18/03/2024 MÉXICO

La malhadada (y maloliente) historia de una reina: ‘Belleza’, un cómic tricolor

Dibujo inspirado en la obra. [Foto vía papelenblanco.com]
Foto inicio Belleza
Suspende por un momento tus prejuicios y abre las páginas de 'Belleza', donde nada es lo que parece. Esta novela gráfica en tres partes, traducida y editada en un solo volumen al castellano, juega con las convenciones del cuento para engañar al lector y proponer una narración sorprendente, entretenida y tenebrosa.

Hubert & Kerascoët, Belleza. Madrid: Astiberri Ediciones, 2018. 161 páginas.

Lo primero que miramos de un libro es su portada; la de Belleza presenta a una joven hermosa. Y cuando echamos un vistazo rápido a sus viñetas puede que pensemos que estamos ante una novela gráfica que retoma los cauces del cuento tradicional. Parece que narra una historia maravillosa, en un reino y en una época lejanos, con personajes buenos que (posiblemente) ganen y personajes malos que (posiblemente) pierdan. Aquellos quizá sean héroes perfectos con los que identificarse; estos es probable que tengan taras físicas y éticas. Y su confrontación tal vez concluya en un final con moraleja, agradable en su ingenuidad, que ponga a cada cual en su sitio, con plena justicia poética y total fidelidad a las convenciones clásicas del relato breve occidental.

Portada de Belleza. [Foto vía Astiberri Ediciones]

Pero no es así. Porque, para empezar, aquella joven hermosa de la portada, la protagonista de la trama, resulta ser fea y oler (mucho: su piel jamás se desprenderá de ese hedor) a pescado. Aunque puede que solo sea el inicio del cuento, que ella sea una buenísima persona y que su historia vaya a mejor. ¿Será que Hedionda es una protagonista que supera sus infortunios y tal vez logre ser reina, noble, rica, poderosa, alabada por el pueblo que en otro tiempo la rechazó y ridiculizó?

Parece…, pero, de nuevo, la realidad no se adecúa exactamente a las expectativas. Los buenos pronto dejan de ser tan buenos, se confunden con los malos, evolucionan en diversas direcciones. El hada se desvela perversa, la reina del país vecino (y enemigo) resulta tener más cabeza de lo esperado. Y la protagonista, Hedionda o Belleza —según quién la mire y quién la huela—, acabará mostrándose muy poco lista en algunos momentos, demasiado cargante e incluso antipática.

Quizá el único fallo que se puede achacar a este cómic sea su desenlace acelerado, un tanto abrupto, que puede provocar inverosimilitudes en la caracterización de la heroína.

Belleza es un cuento que no es un cuento, una bella que no es tan bella, un juego entre lo que se ve y lo que se es. Es una crítica al juicio rápido y fácil, en definitiva. De ahí que las imágenes de reflejos, espejos, recuerdos y miradas sean tan recurrentes en la obra: ni siquiera los dibujos de este cómic, de recuerdo oriental, son fieles a la historia que narran las palabras.


Belleza problematiza la dicotomía apariencia/realidad. Y el color de sus páginas editadas en castellano puede darnos una pista al respecto: no todo es blanco o negro, sino que existe un espacio intermedio, un tercer tono posible. Proponiendo una lectura feminista, sus personajes (masculinos, femeninos y aquellos que no se sientan cómodos dentro de estas etiquetas, si los hubiera) a veces cumplen y a veces contravienen las convenciones que el lector les presupone.

En Belleza no se encontrará un rol de la mujer, como tampoco uno del hombre o del noble caballero o del humilde pueblerino. No hay lugar para arquetipos.

O sí los hay, pero solo en las actitudes y en los pensamientos de los personajes que, a diferencia del lector, no suelen abandonar sus prejuicios. Sin embargo, continuando de forma intencionada lo supuestamente tradicional, solo en el final vemos la imposibilidad de los tópicos, subvertidos y deformados por los autores: la realidad es más compleja, más azarosa, está poblada de detalles de la cotidianidad…

La guinda del pastel quizá sea su epílogo, irónico y autocrítico. Para evitar spoilers, solo diré que, en línea con la propuesta global de Belleza, reflexiona sobre el canon central que el libro necesita para narrar la trama. Porque, hemos de admitirlo, es imposible pensar sin prejuicios (ya lo decía Gadamer); pero esto no ha de impedirnos ponerlos en duda una y otra vez, apelarlos y utilizarlos como métodos de comunicación que sabemos un poco falsos.

Por todo ello, Belleza resulta un cómic agridulce e inesperado. Es un cuento —porque lo es— que a ratos deja de ser un cuento para relatar la lucha de poder que tiene lugar en un reino de hadas malvadas y reinas que apestan a pescado.


Esta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Laro Del Río Castañeda

Graduado en Lengua Española y sus Literaturas por la Universidad de Oviedo, está terminando el máster en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universitat de Barcelona. Se ha especializado en narrativa audiovisual y aspira a comenzar una tesis doctoral acerca de la teleserialidad contemporánea.


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