18/03/2024 MÉXICO

La parábola del buen vecino, el agua y la libertad
Bandera del Partido Comunista de China en la sede donde se celebró el primer congreso del partido en 1921 [Foto: Banfield vía WikimediaCommons].

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Hay historias que se caracterizan por poner de relieve situaciones absurdas creadas por las personas y sus sociedades. Como tantos otros países del mundo, la China de estructura política comunista pero entregada al capitalismo salvaje en el plano económico, protagoniza uno de estos absurdos de la condición humana. En este caso, el intento de limitar el saber, la conexión entre personas, la transmisión de información, el contacto en red.

A través de paisajes idílicos, problemas con los recursos hídricos y expresiones de buena vecindad arruinadas por el yugo del Estado, tratamos el caso de la censura de internet en la República Popular de China.

La parábola del buen vecino

Casi todos, alguna vez, hemos imaginado cómo sería la vida en el campo, viviendo allí con nuestra familia, en una hermosa casa rodeada por una fauna y flora diversa. Además, haciendo un ejercicio de imaginación y creatividad, podríamos ver como nuestra casa se asienta al pie de una laguna en cuyas apacibles aguas se refleja, de vez en cuando, una enorme luna llena.

El lugar es tan bello que otro amante de la naturaleza, a quien ha llegado la noticia del idílico lugar, ha construido su propia casa al lado de la nuestra, pared con pared, y ambas familias vivís en perfecta armonía. ¿Qué podría ir mal?

Todo parecía en calma hasta que, un día, descubres que mientras tú tienes que viajar, al menos una vez por semana, al pueblo más cercano a por agua –ya que tu familia no tiene otra fuente de recursos hídricos, pues el agua de la laguna no es potable– tu nuevo vecino es un ingeniero hidráulico que ha construido un pozo de dónde saca agua dulce que traslada hasta su hogar a través de un entramado de cañerías recién fabricadas. Así, mientras tú debes ir a comprar la suficiente agua para cocinar, beber y mantener la higiene personal de tu familia, tu vecino dispone de agua corriente siempre que lo desea.

Imagen del pozo de la Catedral de Baeza, Jaén, España [Foto: Zarateman vía WikimediaCommons].
Imagen del pozo de la Catedral de Baeza, Jaén, España [Foto: Zarateman vía WikimediaCommons].

En ese momento, con total confianza, vas a pedirle a tu vecino si puede hacer un trabajo parecido en tu hogar a cambio de una justa retribución. Pero, para tu sorpresa, el vecino responde que lo hará encantado sin necesidad de pago alguno, pues para él este trabajo no requiere mucho esfuerzo y, además, le sobran cañerías. Así que comenzará la instalación de agua corriente en tu casa el próximo fin de semana.


Días después ya no tienes que viajar semanalmente al pueblo ni utilizar sistemas rudimentarios para el transporte y uso del agua ya que, gracias a tu buen vecino, dispones de tus propios recursos hídricos y de un sistema de cañerías y grifos que te permiten disfrutar de agua corriente cuando quieras.

No obstante, un día, tu buena fortuna llega a oídos de un funcionario público que vive en el pueblo donde antes comprabas agua. Dicho funcionario os visita a ti y a tu vecino y os notifica que, por encargo del supremo gobierno nacional, ambos debéis dejar de usar vuestro nuevo sistema de extracción, canalización y uso del agua. A razón de no haber solicitado permiso para la instalación de una conexión domiciliaria de agua a la empresa estatal encargada de ello, ni de haber consultado la viabilidad de esta obra, ni de pedir al Ministerio de Medio Ambiente la autorización para el uso de un recurso que es propiedad del Estado, ambos tenéis que renunciar a vuestro recién estrenado sistema.

De nada sirvieron vuestras protestas ni la argumentación de que todo fue construido autónomamente, sin que al Estado le costara nada. El funcionario os comunicó la decisión gubernamental, os impuso una multa para asegurarse de que no os vierais tentados a seguir autoabasteciéndoos y, además, cortó la cañería principal y derrumbó el pozo.

Una historia basada en hechos reales: Cyberspace Administration of China

Esta imagen de lo absurdo que nos quiere mostrar la “parábola del buen vecino” puede parecer increíble pero tiene su reflejo en la realidad. En una parte de este mundo globalizado, concretamente en la República Popular de China, existe  la CAC (Cyberspace Administration of China), una entidad del gobierno comunista que ha cortado el libre acceso a todas aquellas páginas y buscadores de internet que permiten, en mayor o menor medida, a los ciudadanos de China estar conectados con el mundo. De la misma manera que ocurre con el caso del “buen vecino”, los usuarios de internet de este país se ven sometidos a la total y absoluta regulación de un bien común por parte del Estado.


En este caso, el ente regulador es la susodicha CAC, que se encarga de la vigilancia, censura y bloqueo de webs, a efectos de cuidar lo que el gobierno chino considera un bien público propiedad del Estado: el internet. Conociendo el poder de esta herramienta, que constituye una biblioteca casi infinita donde se almacenan conocimientos de todo tipo, y en la que ciudadanos de todo el mundo están interconectados para transferirse información, el Estado ha decidido regularla.

Mapa que muestra la cantidad de sitios web por países, representando el tono más oscuro una mayor cantidad de webs [Foto: Addicted04 vía WikimediaCommons].
Mapa que muestra la cantidad de sitios web por países, representando el tono más oscuro una mayor cantidad de webs [Foto: Addicted04 vía WikimediaCommons].

Es bien cierto que la información que circula por internet puede constituir un peligro para el gobierno del gigante asiático: democracia parlamentaria, pluralidad de partidos políticos, elecciones libres entre diversos candidatos de distintas ideologías políticas, derechos democráticos, libertades civiles, etc. Una larga lista de conceptos que se contraponen a la realidad política de China, con un panorama regido por el partido único y una casta de altos burócratas que controlan, en gran parte, las vidas de sus ciudadanos. En definitiva, el control de internet representa una barrera a la introducción de ideas en las mentes de los ciudadanos de China que podrían hacer tambalear su sistema político.

Con este objetivo fue creada la CAC, en el año 2014, y constituye una herramienta a través de la cual el gobierno chino ejerce censura sobre los contenidos que se propagan en internet. Sin embargo, según el propio organismo, la CAC sólo realiza una regulación que contribuye al desarrollo de internet. Dicha regulación canaliza la información que aparece en la red con el propósito de hacer llegar a los ciudadanos aquellas ideas que el Partido Comunista de China considera “buenas”, descartando todas las que puedan dañar los cimientos estructurales del sistema de gobierno del partido.

Estas barreras, tan invisibles como reales, y tan absurdas como efectivas, son algo tan anacrónico como la dictadura del partido único que se autodenomina “del pueblo”. El mundo ha cambiado y la libertad de decisión, expresión e información son algunos de los Derechos Humanos más importantes. Que el mundo siga cambiando y sea cada día más libre.


Esta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Hugo Gómez Cárdenas

Lima, Perú. Abogado con maestría en Administración y Gestión Pública con mención en Defensa Nacional. Me agrada la historia y literatura, así como el acontecer político local e internacional. Actualmente funcionario público. Soy también docente universitario. Otros temas de mi interés son los económicos y el arte.


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