18/04/2024 MÉXICO

Filipinas: Subic Bay, un caso de opresión, injusticia y sufrimiento

Filipinas washing 1930s Philippines

Igualdad de género y turismo sexual: la paradoja insólita de Filipinas


Isla de Mindanao, Filipinas

Filipinas es un país de más de 80 millones de habitantes repartidos en 7.000 islas, dónde como en tantos otros lugares se viven contradicciones día a día. La contradicción que nos ocupa en este artículo es relativa a la paradoja en el trato que sufre la mujer en Filipinas en lo referido al turismo sexual y la trata de mujeres y menores; cuando al mismo tiempo, este país aparece como el número 9 entre 134 países con menor desigualdad entre géneros (en el ámbito, político, económico, educativo y sanitario) y pasando por delante de España, Alemania.

Si nos remontamos en la historia años atrás, antes de la colonización española, la mujer filipina ya gozaba de igualdad frente a los hombres y es que no cambiaban sus apellidos por el del hombre al casarse, ni perdían sus posesiones privadas y podían ejercer de líderes comunitarias y espirituales sin problemas. Pero la llegada de los españoles dio lugar a cambios que propiciaron 400 años de sometimiento de la mujer hacia al hombre, encorsetándola en un sistema patriarcal, relegando la activad de la mujer al ámbito doméstico y privado. Esta situación no cambió cuando a finales del siglo XIX, Filipinas pasó de manos españolas a estadounidenses hasta pasada la II Guerra Mundial cuando oficialmente se concedió la independencia al país.

Militarización y prostitución: una desafortunada pareja

Base de Subic Bay

El trato vejatorio hacia la mujer se sucedió y aún hoy continúa sucediendo, especialmente en zonas de gran población y alta actividad. Un ejemplo es el de la ciudad de Olongapo, al sudoeste de la isla de Luzón, donde hubo una base militar estadounidense establecida previamente por los españoles. Hablamos de la base de Subic Bay, activa desde 1899 hasta 1992. Esta base fue la instalación militar más grande de los Estados Unidos en el Pacífico y jugó un importante papel en sus operaciones durante la Segunda guerra mundial y la guerra de Vietnam. Durante todo el tiempo en que la base estuvo en activo la prostitución y abusos sexuales hacia niñas y jóvenes mujeres de la zona fue una constante.

Pronto la ciudad se convirtió en una madriguera de bares y prostíbulos, degradando el ambiente de la ciudad. No fue hasta principios de los noventa que gran parte de la sociedad civil de la zona encabezó un movimiento para poner fin a la caótica situación de la ciudad. Este movimiento consiguió que el gobierno filipino no renovara los acuerdos con Estados Unidos forzando su marcha y el cierre de las bases militares. Entonces se reformó la base de Subic Bay convirtiéndola en una zona de hoteles, restaurantes y negocios.


Pero el problema de la prostitución y violencia sexual no terminó con la salida de los norteamericanos ya que la infraestructura existente se ha redireccionado hacia el turismo sexual. Los bares, clubs y hostales acogen desde hace tiempo principalmente a turistas europeos y norteamericanos que recorren miles de kilómetros para poder dar rienda suelta a sus más oscuros deseos reprimidos y muy perseguidos en sus lugares de origen.

Corrupción, pobreza y turismo sexual

Imagen de Subic Bay

En Filipinas reina la impunidad para propietarios de locales, proxenetas y clientes. De hecho es común que muchos de los dueños de estos negocios sean policías o políticos de la zona. Gracias a la corrupción que campa a sus anchas, éstos dirigen sus negocios con total tranquilidad.

En esta zona y en otras encontramos una combinación de factores explosiva. Si a la poca moral de algunos hombres le añadimos la desesperación y la pobreza, encontramos a mucha gente dispuesta a vender su propio cuerpo o el de su hija, sobrina o vecina. Cabe señalar que en Filipinas el 45% de la población vive bajo el umbral de la pobreza subsistiendo con menos de 2 dólares al día. Por lo tanto, en las zonas donde había militares la prostitución era un recurso fácil y directo para generar ingresos.


Si a esto le sumamos que el inglés es lengua oficial en filipinas, por lo que la comunicación con los extranjeros es fluida, y que además los precios al cambio resultan irrisorios para los occidentales que viajan hasta allí, tenemos pues un mix perfecto para el crimen organizado y la violación continua del derecho de las mujeres y niños.

Un caso que se repite

Organizaciones locales con ayuda internacional trabajan por la concienciación, por la defensa de las víctimas, la persecución legal de los delincuentes y por el endurecimiento de la ley. Sin embargo, su trabajo, tan necesario y nunca suficiente, se ve limitado por la magnitud del origen del problema y por lo difícil de su erradicación. El explicado aquí es un caso concreto pero su esquema tristemente se repite a lo largo y ancho de nuestro mundo.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro

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Adell Moncho

Alicante, Spain. Degree in Political Science. Postgraduate in Political Communication. Collaboring in network to raise public awareness about worlds asymmetries. I love reading, travelling and definitely discovering new things!


5 comments

  • Natalia Naranjo

    13/06/2011 at

    Los indicadores de equidad, así como los indicadores de calidad de vida poco a poco deben replantearse: Así como en este caso específico es imposible hablar de equidad de género cuando la prostitución es una alternativa económica para muchas mujeres que no encuentran otras posibilidades para salir adelante; es igual que en los países con mejor calidad de vida haya los mayores índices en suicidio y alcoholismo. La equidad se debe medir en el respeto, en oportunidades, en acceso, en trato; no en número de cuotas. En este sentido, no sólo es en relación a la mujer, sino en relación a minorías y población vulnerable; también en un cambio de mentalidad donde el dinero no sea el que da sentido a las relaciones interpersonales, a las relaciones entre estados, en las relaciones con la naturaleza. Un gran reto para la humanidad en este siglo. Gracias

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