándolo ahora con cierta prespectiva, podemos apreciar como, mientras la clase media nos recreabamos en el hedonismo low-cost, la élite en el poder se afanaba en afianzar su dominio sobre nuestras vidas, hasta consolidar una suerte de neo-feudalismo disfrazado de capitalismo meritocrático. Porque, no sé si os habréis percatado, pero si vivieramos en un capitalismo real la mayor parte del lobby empresarial y financiero estaría ahora pidiendo limosna en las esquinas (cuando no entre rejas) por culpa de su ineptitud a la hora de gestionar sus negocios (Aleix Saló, 2011).

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La verdad que el libro tampoco pretende ser un cuento de hadas, y es que sólo hace falta leer los primeros párrafos del prólogo (a cargo de José A. Pérez):

“Bienvenidos al país con el mejor sistema educativo de toda África. El país de las hipotecas crecientes y los sueldos menguantes, una democracia joven que lo mismo te patenta la fregona que te planta un adosado sobre una fosa común por aquello de cerrar viejas heridas.

Bienvenidos al país con los directivos mejor pagados de Europa y la tasa de paro más alta del mundo libre. El país donde el 65% del dinero circula en billetes de 500, la nación de naciones con más idiomas, bailes regionales y cocaína por habitante del planeta. La capital mundial del currículum vitae, el neón en los bajos y el inglés nivel medio, orgullosos inventores de la hipoteca a cincuenta años y el minipiso cuco pero asfixiante.”


Seguramente tanto el vídeo como el libro recojan el espíritu de buena parte de la sociedad juvenil española, que tan fácilmente se ha etiquetado con el movimiento de los indignados. Saló también es crítico con los de su generación (los de veintitantos y trentaitantos): “En cierta forma hemos sido un bluff. Teníamos tantas expectativas, que el hostión ha sido mayúsculo”, según se hace eco en su última entrevista en El País.

Pero seamos optimistas, dentro de tanto claroscuro siempre hay espacio para intentar ver el vaso medio lleno, aunque llenarlo sea más difícil que nunca: “Es la hora de los valientes; los jóvenes tendremos muchas menos oportunidades, así que habrá que aprovecharlas al máximo y apostar fuerte”, añade Saló hacia al final de su entrevista en uno de los medios que precisamente más se le ha acusado de ser prosocialista.

Ésta es una explicación-opinión sin ánimo de lucro

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Lluis Torrent

Barcelona, España. Licenciado en Ciencias Ambientales, Máster en Intervención Ambiental, Máster en Relaciones Internacionales y Especialista en Ciencia Política. He trabajado como consultor ambiental para gobiernos locales y regionales y empresa privada. Socialmente comprometido, me apasiona explorar la fina línea que transcurre entre la política, la economía, la sociedad y el medio ambiente. Sígueme en Google+ Lluis Torrent


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