28/03/2024 MÉXICO

Erdogan y el fallido “Golpe de Estado” en Turquía
Movilización ciudadana en contra del golpe de Estado en la ciudad turca de Tokat [Foto: Lubunya vía WikimediaCommons].

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El golpe de Estado en Turquía fue rápidamente sofocado pero las preguntas que suscita aun tardarán tiempo en ser contestadas. Desde la purga autoritaria iniciada por Erdogan, las acusaciones contra Fetullah Gülen, la pérdida de los valores estatales impulsados por Atatürk, hasta las consecuencias geopolíticas del golpe; en este texto analizamos la situación actual.

La península de Anatolia es una tierra que nos hace pensar en la mezcla cultural y la importancia de la historia. Territorio donde se encontraba la mítica Troya; tanto griegos como armenios, kurdos, asirios o turcos han ocupado sus tierras. Éstos últimos, que hace un siglo vieron perecer su Imperio Otomano, viven hoy en la actual Turquía, un país euroasiático considerado como potencia regional y emergente.

El pasado 15 de julio, el Estado turco sufrió un fallido Golpe de Estado a manos de un grupo de militares que compartían su descontento con el régimen autocrático del presidente Recep Tayyip Erdogan. El balance del golpe fue de más de 290 muertos y 1.400 heridos.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan [Vía WikimediaCommons].
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan [Vía WikimediaCommons].

En palabras del catedrático Jesús de Andrés, un Golpe de Estado consiste en:

“la alteración o destrucción del orden político por parte de las élites o de determinados cuerpos de la Administración, generalmente las fuerzas armadas; con el fin de conquistar el poder, controlarlo para permanecer en él, dirimir rivalidades o alejar y excluir a determinados grupos; recurriendo, tras una fase conspirativa y secreta, a la violencia o a la amenaza de su utilización; y suponiendo una ruptura de la legalidad que implica, en caso de éxito, cambios en las personas, políticas o normativa legal o, en caso de fracaso, modificaciones de diverso calado en el ritmo político.”

La intentona de despojar del poder a Erdogan proviene de altos mandos militares (mayoritariamente coroneles del ejército) contrarios al régimen islamista-conservador que el presidente ha ido instaurando paulatinamente en detrimento de la laicidad y un “ambiente más democrático”. Este nuevo régimen, además, ha empoderado a una élite partidista cercana al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP – Adalet ve Kalkinma Partisi) y a su máximo líder y representante, el mismo Erdogan.

No es la primera vez que el orden y control gubernamental corren riesgo a causa de la rebeldía militar. Sucedió en 1960, 1971, 1997 y finalmente hoy, en 2016, siendo el primer intento fracasado de un cambio de régimen. Este papel central de las máximas fuerzas de seguridad del Estado se debe a que Turquía ha sido históricamente una nación militarista con una fuerza armada de casi 40 millones de efectivos y un presupuesto armamentístico de 18.185 millones de dólares, por lo que es considerado el octavo mayor ejército del mundo y el segundo dentro de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), según Business Insider.


Durante el fallido golpe de Estado, hubo un lapso de “victoria asistida” en el que los militares se hicieron con el control la televisión pública, el aeropuerto internacional Atatürk, el palacio presidencial y otros edificios estatales. Además, anunciaron la detención de varios funcionarios del Gobierno y del jefe del Estado Mayor, por lo que parecía que realmente se habían hecho con las riendas del país.

Además, Turquía posee la mayor cantidad de ojivas nucleares de origen estadunidense dentro de la OTAN (50 bombas de hidrógeno, según el Director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos de Estados Unidos, Hans M. Kristensen) en la base de Incirlik, que además es la base que se utiliza para bombardear las posiciones del Estado Islámico en Siria y que establece un punto geoestratégico clave entre Europa y Oriente Medio.

Mustafa Kemal Atatürk, padre de la actual República de Turquía e impulsor de los valores de laicismo, democracia y aproximación a Occidente, con un papel clave del ejército en la protección de estos “valores de Estado” [Vía WikimediaCommons].
Mustafa Kemal Atatürk, padre de la actual República de Turquía e impulsor de los valores de laicismo, democracia y aproximación a Occidente, con un papel clave del ejército en la protección de estos “valores de Estado” [Vía WikimediaCommons].

Por todo lo anterior, se puede inferir, que el riesgo de inestabilidad en Turquía es constante y aún más cuando existe un presidente como Erdogan, que ha acaparado el poder político de tal manera que incluso ha impuesto su autoridad en cuestión religiosa, identitaria, étnica y ha coartado la libertad de expresión.

Desde el triunfo político de Erdogan como primer ministro en 2002, hasta 2015 como presidente (siempre cobijado por su partido, el AKP) ha mantenido una hegemonía en el poder público apoyado por un gran sector conservador de la sociedad turca. Si bien es cierto que a partir de Mustafa Kemal Atatürk, considerado el padre de la “Turquía moderna”, el laicismo y la cercanía a Occidente eran parte fundamental de la estrategia política tanto interna como internacional. Ahora este sector conservador se impone y aplasta la posibilidad de encontrar un profundo relevo que, des de las “fuerzas democratizadoras y de izquierda” plantean la salida de Erdogan.


De este planteamiento surge el intento fallido de Golpe de Estado del general Akin Ozturk, que ocupó la jefatura de las Fuerzas Áreas de 2013 a 2015 y fue agregado militar en los Territorios Palestinos de 1996 a 1998. De acuerdo con el diario israelí Haaretz, Ozturk sirvió en la embajada israelí de Turquía de 1998 a 2000 y ha sido uno de los militares más condecorados de la OTAN.

Además de Ozturk, han sido detenidos el comandante de la base turca de la OTAN, Bekir Ercan Van; el general Adem Huduti; y el mayor general Avni Angun. Tanto para Erdogan como para el canciller Mevlut Cavusoglu, el inspirador del intento fallido fue Fethullah Gülen, un clérigo autoexiliado a Estados Unidos acusado de terrorismo por el Estado turco (en este caso, por Erdogan).

Gülen ha sido uno de los mayores detractores del gobierno de Erdogan desde el año 2000. A partir de esa fecha, se inició un proceso penal en su contra que se canceló en 2008 por falta de pruebas. Sin embargo, Gülen fue acusado este año de incrementar las tensiones en la parte oriental del país, donde reside mayoritariamente la población de origen kurdo. Constantemente, el gobierno turco acusa a los seguidores del “Movimiento Gülen” de organizar una estructura conocida como “Estado paralelo”, contrario al régimen de Erdogan y apoyado en las Fuerzas Aéreas turcas, de ahí surgiría el soporte de este sector militar en el intento de Golpe de Estado.

Tanto Erdogan como Cavusoglu han acusado a Estados Unidos de desestabilizar el régimen autocrático turco y pidieron su extradición para que fuera procesado penalmente. Esto abre la puerta de la hipotética participación estadounidense de la mano de Gülen. Sin embargo, la revista turca Nokta, informó que la Organización de Inteligencia Nacional de Turquía (MIT) tuvo conocimiento sobre la sublevación un día antes de que ésta se produjese, lo que alertó al Ejército turco.

Fethullah Gülen, teólogo e intelectual turco exiliado en los EUA y actualmente acusado por Erdogan de estar detrás del intento de golpe de Estado [Diyar Se vía Flickr].
Fethullah Gülen, teólogo e intelectual turco exiliado en los EUA y actualmente acusado por Erdogan de estar detrás del intento de golpe de Estado [Diyar Se vía Flickr].


Las obvias consecuencias a analizar son varias. La primera ha sido la depuración del aparato administrativo estatal que va desde el Ejército hasta el sector universitario. Se han detenido a más de 11 mil personas y más de 6 mil han sido apartadas de su cargo. Además, Erdogan ha impuesto un Estado de emergencia de tres meses, amparándose en el artículo 120 de la Constitución turca con el objetivo de “asegurar los derechos y libertades civiles de manera pronta y eficaz”.

Las acciones se han tornado aun más autoritarias: se han restringido los derechos de movilidad, reunión, y libre expresión; y ha habido imposiciones de toque de queda y suspensión de contratos laborales. Los sectores más afectados son el militar-policial y el universitario. En el primer sector, se han arrestado a más de 6 mil militares, 100 policías y 750 jueces;  el segundo sector ha sufrido el cierre de 620 instituciones con 1.600 decanos obligados a dimitir y 21 mil profesores de escuelas privadas apartados de su cargo.

El intento fallido ha sido realmente una “Bendición de Dios” para Erdogan, que ha acabado de imponer su figura omnipotente a lo largo y ancho del aparato estatal turco. De esta forma, podemos arrojar una hipótesis a manera de conclusión para dilucidar las consecuencias de la sublevación.

Parece ser que, después de este hecho, la lucha por el poder político en Oriente Medio se ha decantado por el eje Ankara-Teherán-Moscú en detrimento del eje Washington-Tel Aviv-Bruselas. Es decir, el fracaso del Golpe de Estado deja en una posición debilitada a Estados Unidos y sus aliados (por el momento) a causa de la estrategia seguida por Erdogan (bajo consejo ruso) de establecer conexiones con Teherán, donde ni Estados Unidos, ni Israel, ni la OTAN pueden infiltrar su inteligencia militar. Así, no es casualidad que Erdogan se haya exiliado unas horas en Irán. Además, Turquía posee arsenal nuclear con el que puede disuadir y chantajear tanto a Estados Unidos como a la OTAN, hecho que le otorga un poder mayor en la región de Oriente Medio.

La partida la han ganado Turquía, Rusia e Irán, por el momento. Sin embargo, Estados Unidos no renunciará a su posición de hegemón mundial, especialmente en Oriente Medio, donde probablemente comience a establecer nuevas zonas de conflicto como está empezando a suceder en Armenia y Kazajistán.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Roberto Viesca

Ciudad de México, México.Internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha escrito artículos en Argentina, Perú, México, Francia, Brasil y Finlandia sobre análisis internacional. Ha sido asesor en materia internacional en el Senado de la República de México y fungido como Secretario Técnico de la Federación de América Latina de Clubes, Centros y Asociados (LACFUCA) UNESCO


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