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Japón es uno de los países avanzados que más desastres naturales ha sobrevivido a lo largo de su historia. Y es precisamente esta historia la que nos da evidencias de la capacidad del pueblo japonés para reaccionar ante las adversidades. Desde los inicios del siglo XX hasta hoy, cuatro han sido las grandes catástrofes que han afectado al país asiático; y sin embargo, éste siempre ha sido capaz de resurgir fortalecido, contra todo pronóstico.
El Gran Terremoto de Kanto de 1923
En 1923 Tokio sufrió el terremoto más intenso que había vivido la capital: el Gran terremoto de Kanto. Éste dejó un saldo de 100.000 muertes y miles de viviendas calcinadas. A pesar de ello el país se recuperó rápidamente ya que sus gobernantes supieron organizar la nación en términos de recursos y capacidad de trabajo. Gracias a este gran plan de reconstrucción de las redes modernas de carreteras, trenes, servicios públicos, parques y lugares de refugio, Tokio es hoy una gran metrópolis.
La tragedia nuclear de la Segunda Guerra Mundial
En 1945, justo dos décadas más tarde, Japón volvió a hacer frente al desastre y la destrucción debido esta vez al estallido de la II Guerra Mundial y sus terribles consecuencias: las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. A pesar de que la economía japonesa quedó entonces en ruinas, la recuperación tardó pocos años en llegar y en la década de los cincuenta ya crecía a una tasa anual del 10 por ciento producto de la exportación.
“Una velocidad que ninguna otra nación capitalista había conseguido hasta entonces” (Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón, 01-2011)
De nuevo Japón supo reinventarse y convertirse en tan sólo unos años, convertirse en una lección para el mundo: el país nipón asumió en los 60s (y mantuvo hasta el pasado año 2010) el título de “segunda potencia económica mundial”. Un milagro económico.
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El terremoto de Kobe de 1995
El tercer suceso devastador que enfrentó el país fue el terremoto de enero de 1995 en Kobe. Éste dejó a su paso más de 6.000 muertos y volvió a poner a prueba las medidas de seguridad y normas contra la actividad sísmica japonesas. Unas 250.000 viviendas resultaron total o parcialmente destruidas y más de 316.000 personas se refugiaron en instalaciones públicas.
Sin embargo tal y como lo suscriben los expertos: “la materia prima más valiosa de Japón son los propios japoneses” (Alejandro Bolaños, el País 20-03-2011)
Un ejército de voluntarios, compuesto por locales y extranjeros; así como 70.000 millones de euros (el 2% del PIB japonés en aquel entonces), contribuyeron a la reconstrucción de la ciudad en menos de un año. Tal y como informan fuentes periodísticas, transcurridos 10 años, la mayoría de los ciudadanos de Kobe ya tenían su nueva vivienda y se habían reconstruido las zonas comerciales. La autopista elevada volvió a abrirse al tráfico en 1996.
El terremoto y el tsunami más fuertes de la historia de Japón, 2011
Llegados al día de hoy, Japón y el resto de la Comunidad Internacional, se han hecho conscientes que el pasado 11 de marzo,
“comenzaba otro capítulo que marcaría la historia del país” (G. Martínez Taberner, el País 13-03-2011)
La brutalidad del terremoto y el consecuente tsunami, que han afectado mayormente el noreste de Japón, con una intensidad jamás registrada hasta ahora, de 8’9º en la escala Richter, ha dejado un saldo de 8.928 muertos y de 12.664 desaparecidos hasta el momento, según el último cómputo de la policía japonesa. Además, según recoge la prensa local, 320.000 personas han sido evacuadas de sus casas de entre ellas 200.000 evacuados de los alrededores de la planta nuclear de Fukushima. El mundo se ha hecho partícipe de este desastre gracias a las nuevas tecnologías que, en directo, nos han retransmitido los temblores, el tsunami y la alarma creada por la amenaza de fugas en la central nuclear de Fukushima. Las consecuencias de este seísmo se han hecho patentes sobre todo en las zonas rurales de Iwate y Miyagi, situadas en la región nordeste del país,
“donde el crónico desequilibrio económico entre centro y periferia rural es más evidente” (G. Martínez Taberner, el País 13-03-2011)
Así pues dados los terribles daños ocasionados por ese suceso natural, la alarma internacional no ha tardado en hacerse sentir. Según el Banco Mundial,
“el impacto económico primero terremoto y luego tsunami, será el más costoso de la historia”
con daños que pueden elevarse hasta el 4% del PIB japonés (o hasta el 8% según apuntan otras fuentes). El organismo internacional fija un intervalo de daños entre los 87.000 (2,5% del PIB) y los 166.000 millones de euros (4%). Además, continua el organismo multilateral, “los graves desperfectos en la planta nuclear de Fukushima, que será cerrada tras el desastre, causarán problemas de abastecimiento energético durante meses”.
Éstas son las razones que levantan serias dudas acerca de la capacidad japonesa de sobreponerse a los recientes acontecimienos. En este sentido, los expertos alarman señalando que, una de las razones de la inmediata recuperación de Japón tras el terremoto de Kobe fue que el país tenía entonces un gran peso en el PIB mundial (alrededor del 18%), el doble que en la actualidad. De hecho, este duro golpe ha llegado en un momento de crisis estructural, ya que antes del terremoto Japón se encontraba en una situación económica difícil con una deuda pública que superaba el 200% del PIB; y una fuerte crisis política. Ahora además habrá de lidiar con las necesidades inmediatas: la reconstrucción de viviendas, el desabastecimiento de alimentos, la inflación, las fábricas arruinadas, y el parón energético. El Gobierno nipón ya ha reaccionado destinando partidas extraordinarias para las áreas afectadas por un valor de 60.000 millones de euros, el doble que en 1995. A pesar de ello las cifras no serán el principal inconveniente para el futuro desarrollo de la economía japonesa ya que,
“La deuda japonesa es diferente. La inmensa mayoría está en manos de inversores japoneses, no hay tanta dependencia del exterior y, por tanto, mucha menos especulación en los mercados” (Entrevista a Amadeo Jensana, Casa Asia, 16-03-2011)
Que la catástrofe abra la puerta a que el pueblo japonés deje atrás la actual crisis económica y política, es un tema casi indiscutible ya que éste siempre ha demostrado ser un pueblo unido. De hecho las claves para el milagro económico japonés tal y como expresan los expertos son,
“Capacidad de sacrificio, fuerte propensión al ahorro, responsabilidad social de las empresas, especialmente en mantener el empleo, y eficacia de las políticas públicas” (Pablo Bustelo, investigador del del Real Instituto Elcano)
Sin embargo el factor determinante en el que sí coinciden todos los expertos, a la hora de predecir la capacidad, a corto y medio plazo, para la recuperación de Japón es el desenlace de los acontecimientos en Fukushima. Un desastre nuclear no sólo retrasaría de forma muy notable el crecimiento económico del país sino que además levantaría muchas voces en contra de la energía nuclear.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro
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