28/03/2024 MÉXICO

Los refugiados climáticos ya son una realidad: “si no existes para nadie, nadie te va a ayudar”

1280px-Oxfam_East_Africa_-_A_family_gathers_sticks_and_branches_for_firewood
En 2050 se prevé que haya hasta 150 millones de refugiados climáticos. En este artículos hablamos sobre los casos de Sudán del Sur, Somalia, Nigeria y Siria, países donde la fragilidad climática ha desembocado en conflictos armados, inestabilidad y migraciones masivas. Éste es un nuevo reto para la seguridad internacional del siglo XXI para el que muchos estados ya están desarrollando una respuesta.

El siglo XXI presenta nuevas oportunidades, pero también nuevos retos que actúan sobre la seguridad internacional. Uno de estos recientes desafíos es la existencia de los refugiados climáticos, un concepto que no aparece en los documentos de ACNUR aunque la realidad refleja un aumento significativo de personas desplazadas mundialmente por razones ambientales. Según el último Informe Mundial sobre Desplazamiento Interno, se prevé que hasta 2050 los refugiados del clima alcancen los 150 millones. Pese a la ausencia de legislación internacional sobre el tema, países como España, Reino Unido o Francia mencionan este fenómeno en sus estrategias de seguridad nacionales.

¿Cuáles son las consecuencias que este desplazamiento forzoso de personas alrededor del mundo tiene sobre la seguridad internacional?

El caso Darfur

La región de Darfur es un escenario conflictivo desde hace décadas. En 2011, el país más joven del mundo, Sudán del Sur, logró su independencia de su vecino del norte, Sudán, pero esta autonomía no representó la llegada de un período de paz. Muy por el contrario, en 2013 se inició una nueva espiral de violencia con un fuerte componente étnico. Para verlo en perspectiva, los líderes de estos dos países pertenecen a etnias diferentes enfrentadas entre sí, mientras que el presidente sursudanés Salva Kiir es dinka, el presidente sudanés al-Bashir es nuer. A esto hay que añadir otros actores como el Movimiento de Liberación Popular de Sudán, que actúa como un brazo armado de Sudán del Sur y responde a intereses de los grupos dinka.

Todas las partes implicadas en el conflicto han cometido crímenes brutales: violaciones, secuestros, asesinatos e incluso crímenes de guerra. El resultado de la violencia étnica entre estos grupos es un saldo de 1’9 millones de sursudaneses refugiados y 5’5 millones dependientes de ayuda humanitaria.

El conflicto en Darfur se incrementa cuando añadimos el componente climático a la mezcla violenta. [Foto: European Commission DG ECHO vía Flickr].

Como si el conflicto étnico no fuera suficiente, a este se le añade la dimensión ambiental. El país más joven del mundo enfrenta una escasez de recursos y un deterioro de sus ecosistemas que hace inviable la vida de su población. De esta manera, las sequías severas y el aumento de las temperaturas obligan a los sursudaneses a migrar de manera forzosa a países como Sudán, Etiopía, Kenia, República Democrática del Congo y la República Centroafricana. Sólo en Uganda hay más de 1 millón de refugiados sursudaneses y se espera que esta cifra aumente.

La presencia de refugiados en Uganda impacta en la seguridad regional. Este país es un ejemplo en la asistencia a estas personas, sin embargo, los 2.000 nuevos integrantes que cruzan la frontera sursudanesa cada día ponen a Uganda al límite de sus posibilidades. Con un flujo masivo de hombres, mujeres y niños cruzando las líneas territoriales en un continente plagado de conflictos, la zona fronteriza podría actuar como centro para el desarrollo de algunos delitos graves tales como el crimen organizado trasnacional, el terrorismo, la trata de personas, el tráfico de armas y el tráfico de migrantes. Como un país miembro de la Comunidad Africana Oriental y comprometido con la integración regional, es prioritario que este país establezca soberanía interdependiente sobre sus fronteras.

En lo profundo de África

Somalia es uno de los países más pobres de África y de todo el mundo. En este territorio costero con una población de 11 millones de habitantes, más de cinco millones sufren de inseguridad alimentaria. En Somalia, la conflictividad no se relaciona con motivos étnicos. La pertenencia nacional no responde a este motivo o a cuestiones raciales, sino que la población se identifica con diversos clanes que pugnan por el poder político. Debido a la inestable situación, 1 millón de somalíes son refugiados y más de 2 millones constituyen la diáspora en los países limítrofes y en la Península Arábiga.


El conflicto somalí ya ha convertido a millones de personas en desplazadas y refugiadas [Foto: Frank Keillor vía Flickr].

Así como sucede con el conflicto de Darfur, el factor geográfico es un factor clave. Somalia se encuentra en una zona árida, sin accidentes geográficos y con cortos cursos de agua. En los últimos años, el crecimiento poblacional incrementó la presión sobre los recursos hídricos y sobre la superficie cultivable, debido a lo cual, este país experimenta crisis humanitarias frecuentes. El desplazamiento forzoso de la población tiene incidencia en la seguridad internacional, ya que Somalia es el hogar de miles de piratas que operan en sus costas en una zona geoestratégica a nivel mundial.

Aun cuando administrativamente el estrecho de Bab el-Mandeb —que conecta el Mar Rojo con el Golfo de Adén en el Océano Índico— es gestionado por Yemen en la ribera asiática y por Eritrea y Yibuti en la africana, las operaciones de los piratas somalíes se llevan a cabo en el golfo de Adén, frente a las costas yemeníes.

El estrecho de Bab el-Mandeb es considerado como uno de los siete puntos estratégicos a nivel mundial. En relación a esto, un número importante de las exportaciones de petróleo del Golfo Pérsico deben atravesar este estrecho antes de llegar al Canal de Suez.


Con respecto a las fuerzas internacionales que actúan en las costas somalíes, la UE continuará trabajando en este territorio hasta 2018 con el objetivo de combatir la piratería en el Índico. Por su parte, la OTAN optó por retirarse de este escenario en 2016. La ausencia de esta última organización favoreció el resurgimiento de las actividades ilícitas que se dirigen desde Puntlandia y en donde la organización terrorista al-Shabbaab tiene un centro de operaciones. El principal problema al que se enfrenta la UE combatiendo a las piratas somalíes es que se camuflan con los refugiados para cometer sus ataques sin ser detectados por las patrullas europeas, debido a lo cual, el tráfico de armas y de personas es moneda corriente.

Por otra parte, grandes hambrunas como las del 2011, impulsadas por la sequía, colaboraron al reclutamiento de familias enteras que con el botín ilícito que habían conseguido podían acceder a lujos impensables hasta ese momento, como enviar a sus hijos a estudiar a las más prestigiosas universidades de Nairobi o Kampala.

Nigeria enfrenta la misma clase de problemas que la región de Darfur y Somalia. La cuenca del Lago Chad es una de las zonas más conflictivas a nivel mundial. Este lago es un recurso indispensable no sólo para Nigeria, sino también para Chad, Camerún y Níger, pese a que estudios sugieren que este recurso hídrico se ha reducido en más de un 90% desde 1963. Esta situación contribuye a la existencia de grupos terroristas como Boko Haram, quienes aprovechan la escasez de recursos para utilizarlos como un factor de poder. En cuanto a esto, una de las estrategias frecuentemente utilizadas por estos grupos es tomar control efectivo sobre las vías que conducen a los recursos naturales.  Entretanto, los pobladores que sufren la inseguridad alimentaria y la falta de acceso al agua y la tierra se vuelven más vulnerables y, por esta razón, son más fácilmente captados por las organizaciones terroristas que operan en su territorio.

La importancia climática en el conflicto sirio

En la cuestión siria se entrelazan multiplicidad de dimensiones que colaboran en la prolongación de un conflicto que, desde su inicio en 2011, se ha cobrado la vida de entre 320.000 y 450.000 personas y ha ocasionado más de 5 millones de refugiados. Sin embargo, una de las dimensiones menos conocidas es la del efecto que cumplió el elemento climático.

“Refugiados del Cambio Climático” [Foto: Tavis Ford vía Flickr].


En 2006 se inició un período de sequía que afectó a Turquía, el norte de Irak y el oeste de Irán. Entre este año y 2011, más de la mitad de la población siria ya había sufrido los efectos de la mayor sequía de la que se tiene registro. Para verlo con perspectiva, más del 85% del ganado murió. Por este motivo, más de un millón y medio de campesinos que habían perdido sus granjas por la sequía se desplazaron a ciudades sobrepobladas como Daraa, donde el trabajo escaseaba. Debido a esto, se incrementó el descontento social, que empezó con un grupo de estudiantes manifestando su disconformidad y fue escalando en la respuesta de un gobierno autoritario y la irrupción de grupos terroristas.

La respuesta del mundo posmoderno

Según el destacado académico Robert Cooper, el mundo de posguerra puede dirigirse hacia dos sentidos: o bien por la vía positiva, o bien por la vía negativa. La primera alternativa se corresponde con el mundo posmoderno en donde el autor afirma que la transparencia mutua se ha vuelto seguridad mutua, afín a la idea de la UE. La segunda alternativa tiene relación con el mundo premoderno en donde hay presencia de una sucesión de estados fallidos que resultan una amenaza al primero de los mundos. Este concepto resulta útil para ver la interconexión de las amenazas entre las partes.

En relación a lo anterior, algunos países integrantes del mundo posmoderno, como España, consideran la amenaza climática como un desestabilizador para su propia seguridad. De esta forma, la Estrategia de Seguridad Nacional Española (2013) menciona:

La  variación  del  clima  global  durante  los  últimos  años es  un  proceso cierto,  cuyo impacto ya se siente, que exige respuestas en el momento  presente  y  que  plantea,  a  medio  y  largo  plazo,  retos  de gran trascendencia  para  la  sociedad  mundial. Desatará  conflictos  por  la escasez de recursos, disparará el número de  refugiados climáticos y agravará la pobreza en muchas sociedades, incrementando la fragilidad de algunos Estados y con ello las amenazas a la seguridad global.

La posición que mantiene Estados Unidos es contradictoria. Si bien a fines de 2016 el Departamento de Estado aseguró que el cambio climático plantea riesgos inmediatos para la seguridad nacional, razón por la cual, la capacidad de respuesta de la primera potencia mundial podría ser afectada ante situaciones como el aumento del nivel del mar o la disminución de los recursos agrícolas e hídricos, la Administración Trump optó por retirarse del Acuerdo de París, un hito sobre cambio climático.

La visión que mantiene Gran Bretaña respecto al asunto es similar a los estudios realizados por el gobierno alemán, que destaca que el cambio climático es una amenaza global para la seguridad internacional y lo explica por el carácter del fenómeno climático como “multiplicador de amenazas que agrava situaciones ya frágiles y puede contribuir a la agitación social e incluso a los conflictos violentos”

En lo que respecta a la postura francesa, la Estrategia de Seguridad Nacional de este país establece riesgos y amenazas que son ampliados por efecto de la mundialización como las migraciones irregulares o la presión sobre los recursos.

En 2015, Europa se enfrentó a la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. La gestión de la crisis tuvo lugar sin reconocer el Protocolo de Ginebra de 1951, ni otras leyes europeas, o el estatuto del refugiado climático.

Si bien, particularmente en África, el número de muertos ha disminuido desde los noventa, el número de conflictos violentos se encuentra en ascenso. Este escenario podría ser afectado con la aparición de nuevos desafíos a nivel mundial como el cambio climático y los millones de desplazados que éste genera, razón por la cual, esto resulta en un problema para países del mundo posmoderno que tendrán que responder al agravamiento de las amenazas existentes.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

¿Quieres recibir más explicaciones como esta por email?

Suscríbete a nuestra Newsletter:


Melanie Michailoff

Prof. Lic. en Relaciones Internacionales. Maestranda en Relaciones Comerciales Internacionales en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Consultora de riesgo político en INTAURAS, docente y redactora. Para contacto directo: melanietatianamichailoff@intauras.com


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

three × two =

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.