19/03/2024 MÉXICO

El extremismo en Internet: el caso de la ultraderecha

Imagen que muestra las banderas de diferentes movimientos de extrema derecha que, en los últimos años, han cogido fuerza en Europa [Foto vía dailystormer.com].
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¿Se pueden explicar las victorias de Donald Trump y del Brexit sin Internet? Los grupos de extrema derecha han encontrado en la Red un espacio donde legitimarse y extenderse, haciendo llegar su mensaje político a cada vez más ciudadanos.

La proliferación de canales que siguió al nacimiento de Internet ha sido sin duda un avance positivo en muchos sentidos pero, al mismo tiempo, en el entramado digital de blogs y video-blogs, páginas webs, redes sociales, foros y demás, se han instalado ciertos grupos y colectivos cuyo extremismo ideológico los convierte en una amenaza para los principios democráticos que en parte Internet ha potenciado.

Obvia decir que estos grupos radicales no han surgido gracias a Internet. Lo que Internet les ha ofrecido es un medio de alcance internacional en el que difundir su mensaje. Un mensaje que desgraciadamente ya tiene un impacto considerable en la población debido a la crisis socioeconómica global que aún atravesamos.

La extrema derecha en Internet

Una de las consecuencias de la proliferación y diversificación de voces y canales que ha traído Internet es que ahora tenemos la oportunidad de seguir, interactuar, ver y escuchar a aquellas personas ideológicamente afines. Esto en muchos casos no hace sino fomentar el radicalismo, pues en cierto modo se alimenta un ciclo hermético en el que no entra más información que la proporcionada por el entorno en el que nos desenvolvemos.

Logo de la Metapedia, la enciclopedia libre favorable a los postulados de la extrema derecha [Foto vía twitter.com/metapedia].

Las enciclopedias digitales, fuentes de conocimiento cuestionadas por activa y por pasiva, son precisamente un ejemplo de lo que Internet y la información —o desinformación— puede suponer. La ultraderecha, expulsada de la popular Wikipedia por su continuo enfrentamiento ideológico con la masa de autores que inunda esta web, ha hecho de Metapedia la alternativa donde plasmar su particular visión de acontecimientos históricos como el holocausto, o temas como la política, la sociología y la filosofía.

Al contrario de lo que podría esperarse, aquí no se leen comentarios explícitamente despectivos o muestras expresas de racismo. Lo que si subyace es una monotemática racial y nacionalista, y un continuo victimismo en torno al maltrato histórico recibido por la raza blanca. El carácter subrepticio de esta web, y de otras muchas, en el que el contenido se presenta de forma “científica”, en torno a análisis y debidamente argumentada, es donde reside su verdadero peligro.


Ultraderecha y redes sociales

Mientras páginas webs y blogs utilizan un modelo de comunicación más próximo al de los medios tradicionales, los foros y las redes sociales rompen con la unidireccionalidad que caracteriza a estos otros. La propaganda aquí también se produce, pero debido a que en estos medios la conversación discurre en todas direcciones y de forma simultánea, es en torno a distintos hashtags como se puede llegar a identificar a estas organizaciones de carácter extremista.

Algunos hashtags como #whitepride, #whitebeauty o #whitegenocide —#orgulloblanco, #bellezablanca o #genocidioblanco— son apropiaciones absolutas de estos grupos y son muestra, una vez más, de este hermetismo en el que se mueven. En otras ocasiones también utilizan hashtags de carácter más general y con un impacto más internacional para multiplicar el alcance de su mensaje. Tal es el caso del tweet donde el Partido Americano Nazi —que cuenta aproximadamente con unos 13.000 seguidores en Twitter— no sólo utilizó el #DiaInternacionalDelRefugiado para difundir su mensaje, sino que lo hizo a través del victimismo y la duda, dos elementos constantes en el discurso de la ultraderecha tanto en Internet como fuera de él.

Tweet del Partido Nazi Americano que dice “Por el #DíaMundialdelRefugiado qué tal si ayudamos a los sudafricanos blancos y los salvamos de la brutalidad que han estado sufriendo durante años?” [Foto: ANP14 vía Twitter].

Derecha radical, Internet y poder político

Toda esta actividad también se traslada a la esfera política. En Europa, por ejemplo, la derecha radical no sólo ha ocupado de forma puntual alguna que otra portada —bien fuese por éxitos en las urnas o por la amenaza de tal éxito—, sino que también están viviendo una época dorada en Internet. Si echamos una ojeada a Facebook, podremos ver que algunos de estos partidos radicales superan abrumadoramente en seguidores a otros partidos representantes de una derecha más moderada.


Por encima de la barrera de los 500.000 likes está el antieuropeista UKIP, un partido que lleva varios años abanderando la lucha por sacar a Reino Unido de la Unión Europea y que lo viene haciendo a través de un nacionalismo exacerbado y de argumentos cargados de xenofobia. El Brexit, votado hace ya un año, invadió las redes sociales con mensajes directos y en un lenguaje muy sencillo y generalmente formado por pocas sílabas. A estos mensajes se le sumaron los populares memes. Todo fue planteado de una forma muy cercana y familiar al usuario de Internet, no tanto al ciudadano más acostumbrado al debate, a opiniones de expertos o a la información contrastada. Como cabía esperar, la difusión del apoyo por el NO a Europa tuvo un impacto mucho mayor en las redes sociales que el SÍ.

Gráfico que muestra cómo los partidos de extrema derecha europeos tienen muchos más seguidores que la derecha moderada [Gráfico elaborado por Agustín Prats].

El caso estadounidense

La singularidad de Donald Trump es indiscutible como lo son sus reiteradas salidas de tono en cuestiones de todo tipo. Se podrían relativizar sus comentarios al hacerlos parte del show al que nos tiene acostumbrados y, pese a su clara ideología de derecha, se podría discutir si efectivamente su postura está próxima al totalitarismo o el radicalismo de derechas o todo forma parte de su estrategia mediática. Lo que es incuestionable es que su mensaje ha calado en la ultraderecha estadounidense y que, como tal, Donald Trump no sólo se ha convertido en un líder para estos grupos extremistas en suelo americano, sino que su victoria fue aplaudida por la derecha más radical a ambos lados del Atlántico.

Dicho esto, el ascenso y victoria de Trump en el camino hacia la Casa Blanca se debe, entre otros factores, a una muy bien elaborada campaña digital multiplataforma. En contrapartida a Hillary Clinton, cuya estrategia de marketing tuvo un cariz menos innovador —gran difusión televisiva—, Trump centró sus esfuerzos en la red. En Facebook, por ejemplo, se consolidaría como uno de los mayores recaudadores de dinero durante toda la campaña con hasta 250 millones de dólares —un 74% de los 334’8 millones totales que recaudó por su parte—. Mientras, en la red del pajarito marcaba con titulares de 140 caracteres una campaña que parecía a golpe de tweet; y cuando la misma estaba en sus momentos más cruciales, bombardeó a los estados indecisos con todo tipo de video-anuncios en YouTube.

Los e-mails de Hillary Clinton filtrados a la prensa y la presunta intervención rusa pudieron ayudar al magnate americano en su camino pero, más allá de esto, demuestran una cada vez más estrecha relación entre el mundo “real” y el mundo “digital” —cuya separación resulta cada vez más artificial y difícil de sostener—. Además, esto prueba como alguien sin trasfondo político y vinculado a la derecha de carácter más extremo hace y puede hacer uso de estas nuevas tecnologías en su propio beneficio.


Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Agustín Prats

Málaga, España. Ejemplifico el fruto de este contexto coyuntural en el que nos encontramos: licenciado sin destino fijo y con futuro abierto. Un placer presentarme. Me gusta creer que mi campo es el de las Ciencias Sociales en su versión más extensa.


One comment

  • Isaliv Matheus

    26/05/2018 at

    EL problema fundamental es que los algoritmos de busqueda encierran a las personas en sus propios intereses sin posibilidades de contrastar información distinta a sus creencias e ideas, promoviendo cada vez más grupos rígidos y manipulables

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