19/03/2024 MÉXICO

La Presidencia Austríaca del Consejo de la UE: Una Europa que (des)protege

Bandera de la Unión Europea en el Parc du Cinquantenaire, en Bruselas [Foto vía EU observer].
Austria asume en un momento delicado y crucial para Europa la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Ante tiempos convulsos en Europa, Austria ha optado por resumir sus intenciones bajo el lema “Una Europa que protege”. Tres prioridades han sido identificadas para este semestre: seguridad, competitividad y estabilidad. ¿Son realmente los temas a tratar más acuciantes en la actualidad? ¿Qué hay de los recortes sociales, de la desigualdad de género o del futuro Marco Financiero Plurianual?

Austria asume en un momento delicado y crucial para Europa la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Desde julio hasta diciembre de 2018 será el gobierno austríaco, encabezado por el joven Sebastian Kurz, el que determinará las prioridades de la Unión. Apremia en Bruselas tomar decisiones de vital importancia en cuestiones que afectan a sus 28 Estados miembro: las fronteras exteriores, el futuro marco financiero plurianual, la salida del Reino Unido de la UE, el cambio climático, el euroescepticismo, etc.

Ante tal situación, Austria ha optado por resumir sus intenciones bajo el lema “Una Europa que protege”. Tres prioridades han sido identificadas como las más importantes para este semestre: seguridad, competitividad y estabilidad.

Si bien la gestión del flujo de migrantes, los desafíos en digitalización y la ampliación de la UE son asuntos relevantes, no lo son menos el desempleo, la movilidad, las políticas de juventud o la desigualdad de género. Es más, la desprotección social y, en general, el adelgazamiento del Estado de Bienestar es actualmente el problema más importante de las regiones y ciudades europeas, según sus ciudadanos.

A continuación, se expondrá qué supone para Austria asumir la Presidencia del Consejo, cuáles serán sus prioridades hasta final de año y qué ámbitos ha obviado irremisiblemente.

Para Ignacio Molina, analista del Real Instituto Elcano, el gobierno que lidera el Consejo durante la presidencia rotatoria goza de mayor influencia, prestigio, coordinación interna y proyección exterior. Influye guiando la política de la UE hacia las prioridades que determina, obtiene prestigio entre los demás Estados miembro si la gestión de la Presidencia se desarrolla de modo profesional, se coordina interna y estructuralmente para la consecución de los objetivos definidos en la agenda europea, y se da a conocer en el exterior gracias a diversos instrumentos de diplomacia pública.

Cabría añadir, además, que la Presidencia rotatoria, instaurada en 2009 con el Tratado de Lisboa y a modo de tríos –el trío actual lo forman Estonia, Bulgaria y Austria-, permite igualmente dar a conocer el Consejo de la UE como institución. Es esto especialmente interesante para despejar dudas sobre las funciones de 3 instituciones distintas, pero con nombres parecidos: el Consejo de la UE, el Consejo Europeo y el Consejo de Europa.


El órgano al que nos referimos en el presente artículo, el Consejo de la UE, está compuesto por ministros de los Estados miembros y se reúne en 10 formaciones. Asume las funciones legislativas de la UE, junto al Parlamento Europeo. Los miembros del Consejo Europeo, en cambio, son los jefes de estado y de gobierno de la UE, el Presidente del Consejo (con mandato de 2 años y medio renovable una vez) y el presidente de la Comisión Europea. A diferencia del Consejo de la UE, el Consejo Europeo no tiene competencias legislativas, sino que fija el programa político de la UE. Finalmente, el Consejo de Europa es una institución internacional que aúna 47 estados del mundo y que, por lo tanto, no forma parte del proceso de toma de decisiones de la UE stricto sensu, ni tiene su sede en Bruselas, sino en Estrasburgo.

La colegislación en la UE [Foto vía Parlamento Europeo].

El Consejo de la UE es, por lo tanto, la tercera de las 7 instituciones europeas recogidas en el Tratado de la UE o Tratado de Maastricht. Según se dispone en el mismo, el Consejo tiene asignadas funciones en legislación, coordinación de la actuación de los Estados miembro, impulso de la PESC (política exterior y de seguridad común), celebración de acuerdos internacionales y adopción del presupuesto de la UE. La Presidencia, en concreto, coordina las sesiones del Consejo y lo representa en las relaciones con el resto de las instituciones de la UE.

Austria tiene por tanto un cometido de relevancia hasta final de año y lo recibe dirigida por el jefe de Estado más joven del mundo, Sebastian Kurz, de 31 años. El desafío es doble. Por una parte, el partido de Kurz, el Partido Popular Austríaco (ÖVP por sus siglas en inglés), gobierna en coalición con el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), de extrema derecha, entre otros partidos. En el Consejo Nacional, la cámara baja austríaca, el ÖVP tiene 62 diputados, mientras que el FPÖ ocupa 51, en un total de 183 diputados. Por otra parte, como es sabido, la Unión se enfrenta a problemas tanto externos como internos.


Kurz no será, sin embargo, el primer mandatario austríaco en presidir el Consejo de la UE. En 1998 y en 2006 Austria definió sus prioridades en la agenda de la UE en línea con su posición ambivalente sobre la UE. De hecho, Kurz resumió en una sola frase en su intervención en el pleno del Parlamento Europeo del pasado 5 de julio la actitud de los austríacos hacia la UE:

“Austria es un país pro-europeo. Para mí, para nosotros los jóvenes austríacos, la Unión es lo más natural del mundo, pero no puede darse por sentada”.

Ante la inestabilidad interna y externa por la que atraviesa Europa, Austria decide ceñirse a su lema “Una Europa que protege” y centrarse así en 3 prioridades: seguridad, competitividad y estabilidad.

En materia de seguridad, Austria centrará sus esfuerzos en la gestión de la inmigración proveniente de terceros países, así como en los denominados movimientos secundarios de migrantes dentro de la UE. Será clave tomar medidas para reforzar las fronteras exteriores. Para ello se asignarán a la agencia FRONTEX más medios y capacidad suficiente para poder reaccionar con mayor celeridad. Resulta igualmente imperativo para Austria reformar el Sistema de Asilo Europeo y, más concretamente, el polémico sistema de Dublín (Reglamento Dublín III). Recordemos que la mayor crítica al actual sistema de asilo es que el migrante que solicita asilo en el primer país de llegada no puede después solicitarlo en otro Estado miembro.

La ministra austríaca Juliane Bogner-Strauss aseguró durante el último pleno del Comité Europeo de las Regiones que “salvar vidas es importante, pero también lo es luchar contra la inmigración ilegal”. Por cierto, fue esta misma mentalidad la que empapó el acuerdo de mínimos sobre inmigración adoptado durante el Consejo Europeo los días 28 y 29 de junio.

Flujos migratorios en las rutas del Mediterráneo occidental, central y oriental [Foto vía Consejo de la UE].


En competitividad se pretende completar el Mercado Único Digital, modernizar el sector público y avanzar en política industrial. Ahora bien, pese a que la UE es el mercado común de mayor tamaño del mundo, la aportación europea a la economía mundial va en retroceso. La solución austríaca a tal situación es principalmente evitar la sobrerregulación y modernizar la administración pública.

En cuanto a la estabilidad en el continente europeo, Austria considera que es esencial ampliar la membresía de la UE a los Balcanes occidentales: vecinos naturales. Frente a la mal denominada “crisis de los refugiados”, los países del sudeste de Europa se han convertido en actores clave para contener el flujo migratorio.

¿Son éstas realmente las cuestiones más acuciantes a tratar en una Europa que supuestamente protege?

En seguridad e inmigración es, por supuesto, responsabilidad de la UE salvar vidas. El principio de solidaridad del que tanto alardean los mandatarios estatales debería aplicarse entre Estados miembro pero también, y, sobre todo, en terceros países. En particular, es esencial que la Unión trabaje en y con los países de origen de inmigración. Curar la herida antes que paliar los síntomas. Otro principio de moda en Bruselas es el de subsidiariedad. Esto es, tanto el diseño como la ejecución de políticas públicas debe llevarse a cabo en el nivel de gobierno correspondiente. Por ejemplo, en materia de gestión y de integración de migrantes, el nivel local tiene un papel esencial. Pueblos y ciudades se convierten en escenario de acogida de los flujos provenientes de terceros países y es, por tanto, el nivel que más debería reforzarse.

Si bien parece relevante mejorar el marco legislativo en materia de inmigración, es ante todo esencial cooperar con los países de origen y los países de llegada, en concreto en el nivel local y regional.

En competitividad, es probable que la economía europea esté sufriendo un retroceso notable debido a las altas tasas de desempleo y a las medidas de austeridad aplicadas en los últimos años en el sector público. Sin despreciar la importancia de la digitalización -recordemos que ha sido establecida como prioridad segunda por Austria-, resulta fundamental a ojos del ciudadano medio europeo luchar contra el desempleo. Además del paro, los europeos consideran que los principales problemas en sus respectivas regiones y ciudades están relacionados con la movilidad y el transporte y con las políticas de juventud. Todos ellos servicios del cada vez más delgado Estado de bienestar. Incluso el cambio climático preocupa en mayor medida que los migrantes, la seguridad o el terrorismo. Los porcentajes exactos y los resultados divididos por países pueden consultarse aquí, en la web del Comité Europeo de las Regiones, institución europea autora de la consulta ciudadana sobre “El Futuro de Europa”, todavía abierta a participación.

Consulta ciudadana del Comité Europeo de las Regiones sobre “El Futuro de Europa” [Foto vía CoR].

Finalmente, para Austria la estabilidad del continente europeo depende en gran medida de la ampliación a los Balcanes. De nuevo, pese a ser un tema pendiente e importante, lo es en mayor grado la lucha contra el cambio climático y contra la desigualdad de género. En relación con estas problemáticas y con la estabilidad entendida como la disminución de desigualdades entre Estados miembros, la tercera prioridad del gobierno austríaco debería ser la negociación del futuro Marco Financiero Plurianual (período de programación 2021-2027). La propuesta de la Comisión Europea de finales de mayo recorta en cerca de un 10% los fondos destinados a la política regional. Si el Parlamento Europeo acepta y no enmienda dicha propuesta, el presupuesto de la Unión se verá encogido, una vez más, en política social. Es tarea de la Presidencia del Consejo de la UE cooperar con el Parlamento para evitar un escenario de inestabilidad y precarización de las condiciones sociales de los europeos.

En definitiva, ante los convulsos tiempos que acechan Europa en la actualidad, Austria se decanta por mantener el statu quo, apuesta por medidas tradicionales en materia de seguridad, economía y vecindad. Sin embargo, es éste un tiempo de cambio, de cambio de paradigma, si lo que se busca es recuperar la confianza en la UE y, en general, en la política. La Presidencia deberá estar a la altura de las demandas ciudadanas en política social a la vez que gestiona los flujos migratorios, la salida del Reino Unido de la UE y la negociación del presupuesto de la UE para el período post 2020. Esperemos que el joven Kurz, tildado de europeísta en su país, consiga su objetivo: hacer de la UE un punto de encuentro entre Estados de pequeñas similitudes y grandes diferencias.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Catalina Lopez-Salva

Coeditora de Política y Responsable de Operaciones-Dinamización en United Explanations. Graduada en Ciencias Políticas y Máster en Diplomacia y Función Pública Internacional, especialidad en Derechos Humanos y Cooperación al Desarrollo. Ha realizado prácticas profesionales en el Servicio Exterior de la Unión Europea, la Delegación de la Diputación de Barcelona en Bruselas, el Consulado General de España en Casablanca (Marruecos) y en la Oficina Cultural de la Embajada de España en Londres. Actualmente reside en Bruselas y sigue con gran interés la acción exterior europea y la diplomacia española. Tras su estancia académica en la University of Warwick (Reino Unido) publicó su primer paper titulado “Sexual Exploitation and Abuse by UN peacekeepers”.


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