28/03/2024 MÉXICO

¿Puede el calentamiento global provocar una nueva Guerra Fría?

Imagen del Polo Ártico desde el espacio exterior. [Photo: NASA Goddard Photo and Video Flickr account]
El deshielo del Ártico abre nuevas rutas marítimas y da acceso a las mayores reservas de petróleo y gas natural por descubrir. Los países árticos reclaman su soberanía territorial para acceder a ellas. Empieza la competición por el “oro ártico” la que puede desembocar en una nueva Guerra Fría.

Un conflicto a gran escala


El fenómeno del cambio climático está acelerando el deshielo del Ártico, dejando al descubierto nuevas rutas marítimas transitables, y facilitando el acceso a las que podrían ser las mayores reservas de petróleo y gas natural aún por descubrir. Los cinco países árticos ya han realizado acciones, incluso militares, para reclamar su soberanía territorial y, con ello, tener acceso a dichos recursos. Empieza la competición por el denominado “oro ártico”, la que algunos dicen que puede desembocar en una nueva Guerra Fría.

Un dato revelador

De las costas de Groenlandia se podrían extraer unos 45 mil millones de barriles de crudo, cifra que abastecería el consumo mundial por un año y medio.

Poniendo en situación

De todos los logotipos que contienen un mapa del mundo (y todos sus países representados) quizás sólo exista uno en el que se muestre a la Tierra desde arriba, es decir, vista desde el Polo Norte: es el de la Organización de las Naciones Unidas. Este logo, que todos hemos visto en alguna ocasión, dispone en su mismísimo centro el círculo polar ártico, aunque éste se encuentra sin representar.

El nacimiento de la ONU tuvo como objetivo primordial garantizar la paz del mundo, evitando a toda costa la posibilidad de que surgiera una Tercera Guerra Mundial. Así que el diseñador del logo quizás pensó que para representar este fin de la Organización, podría darle protagonismo al único lugar en el mundo donde, quizás, no habría jamás un conflicto militar. Quién iba a decir que el Polo Norte albergaría algo más que hielo, frío y osos polares.

Pero la realidad no es así. Una firma escocesa, Cairn Energy, anunció el pasado 24 de agosto de 2010 que ya ha puesto en marcha dos perforaciones en la costa oeste de Groenlandia y que ha encontrado gas. Y entonces pasa como con las palomas. Aquél que encuentra gas es como la paloma que encuentra comida, que hace que vengan más, muchas más a comer.

Un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos estimó que Groenlandia tiene la segunda mayor reserva mundial de petróleo por descubrir, solo por detrás de las de Zagros, en Irán. Sus costas podrían albergan unos 45.000 millones de barriles de crudo, la cantidad que consume el mundo en un año y medio.

El deshielo facilita la aparición de nuevas rutas transitables. [Photo: wili_hybrid Flickr account]


A: El deshielo del Ártico. El Ártico es la zona del mundo más vulnerable al calentamiento global, ya que al fundirse el hielo, deja paso al agua, que, en vez de reflejar la luz solar, la absorbe y funde aún más hielo. El pasado 16 de septiembre de 2007 se registró el mínimo histórico de extensión de hielo, muy por debajo del mínimo de 2005.

Aunque cabe decir que nadie pronostica que el Ártico estará descongelado todo el año. Varios modelos climáticos pronostican un Ártico sin hielo durante un breve periodo todos los veranos ya a partir del año 2030, pero también prevén un océano en su mayoría cubierto de hielo en invierno, primavera y otoño hasta por lo menos el siglo XXI.

B: Las rutas se acortan. Es un sueño para muchos comerciantes la posibilidad de una ruta marítima navegable por el norte que permitiera llegar al océano Pacífico sin tener que realizar una larga travesía rodeando África, o bien tener que atravesar Asia Central por tierra.

Trasladar un carguero desde Europa Occidental a la costa oeste de Estados Unidos a través del legendario Paso del Noroeste de Canadá podría reducir los costes de navegación notablemente. Esto era algo con lo que ya soñaban los monarcas y capitalistas europeos en el siglo XV. Además, disminuirían los peligros y amenazas a la seguridad que causa, por ejemplo, la presencia de piratas (sí, aún existen).


Y sucedió en 2007, por primera vez, cuando quedó abierto durante unas semanas el mencionado Paso del Noroeste, acortando un 23% el trayecto entre Tokio y Nueva York.

C: Los recursos energéticos. El ya mencionado estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos indicaba que el gas natural en el Círculo Polar Ártico podría ascender al 30% de las reservas mundiales no descubiertas, y se estimaba que el crudo de la región suponía un 13% de los suministros por descubrir en el planeta (Arabia Saudí, en comparación, posee el 21% de las reservas globales de oro negro conocidas).

Límites de soberanía por país. [Imagen: BBC]

D: El Derecho del Mar. Según la Convención de la ONU sobre Derecho del Mar (1982), que Estados Unidos no ha firmado y que entró en vigor en 1994, un país ribereño puede reclamar 200 millas de territorio costero y explotar los recursos naturales de esa área. No obstante, esa normativa especifica que la zona económica de un país puede extenderse más allá de las 200 millas marítimas (hasta un máximo de 350 millas) si la plataforma continental supera esos límites.

E: Tonto el último. En un mundo sediento de más energía, ¿quién le va a decir que no a un buen pellizco de los recursos energéticos que se encuentran en el Ártico? Cinco países entran en la disputa: Rusia, Noruega, Canadá, Estados Unidos y Dinamarca. La carrera por la conquista del Ártico ya hace tiempo que tiene lugar, pero ésta entró en fase de sprint cuando Rusia colocó el pasado 3 de agosto de 2007 una bandera bajo el Polo Norte.


El gesto, de un cariz casi medieval, tuvo una reacción automática por parte del resto del mundo, e incluso países moderados como Canadá entraron en cólera. “No estamos en el siglo XV”, espetó en esas fechas Peter MacKay, el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Canadá. “No se puede ir por el mundo plantando banderas sin más y diciendo: ‘Reclamamos este territorio’”. Será porque los métodos rusos son un tanto “directos”, mientras que los canadienses optan por hacer las cosas bien y de forma transparente. De hecho, Canadá llevaba cuatro años recabando datos sobre su lecho marino para demostrar y exigir el territorio que considera que le pertoca.

“Primero tenemos que hacer la reclamación científica”, indicaba un funcionario del Ministerio de Ciencia danés. “Luego habrá un proceso político con los demás países”. En todo este proceso las formas son importantes.

A + B + C + D + E = Mejor la vía del diálogo. A pesar de que en los últimos años parece que se ha producido una escalada de la tensión internacional en relación al “oro ártico”, nuevas vías diplomáticas están siendo adoptadas para evitar enfrentamientos mayores.

El mayor y más reciente evento mundial sobre esta cuestión tuvo lugar los pasados 22 y 23 de septiembre de 2010. Se trata del Foro Internacional del Ártico “El Ártico: Territorio de Diálogo”, organizado por la Sociedad Geográfica Rusa, en el que asistieron alrededor de 600 personas, y en el que tuvieron lugar más de 40 intervenciones, incluida la de Vladimir Putin, Primer Ministro de Rusia. El aspecto más repetido del Foro fue la necesidad de abordar un proceso de cooperación internacional pacífico en la región del Ártico como factor clave para garantizar el éxito del desarrollo de la región en el futuro.

Y parece que algo de todo eso se está materializando. Rusia y Noruega acaban de poner fin a un contencioso que duraba casi 40 años con el reparto de las aguas del mar de Barents y del Océano Ártico. Y los ministros de Exteriores de Canadá y Rusia, a pesar de reafirmar sus pretensiones contrapuestas, han acordado que su disputa debe decidirse en la ONU, en la Convención de Derecho Marítimo.

El gran perdedor, el planeta

Como viene siendo habitual el gran perdedor de todo este proceso es el propio planeta. Sea quien sea el poseedor final de los recursos energéticos que contiene el Ártico, la quema de estos combustibles fósiles podría liberar a la atmósfera más de medio billón de toneladas de dióxido de carbono. Es decir, el equivalente a lo que emite actualmente toda la humanidad en un año… Pero durante un período de casi 20 años!

¿Una nueva Guerra Fría? Muy improbable

Podemos afirmar casi con total seguridad que no habrá una nueva “guerra fría” entre países. El problema es la “guerra caliente” que está teniendo el planeta con la propia humanidad. Y quien juega con fuego, termina quemándose, y éste no va a ser el planeta.

La ONU es la organización encargada de velar por la paz mundial. Es también la que arbitra todas las disputas vinculadas con la soberanía territorial. Y es también la que promueve las negociaciones internacionales sobre cambio climático. Esperemos que, a fin de cuentas, estos tres ámbitos puedan llevarse bien entre ellos en el futuro.

Si al principio del artículo decía que el círculo polar Ártico se encuentra sin representar en el logotipo de la ONU, ahora solo puedo terminar deseando que su diseñador no tuviera ningún tipo de habilidad profética. Todos terminaríamos lamentándolo.

Artículo reproducido con el permiso de MA·KA GREEN BCN

La fuente original del artículo se encuentra aquí.

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Lluis Torrent

Barcelona, España. Licenciado en Ciencias Ambientales, Máster en Intervención Ambiental, Máster en Relaciones Internacionales y Especialista en Ciencia Política. He trabajado como consultor ambiental para gobiernos locales y regionales y empresa privada. Socialmente comprometido, me apasiona explorar la fina línea que transcurre entre la política, la economía, la sociedad y el medio ambiente. Sígueme en Google+ Lluis Torrent


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