02/12/2024 MÉXICO

Los niños y jóvenes saben qué se cuece en el mundo porque… leen a Jordi Sierra

Jordi_Sierra_I_Fabra[elpais]
Ha vendido cinco millones de libros para niños y jóvenes, en China y Corea lo adoran y es un hombre comprometido con el tiempo que le ha tocado vivir. Jordi Sierra i Fabra lleva 25 años mostrando la realidad local e internacional a los jóvenes y adolescentes de medio mundo. Esclavitud, guerra, terrorismo, xenofobia, drogas, niños soldado, la figura emblemática de Víctor Jara, la revuelta zapatista desde la selva Lacandona… este catalán universal no tiene miedo a ningún argumento y su público le respalda.

‘De niño era tartamudo, mucho. A los ocho años atravesé una puerta de cristal y me dejé en el camino casi un brazo, casi la nariz, y muchas cicatrices corporales. En el hospital, vendado, sin poder leer, que era mi pasión, empecé a escribir y descubrí que escribiendo no tartamudeaba. Fue una revelación y decidí ser escritor. Ahí empezó el calvario. Mi padre no me dejaba hacerlo, me lo prohibía, lloraba si me veía escribiendo. Decía que “eso no daba para comer” y que “me moriría de hambre”. Y para postre, en la escuela, además de maltratado por mi tartamudez me ponían ceros en lengua y literatura por culpa de mi desbordante fantasía. Resistí, escribí una novela de 500 páginas con 12 años y cuando la terminé yo tenía muy claro que sería escritor, y tanto me daba ser rico o pobre, famoso o no’.

Inicios


Con esta determinación empezaba su carrera el autor de “Kafka y la muñeca viajera”. Aunque no siempre Jordi Sierra se dedicó a escribir para jóvenes y adolescentes. Su primera obra, “1962-72 Historia de la Música Pop”, tiene que ver con su otra gran pasión: la música. Gracias a ella –y a su trabajo en la radio fórmula- viajó por todo el mundo siguiendo a las grandes bandas de pop y rock. Tras dimitir de varios puestos ejecutivos en diversos medios de comunicación,  Jordi decide dedicarse a viajar, explorar otros lugares y otras gentes y plasmarlo en sus novelas.

Hasta 1981 no aterriza en la LIJ (Literatura Infantil y Juvenil), ganando el prestigioso premio Gran Angular –con el que se alzará tres veces en diez años-. A partir de ahí, su producción literaria se dispara: nacen Zuk 1, el investigador futurista de un mundo donde hombres y máquinas poseen los mismos derechos para mantener la paz social, y Sam Numit, una estrella de rock reconvertida a detective en el mundo de la música, al más puro estilo Bogart.

Ha sido el primer autor español en hacer muchas cosas: editar una revista de música para adolescentes (Superpop), hacer libros de música para niños, abordar el tema del SIDA en la literatura juvenil y en colgar un libro en Internet -“El misterio del Goya robado” más de un millón y medio de personas en todo el mundo la leyeron en seis meses-. Según datos del Ministerio de Cultura español, de los diez autores más leídos en los centros escolares, Jordi Sierra i Fabra es el único de la actual generación dedicada a la literatura infantil y juvenil. Consciente de su impacto en este público, Sierra i Fabra les acerca temas de los que tradicionalmente no se ha hablado a los niños y jóvenes. La prensa especializada reconoce que “no es fácil transformar las inquietudes de la juventud en buena literatura como hace Sierra i Fabra” y que “es el gran “crack” de la novela juvenil, una máquina, uno de esos raros especímenes que aparecen de siglo en siglo, capaces de escribir hasta en el baño”.

De él  han dicho cosas como que es “uno de los pocos autores que consigue conectar con la grey adolescente y que cultiva una literatura vital, apasionada como lo es él mismo”, que su obra es “muy completa y se distingue por tratar temas contemporáneos de interés tanto para jóvenes como para padres de familia o docentes”o que sus cifras de ventas, premios y traducciones “parecen más de una estrella de rock”.

Literatura para “fabricar” niños y jóvenes comprometidos

La trayectoria de este escritor prolífico donde los haya nos habla del binomio sensibilización-literatura -no en vano ha escrito y dirigido la colección Nadhari Joven para Intermón Oxfam, narrativa de compromiso para jóvenes-. En “La piel de la memoria”, se adentra en la trata de esclavos a través de l figura de Kalil Mtube, vendido por su padre por 15 dólares, creyendo que será adoptado por una familia que le hará estudiar y con la que vivirá mucho mejor. Salvo que Kalil es trasladado de la frontera entre Mali y Burkina Faso donde vive y condenado a ser un esclavo en los campos de cacao de Costa de Marfil. La dura realidad de los refugiados es el argumento en torno al cual gira “Las alas del sol”, la historia, a comienzos de los años 90, de Yu, un niño vietnamita que lleva tres años como  refugiado en el campo de Shek Kong, en Hong Kong, con su familia.

En “Un hombre con un tenedor en una tierra de sopas” Jordi Sierra reflexiona sobre la integridad de los medios de comunicación y su responsabilidad humana y moral. La novela narra cómo el suicidio de  un famoso fotoperiodista español, tras  ganar el World Press Photo, conduce a su hermano menor, estudiante de Periodismo, hasta la selva Lacandona, en Chiapas (México) donde acaba descubriendo que la foto del premio fue la causante de una matanza.

Antes de que se produjeran la invasión de Afganistán, el 11-S y la guerra de Irak, Jordi Sierra ya trata la relación entre los corresponsales de guerra y las víctimas de estas. “En un lugar llamado guerra”, un joven periodista es enviado a un lejano país, Tudzbestán, para cubrir una guerra interior. Allí contrata los servicios de un guía, un niño de 12 años llamado Milo que acaba haciéndole famoso vendiéndole falsas entrevistas exclusivas con personajes de la guerra que en realidad son sus familiares. Milo es un superviviente y esta es su forma de sobrevivir.

La guerra ha sido uno de los ejes temáticos más recurrentes en la obra de Sierra i Fabra. También es el leiv motiv de “El soldado y la niña”,  la historia de un soldado en una guerra, cualquier guerra, y las mentiras de esta. El protagonista descubre a otro soldado que ha sido disparado y que también, como él, es un adolescente que va a morir, “a los generales que los sacrifican sólo por su gloria, a los políticos que hablan y hablan sin llegar a nada, a los banqueros que se enriquecen”.

Otro de los temas poco comunes sobre los que Sierra escribe es la explotación laboral infantil, argumento de  “La música del viento”, donde unos turistas que regresan de la India con una alfombra comprada allí encuentran una nota de socorro en el dobladillo, que pertenece a uno de los niños que fabrican alfombras, esclavizados por los dueños de los bazares. La novela es el homenaje del escritor a Iqbal Masih, niño de 12 años que fue asesinado por los fabricantes de alfombras de Pakistan después de organizar un alzamiento contra ellos y ganar el premio Reebok de derechos humanos.  Y de lo inmunizados que estamos ya a presenciar estas tragedias ante nuestro televiso, mientras comemos y charlamos en familia, habla “Els homes de les cadires” editado en catalán en Cruilla (Vaixell de Vapor, serie roja) y en castellano en SM (en El Navegante).


Los problemas de América latina hechos novelas juveniles

Sobre Latinoamérica, sede de su Fundación Jóvenes Escritores y para cuyo público y editoriales ha escrito varios veces en exclusiva, encontramos “Donde el viento da la vuelta” (Edebé, colección Periscopio), su “pentalogía latinoamericana”. En estas cinco obras ha tocado temas tan candentes como la extinción de las tribus salvajes en el Brasil amazónico (“Kaopi”, Alfaguara), la desaparición de niños en la dictadura militar argentina (“La memoria de los seres perdidos”, SM), el golpe de Estado de Chile (“Víctor Jara, reventando los silencios”, SM), el conflicto de los indios mayas en Chiapas (“Un hombre con un tenedor en una tierra de sopas”, Bruño), y los niños guerrilleros a través de la guerra que asoló Guatemala durante casi 40 años (“Donde el viento da la vuelta”, Edebé).

No son las única obras en las que Sierra i Fabra lucha a través de la por la ecología o los Derechos Humanos a nivel internacional. Otras obras en esta misma línea son “Aydin” (Ebedé), en defensa de las ballenas; “Dormido sobre los espejos” (Editores Asociados), sobre la revolución cubana; “La reina de los cielos” (Everest) en defensa de las águilas; “El último verano Miwok” (SM), sobre la desaparición de los indios en Estados Unidos; “Los tigres del valle” (Edebé) sobre el equilibrio ecológico; o “El niño que vivía en las estrellas” (Alfaguara), sobre los riesgos de las nuevas tecnologías.

Jordi Sierra i Fabra es el ejemplo, no solo con sus libros, sino también con la labor llevada a cabo desde las dos instituciones que ha creado, la Fundación Jordi Sierra i Fabra y la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra con sede en Medellín,Colombia, de que, en un mundo polarizado y convulso como en el que vivimos, leer es una forma hermosa y efectiva de  entenderlo. Y a partir de ahí, comenzar a cambiarlo.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro

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Esther Ortiz

Madrileña, periodista de Acción Social, RSC y Gestión Cultural. Especialista en diseño de proyectos culturales, sociales y comunicacionales, así como de relaciones entre empresa y ONL como socios de acción y conocimiento. Me encantan los perros y Berlín es mi ciudad favorita. Le sigo la pista al Inspector Wallander; me emociona la voz de Robert Smith y aún sigo esperando que Ilsa no se suba a ese avión y se quede con Rick. Y cada día libro pequeñas batallas, logro pequeñas conquistas que hacen que me sienta un poquito Wonder Woman.


One comment

  • Alba

    23/06/2011 at

    Gracias por el artículo, he revivido mi adolescencia por un momento porque yo leía a Jordi Sierra. Tengo que admitir que era una gran fan de su literatura y de entre sus libros me marcó mucho “La música del viento”… Otra de sus novelas que pienso que ha concienciado a unos cuantos jóvenes es “Campos de fresas”, que trata el tema de las drogas…

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