29/03/2024 MÉXICO

Túnez revienta, ¿habrá efecto contagio?

Un hombre levanta la bandera de Túnez en una protesta en contra del Presidente Ben Ali. [Photo: gwenflickr Flickr account]
La “olla a presión” de Túnez ha reventado, en el que es un momento histórico no sólo para el Magreb sino para el mundo árabe. Después de un mes de protestas la sociedad civil derroca a su dictador. Hay quien habla de un efecto contagio en Argelia, Egipto e incluso Marruecos.

Un momento histórico


En los últimos días estamos asistiendo al que podría ser un momento histórico para la región del Magreb en concreto, y para el mundo árabe en general. Y es que ya lo indica Juan Goytisolo en su artículo La voz del nuevo Túnez: “La revuelta de Túnez es la primera revolución democrática de los países árabes desde su acceso a la independencia. Las que se produjeron con anterioridad fueron fruto de golpes de Estado, a veces con amplio apoyo popular como fue el caso de la de Naser en Egipto y, más a menudo sin él, como en Irak en 1958 y Libia en 1969.”

La chispa que provocó el incendio

Todo empezó con Mohamed Bouazizi, un informático tunecino de 26 años desempleado, que se inmoló después de que unos policías volcaran su carro de vendedor ambulante por no tener licencia. El contagio fue veloz. A partir de allí cientos de protestas se extendieron por todo el país. Unos días después, las protestas se extienden a Argelia.

Dicen que los abogados siempre conocen los entresijos de cómo funcionan (o deberían funcionar) las cosas en un país. Si es así la situación habla por sí sola. En Túnez el 95% de ellos (unos 8.000) hizo huelga. El resultado de los acontecimientos que hemos podido observar, tras cuatro semanas de intensas protestas, han sido la huída del ya ex presidente de Túnez, Ben Ali, con toda su familia.

Todo tiene su origen

¿Cuál ha sido el origen de las graves explosiones populares? Tanto en Argelia como en Túnez ha habido muertos,heridos y detenidos que han sido resultado de una causa inmediata: el aumento de precio de los productos básicos. A eso hay que sumarle a que en Túnez (al igual que en Argelia) las perspectivas de futuro para los jóvenes son decepcionantes. En el año 2008 la tasa global de desempleo en Túnez era del 14% mientras que la de los jóvenes de entre 18 y 29 años era casi 3 veces superior a la de los adultos. Una perspectiva de derrota que provoca que muchos tunecinos sólo vean la vía de la inmigración hacia Europa (con uas puertas cada vez más cerradas) como posible solución a la situación que están atravesando.

Pero esta situación va mucho más allá de un elevado aumento de precios, una alta tasa de desempleo o incluso unos niveles de corrupción indeseables. Se inmiscuye dentro del propio entramado institucional y de gobierno del país, contagiando las propias estructuras de funcionamiento del mismo. Vamos, pues, a realizar un breve análisis estructural de la zona del Magreb. Veremos, entonces, que las raíces son mucho más profundas de lo que podamos apreciar en las noticias estos días.

10 indicadores reveladores

A continuación se presentan un conjunto de 10 indicadores con datos publicados en 2010 sobre el desempeño y la caracterización institucional de los 5 países del Magreb (sin considerar a Mauritania y añadiendo a Egipto por su importancia en la región).

Indicador (2010) Media Región* Argelia Egipto Libia Marruecos Túnez
Estatus democracia 4,2 4,9 4,2 3,2 4,1 3,8
Elecciones libres y justas 3,8 4,3 3 1 3 3
Oposición al gobierno 2,2 4 2 1 2 2
Libertad de asociación 4,5 2 5 2 4 3
Libertad de expresión 4,5 5 4 2 5 2
Separación de poderes 3,6 4,3 4 2 3 3
Sistema de partidos 2,6 4,3 3 1 3 2
Barreras socioeconómicas 4,8 5 3 6 3 4
Política anticorrupción 3,7 5 4 3 3 3
Participación sociedad civil 3,5 3 4 2 4 2

*Valor promedio de la región del Norte de África y Oriente Medio


Fuente: Bertelsmann Transformation Index 2010.

Los valores toman una escala de 1 al 10, significando 1 un valor de absoluto fracaso y 10 un nivel de éxito. Tal y como se puede observar en la tabla la gran mayoría de valores oscilan entre 1 y 6, es decir la banda baja de la escala. O dicho de otro modo, los indicadores analizados muestran un desempeño que se podría clasificar entre moderado (por debajo de 5,6) y débil (por debajo de 4,3), llegando en ocasiones al nivel de fracaso (por debajo de 3,05).

Los indicadores seleccionados responden a características vinculadas al nivel de democracia, forma de gobierno, participación política y participación civil, elementos que son fundamentales para que una sociedad avance por la vía de la libertad de elección, permitiendo una vía de consensos, facilitando la inclusión, la transparencia y la oportunidad de ejercer una oposición a los órganos de gobierno con las mínimas garantías.

Gobiernos corruptos con gran concentración de poder y una oposición minimizada

Lo primero que destaca de la tabla son los bajísimos valores del indicador “oposición al Gobierno”. Este indicador recoge hasta qué punto los líderes elegidos democráticamente tienen el poder efectivo para gobernar, o en qué medida hay otros grupos con poder de vetar u oponerse a las acciones del gobierno. Tal y como se puede observar los valores son muy bajos lo que demuestra que los gobiernos del norte de África (en menor medida en Argelia) pueden campar a sus anchas en cuanto al margen que disponen de actuación. De ahí a que los medios de comunicación recalcaran estos días como hasta la fecha la sociedad tunecina estaba embargada de miedo en cualquier demostración pública de oposición al Gobierno. A esto se le suma unos deficientes valores en cuanto al sistema de partidos, básicamente una casi inexistencia de partidos de oposición política a los gobiernos de turno y separación de poderes francamente baja, lo que implica una gran libertad de actuación para el Presidente de Gobierno, lo que asimila estos países a una forma de gobierno dictatorial, al margen de posibles celebraciones de elecciones.


¿Elecciones libres y justas? De hecho, en este ámbito, el de la celebración de elecciones libres y justas, vemos como el indicador se encuentra en nivel de fracaso en todos los casos con la excepción de Argelia, donde el valor se podría caracterizar como débil. Es casi ridículo ver como en Túnez, país que celebra elecciones presidenciales cada 5 años, en los últimos tres comicios ha ganado el ya ex presidente Ben Ali por más del 94% de los votos (llegando hasta el 98,01% de los votos). En la misma línea se encuentran Egipto y Algeria, donde Hosni Mubarak y Abdelaziz Bouteflika –los actuales Presidentes-, ganaron las elecciones de 2005 y 2009 con el 88,6% y el 90,2% de los votos respectivamente.

El virus de la corrupción. En última instancia cabe destacar como la corrupción hace mella en estos países y como la lucha contra ésta aún deja mucho que desear. Nos encontramos con algunos de los países más corruptos del mundo. Libia se sitúa en el puesto número 146 (de un total de 178) con mayor nivel de percepción de la corrupción, según el índice elaborado por Transparency International. Argelia se sitúa en el lugar 105, Egipto en el 98, Marruecos en el 85 y Túnez en el 59.

Una no-democracia sin apariencias. Todo lo expuesto conforma un nivel de estatus de democracia francamente bajo fruto de longevos gobiernos de corte dictatorial que no demostraron pasos firmes a favor de una mayor democratización del país. Así, otros indicadores como el desempeño de las instituciones democráticas (donde todos los países obtienen una puntuación de 2) o las bajas libertades civiles de la ciudadanía, como veremos a continuación, no ayudan a generar un buen clima democrático, con especial énfasis en Libia y Túnez.

Una sociedad civil con pocas libertades, grandes desigualdades y bajas posibilidades de participación

La libertad de expresión y de asociación son dos de los valores más importantes en una sociedad democrática. Tal y como acabamos de ver, no es de esperar que en unas sociedades poco democráticas como las descritas obtengan unos grandes reconocimientos en esta materia. Así lo reflejan los datos también. En este caso destacan Egipto y Marruecos donde los respectivos gobiernos han ido abriendo la posibilidad a la sociedad de “desahogarse” por medio de unas concesiones limitadas en materia de libertad de expresión y asociación. Más curioso es el caso de Argelia donde el Gobierno se ha dado cuenta de que la libertad de expresión no supone una amenaza de base para el ejecutivo. A pesar de ello es el estado quien monopoliza la radio y la televisión, aunque existe un vibrante sector de prensa escrita. Por otro lado, la libertad de asociación, aunque garantizada por la Constitución, se ha visto limitada en la práctica bajo el estado de emergencia que tuvo lugar en el país desde el año 1992.

Desigualdad desigual. La desigualdad económica y social es como el fuego a la pólvora, es un importante factor activador de protestas yrevueltas sociales. El valor del índice Gini (valor que mide la desigualdad entre 1 –baja- y 100 –alta-) es de 40,9 en el caso de Marruecos, de 40,8 en Túnez y, en menor medida, de 35,3 en Argelia y 32,1 en Egipto (no hay datos para Libia). Son valores altos aunque los hay mayores (en países de América Latina y Asia el índice supera 50 ), aunque son lo suficientemente elevados como para convertirse en activadores de esa “pólvora” a la que hacíamos referencia.


Gobiernos exclusivos. Para que una sociedad avance no sólo es necesario un proceso de elecciones libre, transparente y justo, es importante contar con la sociedad civil en el desempeño de las acciones del Gobierno. Es decir, lo que se denomina un Gobierno inclusivo con los diferentes grupos de interés de la sociedad a quién “representa”. En el caso que nos ocupa la participación de la sociedad civil en el proceso político es escasa aunque con una ligera mayor presencia en el caso de Egipto y Marruecos, en consonancia con unos gobiernos un poco más abiertos a facilitar una mayor libertad de expresión y asociación. En Egipto, a pesar el importante número de ONGs, la sociedad civil sigue siendo débil y subordinada dentro del proceso político jugando un rol básicamente de legitimación de los intereses políticos del régimen. Básicamente es un instrumento de escaparate para fomentar ganancias políticas. Tanto es así que la sociedad civil es excluida cuando se trata de intereses particulares del régimen y a ésta sólo se le permite al acceso dentro de un marco controlado por el estado.

¿Habrá efecto contagio?

Los analistas en general están hablando de un posible efecto contagio de la “olla a presión” que ha reventado en Túnez, pues existen, tal y como acabamos de ver otras sociedades del norte de África cuyo caldo de cultivo está provocando un importante aumento de la presión social. En este sentido se habla de un posible efecto contagio en Argelia, Egipto e incluso Marruecos. “Los jóvenes y los reformistas y demócratas del Magreb y el valle del Nilo no tardaron en enterarse de que los tunecinos lo habían conseguido”, cita el diario El País. Esto supone un precedente. “Es posible echar a un déspota árabe, aunque tenga detrás un tremendo aparato represivo y aunque esté considerado como un alumno modélico por el FMI y como un socio privilegiado por la Unión Europea”, continúa citando el diario.

Si habrá efecto contagio o no va más allá del análisis de esta explicación pero vamos a dejar correr el tiempo a ver si, como se suele decir, “el tiempo pone las cosas en su sitio”.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro

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Lluis Torrent

Barcelona, España. Licenciado en Ciencias Ambientales, Máster en Intervención Ambiental, Máster en Relaciones Internacionales y Especialista en Ciencia Política. He trabajado como consultor ambiental para gobiernos locales y regionales y empresa privada. Socialmente comprometido, me apasiona explorar la fina línea que transcurre entre la política, la economía, la sociedad y el medio ambiente. Sígueme en Google+ Lluis Torrent


One comment

  • Aina P

    17/01/2011 at

    De momento ya se han quemado a la bonzo un egipcio y un mauritano y países como Marruecos o Egipto no se atreven a subir los precios de los alimentos. Cuando el río suena…
    …a ver si tenemos una nueva ola de democratizaciones como las que vivimos a principios de los noventa con las antiguas repúblicas soviéticas!!!

    Reply

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